sábado, 29 de marzo de 2014

4° Lectura. Judit 15

A
l enterarse de la noticia, los que estaban en el campamento quedaron fuera de sí por lo ocurrido. 2 El terror y el pánico se apoderaron de ellos, y ni un solo hombre permaneció al lado de su compañero; todos se desbandaron, escapando apresuradamente por todos los senderos de la llanura y de la montaña. 3 También se dieron a la fuga los que estaban apostados en la montaña alrededor de Betulia; y todos los israelitas capaces de empuñar las armas se precipitaron sobre ellos. 4 Ozías envió mensajeros a Betomestaim, a Bebai, a Jobai y a Colá, y a todo el territorio de Israel, para anunciar lo sucedido, a fin de que todos acometieran contra los enemigos hasta aniquilarlos. 5 Cuando la noticia llegó a los demás israelitas, todos, como un solo hombre, cayeron sobre ellos y los arrasaron hasta Jobai. También acudieron los de Jerusalén y los de toda la montaña, porque ya se había enterado de lo ocurrido en el campamento. Además, los de Galaad y los de Galilea los acometieron por los flancos, causándoles un gran estrago, hasta más allá de Damasco y sus fronteras. 6 Mientras tanto, los demás habitantes de Betulia irrumpieron en el campamento asirio y lo saquearon, obteniendo un riquísimo botín. 
 7 Los otros israelitas, por su parte, al volver de la matanza, se apoderaron del resto; y lo mismo hicieron los habitantes de los poblados y caseríos, tanto los de la montaña como los de la llanura: todos se apoderaron de abundantes despojos, porque los había en cantidades fabulosas. 8 El sumo sacerdote Joaquím y los ancianos del pueblo de Israel que habitaban en Jerusalén vinieron para contemplar los beneficios con que Dios había colmado a Israel, y también para ver a Judit y saludarla. 9 Al verla, todos a unas, la elogiaron y le dijeron: «¡Tú eres la gloria de Jerusalén, tú el gran orgullo de Israel, tú el insigne honor de nuestra raza! 10 Al realizar todo esto con tu propia mano, has hecho un gran bien a Israel, y Dios ha aprobado tu obra. Que el Señor todopoderoso te bendiga para siempre». Y todo el pueblo dijo: «¡Amén!». 11 El pueblo se entregó al saqueo del campamento durante treinta días. Asignaron a Judit la carpa de Holofernes, con toda su vajilla de plata, sus lechos, sus recipientes y todo su mobiliario. Ella tomó esas cosas, cargó su mula, enganchó sus carros y amontonó todo encima. 12 Todas las mujeres de Israel acudieron a verla y a elogiarla, y algunas de ellas formaron un coro de danzas en su honor. Judit, tomó en sus manos unas guirnaldas y las distribuyó entre las que las rodeaban. 13 Luego ella y sus compañeras se coronaron con ramos de olivo, y ella, al frente de todo el pueblo, dirigía las danzas corales de todas las mujeres. Al mismo tiempo, los hombres de Israel, con sus armas y ceñidos de coronas, la seguían entonando himnos de alabanza. 14 Entonces Judit entonó este canto de acción de gracias en presencia de todo Israel, y todo el pueblo coreó su canto.


3° Lectura. Cantares 5:2-16 - 6: 1-3

 [La Amada]

Y
2 Yo duermo, pero mi corazón vela: oigo a mi amado que golpea. «¡Abreme, hermana mía, mi amada, paloma mía, mi preciosa! Porque mi cabeza está empapada por el rocío y mi cabellera por la humedad de la noche».
3 «Ya me quité la túnica, ¿cómo voy a ensuciármelos?».
4 Mi amado pasó la mano por la abertura de la puerta, y se estremecieron mis entrañas.
5 Me levanté para abrirle a mi amado, y mis manos destilaron mirra, fluyó mirra de mis dedos, por el pasador de la cerradura.
6 Yo misma le abrí a mi amado, pero él ya había desaparecido. ¡El alma se me fue detrás de él! ¡Lo busqué, y no lo encontré, lo llamé y no me respondió!
7 Me encontraron los centinelas que hacen la ronda en la ciudad; los guardias de las murallas me golpearon y me hirieron, me arrancaron el manto.
8 Júrenme, hijas de Jerusalén, que si encuentran a mi amado, le dirán... ¿qué le dirán? Que estoy enferma de amor.

[Coro]
9 ¿Qué tiene tu amado más que los otros, tú, la más hermosa de las mujeres? ¿Qué tiene tu amado más que los otros para que nos conjures de esa manera?

[La Amada]
10 Mi amado es apuesto y sonrosado, se distingue entre diez mil.
11 Su cabeza es un lingote de oro puro, sus cabellos son ramas de palmera, negros como un cuervo.
12 Sus ojos son dos palomas junto a una corriente de agua, que se bañan en leche y se posan sobre un estanque.
13 Sus mejillas son canteros perfumados, almácigos de hierbas aromáticas. Sus labios son lirios que destilan mirra pura.
14 Sus manos, brazaletes de oro, adornados con piedras de Tarsis. Su vientre, un bloque de marfil, todo incrustado de zafiros.
15 Sus piernas, columnas de alabastro, asentadas sobre bases de oro puro. Su aspecto es como el Líbano, esbelto como los cedros.
16 Su paladar rebosa dulzura y todo en él es una delicia. Así es mi amado, así es mi amigo, hijas de Jerusalén.

