miércoles, 19 de febrero de 2014

4° Lectura Tobías 10


1 Mientras tanto, Tobit contaba uno por uno los días que debía durar el viaje de ida y vuelta. Cuando se cumplió el plazo, sin que su hijo hubiera vuelto,
2 pensó: «¿Lo habrán retenido allí? A lo mejor, ha muerto Gabael y no hay nadie que le entregue el dinero».
3 Y comenzó a preocuparse.
4 Ana, su mujer, decía: «¡Mi hijo ha muerto, ya no está entre los vivos!». Y se puso a llorar y a lamentarse por su hijo, diciendo:
5 «¡Qué desgracia, hijo mío! Yo te dejé ir, a ti, la luz de mis ojos!».
6 Tobit le decía: «¡Tranquilízate, hermana, no pienses eso! El está bien. Habrán tenido algún contratiempo. Su compañero es persona de confianza, es uno de nuestros hermanos. No te preocupes por él. Llegará de un momento a otro».
7 Pero ella replicaba: «Déjame, no trates de engañarme. Mi hijo ha muerto». Y todos los días salía a mirar el camino por donde se había ido su hijo, porque no se fiaba de nadie. Al caer la tarde, entraba en su casa y pasaba las noches llorando y lamentándose sin poder dormir. Cuando pasaron los catorce días de la fiesta que Ragüel había prometido celebrar en honor de su hija, Tobías fue a decirle: «Déjame partir, porque seguramente mi padre y mi madre piensan que ya no volverán a verme. Te ruego, padre, que me dejes volver a la casa de mi padre. Ya te dije en qué estado lo dejé».
8 Ragüel respondió a Tobías: «Quédate conmigo, hijo mío. Yo enviaré mensajeros a tu padre Tobit, para que le lleven noticias tuyas».
9 Tobías insistió: «No, por favor. Déjame volver al lado de mi padre».
10 Ragüel le entregó en seguida a Sara, con la mitad de todos sus bienes en servidores y servidoras, en bueyes, camellos, asnos y camellos, en vestidos, plata y utensilios.
11 Así los hizo partir contentos. Al despedirse de Tobías, le dijo: «¡Salud, hijo mío, y buen viaje! ¡Que el Señor del Cielo los guíe, a ti y a tu esposa Sara, y que yo pueda ver a sus hijos antes de morir!».
12 A su hija Sara le dijo: «Ve a la casa de tu suegro. Desde ahora ellos son tus padres, como los que te hemos dado la vida. Vete en paz, hija mía. ¡Ojalá toda mi vida pueda oír buenas noticias tuyas!». Y después de abrazarlos, los dejó partir.
13 Edna, por su parte, dijo a Tobías: «Hijo y hermano muy querido, quiera el Señor que vuelvas, y que yo tenga vida para ver a tus hijos y a los de mi hija Sara, antes de morir!». En presencia del Señor, te confío a mi hija para que la cuides. No la entristezcas ni un solo día de tu vida. Vete en paz, hijo mío. De ahora en adelante, yo soy tu madre y Sara es tu hermana. ¡Ojalá pudiéramos ser igualmente felices todos los días de nuestra vida!». Luego besó a los dos y los dejó partir llenos de alegría.
14 Tobías salió feliz y contento de la casa de Ragüel, bendiciendo al Señor del cielo y de la tierra, el Rey del universo, por el buen resultado de su viaje. Ragüel le dijo: «Ojalá puedas honrar a tus padres todos los días de su vida!».

