viernes, 14 de febrero de 2014

3° Lectura PROVERBIOS 4


1 Escuchen, hijos, la instrucción de un padre, presten atención, para poder comprender:
2 lo que yo les doy es una sana doctrina, no abandonen mi esperanza.
3 Yo también fui un hijo para mi padre, tierno y muy querido a los ojos de mi madre.
4 El me decía para instruirme: Que tu corazón retenga mis palabras, observa mis mandamientos y vivirás.
5 Adquiere la sabiduría, adquiere la inteligencia, no olvides las palabras de mi boca ni te desvíes de ellas.
6 No la abandones, y ella te protegerá, ámala, y ella te cuidará.
7 El comienzo de la sabiduría es tratar de adquirirla; con todo lo que poseas, adquiere la inteligencia.
8 Apréciala al máximo, y ella te encumbrará; te glorificará, si tú la abrazas.
9 Pondrá en tu cabeza una diadema de gracia, te obsequiará una corona de gloria.
10 Escucha, hijo mío, y recibe mis palabras. y tus años de vida se multiplicarán.
11 Yo te instruyo sobre el camino de la sabiduría, te encamino por senderos rectos.
12 Cuando camines, no se acortará tu paso, y si corres, no tropezarás.
13 Aférrate a la instrucción, no la sueltes; guárdala bien, porque ella es tu vida.
14 No entres en la senda de los malvados ni avances por el camino de los malos.
15 Evítalo, no pases por allí, desvíate de él, y pasa de largo.
16 Porque ellos no duermen, si no hacen el mal; pierden el sueño, si no hacen caer a alguien,
17 ya que se alimentan con el pan de la maldad y beben el vino de la violencia.
18 La senda de los justos es como la luz del alba, que va en aumento hasta que es pleno día.
19 Pero el camino de los malos es como una densa oscuridad: ellos no saben dónde van a tropezar.
20 Hijo mío, presta atención a lo que te digo, inclina tu oído a mis palabras.
21 Que ellas no se aparten de tus ojos, guárdalas bien dentro de tu corazón,
22 porque son vida para los que las encuentran y salud para todo ser viviente.
23 Con todo cuidado vigila tu corazón, porque de él brotan las fuentes de la vida.
24 Aparta de ti las palabras perversas y aleja de tus labios la malicia.
25 Que tus ojos miren de frente y tu mirada vaya derecho hacia adelante.
26 Fíjate bien dónde pones los pies y que sean firmes todos tus caminos.
27 No te desvíes ni a derecha ni a izquierda, aparta tus pies lejos del mal.

2° Lectura ÉXODO 11-12

Capítulo 11
El anuncio de la décima plaga
1 El Señor dijo a Moisés: «Voy a enviar contra el Faraón y contra Egipto una sola calamidad más, y después él los dejará partir de aquí. Más aún, cuando los haga partir, los echará de aquí definitivamente.
2 Mientras tanto, ordena al pueblo que cada hombre pida a su vecino, y cada mujer a su vecina, objetos de plata y oro».
3 El Señor, por su parte, hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios, y el mismo Moisés llegó a gozar de gran prestigio en Egipto, tanto entre los servidores del Faraón como entre el pueblo.
4 Moisés dijo: «Así habla el Señor: «Hacia la medianoche, yo saldré a recorrer Egipto,
5 y morirán todos tus hijos primogénitos, desde el primogénito del Faraón, el que debe sucederle en el trono, hasta el primogénito de la esclava que maneja la máquina de moler, y todos los primogénitos del ganado.
6 Entonces resonará en todo Egipto un alarido inmenso, como nunca lo hubo ni lo habrá jamás.
7 Pero contra los israelitas –ya sean hombres o animales– ni siquiera ladrará un perro, para que ustedes sepan que el Señor hace una distinción entre Israel y Egipto».
8 Luego vendrán todos tus servidores a inclinarse ante mí, y me dirán: «¡Váyanse, tú y el pueblo que está bajo tus órdenes!». Después me iré». Y lleno de indignación, Moisés se alejó de la presencia del Faraón.
9 Luego el Señor dijo a Moisés: «El Faraón no los escuchará, para que se multipliquen mis prodigios en el país de Egipto.
10 Moisés y Aarón realizaron todos estos prodigios delante del Faraón; pero el Señor le había endurecido el corazón, y él no dejó partir de su país a los israelitas.
La Pascua y la salida de Egipto