Capítulo 6

[Coro]
¿A
dónde se ha ido tu amado, tú, la más hermosa de las mujeres? ¿Adónde se dirigió tu amado, para que lo busquemos contigo?



[La Amada]
2 Mi amado ha bajado a su jardín, a los canteros perfumados, para apacentar su rebaño en los jardines, para recoger lirios.
3 ¡Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado, que apacienta su rebaño entre los lirios!

2° Lectura. Números 23:27-30 - 24


L
uego Balac dijo a Balaam: «Ven, te llevaré a otro lugar. Tal vez Dios vea con buenos ojos que me los maldigas desde allí». 28 En seguida lo llevó a la cima del Peor, que domina la región desértica, 29 y Balaam dijo a Balac: «Constrúyeme aquí siete altares y prepárame siete novillos y siete carneros». 30 Balac hizo lo que Balaam le había indicado, y ofreció un novillo y un carnero en cada altar.



Capítulo 24
El tercer oráculo de Balaam
P
ero Balaam al ver que el Señor se complacía en bendecir a Israel, no fue, como las otras veces, en busca de presagios, sino que volvió su rostro hacia el desierto. 2 Cuando alzó los ojos y vio a Israel acampado por tribus, el espíritu de Dios vino sobre él 3 y pronunció su poema, diciendo: «Oráculo de Balaam hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante; 4 oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del que recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis, pero con los ojos abiertos. 5 ¡Qué hermosas son tus carpas, Jacob, y tus moradas, Israel! 6 Son como quebradas que se extienden, como jardines junto a un río, como áloes que plantó el Señor, como cedros junto a las aguas. 7 El agua desborda de sus cántaros, su simiente tiene agua en abundancia. Su rey se eleva por encima de Agag y su reino es exaltado. 8 Dios, que lo hace salir de Egipto, es para él como los cuernos de un búfalo. El devora a las naciones enemigas, les tritura los huesos y las hiere con sus flechas. 9 Se agazapa, se recuesta, como un león, como una leona. ¿Quién lo hará levantar? ¡Bendito sea el que te bendiga, y maldito el que te maldiga!». El cuarto oráculo de Balaam 10 Entonces Balac, enfurecido contra Balaam golpeó las manos y le dijo: «Yo te llamé para que maldijeras a mis enemigos, y tú ya los has bendecido tres veces. 11 Huye a tu patria cuanto antes. Estaba dispuesto a colmarte de honores, pero el Señor te ha privado de ellos». 12 Balaam le respondió: «Ya le había anticipado a los mensajeros que me enviaste: 13 «Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría transgredir una orden del Señor, haciendo algo por mi cuenta, ni bueno ni malo. Yo debo decir únicamente lo que dice el Señor». 14 Y ahora que regreso a mi cada, déjame anunciarte lo que este pueblo hará con el tuyo en los días que vendrán». 15 Entonces pronunció su poema, diciendo: «Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante; 16 oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis pero con los ojos abiertos. 17 Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no de cerca: una estrella se alza desde Jacob, un cetro surge de Israel: golpea las sienes de Moab y el cráneo de todos los hijos de Set. 18 Edom será un país conquistado. Seír será conquistado por sus enemigos, mientras que Israel hará proezas: 19 un vencedor sale de Jacob y elimina a los fugitivos de Ar». 20 Al ver a Amalec, Balaam pronunció su poema, diciendo: «Amalec es la primicia de las naciones, pero su destino es desaparecer para siempre». 21 Al ver a los quenitas, Balaam pronunció su poema, diciendo: «Firme es tu morada, Caín, y tu nido está asentado en la roca, 22 sin embargo, va ser consumido, cuando Asur te lleve prisionero». 23 Finalmente pronunció su poema, diciendo: «¿Quién subsistirá cuando Dios haga esto? 24 Vendrán barcos del lado de Quitím, oprimirán a Asur, oprimirán a Eber; y ellos, a su vez, desaparecerán para siempre». 25 Entonces Balaam emprendió el camino de regreso a su patria, y también Balac siguió su camino.


1° Lectura. Mateo 23:13-39

"¡A
y de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran. 14 [¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones! Por eso serán juzgados con más severidad.] 15 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes! 16 ¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: "Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale"! 17 ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro? 18 Ustedes dicen también: "Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar". 
 19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda? 20 Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él. 21 Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita. 22 Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él. 23 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley; la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. 24 ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello! 25 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno! 26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera. 27 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre! 28 Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad. 29 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, 30 diciendo: "Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas"! 31 De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas. 32 ¡Colmen entonces la medida de sus padres! 33 ¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo podrán escapar a la condenación de la Gehena? 34 Por eso, yo voy a enviarles profetas, sabios y escribas; ustedes matarán y crucificarán a unos, azotarán a otros en las sinagogas, y los perseguirán de ciudad en ciudad. 35 Así caerá sobre ustedes toda la sangre del justo Abel, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que ustedes asesinaron entre el santuario y el altar. 36 Les aseguro que todo esto sobrevendrá a la presente generación. 37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste! 38 Por eso, a ustedes la casa les quedará desierta. 39 Les aseguro que ya no me verán más, hasta que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».