lunes, 28 de julio de 2014

3° Lectura. Jonás 3

Capítulo 3
La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos: 2 «Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te indicaré». 3 Jonás partió para Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla. 4 Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: «Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida». 5 Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño. 6 Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza. 7 Además, mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio: «Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua; 8 vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. 9 Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepienta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no perezcamos». 10 Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.

2° Lectura. 2° Reyes 8

Capítulo 8
La devolución de los bienes de la sunamita
Eliseo dijo a la madre del niño que él había hecho revivir: «Parte ahora mismo con toda tu familia, y emigra adonde puedas, porque el Señor ha llamado al hambre, y ya viene al país por siete años». 2 La mujer partió e hizo lo que le había dicho el hombre de Dios: emigró con su familia al país de los filisteos y se quedó allí siete años. 3 Al cabo de siete años, la mujer volvió del país de los filisteos y fue a reclamar al rey su casa y su campo. 4 El rey estaba hablando con Guejazí, el servidor del hombre de Dios: «Cuéntame, le decía, las maravillas que ha hecho Eliseo». 5 Y mientras le estaba contando al rey cómo Eliseo había hecho revivir a un muerto, la madre del niño que él había hecho revivir vino a reclamar al rey su casa y su campo. Guejazí dijo entonces: «¡Rey, señor mío, esta es la mujer y aquí está el hijo que Eliseo hizo revivir!». 6 El rey interrogó a la mujer, y ella le contó todo. Luego puso a su disposición un eunuco, al que ordenó: «Que se le restituya todo lo que le pertenece, con todas las rentas del campo, desde el día en que dejó el país hasta ahora». La predicción de Eliseo acerca de Ben Hadad y Jazael 7 Eliseo se dirigió a Damasco. Ben Hadad, rey de Aram, estaba enfermo. Cuando le avisaron: «El hombre de Dios ha venido hasta aquí», 8 el rey dijo a Jazael: «Toma contigo un presente, ve al encuentro del hombre de Dios, y consulta al Señor por medio de él, a ver si me restableceré de esta enfermedad». 9 Jazael fue al encuentro de Eliseo llevando como presente cuarenta camellos cargados con lo mejor que había en Damasco. Al llegar, se presentó ante él y le dijo: «Tu hijo Ben Hadad, rey de Aram, me ha enviado a preguntarte: ¿Me restableceré de esta enfermedad?». 10 Eliseo respondió: «Ve a decirle: «Sí, te restablecerás»; pero el Señor me ha hecho ver que morirá». 11 Después fijó la mirada y permaneció así largo rato. Y el hombre de Dios lloró. 12 Jazael le preguntó: «¿Por qué llora mi señor?». «Porque sé el mal que harás a los israelitas, respondió Eliseo; tú incendiarás sus plazas fuertes, matarás a sus jóvenes con la espada, estrellarás a sus niños y abrirás el vientre de sus mujeres embarazadas». 13 Jazael replicó: «Tu servidor no es más que un perro. ¿Cómo va a hacer tales hazañas?». Eliseo respondió: «El Señor me ha hecho ver que tú reinarás sobre Aram». 14 El se alejó de Eliseo y fue a ver a su señor, el cual le dijo: «¿Qué te ha dicho Eliseo?». El respondió: «Me ha dicho que te restablecerás». 15 Pero a la mañana siguiente tomó una manta, la empapó en agua y la extendió sobre el rostro del rey, hasta que murió. Jazael reinó en lugar de él. El reinado de Jorám en Judá (848-841) 2 Cro 21.5-10.20 16 El quinto año de Joram, hijo de Ajab, rey de Israel, inició su reinado Joram, hijo de Josafat, rey de Judá. 17 Tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. 18 Siguió el camino de los reyes de Israel, conforme a lo que había hecho la casa de Ajab, porque se había casado con una hija de Ajab; e hizo lo que es malo a los ojos del Señor. 19 Pero el Señor no quiso destruir a Judá, a causa de su servidor David, según la promesa que le había hecho de darles a él y a sus hijos una lámpara para siempre. 20 En ese tiempo, Edom se rebeló contra el poder de Judá y se estableció un rey. 21 Joram partió entonces para Saír con todos sus carros de guerra. Por la noche, se levantó y derrotó a los edomitas, que lo tenían cercado a él y a los jefes de los carros; pero las tropas huyeron a la desbandada. 22 Así se independizó Edom del poder de Judá, hasta el día de hoy. En aquel tiempo, también se rebeló Libná. 23 El resto de los hechos de Joram y todo lo que él hizo, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Judá? 24 Joram se fue a descansar con sus padres, y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David. Su hijo Ocozías reinó en lugar de él. El reinado de Ocozías en Judá (841) 2 Cro 22.1-6 25 El duodécimo año de Joram, hijo de Ajab, rey de Israel, inició su reinado Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá. 26 Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, y era hija de Omrí, rey de Israel. 27 Siguió el camino de la casa de Ajab e hizo lo que es malo a los ojos del Señor, como la casa de Ajab, porque estaba emparentado con ella. 28 El fue con Joram, hijo de Ajab, a combatir contra Jazael, rey de Aram, a Ramot de Galaad; pero los arameos hirieron a Joram. 29 El rey Joram volvió a Izreel, para hacerse curar de las heridas que le habían infligido los arameos en Ramá, cuando combatía contra Jazael, rey de Aram. Entonces Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, bajó a Izreel para visitar a Joram, hijo de Ajab, que estaba herido.

1° Lectura. 1° Corintios 14:1-25

Capítulo 14
Procuren alcanzar ese amor, y aspiren también a los dones espirituales, sobre todo al de la profecía. 2 Porque aquel que habla un lenguaje incomprensible no se dirige a los hombres sino a Dios, y nadie le entiende: dice en éxtasis cosas misteriosas. 3 En cambio, el que profetiza habla a los hombres para edificarlos, exhortarlos y reconfortarlos. 4 El que habla un lenguaje incomprensible se edifica a sí mismo, pero el que profetiza edifica a la comunidad. 5 Mi deseo es que todos ustedes tengan el don de lenguas, pero prefiero que profeticen, porque el que profetiza aventaja al que habla un lenguaje incomprensible. A no ser que este último también interprete ese lenguaje, para edificación de la comunidad. 6 Supongamos, hermanos, que yo fuera a verlos y les hablara en esa forma, ¿de qué les serviría, si mi palabra no les aportara ni revelación, ni ciencia, ni profecía, ni enseñanza? 7 Sucedería lo mismo que con los instrumentos de música, por ejemplo, la flauta o la cítara. Si las notas no suenan distintamente, nadie reconoce lo que se está ejecutando. 8 Y si la trompeta emite un sonido confuso, ¿quién se lanzará al combate? 9 Así les pasa a ustedes: si no hablan de manera inteligible, ¿cómo se comprenderá lo que dicen? Estarían hablando en vano. 10 No sé cuántos idiomas diversos hay en el mundo, y cada uno tienen sus propias palabras. 11 Pero si ignoro el sentido de las palabras, seré como un extranjero para el que me habla y él lo será para mí. 12 Así, ya que ustedes ambicionan tanto los dones espirituales, procuren abundar en aquellos que sirven para edificación de la comunidad. 13 Por esta razón, el que habla un lenguaje incomprensible debe orar pidiendo el don de interpretarlo. 14 Porque si oro en un lenguaje incomprensible, mi espíritu ora, pero mi inteligencia no saca ningún provecho. 15 ¿Qué debo hacer entonces? Orar con el espíritu y también con la inteligencia, cantar himnos con el espíritu y también con la inteligencia. 16 Si bendices a Dios solamente con el espíritu, ¿cómo podrá el no iniciado decir «Amén» a tu acción de gracias, ya que no entienden lo que estás diciendo? 17 Sin duda, tu acción de gracias es excelente, pero eso no sirve de edificación para el otro. 18 Yo doy gracias a Dios porque tengo el don de lenguas más que todos ustedes. 19 Sin embargo, cuando estoy en la asamblea prefiero decir cinco palabras inteligibles, para instruir a los demás, que diez mil en un lenguaje incomprensible. 20 Hermanos, no sean como niños para juzgar; séanlo para la malicia, pero juzguen como personas maduras. 21 En la Ley está escrito: Yo hablaré a este pueblo en lenguas extrañas y por boca de extranjeros; con todo, ni aun así me escucharán, dice el Señor. 22 Esto quiere decir que el don de lenguas es un signo, no para los que creen, sino para los que se niegan a creer; la profecía, en cambio, es para los que tienen fe. 23 Por otra parte, si al reunirse la asamblea, todos se ponen a hablar en un lenguaje incomprensible y entran algunos que no están iniciados o no son creyentes, seguramente pensarán que ustedes están locos. 24 En cambio, si todos profetizan y entra alguno de esos hombres, todos podrán convencerlo y examinarlo. 25 Así quedarán manifiestos los secretos de su corazón, y él, cayendo de rodillas, adorará a Dios y proclamará que Dios está realmente entre ustedes.