3° Lectura Proverbios 9


1 La Sabiduría edificó su casa, talló sus siete columnas,
2 inmoló sus víctimas, mezcló su vino, y también preparó su mesa.
3 Ella envió a sus servidoras a proclamar sobre los sitios más altos de la ciudad:
4 «El que sea incauto, que venga aquí». Y al falto de entendimiento, le dice:
5 «Vengan, coman de mi pan, y beban del vino que yo mezclé.
6 Abandonen la ingenuidad, y vivirán, y sigan derecho por el camino de la inteligencia».
7 El que corrige a un insolente se atrae la ignominia, y el que reprende a un malvado, el deshonor,
8 No reprendas a un insolente, no sea que te odie; reprende a un sabio, y te amará,
9 Da al sabio y se hará más sabio aún, instruye al justo y ganará en saber.
10 El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor, y la ciencia del Santo es la inteligencia.
11 Porque tus días se multiplicarán gracias a mí y se añadirán años a tu vida.
12 Si eres sabio, lo eres para ti, si eres insolente, tú solo lo sufrirás.
13 La señora Necedad es turbulenta, es estúpida y no sabe nada.
14 Ella se sienta a la puerta de su casa, en una silla, sobre las alturas de la ciudad,
15 para gritar a los transeúntes que van derecho por el camino:
16 «El que sea incauto, que venga aquí». Y al falto de entendimiento, le dice:
17 «¡Las aguas robadas son dulces y el pan quitado a escondidas, delicioso!».
18 Pero él no sabe que allí están las Sombras, y sus invitados, en las profundidades del Abismo.

2° Lectura Éxodo 20-21


Capítulo 20
Los diez mandamientos
1 Entonces Dios pronunció estas palabras:
2 Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar en esclavitud.
3 No tendrás otros dioses delante de mí.
4 No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas.
5 No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen;
6 y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos.
7 No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano.
8 Acuérdate del día sábado para santificarlo.
9 Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas;
10 pero el séptimo es día de descanso en honor del Señor, tu Dios. En él no harán ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que reside en tus ciudades.
11 Porque en seis días el Señor hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, pero el séptimo día descansó. Por eso el Señor bendijo el día sábado y lo declaró santo.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da.
13 No matarás.
14 No cometerás adulterio.
15 No robarás.
16 No darás falso testimonio contra tu prójimo.
17 No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni ninguna otra cosa que le pertenezca.
El temor del pueblo y la mediación de Moisés
18 Al percibir los truenos, los relámpagos y el sonido de la trompeta, y al ver la montaña humeante, todo el pueblo se estremeció de temor y se mantuvo alejado.
19 Entonces dijeron a Moisés: «Háblanos tú y oiremos, pero que no nos hable Dios, porque moriremos».
20 Moisés respondió al pueblo: «No teman, porque Dios ha venido a ponerlos a prueba para infundirles su temor. Así ustedes no pecarán».
21 Y mientras el pueblo se mantenía a distancia, Moisés se acercó a la nube oscura donde estaba Dios.
El Código de la Alianza: la ley relativa al altar
22 El Señor dijo a Moisés: Di a los israelitas: Ustedes han visto que les hablé desde el cielo.
23 No se fabriquen dioses de plata o de oro para ponerlos a mi lado.
24 Me harás un altar de tierra, y sobre él ofrecerás tus holocaustos y tus sacrificios de comunión, tus ovejas y tus bueyes. Vendré y te bendeciré en cualquier lugar donde yo haga que se recuerde mi Nombre.
25 Si me edificas un altar de piedra, no lo harás con piedras talladas, porque al trabajarlas con el hierro, las profanarás,.
26 Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que no se vea tu desnudez.

