martes, 4 de marzo de 2014

3° Lectura Proverbios 22


22 1 Vale más el buen nombre que las muchas riquezas, y ser estimado vale más que la plata y el oro. 

2 El rico y el pobre tienen esto en común:el Señor los hizo a los dos.

3 El hombre precavido ve el mal y se esconde,los incautos siguen adelante y la pagan. 

4 Premio de la humildad son el temor del Señor,la riqueza, el honor y la vida. 

5 Hay espinas y trampas en el camino del hombre tortuoso:el que cuida de sí mismo se aparta de ellas. 

6 Inicia al niño en el camino que debe seguir,y ni siquiera en su vejez se apartará de él. 

7 El rico domina a los pobresy el deudor es esclavo del acreedor. 

8 El que siembra injusticia cosechará desgraciasy la vara de su furor lo aniquilará. 

9 El hombre generoso será bendecido,porque comparte su pan con el pobre. 

10 Echa al insolente y cesará la pelea:no habrá más discordias ni insultos. 

11 El que ama la pureza del corazón y habla con gracia, tiene al rey por amigo. 

12 Los ojos del Señor vigilan la ciencia,y él confunde las palabras del traidor. 

13 El perezoso dice: "Afuera hay un león,voy a ser ultimado en medio de la calle". 

14 Fosa profunda es la boca de las mujeres ajenas:el que irrita al Señor caerá en ella.

15 La necedad está adherida al corazón del joven:la vara de la corrección la alejará de él. 

16 El que explota al débil para engrandecersetendrá que dar al rico y acabará en la indigencia.

SENTENCIAS DE LOS SABIOS

17 Palabras de los sabios.
Inclina tu oído, escucha mis palabras,y presta atención a mi experiencia: 
18 será una delicia conservarlas dentro de ti y tenerlas siempre a punto sobre tus labios.

19 Para que pongas tu confianza en el Señor,hoy te voy a instruir también a ti. 

20 ¿Acaso no te he escrito treinta discursos,que contienen consejos e instrucciones, 

21 para hacerte conocer con exactitud las palabras verdaderas,y así puedas responder fielmente al que te envía? 

22 No robes al débil porque es débil,ni atropelles al pobre en la puerta de la ciudad, 

23 porque el Señor defenderá su causa,y a los que lo despojan, los despojará de la vida.

24 No te juntes con un hombre irascible ni vayas con un hombre iracundo, 
25 no sea que aprendas sus costumbresy te pongas una trampa a ti mismo. 

26 No seas de los que estrechan la mano,de los que salen fiadores por una deuda: 
27 si no tienes con qué pagar,te quitarán el lecho donde te acuestas. 

28 No desplaces los linderos antiguos,esos que colocaron tus padres. 

29 ¿Ves a un hombre hábil en su oficio?
Él se presentará delante de los reyesy no estará al servicio de gente mediocre. 

2° Lectura Levítico 7-8


Capítulo 7: Levítico 7

Prescripciones sobre el sacrificio de reparación

7 1 Este es el ritual del sacrificio de reparación:
La víctima de este sacrificio es una cosa santísima.

2 Será inmolada en el lugar donde se inmolan los holocaustos, y se rociará con su sangre todos los costados del altar.

3 Se ofrecerá toda la grasa de la víctima: la cola y la grasa que recubre las entrañas; 4 los dos riñones y la grasa que está sobre ellos –o sea, en los lomos– y la protuberancia del hígado, que será arrancada junto con los riñones.

5 El sacerdote hará arder todo esto sobre el altar, como una ofrenda que se quema para el Señor. Es un sacrificio de reparación.

6 Sólo podrán comer de ella los varones de la familia sacerdotal, y tendrá que ser comida en el recinto sagrado: es una cosa santísima.

Los derechos de los sacerdotes

7 La misma regla se aplica tanto para el sacrificio de reparación como para el sacrificio por el pecado: la víctima pertenecerá al sacerdote que practica con ella el rito de expiación.

8 Del mismo modo, el sacerdote que ofrece el holocausto en nombre de alguna persona, se quedará con el cuero de la víctima que ofreció.

9 Además, toda ofrenda cocida al horno o preparada a la cacerola o a la sartén, será para el sacerdote que la ofrece.

10 Pero cualquier otra oblación, ya sea mezclada con aceite o seca, se repartirá entre los hijos de Aarón, en partes iguales.

Prescripciones sobre el sacrificio de comunión

11 Este es el ritual del sacrificio de comunión que se ofrece al Señor.

12 Si la persona lo ofrece en acción de gracias, junto con ese sacrificio, deberá presentar unas roscas sin levadura mezcladas con aceite, galletas sin levadura untadas con aceite, y harina de la mejor calidad bien embebida en aceite.

13 Presentará esta ofrenda junto con el sacrificio de comunión que se ofrece en acción de gracias, añadiendo además unas tortas de masa fermentada.

14 Se reservará una unidad de cada clase como ofrenda destinada al Señor, la cual corresponderá al sacerdote que haya derramado la sangre del sacrificio de comunión.

15 La carne del sacrificio de acción de gracias deberá ser comida el mismo día en que se ofrece el sacrificio, sin dejar nada para el día siguiente.

Los sacrificios votivos y espontáneos

16 En cambio, si el sacrificio se ofrece en cumplimiento de un voto o espontáneamente, la víctima deberá ser comida el mismo día en que se ofrezca el sacrificio, pero lo que sobre se podrá comer al día siguiente.

17 Si todavía queda algún resto de carne, será quemado al tercer día.

18 Y si alguien come al tercer día carne de su sacrificio de comunión, la víctima no será aceptada, no le será aceptada al que la ofrece, porque se ha convertido en algo nocivo; y la persona que coma esa carne cargará con su culpa.

19 No se podrá comer la carne que haya tocado algo impuro, sino que deberá ser consumida por el fuego. Solamente una persona pura podrá comer la carne de ese sacrificio.

20 Si alguien come en estado de impureza la carne del sacrificio de comunión ofrecido al Señor, será excluido de su pueblo.

21 Si una persona toca algo impuro –ya sea un hombre que se encuentra en estado de impureza o un animal impuro o cualquier otra cosa impura– y a pesar de ello, come carne de un sacrificio de comunión ofrecido al Señor, será excluida de su pueblo.

Otras prescripciones relacionadas con el culto

22 Luego el Señor dijo a Moisés:

23 Habla en estos términos a los israelitas:
Ustedes no comerán grasa de buey, ni de cordero, ni de cabra.

24 La grasa de un animal muerto o despedazado por las fieras podrá servir para cualquier uso, pero no deberán comerla.

25 Porque cualquiera que coma la grasa de los animales que pueden ser ofrecidos en sacrificio al Señor, será excluido de su pueblo.

26 Tampoco comerán la sangre de ningún pájaro o de cualquier otro animal, cualquiera sea el lugar donde ustedes vivan.

27 El que coma la sangre será excluido de su pueblo.

La parte de los sacerdotes

28 Luego el Señor dijo a Moisés:

29 Habla en estos términos a los israelitas:
El que ofrezca al Señor un sacrificio de comunión, le presentará una parte de la víctima sacrificada en calidad de ofrenda.

30 Presentará con sus propias manos la ofrenda que se quema para el Señor, y ofrecerá la grasa del animal, junto con el pecho, para realizar con este último el gesto de presentación al Señor.

31 Luego el sacerdote hará arder la grasa sobre el altar, y el pecho será para Aarón y sus hijos.

32 Además, ustedes deberán entregar, como ofrenda reservada al sacerdote, la pata derecha de la víctima ofrecida en sacrificio de comunión.

33 Esa pata es la porción que recibirá el hijo de Aarón que ofrezca la sangre y la grasa del sacrificio de comunión.

34 Porque yo retengo ese pecho y esa pata de los sacrificios de comunión ofrecidos por los israelitas, y se los entrego al sacerdote Aarón y a sus hijos: es un derecho válido para siempre en Israel.

Conclusión

35 Esta es la parte que corresponde a Aarón y a sus hijos, de las ofrendas que queman para el Señor, desde que fueron investidos para servir al Señor como sacerdotes; 36 esto es lo que el Señor mandó que se les diera, desde el momento en que fueron ungidos, como un derecho que ellos tendrán siempre sobre los israelitas, a lo largo de las generaciones.


37
 Este es el ritual del holocausto, de la oblación, del sacrificio por el pecado, del sacrificio de reparación, del sacrificio de la consagración y del sacrificio de comunión, 38 que el Señor prescribió a Moisés en la montaña del Sinaí, cuando ordenó que los israelitas presentaran sus ofrendas al Señor, en el desierto del Sinaí.

Capítulo 8: Levítico 8
La consagración de Aarón y sus hijos
8 1 El Señor dijo a Moisés:

2 Reúne a Aarón y a sus hijos; toma las vestiduras, el óleo de la unción, el novillo para el sacrificio por el pecado, los dos carneros y la canasta de los panes ácimos, 3 y congrega a toda la comunidad junto a la entrada de la Carpa del Encuentro.


4 Moisés hizo lo que el Señor le había ordenado, y cuando la comunidad estuvo reunida a la entrada de la Carpa, 5 él les dijo: "El Señor ha mandado hacer estas cosas".

6 Entonces Moisés ordenó que se acercaran Aarón y sus hijos y los lavó con agua.

7 Después impuso la túnica a Aarón y se la ciñó con la faja; lo vistió con el manto y le puso encima el efod, ciñéndolo con el cinturón, de manera que se lo dejó bien ajustado.

8 Luego le colocó el pectoral y depositó en él el Urím y el Tumím; 9también puso sobre su cabeza el turbante, y encima de este, sobre la frente, colocó la flor de oro –el signo de su consagración– como el Señor se lo había ordenado.

10 En seguida Moisés tomó el óleo de la unción, ungió la Morada y todo lo que había en ella, y así los consagró.

11 Hizo siete aspersiones con óleo sobre el altar, y ungió el altar y todos sus utensilios, la fuente y su base, para consagrarlos.

12 Luego derramó óleo sobre la cabeza de Aarón y lo consagró por medio de la unción.

13 Finalmente, Moisés hizo que se acercaran los hijos de Aarón, los vistió con túnicas, los ciñó con fajas y les ajustó las mitras, según la orden que el Señor le había dado.

Los sacrificios de consagración

14 Después hizo traer un novillo para el sacrificio por el pecado. Aarón y sus hijos impusieron sus manos sobre la cabeza de la víctima, 15 y Moisés la inmoló. Entonces tomó la sangre y mojó con el dedo cada uno de los cuernos del altar, para purificarlo. Luego derramó la sangre sobre la base del altar. Así lo consagró, realizando sobre él el rito de expiación.

16 En seguida tomó toda la grasa que está sobre las entrañas, la protuberancia del hígado y los dos riñones con su grasa, y los hizo arder sobre el altar.

17 El resto del novillo –su cuero, su carne y sus excrementos– lo quemó fuera del campamento, como el Señor se lo había ordenado.

18 Hizo traer, además, el carnero para el holocausto. Aarón y sus hijos impusieron sus manos sobre la cabeza de la víctima, 19 y Moisés la inmoló. Luego roció con la sangre todos los costados del altar.

20 Cortó el carnero en pedazos y los hizo arder, junto con la cabeza y la grasa.

21 Después de lavar con agua las entrañas y las patas, Moisés hizo que todo el carnero ardiera sobre el altar, como un holocausto de aroma agradable, era una ofrenda que se quema para el Señor, según la orden que el Señor le había dado.

22
 Luego hizo traer el segundo carnero, el carnero del sacrificio de la consagración. Aarón y sus hijos impusieron sus manos sobre la cabeza de la víctima, 23 y Moisés la inmoló. Después tomó un poco de sangre y mojó con ella el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho.

24 Luego mandó que se acercaran los hijos de Aarón, les mojó con un poco de sangre el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el pulgar de su pie derecho, y roció con la sangre todos los costados del altar.

25 En seguida tomó toda la grasa –la cola, la grasa que recubre las entrañas, la protuberancia del hígado y los dos riñones con su grasa– y la pata derecha.

26 Sacó de la canasta de los panes ácimos que estaban delante del Señor un pan sin levadura, una torta sin levadura amasada con aceite y una galleta, y las depositó sobre las partes grasosas y sobre la pata derecha.

27 Luego entregó todo eso a Aarón y a sus hijos, e hizo el gesto de presentación delante del Señor.

28 Volvió a tomarlo, y lo hizo arder sobre el altar junto con el holocausto: era un sacrificio de la consagración, un sacrificio de aroma agradable, una ofrenda que se quema para el Señor.

29 Luego Moisés tomó el pecho de la víctima e hizo con él el gesto de presentación delante del Señor: esta era la parte del carnero de la consagración, que correspondía a Moisés, según la orden impartida por el Señor.

La aspersión con la sangre de los sacrificios

30 Moisés tomó en seguida el óleo de la unción y la sangre que estaba sobre el altar, e hizo una aspersión sobre Aarón, sobre sus hijos y sus vestiduras. De esta manera consagró a Aarón, a sus hijos, y también sus vestiduras.

31 Entonces Moisés dijo a Aarón y a sus hijos: "Hagan cocer la carne a la entrada de la Carpa del Encuentro, y cómanla allí mismo, con el pan que está en la canasta del sacrificio de la consagración, conforme a la orden que recibí: ‘Aarón y sus hijos comerán esto’.

32 Lo que sobre de la carne y del pan, lo quemarán.

33 Durante siete días no abandonarán la entrada de la Carpa del Encuentro, o sea, hasta que termine el período de la consagración, porque la consagración de ustedes durará siete días.

34 El Señor ordenó que durante ese tiempo se hiciera lo mismo que se hizo hoy, para practicar el rito de expiación en favor de ustedes.

35 Durante ese tiempo, permanecerán día y noche junto a la entrada de la Carpa del Encuentro, cumpliendo lo que el Señor ha establecido, y así no morirán, porque esta es la orden que yo recibí".

36 Aarón y sus hijos hicieron todo lo que el Señor había mandado por medio de Moisés.

1° Lectura Mateo 10:1-25


Institución de los Doce
Mc. 3. 13-19 Lc. 6. 13-16; 9. 1

10 1 Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.

2 Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; 3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; 4 Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.

Misión de los Doce
Mc. 6. 7-11 Lc. 9. 2-5

5 A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: "No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. 

6 Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. 

7 Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.

8 Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.

9 No lleven encima oro ni plata, ni monedas, 10 ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento.

11 Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. 

12 Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. 

13 Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. 

14 Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies.

15 Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.

La persecución a los Apóstoles
Mc. 13. 9-13 Lc. 21. 12-19; 12. 11-12

16 Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas.

17 Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en sus sinagogas. 

18 A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.

19 Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, 
20 porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.

21 El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. 

22 Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará. 

23 Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre.

La valentía de los Apóstoles
Lc. 6. 40 Jn. 13. 16; 15. 20 Mc. 4. 22 Lc. 8. 17; 12. 2-7 Mc. 8. 38 Lc. 9. 26; 12. 8-9

24 El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño. 

25 Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa!