lunes, 19 de mayo de 2014

1° Lectura. Hechos 26:1-18

Capítulo 26
Agripa dijo a Pablo: «Estás autorizado a defenderte». Entonces Pablo, extendiendo la mano, comenzó su defensa, diciendo: 2 «Rey Agripa, me considero dichoso de tener que defenderme hoy, delante de ti, de las acusaciones que me hacen los judíos, 3 porque tú conoces todas las costumbres y controversias de los judíos. Por eso te ruego que me escuches con paciencia. 4 Todos los judíos saben cómo he vivido desde los primeros días de mi juventud, en medio de mi pueblo y en la misma Jerusalén. 5 Ellos me conocen desde hace mucho tiempo y si quieren, pueden atestiguar que he vivido como fariseo, es decir, siguiendo la secta más rígida de nuestra religión. 6 Y si ahora soy sometido a juicio, es por mi esperanza en la promesa hecha por Dios a nuestros padres, 7 la promesa que nuestras doce tribus esperan ver cumplida, sirviendo a Dios fervientemente día y noche. Acusa de esta esperanza, rey Agripa, soy acusado por los judíos. 8 ¿Por qué les parece increíble que Dios resucite a los muertos? 9 Yo, por mi parte, consideraba que debía combatir por todos los medios el nombre de Jesús de Nazaret. 10 Así lo hice en Jerusalén: yo mismo encarcelé a un gran número de santos con la autorización de los sumos sacerdotes, y cuando se los condenaba a muerte, mi voto era favorable. 11 Recorría frecuentemente las sinagogas, y los castigaba para obligarlos a renegar de su fe. Lleno de rabia contra ellos, los perseguía hasta en las ciudades extranjeras. 12 Una vez, cuando me dirigía a Damasco con plenos poderes y con la orden de los sumos sacerdotes, 13 en el camino, hacia el mediodía, vi una luz más brillante que el sol, que venía del cielo y me envolvía a mí y a los que me acompañaban. 14 Todos caímos en tierra, y yo oí una voz que me decía en hebreo: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Te lastimas al dar coces contra el aguijón». 15 Yo respondí: «¿Quién eres, Señor?». Y me dijo: «Soy Jesús, a quien tú persigues. 16 Levántate y permanece de pie, porque me he aparecido a ti para hacerte ministro y testigo de las cosas que has visto y de aquellas en que yo me manifestaré a ti. 17 Te libraré de los judíos y de las naciones paganas. A ellas te envío 18 para que les abras los ojos, y se conviertan de las tinieblas a la luz y del imperio de Satanás al verdadero Dios, y por la fe en mí, obtengan el perdón de los pecados y su parte en la herencia de los santos».

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