Capítulo 21
Los esclavos
1 Estas son las normas que darás a los israelitas:
2 Si compras un esclavo hebreo, él prestará servicios durante seis años, y al séptimo año, quedará en libertad sin pagar nada.
3 Si entró solo, saldrá solo; si tenía mujer, su mujer saldrá con él.
4 Si su dueño le dio una mujer y ella le dio hijos o hijas, la mujer y los hijos serán para su dueño, y él se irá solo.
5 Pero si el esclavo declara expresamente: «Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, y por eso no quiero quedar en libertad»,
6 su dueño lo presentará delante de Dios, lo acercará a la puerta de su casa o al poste de la puerta, y le perforará la oreja con una lezna. Así el esclavo quedará a su servicio para siempre.
7 Si un hombre vende a su hija como esclava, ella no saldrá en libertad como salen los esclavos.
8 Si después desagrada a su dueño, y él ya no la quiere para sí, permitirá que la rescaten, pero no podrá venderla a extranjeros por haberla defraudado.
9 Si el dueño la destina a su hijo, la tratará según el derecho de las hijas.
10 Si toma para sí otra mujer, no deberá reducir la comida, la ropa y los derechos conyugales de la primera.
11 Y si la priva de estas tres cosas, ella podrá irse gratuitamente, sin pagar nada.
El homicidio y el derecho se asilo
12 El que hiera mortalmente a un hombre será castigado con la muerte.
13 Si no lo hizo con premeditación, sino que Dios dispuso que cayera bajo su mano, yo te señalaré un lugar donde podrá refugiarse el homicida.
14 Pero si alguien tiene la osadía de matar alevosamente a su prójimo, hasta de mi altar deberás sacarlo para que muera.
Otros delitos castigados con la muerte
15 El que golpee a su padre o a su madre será castigado con la muerte.
16 El que rapte a un hombre, sea que lo haya vendido o que se lo encuentre en su poder, será castigado con la muerte.
17 El que maldiga a su padre o a su madre será castigado con la muerte.
Las heridas corporales
18 Si dos hombres pelean y uno hiere al otro con una piedra o con una azada, pero este último no muere sino que debe guardar cama,
19 el que lo hirió quedará absuelto si el herido se puede levantar y puede andar por fuera, aunque sea apoyándose en un bastón; pero deberá resarcirlo por el tiempo en que permaneció inactivo y hacerlo atender hasta que esté curado.
20 Si un hombre golpea con un bastón a su esclavo o a su esclava, de tal manera que estos mueren en sus mismas manos, deberán ser vengados.
21 Pero si sobreviven un día o dos, no serán vengados, porque son propiedad suya.
22 Si unos hombres se pelean, y uno de ellos atropella a una mujer embarazada y le provoca un aborto, sin que sobrevenga ninguna otra desgracia, el culpable deberá pagar la indemnización que le imponga el marido de la mujer, y el pago se hará por arbitraje.
23 Pero si sucede una desgracia, tendrás que dar vida por vida,
24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,
25 quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión.
26 Si un hombre golpea en un ojo a su esclavo o a su esclava, y lo deja tuerto, lo pondrá en libertad como compensación por el ojo.
27 Y si le hace caer un diente, lo pondrá en libertad como compensación por el diente.
28 Si un buey embiste a un hombre o a una mujer, y estos mueren, el buey será matado a pedradas y no se comerá su carne; el dueño del buey, en cambio, estará libre de culpa.
29 Pero si el buey solía embestir, y su dueño, aunque advertido oportunamente, no lo vigiló, en el caso de que ese buey mate a un hombre o a una mujer, será muerto a pedradas, y su dueño también será castigado con la muerte.
30 Si se le impone un precio de rescate, deberá pagar en rescate de su vida todo lo que se le imponga.
31 Si el buey embiste a un muchacho o a una muchacha, se procederá con él conforme a esta misma regla.
32 Y si el buey embiste a un esclavo o a una esclava, el dueño del animal pagará treinta siclos de plata al dueño del esclavo, y el buey será muerto a pedradas.
Delitos contra la propiedad
33 Si alguien abre un pozo, o cava una fosa y no la tapa, y un buey o un asno caen dentro,
34 el propietario del pozo deberá indemnizar: pagará en efectivo al dueño del buey o del asno el precio debido, y el animal muerto quedará para él.
35 Si el buey de un hombre embiste al buey de otro hombre, ocasionándole la muerte, venderán el buey vivo y se repartirán el importe; e igualmente se repartirán el animal muerto.
36 Pero si ya era notorio que el buey embestía habitualmente, y su dueño no lo vigiló, este pagará buey por buey y el animal muerto será para él.
37 Si alguien roba un buey o una oveja y lo sacrifica o lo vende, deberá restituir cinco animales del ganado mayor por un buey y cuatro animales del ganado menor por una oveja.

1° Lectura 19/02/2014 SAN MATEO 1


1 Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:

2 Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos.
3 Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Aram;
4 Aram, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón.
5 Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé;
6 Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías.
7 Salomón fue padre de Roboam; Roboam, padre de Abías; Abías, padre de Asá;
8 Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Joram; Joram, padre de Ozías.
9 Ozías fue padre de Joatam; Joatam, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías;
10 Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Josías;
11 Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.
12 Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel;
13 Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacim; Eliacim, padre de Azor.
14 Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquim; Aquim, padre de Eliud;
15 Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob.
16 Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
17 El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
18 Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no han vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
19 José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
20 Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
21 Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».
22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
23 "La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel", que traducido significa: «Dios con nosotros».
24 Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,
25 y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús.