miércoles, 26 de marzo de 2014

3° Lectura. Cantares 1 - 2: 1-7

E
l Canto más hermoso, de Salomón. 

 [La Amada] 
2 ¡Que me bese ardientemente con su boca! Porque tus amores son más deliciosos que el vino; 3 sí, el aroma de tus perfumes es exquisito, tu nombre es un perfume que se derrama: por eso las jóvenes se enamoran de ti. 4 Llévame contigo: ¡corramos! El rey me introdujo en sus habitaciones: ¡gocemos y alegrémonos contigo, celebremos tus amores más que el vino! ¡Cuánta razón tienen para amarte! 5 Soy morena, pero hermosa, hijas de Jerusalén, como los campamentos de Quedar, como las carpas de Salmá. 6 ¡No se fijen en mi tez morena: he sido tostada por el sol. Los hijos de mi madre se irritaron contra mí, me pusieron a cuidar las viñas, ¡y a mi propia viña no la pude cuidad! 7 Dime, amado de mi alma, dónde llevas a pastar el rebaño, dónde lo haces descansar al mediodía, para que yo no ande vagando junto a los rebaños de tus compañeros. 

 [Coro] 
 8 Si tú no lo sabes, ¡la más bella de las mujeres! sigue las huellas del rebaño y lleva a pastar tus cabritos junto a las cabañas de los pastores. 

[El Amado]
 9 Yo te comparo, amada mía, a una yegua uncida al carro del Faraón. 10 ¡qué hermosa son tus mejillas entre los aros y tu cuello entre los collares! 11 Te haremos pendientes de oro, con incrustaciones de plata.

 [La Amada]
 12 Mientras el rey está en su diván, mi nardo exhala su perfume. 13 Mi amado es para mí una bolsita de mirra que descansa entre mis pechos. 14 Mi amado es para mí un racimo de alheña en las viñas de Engadí. 

 [El Amado] 
 15 ¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! ¡Tus ojos son palomas! 

[La Amada]
 16 ¡Qué hermoso eres, amado mío, eres realmente encantador! ¡Qué frondoso es nuestro lecho! 17 Las vigas de nuestra casa son los cedros y nuestro artesonado, los cipreses.

Capítulo 2

Y


o soy el narciso de Sarón, el lirio de los valles.

[El Amado]
2 Como un lirio entre los cardos es mi amada entre las jóvenes.

[La Amada]
3 Como un manzano entre los árboles silvestres, es mi amado entre los jóvenes: yo me senté a su sombra tan deseada y su fruto es dulce a mi paladar.
4 El me hizo entrar en la bodega y enarboló sobre mí la insignia del Amor.
5 Reconfórtenme con pasteles de pasa, reanímenme con manzanas, porque estoy enferma de amor.
6 Su izquierda sostiene mi cabeza y con su derecha me abraza.

[El Amado]
7 ¡Júrenme, hijas de Jerusalén, por las gacelas y las ciervas del campo, que no despertarán ni desvelarán a mi amor, hasta que ella quiera!

2° Lectura. Números 21

Capítulo 21
La conquista de Jormá

C
uando el cananeo, rey de Arad, que habitaba en el Négueb, supo que Israel llegaba por el camino de Atarím, lo atacó y se llevó algunos prisioneros. 2 Entonces Israel hizo este voto al Señor: «Si pones a este pueblo en nuestra manos, consagraremos sus ciudades al exterminio total». 3 El Señor oyó la súplica de Israel y les entregó a los cananeos, que fueron consagrados al exterminio, junto con sus ciudades. Por eso aquel lugar se llamó Jormá.

 La serpiente de bronce 4 Los israelitas partieron del monte Hor por el camino del Mar Rojo, para bordear el territorio de Edom. Pero en el camino, el pueblo perdió la paciencia 5 y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!». 6 Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas. 7 El pueblo acudió a Moisés y le dijo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes». Moisés intercedió por el pueblo, 8 y el Señor le dijo: «Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado». 9 Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado. 

 Las etapas hacia la Transjordania 10 Los israelitas partieron y acamparon en Obot. 11 Luego siguieron avanzando y acamparon en Iyé Ha Abarím, en el desierto que está en el límite con Moab, hacia oriente. 12 Partiendo de allí, acamparon junto al torrente Zéred. 13 Después continuaron avanzando y acamparon más allá del Arnón, en el desierto que se extiende desde el territorio de los amorreos, porque el Arnón sirve de frontera entre Moab y los amorreos. 14 Por eso, el Libro de las Guerras del Señor habla de «...Vaheb en Sufá, y los torrentes; el Arnón, 15 con sus afluentes, que se extiende hasta el territorio de Moab...». 16 De allí partieron para Beer, el pozo donde el Señor dijo a Moisés: «Reúne al pueblo y le daré agua». 17 Entonces Israel entonó este canto: «¡Surge, Pozo! ¡Entónenle un canto! 18 Pozo que cavaron los jefes, que perforaron los nobles del pueblo, con sus cetros, con sus bastones». De Mibdar fueron a Mataná, 19 de Mataná a Najaliel, de Najaliel a Bamot, 20 y de Bamot al valle que está en el campo de Moab, hacia la cima del Pisgá, dominando el desierto. La derrota de Sijón, rey de los amorreos 21 Israel envió unos mensajeros a Sijón, rey de los amorreos, con esta propuesta: 22 «Déjame pasar por tu país. No nos desviaremos hacia los campos o los viñedos, ni beberemos agua de los pozos. Iremos por el camino principal, hasta que hayamos atravesado tu territorio». 23 Sijón no permitió que Israel pasara por su territorio, sino que reunió todas sus fuerzas y fue a combatir contra Israel en el desierto. Cuando llegó a Iahás, presentó batalla a Israel, 24 pero Israel lo pasó al filo de la espada y se apoderó de su territorio, desde el Arnón hasta el Iaboc, y hasta Az de los amonitas, porque Az servía de frontera con los amonitas. 25 Israel se apoderó de todas esas ciudades, y se estableció en las ciudades de los amorreos, en Jesbón y en sus ciudades dependientes. 26 Jesbón era la ciudad de Sijón, el rey de los amorreos que había luchado contra un rey anterior de Moab y le había arrebatado su territorio hasta el Arnón. 27 Por eso los poetas recitan: «¡Vengan a Jesbón! Que sea reconstruida, que sea restaurada la ciudad de Sijón. 28 Porque ha salido fuego de Jesbón, una llamarada de la ciudad de Sijón, que consumió a Ar de Moab y a los jefes de las alturas del Arnón. 29 ¡Ay de ti, Moab! ¡Estás perdido, pueblo de Quemós! El puso en fuga a sus hijos, e hizo prisioneras a sus hijas en manos de Sijón, un rey amorreo. 30 Los hemos traspasado a flechazos, está en ruinas Jesbón hasta Dibón; hemos arrasado hasta Nofaj, que está junto a Mádaba». 31 De esta manera, Israel ocupó el país de los amorreos. 32 Luego Moisés mandó a explorar Iázer, y los israelitas conquistaron las ciudades dependientes de ella, y despojaron a los amorreos que estaban allí. La derrota de Og, rey de Basán 33 Cuando reanudaron la marcha y avanzaron en dirección a Basán, Og, rey de Basán, les salió al encuentro con todas sus tropas, para presentarles batalla en Edrei. 34 Entonces el Señor dijo a Moisés: «No le tengas miedo, porque yo lo puse en tus manos con todo su pueblo y todo su territorio. Harás con él lo mismo que hiciste con Sijón, el rey de los amorreos que habitaba en Jesbón». 35 Los israelitas lo derrotaron, a él a sus hijos y a todo su pueblo, sin dejar ningún sobreviviente. Así se apoderaron de su territorio.




1° Lectura. Mateo 22:1-22

J
esús les habló otra vez en parábolas, diciendo: 2 «El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. 3 Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir. 4 De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: "Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas". 5 Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; 6 y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron. 7 Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad. 8 Luego dijo a sus servidores: "El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. 
 9 Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren". 10 Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados. 11 Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. 12 "Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?". El otro permaneció en silencio. 13 Entonces el rey dijo a los guardias: "Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes". 14 Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos». 15 Los fariseos se reunieron entonces para sorprender a Jesús en alguna de sus afirmaciones. 16 Y le enviaron a varios discípulos con unos herodianos, para decirle: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios, sin tener en cuenta la condición de las personas, porque tú no te fijas en la categoría de nadie. 17 Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?». 18 Pero Jesús, conociendo su malicia, les dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tienden una trampa? 19 Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto». Ellos le presentaron un denario. 20 Y él les preguntó: «¿De quién es esta figura y esta inscripción?». 21 Le respondieron: «Del César». Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios». 22 Al oír esto, quedaron admirados y, dejando a Jesús, se fueron.