jueves, 20 de febrero de 2014

3° Lectura 20/02/2014 PROVERBIOS 10



1 Proverbios de Salomón. Un hijo sabio es la alegría de su padre, pero un hijo necio es la aflicción de su madre.
2 Tesoros mal adquiridos no sirven de nada, pero la justicia libra de la muerte.

3 El Señor no deja que el justo sufra hambre, pero rechaza la avidez de los malvados.
4 La mano indolente empobrece, pero el brazo laborioso enriquece.
5 El que junta en verano es un hombre precavido, el que duerme en la cosecha es despreciable.
6 Las bendiciones descienden sobre el justo, la boca de los malvados encubre la violencia.
7 La memoria del justo es bendecida, pero el nombre de los malvados se pudrirá.
8 El de corazón sabio acepta los mandamientos, pero el de labios necios va a la perdición.
9 El que camina con integridad camina seguro, el que sigue caminos tortuosos será descubierto.
10 El que guiña el ojo hace sufrir, el que reprende con franqueza da tranquilidad.
11 La boca del justo es una fuente de vida, pero la de los malvados encubre la violencia.
12 El odio provoca altercados, pero el amor cubre todas las faltas.
13 En labios del inteligente se encuentra la sabiduría, y la vara es para las espaldas del insensato.
14 Los sabios atesoran la ciencia, pero la boca del necio es una ruina inminente.
15 La fortuna del rico es su plaza fuerte, la pobreza de los débiles es su ruina.
16 El salario del justo lleva a la vida, la renta del impío, al pecado.
17 El que respeta la instrucción camina hacia la vida, pero el que rechaza la reprensión se extravía.
18 El que disimula su odio tiene labios mentirosos, y el que levanta una calumnia es un necio.
19 Donde abundan las palabras nunca falta el pecado, el que refrena sus labios es un hombre precavido.
20 Plata acrisolada es la lengua del justo, el corazón de los malvados no vale gran cosa.
21 Los labios del justo sustentan a muchos, pero los necios mueren por falta de sensatez.
22 La bendición del Señor es la que enriquece, y nada le añade nuestro esfuerzo.
23 Cometer una infamia es una diversión para el insensato, y lo mismo es la sabiduría para el hombre inteligente.
24 Al malvado le sucederá lo que teme, y a los justos se les dará lo que desean.
25 Pasa la tormenta, y ya no existe el malvado, pero el justo tiene cimientos eternos.
26 Como vinagre para los dientes y humo para los ojos, así es el perezoso para el que le da un encargo.
27 El temor del Señor acrecienta los días, pero los años de los malvados serán acortados.
28 La esperanza de los justos es alegre, pero la expectativa de los malvados se desvanecerá.
29 El camino del Señor es refugio para el hombre íntegro y ruina para los que hacen el mal.
30 El justo no vacilará jamás, pero los malvados no habitarán la tierra.
31 De la boca del justo brota la sabiduría, pero la lengua perversa será extirpada.
32 Los labios del justo destilan benevolencia, y la boca de los malvados, perversidad.

2° Lectura 20/02/2014: ÉXODO 22-23

Capítulo 22

1 Si el ladrón, sorprendido en el momento de forzar una casa, es herido de muerte, no hay delito de homicidio.
2 Pero si ya había salido el sol, entonces hay delito de homicidio. El ladrón está obligado a restituir la totalidad de lo robado; si no dispone de medios para hacerlo, deberá ser vendido para compensar por su robo.
3 Si lo robado –un buey, un asno o una oveja– se encuentra vivo en su poder, tendrá que restituir el doble.
4 Si alguien hace pastar su ganado en un campo o una viña, y lo deja suelto de manera que este va a pastar también en campo ajeno, deberá indemnizar con los mejores productos de su campo y de su viña.
5 Si un fuego se propaga y alcanza los matorrales, y así se destruye la cosecha ya amontonada o la que aún no había sido segada o el campo, el causante del incendio deberá indemnizar.
6 Si un hombre entrega a otro en depósito dinero o algún objeto, y alguien los roba de la casa de este último, el ladrón, si es descubierto, restituirá el doble.
7 Si no se logra descubrir al ladrón, el dueño de la casa se presentará ante Dios para atestiguar que no ha puesto su mano sobre los bienes del otro.
8 En todo asunto delictivo referente a un buey, un asno, una oveja, un traje o cualquier objeto desaparecido, del cual su propietario pueda decir: «Indudablemente es este», el litigio será llevado ante Dios; y aquel a quien Dios declare culpable, restituirá al otro el doble.
9 Si alguien entrega a otra persona un asno, un buey, una oveja o cualquier otro animal para su custodia, y el animal muere, sufre una fractura o es sustraído en ausencia de testigos,
10 el depositario deber[a jurar por el Señor que no ha puesto su mano sobre la propiedad ajena. El propietario aceptará el juramento, y aquel no estará obligado a indemnizar.
11 Pero si el animal fue robado estando presente el depositario, deberá indemnizar.
12 Si el animal ha sido despedazado por una fiera, traerá como testimonio los despojos y no tendrá que indemnizar por él.
13 Si alguien pide prestado un animal, y este sufre una fractura o muere en ausencia de su dueño, el que lo recibió en préstamo deberá indemnizar.
14 Si su dueño estaba presente, no estará obligado a hacerlo. Si lo había alquilado, le pagara el precio del alquiler.

Leyes morales, sociales y religiosas

15 Si un hombre seduce a una mujer virgen que no está desposada y se acuesta con ella, deberá tomarla por esposa pagando el precio debido.
16 Si el padre de la joven se niega a dársela, el seductor pagará una suma equivalente al precio estipulado para casarse con una virgen.
17 No dejarás vivir a la hechicera.
18 El que tenga trato sexual con una bestia será castigado con la muerte.
19 El que ofrezca sacrificios a otro dios que no sea el Señor, será condenado al exterminio.
20 No maltratarás al extranjero ni lo oprimirás, porque ustedes fueron extranjeros en Egipto.
21 No harás daño a la viuda ni al huérfano.
22 Si les haces daño y ellos me piden auxilio, yo escucharé su clamor.
23 Entonces arderá mi ira, y yo los mataré a ustedes con la espada; sus mujeres quedará viudas, y sus hijos huérfanos.
24 Si prestas dinero a un miembro de mi pueblo, al pobre que vive a tu lado, no te comportarás con él como un usurero, no le exigirás interés.
25 Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, devuélveselo antes que se ponga el sol,
26 porque ese es su único abrigo y el vestido de su cuerpo. De lo contrario, ¿con qué dormirá? Y si él me invoca, yo lo escucharé, porque soy compasivo.
27 No blasfemarás contra Dios, ni maldecirás a un jefe de tu pueblo.
28 No demorarás en ofrecer las primicias de la cosecha y de la vendimia. Me darás a tu hijo primogénito.
29 Lo mismo deberás hacer con tu ganado mayor y tu ganado menor: el primogénito estará siete días con su madre, y al octavo día me lo darás.
30 Ustedes estarán consagrados a mí. No coman carne de un animal despedazado por una fiera, sino arrójenla a los perros.

Capítulo 23

Deberes humanitarios y de justicia

1 No divulgarás falsos rumores. No te pondrás de parte del culpable, dando testimonio en favor de una injusticia.
2 No seguirás a la mayoría para hacer el mal, ni atestiguarás en un proceso plegándote a la mayoría, para conculcar el derecho.
3 Tampoco favorecerás arbitrariamente al pobre que está implicado en un pleito.
4 Si encuentras perdido el buey o el asno de tu enemigo, se los llevarás inmediatamente.
5 Si ves al asno del que te aborrece, caído bajo el peso de su carga, no lo dejarás abandonado; más aún, acudirás a auxiliarlo junto con su dueño.
6 No conculcarás el derecho de tu compatriota indigente cuando tenga un pleito.
7 Permanecerás alejado de las causas falsas, y no harás morir al inocente y al que está en su derecho, porque yo no absolveré al culpable.
8 No te dejes sobornar con regalos, porque el regalo enceguece al que ve con claridad y pervierte las causas de los justos.
9 No oprimirás al extranjero. Ustedes saben muy bien lo que significa ser extranjero, ya que lo fueron en Egipto.