domingo, 20 de julio de 2014

3° Lectura. Amos 5

Capítulo 5
Escuchen esta palabra que yo pronuncio contar ustedes, es un canto fúnebre, casa de Israel: 2 Ha caído y no volverá a levantarse la virgen de Israel; yace postrada sobre su suelo y nadie la levanta. 3 Porque así habla el Señor, a la casa de Israel: De la ciudad que sale a combatir con mil hombres quedarán sólo cien, y de la que sale con cien no quedarán más que diez para la casa de Israel. 4 Así habla el Señor a la casa de Israel: Búsquenme a mí, y vivirán. 5 No busquen a Betel, no vayan a Guilgal, no pasen a Berseba, porque Guilgal irá cautiverio y Betel se reducirá a nada. 6 Busquen al Señor y vivirán, no sea que él caiga como fuego sobre la casa de José, y devore a Betel, sin que nadie lo apague. 8 El que hace las Pléyades y el Orión, el que cambia las tinieblas en aurora y la luz del día en oscuridad, el que convoca a las aguas del mar y las derrama sobre la tierra, se llama «el Señor». 9 El desencadena la ruina sobre la fortaleza y la ruina alcanza a la plaza fuerte. 7 ¡Ay de los que convierten el derecho en veneno y echan por tierra la justicia! 10 ¡Ay de los que aborrecen al que recrimina en la Puerta y detestan al que habla con integridad! 11 Por eso, por haber esquilmado al débil, exigiéndole un tributo de grano, esas casas de piedras talladas que ustedes construyeron, no las habitarán, de esas viñas selectas que plantaron, no beberán el vino. 12 Porque yo conozco la multitud de sus crímenes y la enormidad de sus pecados, ¡opresores del justo, que exigen rescate y atropellan a los pobres en la Puerta! 13 Por eso, el hombre sensato se calla en este tiempo, porque es un tiempo de desgracia. 14 Busquen el bien y no el mal, para que tengan vida, y así el Señor, Dios de los ejércitos, estará con ustedes, como ustedes dicen. 15 Aborrezcan el mal, amen el bien, y hagan triunfar el derecho en la Puerta: tal vez el Señor, Dios de los ejércitos, tenga piedad del resto de José. 16 Por eso, así habla el Señor, Dios de los ejércitos: Habrá lamentaciones en todas las plazas y gemidos en todas las calles. Convocarán a los campesinos para el duelo y a las plañideras para los lamentos. 17 Habrá lamentaciones en todas las viñas, cuando yo pase en medio de ti, dice el Señor. 18 ¡Ay de los que suspiran por el Día del señor! ¿Qué será para ustedes el Día del Señor? ¡Será tinieblas y no luz! 19 Como cuando alguien huye de un león y se topa con un oso; o al entrar en su casa, apoya su mano contra la pared y lo muerde una serpiente... 20 ¡El Día del Señor será tinieblas y no luz, será oscuro, sin ningún resplandor! 21 Yo aborrezco, desprecio sus fiestas, y me repugnan sus asambleas. 22 Cuando ustedes me ofrecen holocaustos, no me complazco en sus ofrendas ni miro sus sacrificios de terneros cebados. 23 Aleja de mí el bullicio de tus cantos, no quiero oír el sonido de tus arpas. 24 Que el derecho corra como el agua, y la justicia como un torrente inagotable. 25 ¿Acaso ustedes me ofrecieron sacrificios y oblaciones en el desierto durante cuarenta años, casa de Israel? 26 Ustedes se llevarán a Sicut, su rey, y a Queván, su dios estelar, esos ídolos que se han fabricado, 27 porque yo los deportaré más allá de Damasco, dice el Señor, cuyo nombre es «Dios de los ejércitos».

2° Lectura. 1° Reyes 21

Capítulo 21
La viña de Nabot
Después de esto, sucedió lo siguiente: Nabot, el izreelita, tenía una viña en Izreel, al lado del palacio de Ajab, rey de Samaría. 2 Ajab dijo a Nabot: «Dame tu viña para hacerme una huerta, ya que está justo al lado de mi casa. Yo te daré a cambio una viña mejor o, si prefieres, te pagaré su valor en dinero». 3 Pero Nabot respondió a Ajab: «¡El Señor me libre de cederte la herencia de mis padres!». 4 Ajab se fue a su casa malhumorado y muy irritado por lo que le había dicho Nabot, el izreelita: «No te daré la herencia de mis padres». Se tiró en su lecho, dio vuelta la cara y no quiso probar bocado. 5 Entonces fue a verlo su esposa Jezabel y le preguntó: «¿Por qué estás tan malhumorado y no comes nada?». 6 El le dijo: «Porque le hablé a Nabot, el izreelita, y le propuse: «Véndeme tu viña o, si quieres, te daré otra a cambio». Pero él respondió: «No te daré mi viña». 7 Su esposa Jezabel le dijo: «¿Así ejerces tú la realeza sobre Israel? ¡Levántate, come y alégrate! ¡Yo te daré la viña de Nabot, el izreelita!». 8 En seguida escribió una carta en nombre de Ajab, la selló con el sello del rey y la envió a los ancianos y a los notables de la ciudad, conciudadanos de Nabot. 9 En esa carta escribió: «Proclamen un ayuno y en la asamblea del pueblo hagan sentar a Nabot en primera fila. 10 Hagan sentar enfrente a dos malvados, que atestigüen contra él, diciendo: «Tú has maldecido a Dios y al rey». Luego sáquenlo afuera y mátenlo a pedradas». 11 Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables, conciudadanos de Nabot, obraron de acuerdo con lo que les había mandado Jezabel, según lo que estaba escrito en la carta que les había enviado. 12 Proclamaron un ayuno e hicieron sentar a Nabot en primera fila. 13 En seguida llegaron dos malvados que se le sentaron enfrente y atestiguaron contra él diciendo: «Nabot ha maldecido a Dios y al rey». Entonces lo sacaron fuera de la ciudad y lo mataron a pedradas. 14 Y mandaron decir a Jezabel: «Nabot fue apedreado y murió». 15 Cuando Jezabel se enteró de que Nabot había sido matado a pedradas, dijo a Ajab: «Ya puedes tomar posesión de la viña de Nabot, esa que él se negaba a venderte, porque Nabot ya no vive: está muerto». 16 Apenas oyó Ajab que Nabot estaba muerto, bajó a la viña de Nabot, el izreelita, para tomar posesión de ella. La intervención profética de Elías 17 Entonces la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en estos términos: 18 «Baja al encuentro de Ajab, rey de Israel en Samaría. Ahora está en la viña de Nabot: ha bajado allí para tomar posesión de ella. 19 Tú le dirás: Así habla el Señor: ¡Has cometido un homicidio, y encima te apropias de lo ajeno! Por eso, así habla el Señor: En el mismo sitio donde los perros lamieron la sangre de Nabot, allí lamerán tu sangre». 20 Ajab respondió a Elías: «¡Me has sorprendido, enemigo mío!». «Sí, repuso Elías, te he sorprendido, porque te has prestado a hacer lo que es malo a los ojos de Señor. 21 Yo voy a atraer la desgracia sobre ti: barreré hasta tus últimos restos y extirparé a todos los varones de la familia de Ajab, esclavos o libres en Israel. 22 Dejaré tu casa como la de Jeroboam, hijo de Nebat, y como la de Basá, hijo de Ajías, porque has provocado mi indignación y has hecho pecar a Israel. 23 Y el Señor también ha hablado contra Jezabel, diciendo: Los perros devorarán la carne de Jezabel en la parcela de Izreel. 24 Al de la familia de Ajab que muera en la ciudad, se lo comerán los perros, y al que muera en despoblado, se lo comerán los pájaros del cielo». 25 No hubo realmente nadie que se haya prestado como Ajab para hacer lo que es malo a los ojos del Señor, instigado por su esposa Jezabel. 26 El cometió las peores abominaciones, yendo detrás de los ídolos, como lo habían hecho los amorreos que el Señor había desposeído delante de los israelitas. 27 Cuando Ajab oyó aquellas palabras, rasgó sus vestiduras, se puso un sayal sobre su carne, y ayunó. Se acostaba con el sayal y andaba taciturno. 28 Entonces la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en estos términos: 29 «¿Has visto cómo Ajab se ha humillado delante de mí, no atraeré la desgracia mientras él viva, sino que la haré venir sobre su casa en tiempos de su hijo».