Capítulo 12
La institución de la Pascua
1 Luego el Señor dijo a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto:
2 Este mes será para ustedes el mes inicial, el primero de los meses del año.
3 Digan a toda la comunidad de Israel: El diez de este mes, consíganse cada uno un animal del ganado menor, uno para cada familia.
4 Si la familia es demasiado reducida para consumir un animal entero, se unirá con la del vecino que viva más cerca de su casa. En la elección del animal tengan en cuenta, además del número de comensales, lo que cada uno come habitualmente.
5 Elijan un animal sin ningún defecto, macho y de un año; podrá ser cordero o cabrito.
6 Deberán guardarlo hasta el catorce de este mes, y a la hora del crepúsculo, lo inmolará toda la asamblea de la comunidad de Israel.
7 Después tomarán un poco de su sangre, y marcarán con ella los dos postes y el dintel de la puerta de las casas donde lo coman.
8 Y esa misma noche comerán la carne asada al fuego, con panes sin levadura y verduras amargas.
9 No la comerán cruda ni hervida, sino asada al fuego; comerán también la cabeza, las patas y las entrañas.
10 No dejarán nada para la mañana siguiente, y lo que sobre, lo quemarán al amanecer.
11 Deberán comerlo así: ceñidos con un cinturón, calzados con sandalias y con el bastón en la mano. Y lo comerán rápidamente: es la Pascua del Señor.
12 Esa noche yo pasaré por el país de Egipto para exterminar a todos sus primogénitos, tanto hombres como animales, y daré un justo escarmiento a los dioses de Egipto. Yo soy el Señor.
13 La sangre les servirá de señal para indicar las casas donde ustedes estén. Al verla, yo pasaré de largo, y así ustedes se libarán del golpe del Exterminador, cuando yo castigue al país de Egipto.
14 Este será para ustedes un día memorable y deberán solemnizarlo con una fiesta en honor del Señor. Lo celebrarán a lo largo de las generaciones como una institución perpetua.
La Fiesta de los Panes Ácimos
15 Durante siete días ustedes comerán panes sin levadura. A partir del primer día, harán desaparecer la levadura de sus casas, porque todo el que coma pan fermentado, desde el primer día hasta el séptimo, será excluido de Israel.
16 El primer día celebrarán una asamblea litúrgica, y harán lo mismo el séptimo día. En todo este tiempo no estará permitido realizar ningún trabajo, exceptuando únicamente el que sea indispensable para preparar la comida.
17 Ustedes celebrarán la fiesta de los Acimos, porque ese día hice salir de Egipto a los ejércitos de Israel. Observarán este día a lo largo de las generaciones como una institución perpetua.
18 En el transcurso del primer mes, desde el atardecer del día catorce hasta el atardecer del día veintiuno, comerán el pan sin levadura.
19 Durante esos siete días, no habrá levadura en sus casas, porque todo el que coma algo fermentado, sea extranjero o natural del país, será excluido de la comunidad de Israel.
20 En una palabra, no podrán comer nada fermentado; cualquiera sea el lugar donde habiten, comerán panes ácimos.
La celebración de la Pascua
21 Moisés convocó a todos los ancianos de Israel y les dijo: «Vayan a buscar un animal del ganado menor para cada familia e inmolen la víctima pascual.
22 Luego tomen un manojo de plantas de hisopo, mójenlo en la sangre recogida en un recipiente, y marquen con la sangre el dintel y los dos postes de las puertas; y que ninguno de ustedes salga de su casa hasta la mañana siguiente.
23 Porque el Señor pasará para castigar a Egipto; pero al ver la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará de largo por aquella puerta, y no permitirá que el Exterminador entre en sus casas para castigarlos.
24 Cumplan estas disposiciones como un precepto permanente, para ustedes y para sus hijos.
25 Cuando lleguen a la tierra que el Señor ha prometido darles, observen este rito.
26 Y cuando sus hijos les pregunten qué significado tiene para ustedes este rito,
27 les responderán: «Este es el sacrificio de la Pascua del Señor, que pasó de largo en Egipto por las casas de los israelitas cuando castigó a los egipcios y salvó a nuestras familias». El pueblo de postró en señal de adoración.
28 Luego los israelitas se fueron y realizaron exactamente todo lo que el Señor había ordenado a Moisés y a Aarón.
La décima plaga: la muerte de los primogénitos
29 A medianoche, el Señor exterminó a todos los primogénitos en el país de Egipto, desde el primogénito del Faraón –el que debía sucederle en el trono– hasta el primogénito del que estaba preso en la cárcel, y a todos los primogénitos del ganado.
30 El Faraón se levantó aquella noche lo mismo que todos sus servidores y todos los egipcios, y en Egipto resonó un alarido inmenso, porque no había ninguna casa donde no hubiera un muerto.
Los preparativos para la partida
31 Esa misma noche, el Faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: «Salgan inmediatamente de en medio de mi pueblo, ustedes y todos los israelitas, y vayan a dar culto al Señor, como lo habían pedido.
32 Tomen también sus ovejas y sus vacas, puesto que así lo quieren, y váyanse. Imploren una bendición también para mí».
33 Los egipcios, por su parte, urgían al pueblo para obligarlo a salir del país lo antes posible, porque decían: «De lo contrario, todos moriremos».
34 El pueblo recogió la masa para el pan antes que fermentara, y envolviendo en sus mantos los utensilios de cocina, los cargaron sobre sus hombres.
35 Además, los israelitas hicieron lo que Moisés les había ordenado: pidieron a los egipcios objetos de oro y plata, y también ropa,
36 y el Señor hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios, los cuales accedieron a su pedido. De este modo, los israelitas despojaron a los egipcios.
La partida de los hebreos
37 Los israelitas partieron de Ramsés en dirección a Sucot. Eran unos seiscientos mil hombres de a pie, sin contar sus familias.
38 Con ellos iba también una multitud heterogénea, y una gran cantidad de ganado mayor y menor.
39 Como la pasta que habían traído de Egipto no había fermentado, hicieron con ella galletas ácimas. Al ser expulsados de Egipto no pudieron demorarse ni preparar provisiones para el camino.
40 Los israelitas estuvieron en Egipto cuatrocientos treinta años.
41 Y el día en que se cumplían esos cuatrocientos treinta años, todos los ejércitos de Israel salieron de Egipto.
42 El Señor veló durante aquella noche, para hacerlos salir de Egipto. Por eso, todos los israelitas deberán velar esa misma noche en honor del Señor, a lo largo de las generaciones.
Otras prescripciones para la celebración de la Pascua
43 El Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Estas son las disposiciones relativas a la Pascua. No deberá comerla ningún extranjero.
44 En cambio, podrá hacerlo todo esclavo adquirido con dinero, con tal que antes lo hayas circuncidado.
45 Tampoco la comerán el huésped ni el mercenario.
46 Todos la comerán en una misma casa. No saques fuera de la casa ningún pedazo de carne y no quiebres los huesos de la víctima.
47 Toda la comunidad de Israel celebrará la Pascua.
48 Si un extranjero ha fijado su residencia junto a ti y quiere celebrar la Pascua en honor del Señor, antes deberán ser circuncidados todos los varones de su casa: sólo así podrá acercarse a celebrarla, porque será como el nacido en el país. Pero no la comerá ningún incircunciso.
49 La misma ley regirá para el nativo y para el extranjero que resida entre ustedes».
50 Así lo hicieron los israelitas, exactamente como el Señor lo había ordenado a Moisés.

51 Y aquel mismo día, el Señor hizo salir de Egipto a los israelitas, distribuidos en grupos.

1° Lectura HEBREOS 10:19-39


19 Por lo tanto, hermanos, tenemos plena seguridad de que podemos entrar en el Santuario por la sangre de Jesús,
20 siguiendo el camino nuevo y viviente que él nos abrió a través del velo del Templo, que es su carne.
21 También tenemos un Sumo Sacerdote insigne al frente de la casa de Dios.
22 Acerquémonos, entonces, con un corazón sincero y llenos de fe, purificados interiormente de toda mala conciencia y con el cuerpo lavado por el agua pura.
23 Mantengamos firmemente la confesión de nuestra esperanza, porque aquel que ha hecho la promesa es fiel.
24 Velemos los unos por los otros, para estimularnos en el amor y en las buenas obras.
25 No desertemos de nuestras asambleas, como suelen hacerlo algunos; al contrario, animémonos mutuamente, tanto más cuanto que vemos acercarse el día.
26 Porque si después de haber recibido el pleno conocimiento de la verdad, pecamos deliberadamente, ya no hay más sacrificio por los pecados.
27 Sólo resta esperar con terror el juicio y el fuego ardiente que consumirá a los rebeldes.
28 El que viola la Ley de Moisés, es condenado a muerte irremisiblemente por el testimonio de dos o tres testigos.
29 Piensen, entonces, qué castigo merecerá el que pisoteó al Hijo de Dios, el que profanó la sangre de la Alianza con la cual fue santificado y ultrajó al Espíritu de la gracia.
30 Porque nosotros conocemos a aquel que ha dicho: La venganza me pertenece y yo daré la retribución. Y además: El Señor juzgará a su pueblo.
31 ¡Verdaderamente es algo terrible caer en las manos del Dios viviente!
32 Recuerden los primeros tiempos: apenas habían sido iluminados y ya tuvieron que soportar un rudo y doloroso combate,
33 unas veces expuestos públicamente a injurias y atropellos, y otras, solidarizándose con los que eran tratados de esa manera.
34 Ustedes compartieron entonces los sufrimientos de los que estaban en la cárcel y aceptaron con alegría que los despojaran de sus bienes, sabiendo que tenían una riqueza mejor y permanente.
35 No pierdan entonces la confianza, a la que está reservada una gran recompensa.
36 Ustedes necesitan constancia para cumplir la voluntad de Dios y entrar en posesión de la promesa.
37 Porque todavía falta un poco, muy poco tiempo, y el que debe venir vendrá sin tardar.
38 El justo vivirá por la fe, pero si se vuelve atrás, dejaré de amarlo.
39 Nosotros no somos de los que se vuelven atrás para su perdición, sino que vivimos en la fe para preservar nuestra alma.