El año sabático y el sábado

10 Durante seis años sembrarás tus tierras y recogerás sus productos.
11 Al séptimo año, les darás un descanso y las dejarás sin cultivar. Allí encontrarán su alimento tus compatriotas indigentes, y los animales del campo comerán el resto. Lo mismo harás con tus viñas y tus olivares.
12 Durante seis días harás tus trabajos, pero el séptimo deberás descansar, a fin de que reposen tu buey y tu asno, y el hijo de tu esclava y el extranjero tengan un respiro;.
13 Ustedes observarán todo lo que les he dicho. Ni siquiera pronunciarán el nombre de otros dioses: que nadie lo oiga en boca de ustedes.

Las fiestas religiosas de Israel

14 Tres veces al año celebrarás una fiesta en mi honor.
15 Celebrarás la fiesta de los Acimos. Durante siete días comerás pan sin levadura, como te lo he mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib, porque en ese mes saliste de Egipto. Y nadie se presentará ante mí con las manos vacías.
16 También celebrarás la fiesta de la Cosecha, o sea, de las primicias de tus trabajos, de lo que hayas sembrado en los campos. Y al comienzo del año, cuando recojas los frutos de tu trabajo, celebrarás la fiesta de la Recolección.
17 Todos los varones se presentarán delante del Señor tres veces al año.

Otras leyes litúrgicas

18 No acompañarás con pan fermentado la sangre de mis sacrificios, ni dejarás para el día siguiente la grasa de la víctima ofrecida en mi fiesta.
19 Llevarás a la Casa del Señor, tu Dios, lo mejor de los primeros frutos de tu suelo. No harás cocer un cabrito en la lecha de su madre.

Instrucciones sobre la entrada en Canaán

20 Yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado.
21 Respétalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, porque no les perdonará las transgresiones, ya que mi Nombre está en él.
22 Si tú escuchas realmente su voz y haces todo lo que te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios.
23 Entonces mi ángel irá delante de ti y te introducirá en el país de los amorreos, los hititas, los perizitas, los cananeos, los jivitas y los jebuseos, y los exterminará.
24 No te postrarás delante de sus dioses ni los servirás; no imitarás sus costumbres, sino que derribarás y harás pedazos sus piedras conmemorativas.
25 Ustedes servirán al Señor, su Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de ti las enfermedades;
26 en tu país ninguna mujer abortará ni será estéril, y colmaré el número de tus días.
27 Yo sembraré el terror delante de ti, llenaré de confusión a los pueblos que encuentres a tu paso, y haré que todos tus enemigos te vuelvan las espaldas.
28 Haré cundir el pánico delante de ti, y él pondrá en fuga delante de ti al jivita, al cananeo y al hitita.
29 Pero no los expulsaré en un solo año, no sea que el país se convierta en un desierto y las bestias salvajes se multipliquen en perjuicio tuyo.
30 Los iré expulsando de tu vista poco a poco, hasta que crezcas en número y puedas tomar posesión del país.
31 Extenderé tus dominios desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Eufrates, porque yo pondré en tus manos a los habitantes del país para que los expulses delante de ti.
32 No harás ningún pacto con ellos ni con sus dioses.
33 Y ellos no deberán permanecer en tu país, para que no te inciten a pecar contra mí. Porque entonces servirías a sus dioses, y eso sería un grave riesgo para ti.

1° Lectura 20/02/2014: SAN MATEO 2



1 Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén
2 y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo».
3 Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén.
4 Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías.
5 «En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así está escrito por el Profeta:
6 "Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel"».
7 Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella,
8 los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje».
9 Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.
10 Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría,
11 y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra.
12 Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.
13 Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
14 José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
15 Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: "Desde Egipto llamé a mi hijo".
16 Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los mayor le habían indicado.
17 Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías:
18 "En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen".
19 Cuando murió Herodes, el Angel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto,
20 y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño».
21 José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel.
22 Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea,
23 donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: "Será llamado Nazareno".

Lecturas del 20 de Febrero