1° Lectura. 1° Corintios 7:25-40

A cerca de la virginidad, no tengo ningún precepto del Señor. Pero hago una advertencia, como quien, por la misericordia del Señor, es digno de confianza. 26 Considero que, por las dificultades del tiempo presente, lo mejor para el hombre es vivir sin casarse. 27 ¿Estás unido a una mujer? No te separes de ella. ¿No tienes mujer? No la busques. 28 Si te casas, no pecas. Y si una joven se casa, tampoco peca. Pero los que lo hagan, sufrirán tribulaciones en su carne que yo quisiera evitarles. 29 Lo que quiero decir, hermanos, es esto: queda poco tiempo. Mientras tanto, los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; 30 los que lloran, como si no lloraran; lo que se alegran, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran nada; 31 los que disfrutan del mundo, como si no disfrutaran. Porque la apariencia de este mundo es pasajera. 32 Yo quiero que ustedes vivan sin inquietudes. El que no tiene mujer se preocupa de las cosas del Señor, buscando cómo agradar al Señor. 33 En cambio, el que tienen mujer se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su mujer, 34 y así su corazón está dividido. También la mujer soltera, lo mismo que la virgen, se preocupa de las cosas del Señor, tratando de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. La mujer casada, en cambio, se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su marido. 35 Les he dicho estas cosas para el bien de ustedes, no para ponerles un obstáculo, sino para que ustedes hagan lo que es más conveniente y se entreguen totalmente al Señor. 36 Si un hombre, encontrándose en plena vitalidad, cree que no podrá comportarse correctamente con la mujer que ama, y que debe casarse, que haga lo que le parezca: si se casan, no comete ningún pecado. 37 En cambio, el que decide no casarse con ella, porque se siente interiormente seguro y puede contenerse con pleno dominio de su voluntad, también obra correctamente. 38 Por lo tanto, el que se casa con la mujer que ama, hace bien; pero el que no se casa, obra mejor todavía. 39 La mujer permanece ligada a su marido mientras este vive; en cambio, si muere el marido, queda en libertad para casarse con el que quiera. Pero en esto, debe ser guiada por el Señor. 40 Sin embargo, será más feliz si no vuelve a casarse, de acuerdo con mi consejo. Ahora bien, yo creo tener el Espíritu de Dios.

lunes, 14 de julio de 2014

3° Lectura. Joel 2:12-32

Pero aún ahora –oráculo del Señor– vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos.13 Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en fidelidad, y se arrepiente de tus amenazas. 14 ¡Quién sabe si él no se volverá atrás y se arrepentirá, y dejará detrás de sí una bendición: la ofrenda y la libación para el Señor, su Dios! 15 ¡Toquen la trompeta en Sión, prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne, 16 reúnan al pueblo, convoquen a la asamblea, congreguen a los ancianos, reúnan a los pequeños y a los niños de pecho! ¡Que el recién casado salga de su alcoba y la recién casada de su lecho nupcial! 17 Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, los ministros del Señor, y digan: «¡Perdona, Señor, a tu pueblo, no entregues tu herencia al oprobio, y que las naciones no se burlen de ella! ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?». 18 El Señor se llenó de celos por su tierra y se compadeció de su pueblo. 19 El Señor respondió y dijo a su pueblo: «Ahora, yo les envío el trigo, el vino nuevo y el aceite, y ustedes se saciarán con esto. Nunca más los entregaré al oprobio entre las naciones. 20 Al que viene del Norte lo alejaré de ustedes, lo arrojaré a una tierra árida y desolada: su vanguardia, hacia el mar oriental, su retaguardia, hacia el mar occidental; y subirá su hedor, subirá su pestilencia». –¡Porque él ha hecho grandes cosas!–. 21 ¡No temas, tierra, alégrate y regocíjate, porque el Señor ha hecho grandes cosas! 22 ¡No teman, animales del campo! Los pastizales de la estepa han reverdecido, los árboles producen sus frutos, la higuera y la viña dan sus riquezas. 23 ¡Alégrense, habitantes de Sión, regocíjense en el Señor, su Dios! Porque él les ha dado la lluvia de otoño en su justa medida, e hizo caer sobre ustedes, como en otros tiempos, el aguacero de otoño y de primavera. 24 Las eras se llenarán de trigo, y los lagares desbordarán de vino nuevo y aceite fresco. 25 Yo los resarciré por los años en que lo devoraron todo la langosta y el pulgón, el roedor y la oruga, mi gran ejército que envié contra ustedes. 26 Comerán abundantemente hasta saciarse, y alabarán el nombre del Señor, su Dios, que ha hecho maravillas con ustedes. ¡Mi pueblo jamás quedará confundido! 27 Así ustedes sabrán que yo estoy en medio de Israel, que yo soy el Señor, su Dios, y no hay otro. ¡Mi pueblo jamás quedará confundido!

2° Lectura. 1° Reyes 15

Capítulo 15
El reinado de Abiam en Judá (915-913)
2 Cro 13.1-2.22-23
El año decimoctavo del reinado de Jeroboam, hijo de Nebat, Abiam comenzó a reinar sobre Judá. 2 El reinó tres años en Jerusalén. Su madre se llamaba Maacá, y era hija de Abisalom. 3 El imitó todos los pecados que su padre había cometido antes que él, y su corazón no perteneció íntegramente al Señor, su Dios, como el de su padre David. 4 Sin embargo, por consideración a David, el Señor, su Dios, le concedió una lámpara en Jerusalén, asegurándole una descendencia y manteniendo en pie a Jerusalén. 5 Porque David había hecho lo que es recto a los ojos del Señor, sin apartarse jamás de lo que él le había mandado, salvo en el caso de Urías, el hitita 6i. 7 El resto de los hechos de Abiam y todo lo que él hizo, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Judá? Entre Abiam y Jeroboam hubo guerra. 8 Abiam se fue a descansar con sus padres y lo sepultaron en la Ciudad de David. Su hijo Asá reinó en lugar de él. El reinado de Asá en Judá (912-871) y su reforma religiosa 2 Cro 14.1-4; 15.16-18 9 El vigésimo año de Jeroboam, rey de Israel, comenzó a reinar Asá como rey de Judá. 10 El reinó cuarenta y un años en Jerusalén. Su abuela se llamaba Maacá, y era hija de Abisalom. 11 Asá hizo lo que es recto a los ojos del Señor, igual que su padre David. 12 Expulsó del país a los que se dedicaban a la prostitución sagrada y retiró todos los ídolos fabricados por sus antepasados. 13 Incluso despojó del rango de reina madre a su abuela Maacá, por haber dedicado un horrendo fetiche, quemándolo en el torrente Cedrón. 14 Sin embargo, no desaparecieron los lugares altos, aunque el corazón de Asá perteneció íntegramente al Señor durante toda la vida. 15 El hizo llevar a la Casa del Señor las ofrendas consagradas por su padre y las que él mismo había consagrado: plata, oro y otros utensilios. La guerra de Asá contra Basá, rey de Israel 2 Cro 16.1-6 16 Entre Asá y Basá, rey de Israel, hubo guerras continuas. 17 Basá, rey de Israel, subió contra Judá y fortificó Ramá, para cortarle las comunicaciones a Asá, rey de Judá. 18 Entonces Asá recogió toda la plata y el oro que aún quedaban en los tesoros de la Casa del Señor y en los de la casa del rey, y se los confió a sus servidores, a los que envió luego a Ben Hadad, hijo de Tabrimón, hijo de Jezión, rey de Aram, que residía en Damasco, con el siguiente mensaje: 19 «Hay una alianza entre tú y yo, como la hubo entre mi padre y el tuyo. Aquí te envío como presente plata y oro. Rompe entonces tu alianza con Basá, rey de Israel, para que se retire de mi territorio». 20 Ben Hadad le hizo caso y envió a los jefes de su ejército contra las ciudades de Israel. Atacó a Iyón, Dan, Abel Bet Maacá, toda la región de Quinéret y todo el territorio de Neftalí. 21 Cuando se enteró Basá, suspendió la fortificación de Ramá y regresó a Tirsá. 22 El rey Asá convocó luego a todos los habitantes de Judá, sin excepción, y se llevaron las piedras y la madera con que Basá estaba fortificando Ramá. Con ellas, el rey Asá fortificó Gueba de Benjamín y Mispá. Fin del reinado de Asá 2 Cro 16.11-14 23 El resto de todos los hechos de Asá, su valentía, sus obras y las ciudades que construyó, ¿no está escrito todo eso en el libro de los Anales de los reyes de Judá? Cuando ya era anciano, se enfermó de los pies. 24 Asá se fue a descansar con sus padres, y fue sepultado en la Ciudad de David, su padre. Su hijo Josafat reinó en lugar de él. El reinado de Nadab en Israel (911-910) 25 Nadab, hijo de Jeroboam, comenzó a reinar sobre Israel el segundo año de Asá, rey de Judá, y reinó dos años sobre Israel. 26 El hizo lo que es malo a los ojos del Señor; siguió el camino de su padre y persistió en el pecado con que este hizo pecar a Israel. 27 Basá, hijo de Ajías, de la casa de Isacar, conspiró contra él y lo ultimó en Guibetón, que pertenecía a los filisteos, cuando Nadab y todo Israel lo estaban sitiando. 28 Basá dio muerte a Nadab en el tercer año de Asá, rey de Judá, y se constituyó rey en lugar de él. 29 Apenas comenzó a reinar, masacró a toda la casa de Jeroboam, hasta exterminarla, sin dejar a nadie con vida, conforme a la palabra que había dicho el Señor por medio de su servidor Ajías de Silo. 30 Esto sucedió a causa de los pecados que Jeroboam cometió e hizo cometer a Israel, provocando así la indignación del Señor, el Dios de Israel. 31 El resto de los hechos de Nadab, todo lo que él hizo, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Israel? 32ii. El reinado de Basá en Israel (910-887) 33 El tercer año de Asá, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel Basá, hijo de Ajías, y reinó veinticuatro años en Tirsá. 34 El hizo lo que es malo a los ojos del Señor; siguió el camino de Jeroboam y persistió en el pecado con que este hizo pecar a Israel.

1° Lectura. 1° Corintios 2

Capítulo 2
Por mi parte, hermanos, cuando los visité para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el prestigio de la elocuencia o de la sabiduría. 2 Al contrario, no quise saber nada, fuera de Jesucristo, y Jesucristo crucificado. 3 Por eso, me presenté ante ustedes débil, temeroso y vacilante. 4 Mi palabra y mi predicación no tenían nada de la argumentación persuasiva de la sabiduría humana, sino que eran demostración del poder del Espíritu, 5 para que ustedes no basaran su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. 6 Es verdad que anunciamos una sabiduría entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados a la destrucción. 7 Lo que anunciamos es una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que él preparó para nuestra gloria antes que existiera el mundo; 8 aquella que ninguno de los dominadores de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de la gloria. 9 Nosotros anunciamos, como dice la Escritura, lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman. 10 Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios. 11 ¿Quién puede conocer lo más íntimo del hombre, sino el espíritu del mismo hombre? De la misma manera, nadie conoce los secretos de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que reconozcamos los dones gratuitos que Dios nos ha dado. 13 Nosotros no hablamos de estas cosas con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino con el lenguaje que el Espíritu de Dios nos ha enseñado, expresando en términos espirituales las realidades del Espíritu. 14 El hombre puramente natural no valora lo que viene del Espíritu de Dios: es una locura para él y no lo puede entender, porque para juzgarlo necesita del Espíritu. 15 El hombre espiritual, en cambio, todo lo juzga, y no puede ser juzgado por nadie. 16 Porque ¿quién penetró en el pensamiento del Señor, para poder enseñarle? Pero nosotros tenemos el pensamiento de Cristo.

domingo, 13 de julio de 2014

4° Lectura. 2° Macabeos 12:32-45

Pasada la fiesta llamada de Pentecostés, se dirigieron contra Gorgias, gobernador de Idumea. 33 Este salió a atacarlos con tres mil soldados y cuatrocientos jinetes, 34 y cayeron en el combate algunos judíos. 35 Un tal Dositeo, valeroso jinete de las tropas de Bacenor, se apoderó de Gorgias y, tirándole de la capa, lo arrastraba con fuerza a fin de capturar vivo a aquel infame. Pero un jinete tracio se abalanzó sobre Dositeo y lo hirió por la espalda, y así Gorgias pudo huir hacia Marisa. 36 Como los hombres de Esdrín estaban extenuados por haber combatido durante mucho tiempo, Judas rogó al Señor que se manifestara como su aliado y su guía en el combate. 37 Y entonando en la lengua de sus padres un himno de guerra, cayó sorpresivamente sobre los hombres de Gorgias y los derrotó. 38 Luego Judas reunió al ejército y se dirigió hacia la ciudad de Odolam. Como estaba ya próximo el séptimo día de la semana, se purificaron con los ritos de costumbre y celebraron el sábado en aquel lugar. 39 Los hombres de Judas fueron al día siguiente –dado que el tiempo urgía– a recoger los cadáveres de los caídos para sepultarlos con sus parientes, en los sepulcros familiares. 40 Entonces encontraron debajo de las túnicas de cada uno de los muertos objetos consagrados a los ídolos de Iamnia, que la Ley prohíbe tener a los judíos. Así se puso en evidencia para todos que esa era la causa por la que habían caído. 41 Todos bendijeron el proceder del Señor, el justo Juez, que pone de manifiesto las cosas ocultas, 42 e hicieron rogativas pidiendo que el pecado cometido quedara completamente borrado. El noble Judas exhortó a la multitud a que se abstuvieran del pecado, ya que ellos habían visto con sus propios ojos lo que había sucedido a los caídos en el combate a causa de su pecado. 43 Y después de haber recolectado entre sus hombres unas dos mil dracmas, las envió a Jerusalén para que se ofreciera un sacrificio por el pecado. El realizó este hermoso y noble gesto con el pensamiento puesto en la resurrección, 44 porque si no hubiera esperado que los caídos en la batalla iban a resucitar, habría sido inútil y superfluo orar por los difuntos. 45 Además, él tenía presente la magnífica recompensa que está reservada a los que mueren piadosamente, y este es un pensamiento santo y piadoso. Por eso, mandó ofrecer el sacrificio de expiación por los muertos, para que fueran librados de sus pecados.

3° Lectura. Joel 2:1-11

Capítulo 2
¡Toquen la trompeta en Sión, hagan sonar la alarma en mi Montaña santa! ¡Tiemblen todos los habitantes del país, porque llega el Día del Señor, porque está cerca! 2 ¡Día de tinieblas y oscuridad, día nublado y de sombríos nubarrones! Como la aurora que se extiende sobre las montañas, avanza un pueblo numeroso y fuerte como no los hubo jamás, ni lo habrá después de él, hasta en las generaciones más lejanas. 3 Delante de él, el fuego devora, detrás de él, la llama consume. El país es como un jardín de Edén delante de él, detrás de él, un desierto desolado. ¡Nada se le escapa! 4 Su aspecto es como el de los caballos, se abalanzan como corceles: 5 como un estrépito de carros de guerra que saltan sobre la cima de los montes; como el crepitar de la llama ardiente que devora la hojarasca; como un pueblo fuerte en orden de batalla. 6 Ante él, los pueblos se estremecen, se crispan todos los rostros. 7 Se abalanzan como valientes, como guerreros escalan las murallas. Cada uno avanza hacia adelante y no se entrecruzan sus caminos. 8 No se atropellan entre sí, cada uno va por su línea; arremeten en medio de las flechas, sin romper la formación. 9 Se precipitan sobre la ciudad, se abalanzan sobre las murallas, suben a las casas, entran por las ventanas como el ladrón. 10 ¡Ante él, la tierra tiembla, los cielos se conmueven, el sol y la luna se ensombrecen, las estrellas pierden su brillo! 11 El Señor hace oír su voz al frente de sus tropas: ¡qué numerosos son sus batallones, que poderoso el que ejecuta su palabra! Porque el Día del Señor es grande y terrible: ¿quién podrá soportarlo?

2° Lectura 1° Reyes 14

Capítulo 14
Predicción de la ruina de Jeroboam
En aquel tiempo, cayó enfermo Abías, hijo de Jeroboam. 2 Entonces este dijo a su esposa: «Disfrázate para que nadie sepa que eres la mujer de Jeroboam, y ve a Silo. Allí habita Ajías, el profeta que predijo que yo reinaría sobre este pueblo. 3 Toma contigo diez panes, unas tortas y un tarro de miel, y ve a su casa: él te va a anunciar que le sucederá a nuestro hijo». 4 Así lo hizo la mujer de Jeroboam: partió hacia Silo y entró en la casa de Ajías. Este ya no podía ver, porque había perdido la vista a causa de su vejez. 5 Pero el Señor le había dicho: «Mira que la mujer de Jeroboam viene a consultarte acerca de su hijo, porque está enfermo. Tú le dirás esto y esto. Cuando ella entre, se hará pasar por otra». 6 Apenas oyó el ruido de los pasos de la mujer, mientras ella entraba por la puerta, Ajías dijo: «Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué te haces pasar por otra? Yo he sido enviado para hablarte duramente. 7 Ve y dile a Jeroboam: Así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo te elevé de en medio del pueblo y le constituí jefe de mi pueblo Israel. 8 Arranqué la realeza a la casa de David para dártela a ti. Pero tú no has sido como mi servidor David, que observó mis mandamientos y me siguió de todo corazón, haciendo únicamente lo que es recto a mis ojos. 9 Tú, en cambio, has obrado peor que todos tus predecesores; has ido a fabricarte otros dioses, ídolos de metal fundido, para provocar mi indignación, y me has arrojado a tus espaldas. 10 Por eso, yo voy a atraer la desgracia sobre la casa de Jeroboam: extirparé a la familia de Jeroboam todos los varones, esclavos o libres en Israel, y barreré hasta los últimos restos de su casa, como se barre el estiércol, bien a fondo. 11 Al de la familia de Jeroboam que muera en la ciudad, lo comerán los perros, y al que muera en descampado, lo comerán las aves del cielo, porque ha hablado el Señor. 12 En cuanto a ti, vete ahora mismo a tu casa: apenas pongas tus pies en la ciudad, el niño morirá. 13 Todo Israel se lamentará por él, y le darán sepultura: él es el único en la familia de Jeroboam que entrará en una tumba, porque sólo en él se ha encontrado algo bueno para el Señor, el Dios de Israel, en la casa de Jeroboam. 14 El Señor suscitará para Israel un rey que habrá de extirpar la casa de Jeroboam. 15 El Señor golpeará a Israel, y este se agitará como el junco en las aguas. Arrancará a Israel de este hermoso suelo que dio a sus padres, y los dispersará al otro lado del Río, porque erigieron sus postes sagrados, provocando así la indignación del Señor. 16 El entregará a Israel por los pecados que cometió Jeroboam y por los que hizo cometer a Israel». 17 La mujer de Jeroboam partió y se fue a Tirsá. Y cuando franqueaba el umbral de su casa, murió el niño. 18 Lo sepultaron, y todo Israel se lamentó por él, conforme a la palabra que había dicho el Señor, por medio de su servidor, el profeta Ajías. 19 El resto de los hechos de Jeroboam, sus batallas y su reinado, todo eso está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Israel. 20 Jeroboam reinó durante veintidós años, y se fue a descansar con sus padres. Su hijo Nadab reinó en lugar de él El reinado de Roboam en Judá (933-916) 2 Cro 12.13 21 Roboam, hijo de Salomón, reinó en Judá, Tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que había elegido el Señor entre todas las tribus de Israel para poner allí su Nombre. Su madre se llamaba Naamá, la amonita. 22 Judá hizo lo que es malo a los ojos del Señor, provocando sus celos más que todos sus antepasados, con los pecados que cometieron. 23 También ellos se erigieron lugares altos, piedras conmemorativas y postes sagrados, en cualquier colina elevada y bajo todo árbol frondoso. 24 Incluso se llegó a tener en el país hombres dedicados a la prostitución sagrada. Así imitaron todas las costumbres abominables de las naciones que el Señor había desposeído delante de los israelitas. La invasión de Sisac, rey de Egipto 2 Cro 12.2-4.9-11 25 El quinto año del reinado de Roboam, subió contra Jerusalén Sisac, rey de Egipto, 26 y se apoderó de los tesoros de la Casa del Señor y de la casa del rey. Se apoderó de todo, incluso de los escudos de oro que había hecho Salomón. 27 En lugar de ellos, el rey Roboam hizo unos escudos de bronce, y se los confió a los jefes de los guardias que custodiaban el acceso a la casa del rey. 28 Cada vez que el rey iba a la Casa del Señor, los guardias los llevaban, y luego los volvían a dejar en la sala de guardia. Fin del reinado de Roboam 2 Cro 12.15-16 29 El resto de los hechos de Roboam y todo lo que él hizo, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Judá? 30 Entre Roboam y Jeroboam tuvo guerras continuas. 31 Roboam se fue a descansar con sus padres, y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David. Su madre se llamaba Naamá, la amonita. Su hijo Abiam reinó en lugar de él.

1° Lectura. 1° Corintios 1:18-31

El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan –para nosotros– es fuerza de Dios. 19 Porque está escrito: "Destruiré la sabiduría de los sabios y rechazaré la ciencia de los inteligentes". 20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el hombre culto? ¿Dónde el razonador sutil de este mundo? ¿Acaso Dios no ha demostrado que la sabiduría del mundo es una necedad? 21 En efecto, ya que el mundo, con su sabiduría, no reconoció a Dios en las obras que manifiestan su sabiduría, Dios quiso salvar a los que creen por la locura de la predicación. 22 Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de sabiduría, 23 nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos, 24 pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados, tanto judíos como griegos. 25 Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres. 26 Hermanos, tengan en cuenta quiénes son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles. 27 Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; 28 lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale. 29 Así, nadie podrá gloriarse delante de Dios. 30 Por él, ustedes están unidos a Cristo Jesús, que por disposición de Dios, se convirtió para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención, 31 a fin de que, como está escrito: "El que se gloría, que se gloríe en el Señor".

viernes, 11 de julio de 2014

4° Lectura. 2° Macabeos 12:17-31

Luego se alejaron de allí ciento cincuenta kilómetros y llegaron a Járaca, donde vivían los judíos llamados tubienos. 18 Pero no encontraron a Timoteo por aquellas regiones, porque en vista de que no conseguía nada, se había retirado de allí, no sin antes dejar en cierto lugar una guarnición bastante fuerte. 19 Dositeo y Sosípatro, capitanes de Macabeo, avanzaron contra la fortaleza y mataron a los hombres que Timoteo había dejado en ella: eran más de diez mil. 20 Luego el Macabeo distribuyó su ejército en batallones; puso al frente a aquellos dos capitales y se dirigió contra Timoteo, que había reunido ciento veinte mil soldados y dos mil quinientos jinetes. 21 Al enterarse de que se acercaba Judas, Timoteo mandó que las mujeres y los niños, junto con el resto del equipaje, se adelantaran hasta la fortaleza llamada Carnión, que era inexpugnable y de difícil acceso, por lo accidentado del terreno. 22 Apenas apareció el primer batallón de Judas, el pánico y el terror se apoderaron de los enemigos, porque se manifestó ante ellos Aquel que todo lo ve. Entonces huyeron en todas direcciones, de manera que muchas veces se herían unos a otros y se atravesaban entre ellos mismos con sus espadas. 23 Judas los perseguía implacablemente, acribillando a aquellos impíos, y así llegó a matar a unos treinta mil. 24 Timoteo, que cayó en manos de los hombres de Dositeo y Sosípatro, les pidió con mucha habilidad que lo dejaran en libertad, porque los padres y hermanos de muchos de ellos estaban en su poder y corrían el riesgo de ser ejecutados. 25 Cuando les aseguró con toda clase de argumentos que los devolvería sanos y salvos, lo pusieron en libertad, para salvar a sus hermanos. 26 Después, Judas marchó contra Carnión y contra el templo de Atargatis y mató a veinticinco mil personas. 27 Una vez derrotados y destruidos estos enemigos, Judas emprendió una campaña contra la plaza fuerte de Efrón, donde se había establecido Lisias con gente de todas partes. Jóvenes vigorosos apostados delante de las murallas combatían con vigor, y en el interior había muchas reservas de máquinas de guerra y proyectiles. 28 Después de invocar al Soberano que aplasta con su poder las fuerzas de los enemigos, los judíos se apoderaron de la ciudad y mataron allí a unas veinticinco mil personas. 29 Partiendo de allí, avanzaron contra Escitópolis, que dista de Jerusalén unos ciento diez kilómetros. 30 Pero los judíos que vivían allí les atestiguaron que los habitantes de la ciudad los habían tratado con benevolencia y les habían brindado una buena acogida en momentos de adversidad. 31 Entonces Judas y sus compañeros les dieron las gracias y los exhortaron a seguir siendo deferentes con sus compatriotas. Luego regresaron a Jerusalén, porque se acercaba la fiesta de las Semanas.

3° Lectura. Oseas 14

Capítulo 14
Samaría tendrá que expiar, porque se ha rebelado contra su Dios. Ellos caerán bajo la espada, su recién nacidos serán estrellados y abrirán el vientre de las embarazadas. 2 Vuelve, Israel, al Señor de tu Dios, porque tu falta te ha hecho caer. 3 Preparen lo que van decir y vuelvan al Señor. Díganle: «Borra todas las faltas, acepta lo que hay de bueno, y te ofreceremos el fruto de nuestros labios. 4 Asiria no nos salvará, ya no montaremos a caballo, ni diremos más «¡Dios nuestro!» a la obra de nuestras manos, porque sólo en ti el huérfano encuentra compasión». 5 Yo los curaré de su apostasía, los amaré generosamente, porque mi ira se ha apartado de ellos. 6 Seré como rocío para Israel: él florecerá como el lirio, hundirá sus raíces como el bosque del Líbano; 7 sus retoños se extenderán, su esplendor será como el del olivo y su fragancia como la del Líbano. 8 Volverán a sentarse a mi sombre, harán revivir el trigo, florecerán como la viña, y su renombre será como el del vino del Líbano. 9 Efraím, ¿qué tengo aún que ver con los ídolos? Yo le respondo y velo por él. Soy como un ciprés siempre verde, y de mí procede tu fruto. 10 ¡Que el sabio comprenda estas cosas! ¡Que el hombre inteligente las entienda! Los caminos del Señor son rectos: por ellos caminarán los justos, pero los rebeldes tropezarán en ellos.

2° Lectura. 1° Reyes 12

Capítulo 12
 La asamblea de Siquém (933)
 2 Cro 10.1-19 1
R oboam se dirigió a Siquem, porque allí había ido todo Israel para proclamarlo rey. 2 Cuando se enteró Jeroboam, hijo de Nebat –que estaba todavía en Egipto, adonde había huido del rey Salomón– se volvió a Egipto. 3 Lo mandaron llamar, y él se presentó con toda la asamblea de Israel. Entonces hablaron así a Roboam: 4 «Tu padre hizo muy penoso nuestro yugo. Alivia tú ahora la dura servidumbre y el penoso yugo que él nos impuso, y te serviremos a ti». 5 El les replicó: «Váyanse y vuelvan a verme dentro de tres días». Y el pueblo se retiró. 6 El rey Roboam fue a consultar a los ancianos que habían asistido a su padre Salomón, cuando este aún vivía, y les preguntó: «¿Qué respuesta me aconsejan dar a este pueblo?». 7 Ellos le hablaron así: «Si hoy te comportas como servidor de este pueblo, si te pones a su servicio y les respondes con buenas palabras, serán siempre tus servidores». 8 Pero él desechó el consejo que le habían dado los ancianos, y fue a consultar a los jóvenes que se habían criado con él y lo servían como asistentes. 9 Les preguntó: «Y ustedes, ¿qué aconsejan? ¿Qué debemos responder a este pueblo que me ha dicho: «Alivia el yugo que nos impuso tu padre?». 10 Los jóvenes que se habían criado con él le dijeron: «A ese pueblo que te ha dicho: «Tu padre nos impuso un yugo pesado, pero tú alívianos la carga», diles esto: «¡Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre! 11 Si mi padre los cargó con un yugo pesado, yo lo haré más pesado aún; si él los castigó con látigos, yo usaré lonjas con puntas de hierro». 12 Al tercer día, Jeroboam y todo el pueblo comparecieron ante Roboam, según lo que había indicado el rey cuando dijo: «Vuelvan a verme al tercer día». 13 Pero el rey respondió al pueblo duramente; desechó el consejo que le habían dado los ancianos 14 y, siguiendo el consejo de los jóvenes, les habló así: «Mi padre les impuso un yugo pesado, y yo lo haré más pesado aún; mi padre los castigó con látigos, y yo usaré lonjas con puntas de hierro». 15 Así el rey no escuchó al pueblo, porque ese era el medio de que se valía el Señor para cumplir la palabra que él había dicho a Jeroboam, hijo de Nebat, por boca de Ajías de Silo. 16 Y cuando todo Israel vio que el rey no los había escuchado, el pueblo le respondió: «¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¡No tenemos herencia común con el hijo de Jesé! ¡A tus carpas, Israel! ¡Ahora, ocúpate de tu casa, David! Israel se fue a sus campamentos, 17 pero Roboam siguió reinando sobre los israelitas que habitaban en las ciudades de Judá. 18 El rey Roboam envió a Adoram, el encargado del reclutamiento, pero todos los israelitas lo mataron a pedradas. Y el mismo rey Roboam tuvo que subir precipitadamente a su carro y huir a Jerusalén. 19 Fue así como Israel se rebeló contra la casa de David hasta el día de hoy. La división del reino 2 Cro 11.1-4 20 Cuando todo Israel se enteró de que había vuelto Jeroboam, lo mandaron llamar a la asamblea y lo proclamaron rey de todo Israel. No hubo nadie que siguiera a la casa de David, fuera de la tribu de Judá. 21 Mientras tanto, Roboam llegó a Jerusalén y convocó a toda la casa de Judá y a la tribu de Benjamín –ciento ochenta mil guerreros adiestrados– para ir a combatir contra la casa de Israel y restituir el reino a Roboam, hijo de Salomón. 22 Pero la palabra del Señor llegó a Semaías, un hombre de Dios, en estos términos. 23 «Di a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá, a Benjamín y al resto del pueblo: 24 Así habla el Señor: No suban a combatir contra sus hermanos, los israelitas; vuelvan cada uno a su casa, porque esto ha sucedido por disposición mía». Ellos escucharon la palabra del Señor, y tomó cada uno el camino de regreso, conforme a la palabra del Señor. 25 Jeroboam, por su parte, fortificó Siquem, en la montaña de Efraím, y se estableció en ella. Luego salió de allí y fortificó Penuel. El culto cismático de Israel 26 Pero Jeroboam pensó: «Tal como se presentan las cosas, el reino podría volver a la casa de David. 27 Si este pueblo sube a ofrecer sacrificios a la Casa de Dios en Jerusalén, terminarán por ponerse de parte de Roboam, rey de Judá, su señor; entonces me matarán a mí y se volverán a Roboam, rey de Judá». 28 Y después de haber reflexionado, el rey fabricó dos terneros de oro y dijo al pueblo: «¡Basta ya de subir a Jerusalén! Aquí está tu Dios, Israel, el que te hizo subir del país de Egipto». 29 Luego puso un ternero en Betel y el otro en Dan. 30 Aquello fue una ocasión de pecado, y el pueblo iba delante de uno de ellos hasta Dan. 31 Jeroboam erigió templetes en los lugares altos, e instituyó sacerdotes de entre el común de la gente, que no eran hijos de Leví. 32 Además, celebró una fiesta el día quince del octavo mes, como la fiesta que se celebraba en Judá, y subió al altar. Esto lo hizo en Betel, donde ofreció sacrificios a los terneros que había fabricado. En Betel estableció a los sacerdotes de los lugares altos que había erigido. 33 El día quince del octavo mes –fecha que había elegido arbitrariamente –subió al altar que había levantado en Betel. Así celebró una fiesta para los israelitas, y subió al altar para quemar incienso.

1° Lectura. Marcos 16

Capítulo 16
Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús. 2 A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro. 3 Y decían entre ellas: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?» 4 Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande. 5 Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas. 6 pero él les dijo: «No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto. 7 Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo había dicho». 8 Ellas salieron corriendo del sepulcro, porque estaban temblando y fuera de sí. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo. 9 Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios. 10 Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. 11 Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. 12 Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado. 13 Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron. 14 En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado. 15 Entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. 16 El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. 17 Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; 18 podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán». 19 Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. 20 Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.

lunes, 7 de julio de 2014

4° Lectura. 2° Macabeos 11:16-38

La carta escrita por Lisias a los judíos decía lo siguiente: «Lisias saluda a la comunidad de los judíos. 17 Juan y Absalón, los legados de ustedes, al entregarme por escrito sus peticiones, me han pedido una respuesta favorable respecto de lo allí consignado. 18 Ya he comunicado al rey todo lo que era necesario notificarle, y él ha otorgado todo lo que le pareció admisible. 19 Por lo tanto, si mantienen su buena disposición respecto del Estado, yo procuraré favorecerlos en adelante. 20 En cuanto a las cuestiones de detalle, he dado instrucciones a sus enviados y a los míos, para que las discutan con ustedes. 21 ¡Qué les vaya bien! Año ciento cuarenta y ocho, el veinticuatro del mes de Dióscoro». 22 La carta del rey estaba concebida en estos términos: «El rey Antíoco saluda a su hermano Lisias. 23 Habiendo pasado nuestro padre a la compañía de los dioses, deseamos que los súbditos de nuestro reino puedan dedicarse sin temor al cuidado de sus propios intereses. 24 Y como hemos sabido que los judíos no quieren adoptar las costumbres helénicas prometidas por nuestro padre, sino que prefieren seguir sus propias costumbres y piden que se les permita vivir conforme a sus leyes, 25 deseosos de que también esta nación esté tranquila, decretamos que su Santuario sea restituido a su primitivo estado y que ellos se gobiernen de acuerdo con las costumbres de sus antepasados. 26 Por lo tanto, harás un buen servicio enviándoles una embajada de paz, a fin de que, conociendo nuestra decisión, puedan vivir confiados y se dediquen de buen ánimo a sus propias ocupaciones». 27 Esta es la carta del rey al pueblo: «El rey Antíoco saluda al Consejo de los ancianos y a todos los judíos. 28 Es nuestro deseo que se encuentren bien. También nosotros gozamos de perfecta salud. 29 Menelao nos ha hecho saber el deseo que ustedes tienen de volver a sus propios hogares. 30 A todos los que se pongan en camino antes del treinta del mes de Xántico, se les asegura la impunidad. 31 Los judíos podrán gobernarse según sus leyes, como lo hacían antes, especialmente en lo que se refiere a los alimentos, y ninguno de ellos será molestado para nada a causa de las faltas cometidas por ignorancia. 32 Les envió además a Menelao para que les infunda confianza. 33 ¡Qué les vaya bien! Año ciento cuarenta y ocho, el quince del mes de Xántico. 34 También los romanos enviaron a los judíos la siguiente carta: «Quinto Memio y Tito Manio, legados de los romanos, saludan al pueblo de los judíos. 35 Damos nuestro consentimiento a todo lo que les ha concedido Lisias, familiar del rey. 36 Pero en lo que respecta a lo que él consideró que debía someter al juicio del rey, envíennos urgentemente a alguien con instrucciones detalladas sobre el particular, para que las expongamos como les conviene a ustedes, ya que vamos a ir a Antioquía. 37 Mándennos a algunos lo antes posible, a fin de que también nosotros conozcamos el punto de vista de ustedes. 38 ¡Salud! Año ciento cuarenta y ocho, el quince del mes de Xántico.

3° Lectura. Oseas 10

Capítulo 10
Israel era una viña exhuberante, que producía su fruto. Cuanto más se multiplicaban sus frutos, más multiplicaba él los altares; cuanto mejor le iba al país, mejores hacía él las piedras conmemorativas. 2 Su corazón está dividido, ahora tendrán que expiar: el mismo Señor destrozará sus altares, devastará sus piedras conmemorativas. 3 Seguramente dirán entonces: «No tenemos rey, porque no hemos temido al Señor. Pero el rey ¿que podría hacer por nosotros?». 4 Se pronuncian palabras, se jura en falso, se firman alianzas, mientras el derecho crece como la hierba venenosa en los surcos de los campos. 5 Los habitantes de Samaría tiemblan por el ternero de Bet Aven. Sí, su pueblo está de duelo por él, lo mismo que sus sacerdotes: ¡que se alegren de su gloria, ahora que ha sido desterrada lejos de nosotros! 6 El ternero será llevado a Asiria como tributo para el gran rey. Efraím soportará el oprobio e Israel se avergonzará de sus intrigas. 7 ¡Samaría está completamente perdida! Su rey es como una astilla sobre la superficie de las aguas. 8 Los lugares altos de Aven, el pecado de Israel, también serán destruidos; espinas y cardos invadirán sus altares. Ellos dirán entonces a las montañas: «Cúbrannos», y a las colinas: «¡Caigan sobres nosotros!». 9 ¡Desde los días de Guibeá, tú has pecado, Israel! ¡Allí se han quedado! ¿No los sorprenderá en Guibeá la guerra contra los injustos? 10 Yo los corregiré como me parezca: los pueblos se reunirán contra ellos, cuando sean corregidos por su doble crimen. 11 Efraím era una ternera bien adiestrada, le gustaba trillar. Pero yo hice pasar el yugo sobre su hermosa cerviz: yo unciré a Efraím, Judá tendrá que arar, Jacob pasará el rastrillo. 12 Siembren semillas de justicia, cosechen el fruto de la fidelidad, roturen un campo nuevo: es tiempo de buscar al Señor, hasta que él venga y haga llover para ustedes la justicia. 13 Ustedes han arado la maldad, han cosechado la injusticia, han comido el fruto de la mentira. Porque has confiado en tu poderío, en la multitud de tus guerreros, 14 habrá un tumulto en medio de tu pueblo; todas tus fortalezas serán devastadas, como Salmán devastó a Bet Arbel en el día del combate, cuando fue aplastada la madre con sus hijos. 15 Esto es lo que les hizo Betel, por la enorme maldad de ustedes: al despuntar el alba, el rey de Israel estará completamente perdido.

2° Lectura. 1° Reyes 8

Capítulo 8
La Dedicación del Templo: el traslado del Arca
2 Cro 5.2-10
E ntonces Salomón reunió junto a él en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los príncipes de las casas paternas de los israelitas, para subir el Arca de la Alianza del Señor desde la Ciudad de David, o sea, desde Sión. 2 Todos los hombres de Israel se reunieron junto al rey Salomón en el mes de Etaním –el séptimo mes– durante la Fiesta. 3 Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes levantaron el Arca, 4 y subieron el Arca del Señor, con la Carpa del Encuentro y todos los objetos sagrados que había en la Carpa. Los que trasladaron todo eso fueron los sacerdotes y los levitas. 5 Mientras tanto, el rey Salomón y toda la comunidad de Israel reunida junto a él delante del Arca, sacrificaban carneros y toros, en tal cantidad que no se los podía contar ni calcular. 6 Los sacerdotes introdujeron el Arca de la Alianza en su sitio, en el lugar santísimo de la Casa –el Santo de los santos– bajo las alas de los querubines. 7 Porque los querubines desplegaban sus alas sobre el sitio destinado al Arca, y resguardaban por encima el Arca y sus andas. 8 Las andas eran tan largas que sus extremos se veían desde el Santo, por delante del lugar santísimo, aunque no se las veía desde afuera. Allí han estado hasta el día de hoy. 9 En el Arca se encontraban únicamente las dos tablas de piedra que Moisés, en el Horeb, había depositado allí: las tablas de la Alianza que el Señor había hecho con los israelitas a su salida de Egipto. La Gloria del Señor en el Templo 2 Cro 5.11–6.2 10 Mientras los sacerdotes salían del Santo, la nube llenó la Casa del Señor, 11 de manera que los sacerdotes no pudieron continuar sus servicios a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba la Casa. 12 Entonces Salomón dijo: «El Señor ha decidido habitar en la nube oscura. 13 Sí, yo te he construido la Casa de tu señorío, un lugar donde habitarás para siempre». Alocución de Salomón al pueblo 2 Cro 6.3-11 14 Después el rey se volvió y bendijo a toda la asamblea de Israel, mientras esta permanecía de pie. 15 El dijo: «Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, que ha cumplido con su mano lo que su boca había anunciado a mi padre David, cuando le dijo: 16 «Desde el día en que hice salir de Egipto a mi pueblo Israel, no había elegido ninguna ciudad, entre todas las tribus de Israel, para que allí se edificara una Casa donde residiera mi Nombre, sino que elegí a David para que estuviera al frente de mi pueblo Israel». 17 Mi padre David pensó edificar una Casa para el Nombre del Señor, el Dios de Israel. 18 Pero el Señor dijo a mi padre David: «Tú has pensado edificar una Casa para mi Nombre, y has hecho bien al pensar así. 19 Sin embargo, no serás tú el que edificará la Casa, sino un hijo nacido de tus entrañas; él construirá la Casa para mi Nombre». 20 Y el Señor cumplió la palabra que había dicho: yo he sucedido a mi padre David, y me he sentado en el trono de Israel, como lo había dicho el Señor. Yo edifiqué la Casa para el Nombre del Señor, 21 y allí he asignado un lugar para el Arca, donde se encuentra la Alianza que el Señor concluyó con nuestros padres cuando los hizo salir del país de Egipto». La súplica de Salomón 2 Cro 6.12-40 22 Salomón se puso ante el altar del Señor, frente a toda la asamblea de Israel, extendió sus manos hacia el cielo 23 y dijo: «Señor, Dios de Israel, ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, que mantienes la Alianza y eres fiel con tus servidores, cuando caminan delante de ti de todo corazón. 24 Tú has cumplido, en favor de mi padre David, la promesa que le habías hecho, y hoy mismo has realizado con tu mano lo que había dicho tu boca. 25 Y ahora, Señor, Dios de Israel, cumple en favor de tu servidor David, mi padre, la promesa que le hiciste, diciendo: «Nunca te faltará un descendiente que esté sentado delante de mí en el trono de Israel, con tal que tus hijos vigilen su conducta, caminando en mi presencia como has caminado tú». 26 Y ahora, Dios de Israel, que se verifique la promesa que hiciste a mi padre, tu servidor David. 27 Pero ¿es posible que Dios habite realmente en la tierra? Si el cielo y lo más alto del cielo no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta Casa que yo he construido! 28 No obstante, Señor, Dios mío, vuelve tu rostro hacia la oración y la súplica de tu servidor, y escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu servidor. 29 Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta Casa, sobre el lugar del que tú dijiste: «Allí residirá mi Nombre». ¡Escucha la oración que tu servidor dirige hacia este lugar! 30 ¡Escucha la súplica y la oración que tu servidor y tu pueblo Israel dirijan hacia este lugar! ¡Escucha desde tu morada en el cielo, escucha y perdona! 31 Cuando un hombre peque contra su prójimo, si se lo obliga a prestar el juramento imprecatorio, y él viene a pronunciar la imprecación ante tu altar, en esta Casa, 32 escucha tú desde el cielo, actúa y juzga a tus servidores: condena al culpable, dándole su merecido, y absuelve al inocente, tratándolo según su justicia. 33 Cuando tu pueblo Israel sea derrotado por el enemigo por haber pecado contra ti, si ellos se vuelven hacia ti y celebran tu Nombre, si oran y te suplican en esta Casa, 34 escucha tú desde el cielo: perdona el pecado de tu pueblo Israel y tráelo de nuevo a la tierra que diste a sus padres. 35 Cuando se cierre el cielo y no haya lluvia, porque ellos pecaron contra ti, si oran hacia este lugar, si celebran tu Nombre y se convierten de su pecado, porque tú los humillaste, 36 escucha tú desde el cielo: perdona el pecado de tus servidores y de tu pueblo Israel, mostrándoles el buen camino que deben seguir, y envía lluvia a la tierra que diste en herencia a tu pueblo. 37 Cuando haya hambre en el país, o haya peste, quemazón o plaga en los sembrados, langosta o pulgón; cuando el enemigo lo tenga sitiado en alguna de sus ciudades, o sobrevenga un flagelo o epidemia, 38 cualquiera sea la oración o la súplica que te dirija un miembro de tu pueblo Israel, sintiéndose tocado en su corazón y con las manos extendidas hacia esta Casa, 39 escúchalas tú desde el cielo, desde el lugar donde habitas; escucha y actúa: trátalo a cada uno según su conducta, tú que conoces su corazón, porque sólo tú conoces el corazón de todos los humanos. 40 Así los israelitas sentirán temor de ti mientras vivan en el suelo que diste a sus padres. 41 También al extranjero, que no pertenezca a tu pueblo Israel, y llegue de un país lejano a causa de tu Nombre 42 –porque se oirá hablar de tu gran Nombre, de tu mano poderosa y de tu brazo extendido– cuando él venga a orar hacia esta Casa, 43 escucha tú desde el cielo, desde el lugar donde habitas, y concede al extranjero todo lo que te pida. Así todos los pueblos de la tierra conocerán tu Nombre, sentirán temor de ti cómo tu pueblo Israel, y sabrán que esta Casa, que yo he construido, es llamada con tu Nombre. 44 Cuando tu pueblo salga a combatir contra su enemigo, por el camino que tú le señales, si ellos oran al Señor y vueltos hacia la ciudad que tú has elegido y hacia la Casa que yo edifiqué para tu Nombre, 45 escucha tú desde el cielo esa oración y esa súplica, y hazles justicia. 46 Cuando pequen contra ti –porque no hay hombre que no peque– y tú, irritado contra ellos, los pongas a merced del enemigo, y sus vencedores los lleven cautivos a un país enemigo, próximo o lejano, 47 si en el país al que han sido deportados reflexionan y se convierten, si en el país de sus vencedores te suplican, diciendo: «¡Hemos pecado, somos culpables, hemos cometido el mal!»; 48 si en el país de los enemigos que los hayan deportado se vuelven hacia ti de todo corazón y con toda el alma, si te suplican en dirección al país que diste a sus padres, a la ciudad que tú has elegido y a la Casa que yo edifiqué para tu Nombre, 49 escucha tú desde el cielo, desde el lugar donde habitas, esa oración y esa súplica y hazles justicia: 50 perdona a tu pueblo los pecados que haya cometido contra ti y todas las rebeldías de las que se hizo culpable; concédeles que sus enemigos se compadezcan de ellos, 51 porque son tu pueblo y tu herencia, la que tú hiciste salir de Egipto, del horno de fuego. 52 Que tus ojos estén abiertos a la súplica de tu servidor y de tu pueblo Israel, para escucharlos cada vez que te invoquen, 53 porque tú los separaste para ti de entre todos los pueblos, a fin de que fueran tu herencia, como lo dijiste tú mismo, Señor, por medio de tu servidor Moisés, cuando hiciste salir de Egipto a nuestros padres». La bendición de Salomón a la asamblea 54 Cuando Salomón terminó de dirigir al Señor toda esta oración y esta súplica, se levantó de delante del altar del Señor, donde estaba arrodillado con las manos extendidas hacia el cielo. 55 Y puesto de pie, bendijo en voz alta a toda la asamblea de Israel, diciendo: 56 «¡Bendito sea el Señor, que ha dado a su pueblo el descanso, conforme a todo lo que había dicho! No ha caído por tierra ninguna de las promesas que él hizo por medio de tu servidor Moisés. 57 ¡Que el Señor, nuestro Dios, esté con nosotros como lo estuvo con nuestros padres, que no nos abandone ni nos rechace! 58 ¡Que incline nuestro corazón hacia él, para que vayamos por todos sus caminos y observemos sus mandamientos, sus preceptos y sus leyes, que él dio a nuestros padres! 59 Que estas súplicas que yo he pronunciado en presencia del Señor, nuestro Dios, estén presentes ante él día y noche, para que haga justicia a su servidor y a su pueblo Israel, según la necesidad de cada día. 60 Así sabrán todos los pueblos de la tierra que el Señor es Dios, y no hay otro; 61 y el corazón de ustedes pertenecerá íntegramente al Señor, nuestro Dios, para caminar según sus preceptos y observar sus mandamientos, como en el día de hoy». Los sacrificios de la Dedicación del Templo 2 Cro 7.4-10 62 El rey, y con él todo Israel, ofrecieron sacrificios delante del Señor. 63 Salomón inmoló, como sacrificios de comunión en honor del Señor, veintidós mil bueyes y ciento veinte mil carneros. Así, el rey y todos los israelitas dedicaron la Casa del Señor. 64 Aquel día, el rey consagró el centro del atrio que está delante de la Casa del Señor, ofreciendo allí el holocausto, la oblación y la grasa de los sacrificios de comunión, porque el altar de bronce que está delante del Señor resultaba demasiado pequeño para contener los holocaustos, las oblaciones y la grasa de los sacrificios de comunión. 65 En aquella ocasión, Salomón, y con él todo Israel, celebró la Fiesta delante del Señor, nuestro Dios, durante siete días. Se congregó una gran asamblea, venida desde la Entrada de Jamat hasta el Torrente de Egipto. 66 Al octavo día, Salomón despidió al pueblo. Ellos bendijeron al rey y se fueron a sus campamentos, con el corazón desbordante de alegría por todo el bien que el Señor había hecho a su servidor David y a su pueblo Israel.