lunes, 31 de marzo de 2014

4° Lectura. Judit 16

J
udit dijo: «¡Entonen un canto a mi Dios con tamboriles, canten al Señor con címbalos; compongan en su honor un salmo de alabanza, glorifiquen e invoquen su Nombre! 2 Porque el Señor es un Dios que pone fin a las guerras: él estableció su campamento en medio del pueblo y me libró de mis perseguidores. 3 De las montañas del norte llegó Asiria, avanzó con un ejército innumerable: sus tropas obstruyeron los valles y su caballería cubrió las colinas. 4 Amenazó con incendiar mis territorios y pasar a mis jóvenes al filo de la espada, con estrellar a mis pequeños contra el suelo y entregar a mis niños como presa y a mis muchachas como botín. 5 ¡Pero el Señor todopoderoso los eliminó por la mano de una mujer! 6 Su jefe no fue abatido por jóvenes guerreros, ni lo golpearon hijos de titanes, ni lo atacaron enormes gigantes: lo desarmó Judit, la hija de Merarí, con la hermosura de su rostro. 7 Ella se quitó su ropa de luto, para exaltar a los afligidos de Israel: 8 se ajustó el cabello con una diadema, se puso ropa de lino para seducirlo. 9 Sus sandalias deslumbraron los ojos del guerrero, su hermosura le cautivó el corazón... ¡y la espada le cortó la cabeza! 10 Los persas temblaron por su audacia y los medos se turbaron por su temeridad, 11 Entonces mi pueblo humillado gritó de alegría y los otros se llenaron de espanto; mis débiles lanzaron gritos de triunfo y ellos quedaron aterrados; mi pueblo alzó su voz y ellos se dieron a la fuga. 12 Hijos de jóvenes mujeres los traspasaron, los acribillaron como a esclavos fugitivos: ¡todos perecieron en el combate de mi Señor! 13 Cantaré a mi Dios un canto nuevo: ¡Señor, tú eres grande y glorioso, admirable por tu poder e invencible! 14 Que te sirvan todas las criaturas, porque tú lo dijiste y fueron hechas, enviaste tu espíritu y él las formó, y nadie puede resistir a tu voz. 15 Las montañas y las aguas se sacudieron desde sus cimientos, las rocas se derretirán como cera en tu presencia, pero tú siempre te muestras propicio con aquellos que te temen. 16 Poco vale un sacrificio de aroma agradable y menos aún toda la grasa ofrecida en holocausto, pero el que teme al Señor será grande para siempre. 17 ¡Ay de las naciones que se levantan contra mi pueblo! El Señor todopoderoso los castigará en el día del Juicio: pondrá en su carne fuego y gusanos, y gemirán de dolor eternamente». 18 Apenas llegaron a Jerusalén, todos adoraron a Dios y, una vez que el pueblo se purificó, ofrecieron sus holocaustos, sus ofrendas voluntarias y sus dones. 19 Judit dedicó todo el mobiliario de Holofernes, que el pueblo le había obsequiado, y consagró en homenaje a Dios el cortinado que ella misma había arrancado de su lecho. 20 El pueblo prolongó los festejos durante tres meses delante del Templo de Jerusalén, y Judit permaneció con ellos. 21 Pasado este tiempo, cada uno regresó a su herencia, Judit, por su parte, volvió a Betulia y siguió administrando sus bienes. Ella se hizo célebre en tu tiempo por todo el país. 22 Muchos la pretendieron como esposa, pero ella no volvió a casarse, después que su esposo Manasés murió y fue a reunirse con sus antepasados. 23 Su fama fue creciendo cada vez más, mientras envejecía en la casa de su esposo, hasta llegar a los ciento cinco años. Otorgó la libertad a su servidora, y murió en Betulia, siendo sepultada en la caverna de su esposo Manasés. 24 La casa de Israel estuvo de duelo por ella durante siete días. Antes de morir había repartido sus bienes entre los parientes de su esposo Manasés y entre sus propios parientes. 25 Nadie atemorizó a los israelitas mientras vivió Judit, y hasta mucho tiempo después de su muerte.


3° Lectura. Cantares 8:5-14

[Coro]
¿Q
uién es esa que sube del desierto, reclinada sobre su amad

[El Amado]
Te desperté debajo del manzano, allí donde tu madre te dio a luz, donde te dio a luz la que te engendró.

[La Amada]
6 Grábame como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu lazo, porque el Amor es fuerte como la Muerte, inflexibles como el Abismo son los celos. Sus flechas son flechas de fuego, sus llamas, llamas del Señor.
7 Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlo. Si alguien ofreciera toda su fortuna a cambio del amor, tan sólo conseguiría desprecio.

[Los hermanos]
8 Tenemos una hermana pequeña, aún no le han crecido los pechos. ¿Qué haremos con nuestra hermana, cuando vengan a pedirla?
9 Si fuera una muralla, le pondríamos almenas de plata; si fuera una puerta, la reforzaríamos con tablas de cedro.

[La hermana menor]
10 Yo soy una muralla, y mis pechos son como torreones: por eso soy a los ojos de él como quien ha encontrado la paz.

[El Amado]
11 Salomón tenía una viña en Baal Hamón; la confió a unos cuidadores, y cada uno le traía mil siclos de plata por sus frutos.
12 Mi viña es sólo para mí, para ti, Salomón, son los mil siclos, y doscientos para los cuidadores.

[El Amado]
13 ¡Tú que habitas en los jardines!, mis compañeros prestan oído a tu voz; deja que yo te oiga decir:
14 «Apúrate, amado mío, como una gacela, como un ciervo joven, sobre las montañas perfumadas».

2° Lectura. Números 28 - 29

Capítulo 28
Los sacrificios cotidianos
E
l Señor dijo a Moisés: 2 Transmite esta orden a los israelitas: Pongan cuidado de presentarme a su debido tiempo la ofrenda de alimentos que me pertenece, los sacrificios que se queman con aroma agradable a mí. 3 Dile también: Cada día ofrecerán dos corderos de un año y sin defecto, como holocausto perpetuo. 4 Los ofrecerán uno por la mañana y el otro a la hora del crepúsculo, 5 con una oblación consistente en la décima parte de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con un litro y medio de aceite puro de oliva. 6 Este es el holocausto perpetuo que fue ofrecido en la montaña del Sinaí, como ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor. 7 La libación correspondiente será un litro y medio de bebida fuerte por cada cordero, y se ofrecerá al Señor en el Santuario. 8 A la hora del crepúsculo ofrecerás el segundo cordero, con la misma oblación y la misma libación de la mañana: es una ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor.

 El sacrificio sabático 9 El día sábado ofrecerán dos corderos de un año y sin defecto, con una oblación consistente en dos décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, y su correspondiente libación. 10 Es el holocausto sabático, que se añadirá cada sábado al holocausto perpetuo y a su libación.

 El sacrificio mensual 11 El primer día de cada mes ofrecerán al Señor, como holocausto, dos novillos, un carnero y siete corderos de un año y sin defecto. 12 También ofrecerán tres décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, como oblación por cada novillo; dos décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, como oblación por el carnero; 13 y la décima parte de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, como oblación por cada cordero, Así el holocausto será una ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor. 14 Las libaciones correspondientes serán de tres litros de vino por el novillo, de dos litros por el carnero y de un litro y medio por el cordero. Este será el holocausto mensual, para todos los meses del año. 15 Además del holocausto perpetuo, de ofrecerá al Señor un chivo, como sacrificio por el pecado, con la libación correspondiente.


 Los sacrificios para la Fiesta de los Ácimos 16 El día catorce del primer mes será la Pascua del Señor, 17 y el quince de ese mismo mes será un día de fiesta. Durante siete días comerán panes ácimos. 18 El primer día habrá una asamblea litúrgica y no harán trabajos de ninguna clase. 19 Además presentarán, como ofrenda que se quema en holocausto al Señor, dos novillos, un carnero y siete corderos de un año y sin defecto. 20 Con ellos presentarán, como oblación por el novillo, tres décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite; dos décimas partes por el carnero, 21 y una décima parte por cada uno de los siete corderos. 22 También se ofrecerá un chivo como sacrificios por el pecado, a fin de realizar el rito de expiación en favor de ustedes. 23 Harán todo esto, además del holocausto matutino, que se ofrece como holocausto perpetuo. 24 Así lo harán cada uno de esos siete días. Es una ofrenda de alimentos, que se quema con aroma agradable al Señor, y se añade al holocausto perpetuo y a su oblación. 25 El séptimo día habrá otra asamblea litúrgica, y no harán trabajos de ninguna clase.

 Los sacrificios para la Fiesta de las Semanas 26 El día de las primicias –cuando ofrezcan al Señor, en la fiesta de las Semanas, una oblación de frutos recién madurados– tendrán una asamblea litúrgica y no harán trabajos de ninguna clase. 27 También ofrecerán como holocausto de aroma agradable al Señor, dos novillos, un carnero y siete corderos de un año. 28 Con ellos, presentarán, como oblación por cada novillo, tres décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite; dos décimas partes por cada carnero, 29 y una décima parte por cada uno de los siete corderos. 30 También se ofrecerá una chivo como sacrificio por el pecado, a fin de realizar el rito de expiación en favor de ustedes. 31 Harán todo esto con sus correspondientes libaciones, además del holocausto perpetuo y su oblación.

Capítulo 29
Los sacrificios para la Fiesta de la Aclamación
E
l primer día del séptimo mes tendrán una asamblea litúrgica y no harán ninguna clase de trabajo. Este será para ustedes el día de la Aclamación. 2 En él ofrecerán, como holocausto de aroma agradable al Señor, un novillo, un carnero y siete corderos de un año y sin defecto. 3 También presentarán, como oblación por el novillo, tres décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite; dos décimas partes por el carnero, 4 y una décima parte por cada uno de los siete corderos. 5 Igualmente se ofrecerá al Señor un chivo como sacrificio por el pecado, a fin de practicar el rito de expiación en favor de ustedes. 6 Todo esto, además del holocausto mensual y de su oblación, del holocausto perpetuo y de su oblación, y de las libaciones prescritas, como aroma agradable, como ofrenda que se quema para el Señor. Los sacrificios para el Día de la Expiación 7 El décimo día de ese séptimo mes tendrán una asamblea litúrgica, ayunarán y no hará ninguna clase de trabajo. 8 Además, ofrecerán al Señor, como holocausto de aroma agradable, un novillo, un carnero y siete corderos de un año y sin defecto, 9 con la oblación correspondiente: tres décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, por el novillo; dos décimas partes por el carnero, 10 y una décima parte por cada uno de los siete corderos. 11 También se ofrecerá un chivo como sacrificio por el pecado. Todo esto, además de la víctima por el pecado ofrecida en la fiesta de la Expiación, del holocausto perpetuo, de su oblación y de sus correspondientes libaciones. Los sacrificios para la 

Fiesta de las Chozas 12 El día quince del séptimo mes tendrán una asamblea litúrgica. No harán ninguna clase de trabajos y durante siete días seguidos celebrarán una fiesta de peregrinación en honor del Señor. 13 Ofrecerán como holocausto de aroma agradable al Señor trece novillos, dos carneros y catorce corderos de un año y sin defecto, 14 con su oblación de harina de la mejor calidad, amasada con aceite: tres décimas partes de una medida por cada uno de los trece novillos, dos décimas partes por cada uno de los dos carneros 15 y una décima parte por cada uno de los catorce corderos. 16 También ofrecerán un chivo como sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo, de su oblación y su libación. 17 El segundo día ofrecerán doce novillos, dos carnero y catorce corderos de un año y sin defecto, 18 con las oblaciones y libaciones prescritas, según el número de novillos, de carneros y de corderos. 19 También ofrecerán un chivo como sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo, de su oblación y sus libaciones. 20 El tercer día ofrecerán once novillos, dos carneros y catorce corderos de un año y sin defecto, 21 con las oblaciones y libaciones prescritas, según el número de novillos, de carneros y de corderos. 22 También ofrecerán un chivo como sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo, de su oblación y su libación. 23 El cuarto día ofrecerán diez novillos, dos carneros y catorce corderos de un año y sin defecto, 24 con las oblaciones y libaciones prescritas, según el número de novillos, de carneros y de corderos. 25 También ofrecerán un chivo como sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo, de su oblación y su libación. 26 El quinto día ofrecerán nueve novillos, dos carneros y catorce corderos de un año y sin defecto, 27 con las oblaciones y libaciones prescritas, según el número de novillos, de carneros y de corderos. 28 También ofrecerán un chivo como sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo, de su oblación y su libación. 29 El sexto día ofrecerán ocho novillos, dos carneros y catorce corderos de un año y sin defecto, 30 con las oblaciones y libaciones prescritas, según el número de novillos, de carneros, y de corderos. 31 También ofrecerán un chivo como sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo, de su oblación y su libación. 32 El séptimo día ofrecerán siete novillos, dos carneros y catorce corderos de un año y sin defecto, 33 con las oblaciones y libaciones prescriptas, según el número de novillos, de carneros y de corderos. 34 También ofrecerán un chivo como sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo, de su oblación y su libación. 35 El octavo día tendrán una reunión solemne y no harán ninguna clase de trabajo. 36 Ofrecerán como holocausto, como ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor, un novillo, un carnero y siete corderos de un año y sin defecto, 37 con la oblación y las libaciones prescritas, según el número de novillos, de carneros y de corderos. 38 También ofrecerán un chivo como sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo, de su oblación y su libación. 39 Estos son los sacrificios que ustedes ofrecerán al Señor en sus fiestas, además de sus ofrendas votivas y voluntarias, de sus holocaustos, oblaciones y libaciones, y de sus sacrificios de comunión.


1° Lectura. Mateo 24:32-51

A
prendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. 33 Así también, cuando vean todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. 34 Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. 
 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 36 En cuanto a ese día y esa hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. 37 Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. 38 En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; 39 y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. 40 De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. 41 De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. 42 Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. 43 Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. 44 Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. 45 ¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno? 46 Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo. 47 Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. 48 Pero si es un mal servidor, que piensa: «Mi señor tardará», 49 y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos, 50 su señor llegará el día y la hora menos pensada, 51 y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.


domingo, 30 de marzo de 2014

3° Lectura. Cantares 6:4-12 - 8:1-4

[El Amado] 
 4 ¡Eres bella, amiga mía, como Tirsá, hermosa como Jerusalén! 5 Aparta de mí tus ojos, porque me fascinan. Tus cabellos son un rebaño de cabras que bajan por las laderas de Galaad. 6 Tus dientes, como un rebaño de ovejas que acaban de bañarse: todas ellas han tenido mellizos y no hay ninguna estéril. 7 Como cortes de granada son tus mejillas, detrás de tu velo. 8 Son sesenta las reinas, ochenta las concubinas, e innumerables las jóvenes. 9 Pero una sola es mi paloma mi preciosa. Ella es la única de su madre, la preferida de la que la engendró: al verla, la felicitan las jóvenes, las reinas y concubinas la elogian. 10 «¿Quién es esa que surge como la aurora, bella como la luna, resplandeciente como el sol, imponente como escuadrones con sus insignias?». [La Amada] 11 Yo bajé al jardín de los nogales, a ver los retoños del valle, a ver si brotaba la viña, si florecían los granados... 12 Y sin que yo me diera cuenta, me encontré en la carroza con mi príncipe.

Capítulo 7

[Coro]
¡V
uelve, vuelve Sulamita, vuelve, vuelve, para que te veamos!
 [El Amado]
¿Por qué miran a la Sulamita, bailando entre dos coros?

2 ¡Qué bellos son tus pies en las sandalias, hija de príncipe! Las curvas de tus caderas son como collares, obra de las manos de un orfebre.
3 Tu ombligo es un cántaro, donde no falta el vino aromático. Tu vientre, un haz de trigo, bordeado de lirios.
4 Tus pechos son como dos ciervos jóvenes, mellizos de una gacela.
5 Tu cuello es como una torre de marfil. Tus ojos, como las piscinas de Jesbón, junto a la puerta Mayor. Tu nariz es como la Torre del Líbano, centinela que mira hacia Damasco.
6 Tu cabeza se yergue como el Carmelo, tu cabellera es como la púrpura: ¡un rey está prendado de esas trenzas!
7 ¡Qué hermosa eres, qué encantadora, mi amor y mi delicia!
8 Tu talle se parece a la palmera, tus pechos a sus racimos.
9 Yo dije: Subiré a la palmera, y recogeré sus frutos. ¡Que tus pechos sean como racimos de uva, tu aliento como aroma de manzanas,
10 y tu paladar como un vino delicioso, que corre suavemente hacia el amado, fluyendo entre los labios y los dientes!

[La Amada]
11 Yo soy para mi amado, y él se siente atraído hacia mí.
12 ¡Ven, amado mío, salgamos al campo! Pasaremos la noche en los poblados;
13 de madrugada iremos a las viñas, veremos si brotan las estepas, si se abren las flores, si florecen las granadas... Allí te entregaré mi amor.
14 Las mandrágoras exhalan su perfume, los mejores frutos están a nuestro alcance: los nuevos y los añejos, amado mío, los he guardado para ti.

Capítulo 8

¡A
h, si tú fueras mi hermano, criado en los pechos de mi madre! Al encontrarte por la calle podría besarte, sin que la gente me despreciara.
2 Yo te llevaría a la casa de mi madre, te haría entrar en ella, y tú me enseñarías... Te daría de beber, vino aromatizado y el juego de mis granadas.
3 Su izquierda sostiene mi cabeza y con su derecha me abraza.

[El Amado]
4 Júrenme, hijas de Jerusalén, que no despertarán, ni desvelarán a mi amor, hasta que ella quiera.

2° Lectura. Números 25-27

Capítulo 25
Idolatría de Israel en Peor
M
ientras Israel estaba en Sitím, el pueblo comenzó a prostituirse con las mujeres moabitas, 2 que lo invitaron a participar de los sacrificios en honor de su dios. El pueblo comió de ellos y adoró a ese dios. 3 Así Israel se sometió al Baal de Peor, y por eso el Señor se indignó contra él. 4 El Señor dijo a Moisés: «Toma a todos los jefes del pueblo y cuélgalos públicamente delante del Señor, para que se aplaque la indignación del Señor contra Israel». 5 Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: «Cada uno de ustedes matará a aquellos de sus hombres que se sometieron al Baal de Peor». 6 Precisamente entonces, llegó un israelita trayendo una mujer madianita adonde estaban sus hermanos, a la vista de Moisés y de todos los israelitas, que lloraban a la entrada de la Carpa del Encuentro. 7 Al ver esto, Pinjás, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, se apartó de la comunidad y, tomando una lanza, 8 siguió al israelita hasta la alcoba y allí los traspasó a los dos, al israelita y a la mujer, en pleno vientre. Entonces cesó la plaga que asolaba a los israelitas. 9 Los que habían muerto a causa de la plaga fueron veinticuatro mil. 10 Y el Señor dijo a Moisés: 11 «Pinjás, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha apartado mi ira de los israelitas, porque ha demostrado en medio de ellos un celo igual al mío. Por eso yo no acabé con los israelitas, dejándome llevar por mi celos. 12 Y ahora declaro: Yo le concedo mi alianza de paz. 13 En favor de él y de su descendencia habrá una alianza que le asegurará al sacerdocio para siempre, porque se mostró celoso por su Dios, e hizo expiación por los israelitas». 14 El israelita que fue muerto junto con la mujer madianita se llamaba Zimrí, hijo de Salú, jefe de una familia patriarcal de Simeón. 15 Y la mujer que fue muerta se llamaba Cozbí, hija de Sur, el cual era jefe de un clan en una tribu madianita. 16 Luego el Señor dijo a Moisés: 17 «Acomete contra los madianitas y derrótalos, 18 porque ellos acometieron contra ustedes con sus malas artes, en el incidente de Peor y en el de Cozbí –la hija del jefe madianita y hermana de ellos– que fue herida de muerte de la plaga motivada por el incidente de Peor». 19 Cuando cesó la plaga,

Capítulo 26 
El segundo censo

E
 l Señor dijo a Moisés y a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón: 2 «Hagan un censo de toda la comunidad de israelitas, anotando por familias a todos los que tengan más de veinte años, a los aptos para la guerra en Israel». 3 Entonces Moisés y el sacerdote Eleazar dieron las instrucciones correspondientes, en las estepas de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó, 4 acerca de los tenían más de veinte años, como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Los israelitas que salieron de Egipto fueron: 5 Los clanes de los descendientes de Rubén, el primogénito de Israel, fueron: de Janoc, el clan de los janoquitas; de Palú, el clan de los paluitas; 6 de Jesrón, el clan de los carmitas. 7 Estos eran los clanes de los rubenitas, según el censo: 43.730 hombres. 8 El hijo de Palú fue Eliab. 9 Los hijos de Eliab fueron Nemuel, Datán y Abirón. Datán y Abirón –representantes de la comunidad– son los mismos que se amotinaron contra Moisés y Aarón, junto con los secuaces de Coré, cuando se produjo el amotinamiento contra el Señor. 10 Después de lo cual la tierra abrió sus fauces y los devoró junto con Coré, cuando murió aquel grupo y el fuego devoró a los doscientos cincuenta hombres, para que sirvieran de escarmiento. 11 Los hijos de Coré, sin embargo, no murieron. 12 Los clanes de los descendientes de Simeón fueron: de Nemuel, el clan de los nemuelitas; de Iamín, el clan de los iaminitas; de Iaquín, el clan de los iaquinitas; 13 de Zéraj, el clan de los zerajitas; de Saúl, el clan de los saulitas. 14 Estos eran los clanes de los simeonitas: 22.200 hombres. 15 Los clanes de los descendientes de Gad fueron: de Sefón, el clan de los sefonitas; de Jaguí, el clan de los jaguitas; de Suní, el clan de los sunitas; 16 de Ozní, el clan de los oznitas; de Erí, el clan de los eritas; 17 de Arod, el clan de los aroditas; de Arelí, el clan de los arelitas. 18 Estos eran los clanes de los gaditas, según el censo: 40.500 hombres. 19 Los hijos de Judá fueron Er y Onán. Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. 20 Los clanes de los descendientes de Judá fueron: de Selá, el clan de los selaítas; de Péres, el clan de los peresitas; de Séraj, el clan de los serajitas. 21 Los descendientes de Péres fueron: de Jesrón, el clan de los jesronitas; de Jamul, el clan de los jamulitas. 22 Estos eran los descendientes de Judá, según el censo: 76.500 hombres. 23 Los clanes de los hijos de Isacar fueron: de Tolá, el clan de los tolaítas; de Puá, el clan de los puaítas; 24 de Iasub, el clan de los iasubitas; de Simrón, el clan de los simronitas. 25 Estos eran los clanes de Isacar, según el censo: 64.300 hombres. 26 Los clanes de los descendientes de Zabulón fueron: de Séred, el clan de los sereditas; de Elón, el clan de los elonitas; de Iajlel, el clan de los iajlelitas. 27 Estos eran los clanes de los zabulonitas, según el censo: 60.500 hombres. 28 Los descendientes de José fueron Manasés y Efraím con sus clanes. 29 Los descendientes de Manasés fueron: de Maquir, el clan de los maquiritas –Maquir fue padre de Galaad–. De Galaad, el clan de los galaaditas. 30 Los descendientes de Galaad fueron: de Iézer, el clan de los iezeritas; de Jélec, el clan de los jelequitas; 31 de Asriel, el clan de los asrielitas; de Sequém, el clan de los sequemitas; 32 de Semidá, el clan de los semidaítas; de Jéfer, el clan de los jeferitas. 33 Selofjad, hijo de Jéfer, no tuvo hijos, sino solamente hijas. 34 Los nombres de estas fueron Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá. Estos eran los clanes de Manasés, según el censo: 52.700 hombres. 35 Los clanes de los descendientes de Efraím fueron los siguientes: de Sutélaj, el clan de los sutelajitas; de Béquer, el clan de los bequeritas; de Taján, el clan de los tajanitas. 36 Los descendientes de Sutélaj fueron los siguientes: de Erán, el clan de los eranitas. 37 Estos eran los clanes de Efraím, según el censo: 32.500 hombres. Todos estos eran los clanes de los hijos de José. 38 Los clanes de los descendientes de Benjamín fueron los siguientes: de Belá, el clan de los belaítas; de Asbel, el clan de los asbelitas; de Ajiram, el clan de los ajiramitas; 39 de Sufam el clan de los sufamitas; de Jufam, el clan de los jufamitas. 40 Los hijos de Belá fueron Ard y Naamán, De Ard, el clan de los arditas; de Naamán, el clan de los naamanitas. 41 Estos eran los clanes de los descendientes de Benjamín, según el censo: 45.600 hombres. 42 Los clanes de los descendientes de Dan fueron los siguientes: de Sujam, el clan de los sujamitas. Estos eran los clanes de los descendientes de Dan. 43 Todos los clanes de los sujamitas, según el censo, comprendían 64.400 hombres. 44 Los clanes de los descendientes de Aser fueron: de Imná, el clan de los imnanitas; de Isví, el clan de los isvitas; de Beriá, el clan de los beriaítas. 45 De los descendientes de Beriá: de Jéber, el clan de los jeberitas; de Malquiel, el clan de los malquielitas. 46 La hija de Aser se llamaba Séraj. 47 Estos eran los clanes de Aser, según el censo: 53.400 hombres. 48 Los clanes de los descendientes de Neftalí fueron: de Iajsel, el clan de los iajselitas; de Guní, el clan de los gunitas; 49 de Iéser, el clan de los ieseritas; de Silém, el clan de los silemitas. 50 Estos eran los clanes de Neftalí, según el censo: 45.400 hombres. 51 Los israelitas registrados en el censo eran en total 601.730 hombres. Instrucciones sobre el reparto de las tierras 52 El Señor dijo a Moisés: 53 Entre estos grupos se repartirá el territorio, conforme al número de las personas: 54 a los grupos más numerosos les darás una herencia mayor, y a los más reducidos, una herencia menor. Cada uno recibirá su parte según el número de las personas registradas. 55 Además, la tierra se repartirá mediante un sorteo, y la distribución se hará teniendo en cuenta la cantidad de miembros de cada tribu paterna. 56 La herencia se repartirá mediante un sorteo, tanto entre los grupos más numerosos como entre los menos numerosos. 

El censo de los levitas 57 Este es el censo de los clanes de los levitas: De Gersón, el clan de los gersonitas; de Quehat, el clan de los quehatitas; de Merarí, el clan de los meraritas. 58 Estos son los clanes de Leví: el clan de los libnitas, el clan de los jebronitas, el clan de los majlitas, el clan de los musitas y el clan de los coreítas. Quehat fue padre de Amram. 59 La esposa de Amram se llamaba Ioquébed, hija de Leví, la cual nació en Egipto. Los hijos que ella dio a Amram fueron Aarón, Moisés y Miriam, la hermana de estos. 60 A Aarón le nacieron Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. 61 Pero Nadab y Abihú murieron al ofrecer un fuego profano delante del Señor. 62 En el censo se registró un total de 23.000 levitas varones, mayores de un mes. Ellos no figuraron en el censo de los demás israelitas, porque no se les había asignado una propiedad hereditaria entre los israelitas. Los registrados en el segundo censo 63 Estas son las personas registradas por Moisés y el sacerdote Eleazar, cuando hicieron el censo de los israelitas en las estepas de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó. 64 Entre estos no figuró ninguno de los que Moisés y el sacerdote Aarón habían registrado en el desierto del Sinaí. 65 Porque el Señor había dicho acerca de ellos: «Morirán en el desierto». Ninguno de ellos sobrevivió, excepto Caleb, hijo de Iefuné, y Josué, hijo de Nun.

Capítulo 27 
Los derechos hereditarios de las hijas 


E
ntonces se acercaron las hijas de Selofjad, hijo de Jéfer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés. Selofjad había pertenecido a los clanes de Manasés, hijo de José, y sus hijas se llamaban Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá. 2 Ellas se presentaron delante de Moisés, del sacerdote Eleazar, de los jefes y de toda la comunidad, a la entrada de la Carpa del Encuentro, y les dijeron: 3 «Nuestro padre murió en el desierto. El no formó parte del grupo que se amotinó contra el Señor –el grupo de Coré– sino que murió por su propio pecado y no tuvo ningún hijo varón. 4 ¿Por qué el nombre de nuestro padre tendrá que desaparecer de su clan? ¿Por el simple hecho de no haber tenido un hijo varón? Danos entonces una propiedad entre los hermanos de nuestro padre». 5 Moisés expuso el caso al Señor, 6 y el Señor le respondió: 7 «Las hijas de Selofjad tienen razón. Asígnales una propiedad hereditaria entre los hermanos de su padre y transfiéreles la herencia de su padre. 8 Di además a los israelitas: Si un hombre muere sin tener un hijo varón, ustedes harán que su herencia pase a su hija; 9 y si no tiene hija, se la dará a sus hermanos. 10 Si tampoco tiene hermanos, entregarán la herencia a los hermanos de su padre; 11 y si su padre no tiene hermanos, se la darán a su pariente más cercano entre los miembros de su familia, y este tomará posesión de ella». Esta es una prescripción legal para los israelitas, como el Señor lo ordenó a Moisés. 

 Josue constituido jefe de la comunidad 12 Luego el Señor dijo a Moisés: «Sube a esta montaña de los Abarím y contempla la tierra que he dado a los israelitas. 13 Una vez que la hayas contemplado, irás a reunirte con los tuyos, lo mismo que tu hermano Aarón. 14 Porque en el desierto de Sin, cuando la comunidad promovía una querella, ustedes se rebelaron contra la orden de manifestar mi santidad a los ojos de ellos por medio del agua». Se trata del agua de Meribá de Cades, en el desierto de Sin. 15 Entonces Moisés dijo al Señor: 16 «Que el Señor, el Dios que anima a todo viviente, ponga al frente de esta comunidad a un hombre 17 que la guíe en todos sus pasos y al que ellos obedezcan en todo. Así la comunidad del Señor no estará como una oveja sin pastor.:. 18 El Señor respondió a Moisés: «Toma a Josué, hijo de Nun, que es un hombre animado por el espíritu, e impone tu mano sobre él. 19 Luego lo presentarás al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad, para transmitirle tus órdenes en presencia de ellos, 20 y le comunicarás una parte de tu autoridad, a fin de que toda la comunidad de los israelitas le preste obediencia. 21 Josué deberá presentarse al sacerdote Eleazar, que consultará para él las decisiones del Urim, delante del Señor. El y toda la comunidad de los israelitas harán todo conforme a estas decisiones». 22 Moisés hizo lo que el Señor le había ordenado: tomó a Josué y lo presentó ante el sacerdote Eleazar y ante toda la comunidad. 23 Luego impuso su mano sobre él y le transmitió sus órdenes, como el Señor lo había ordenado por medio de Moisés.


1° Lectura. Mateo 24:1-31

J
esús salió del Templo y, mientras iba caminando, sus discípulos se acercaron a él para hacerle notar las construcciones del mismo. 2 Pero él les dijo: «¿Ven todo esto? Les aseguro que no quedará aquí piedra sobre piedra: todo será destruido». 3 Cuando llegó al monte de los Olivos, Jesús se sentó y sus discípulos le preguntaron en privado: «¿Cuándo sucederá esto y cuál será la señal de tu Venida y del fin del mundo?». 4 El les respondió: «Tengan cuidado de que no los engañen, 5 porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: "Yo soy el Mesías", y engañarán a mucha gente. 6 Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerras; no se alarmen: todo esto debe suceder, pero todavía no será el fin. 7 En efecto, se levantará nación contra nación y reino contra reino. En muchas partes habrá hambre y terremotos. 8 Todo esto no será más que el comienzo de los dolores del parto. 9 Ustedes serán entregados a la tribulación y a la muerte, y serán odiados por todas las naciones a causa de mi Nombre. 10 Entonces muchos sucumbirán; se traicionarán y se odiarán los unos a los otros. 11 Aparecerá una multitud de falsos profetas, que engañarán a mucha gente. 
 12 Al aumentar la maldad se enfriará el amor de muchos, 13 pero el que persevere hasta el fin, se salvará. 14 Esta Buena Noticia del Reino será proclamada en el mundo entero como testimonio delante de todos los pueblos, y entonces llegará el fin. 15 Cuando vean en el Lugar santo la Abominación de la desolación, de la que habló el profeta Daniel –el que lea esto, entiéndalo bien– 16 los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; 17 el que esté en la azotea de su casa, no baje a buscar sus cosas; 18 y el que esté en el campo, que no vuelva a buscar su manto. 19 ¡Ay de las mujeres que estén embarazadas o tengas niños de pecho en aquellos días! 20 Rueguen para que no tengan que huir en invierno o en día sábado. 21 Porque habrá entonces una gran tribulación, como no la hubo desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás. 22 Y si no fuera abreviado ese tiempo, nadie se salvaría; pero será abreviado, a causa de los elegidos. 23 Si alguien les dice entonces: «El Mesías está aquí o está allí», no lo crean. 24 Porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas que harán milagros y prodigios asombrosos, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. 25 Por eso los prevengo. 26 Si les dicen: "El Mesías está en el desierto", no vayan; o bien: "Está escondido en tal lugar", no lo crean. 27 Como el relámpago que sale del oriente y brilla hasta el occidente, así será la Venida del Hijo del hombre. 28 Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres. 29 Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. 30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre. Todas las razas de la tierra se golpearán el pecho y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, lleno de poder y de gloria. 31 Y él enviará a sus ángeles para que, al sonido de la trompeta, congreguen a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte.


sábado, 29 de marzo de 2014

4° Lectura. Judit 15

A
l enterarse de la noticia, los que estaban en el campamento quedaron fuera de sí por lo ocurrido. 2 El terror y el pánico se apoderaron de ellos, y ni un solo hombre permaneció al lado de su compañero; todos se desbandaron, escapando apresuradamente por todos los senderos de la llanura y de la montaña. 3 También se dieron a la fuga los que estaban apostados en la montaña alrededor de Betulia; y todos los israelitas capaces de empuñar las armas se precipitaron sobre ellos. 4 Ozías envió mensajeros a Betomestaim, a Bebai, a Jobai y a Colá, y a todo el territorio de Israel, para anunciar lo sucedido, a fin de que todos acometieran contra los enemigos hasta aniquilarlos. 5 Cuando la noticia llegó a los demás israelitas, todos, como un solo hombre, cayeron sobre ellos y los arrasaron hasta Jobai. También acudieron los de Jerusalén y los de toda la montaña, porque ya se había enterado de lo ocurrido en el campamento. Además, los de Galaad y los de Galilea los acometieron por los flancos, causándoles un gran estrago, hasta más allá de Damasco y sus fronteras. 6 Mientras tanto, los demás habitantes de Betulia irrumpieron en el campamento asirio y lo saquearon, obteniendo un riquísimo botín. 
 7 Los otros israelitas, por su parte, al volver de la matanza, se apoderaron del resto; y lo mismo hicieron los habitantes de los poblados y caseríos, tanto los de la montaña como los de la llanura: todos se apoderaron de abundantes despojos, porque los había en cantidades fabulosas. 8 El sumo sacerdote Joaquím y los ancianos del pueblo de Israel que habitaban en Jerusalén vinieron para contemplar los beneficios con que Dios había colmado a Israel, y también para ver a Judit y saludarla. 9 Al verla, todos a unas, la elogiaron y le dijeron: «¡Tú eres la gloria de Jerusalén, tú el gran orgullo de Israel, tú el insigne honor de nuestra raza! 10 Al realizar todo esto con tu propia mano, has hecho un gran bien a Israel, y Dios ha aprobado tu obra. Que el Señor todopoderoso te bendiga para siempre». Y todo el pueblo dijo: «¡Amén!». 11 El pueblo se entregó al saqueo del campamento durante treinta días. Asignaron a Judit la carpa de Holofernes, con toda su vajilla de plata, sus lechos, sus recipientes y todo su mobiliario. Ella tomó esas cosas, cargó su mula, enganchó sus carros y amontonó todo encima. 12 Todas las mujeres de Israel acudieron a verla y a elogiarla, y algunas de ellas formaron un coro de danzas en su honor. Judit, tomó en sus manos unas guirnaldas y las distribuyó entre las que las rodeaban. 13 Luego ella y sus compañeras se coronaron con ramos de olivo, y ella, al frente de todo el pueblo, dirigía las danzas corales de todas las mujeres. Al mismo tiempo, los hombres de Israel, con sus armas y ceñidos de coronas, la seguían entonando himnos de alabanza. 14 Entonces Judit entonó este canto de acción de gracias en presencia de todo Israel, y todo el pueblo coreó su canto.


3° Lectura. Cantares 5:2-16 - 6: 1-3

 [La Amada]

Y
2 Yo duermo, pero mi corazón vela: oigo a mi amado que golpea. «¡Abreme, hermana mía, mi amada, paloma mía, mi preciosa! Porque mi cabeza está empapada por el rocío y mi cabellera por la humedad de la noche».
3 «Ya me quité la túnica, ¿cómo voy a ensuciármelos?».
4 Mi amado pasó la mano por la abertura de la puerta, y se estremecieron mis entrañas.
5 Me levanté para abrirle a mi amado, y mis manos destilaron mirra, fluyó mirra de mis dedos, por el pasador de la cerradura.
6 Yo misma le abrí a mi amado, pero él ya había desaparecido. ¡El alma se me fue detrás de él! ¡Lo busqué, y no lo encontré, lo llamé y no me respondió!
7 Me encontraron los centinelas que hacen la ronda en la ciudad; los guardias de las murallas me golpearon y me hirieron, me arrancaron el manto.
8 Júrenme, hijas de Jerusalén, que si encuentran a mi amado, le dirán... ¿qué le dirán? Que estoy enferma de amor.

[Coro]
9 ¿Qué tiene tu amado más que los otros, tú, la más hermosa de las mujeres? ¿Qué tiene tu amado más que los otros para que nos conjures de esa manera?

[La Amada]
10 Mi amado es apuesto y sonrosado, se distingue entre diez mil.
11 Su cabeza es un lingote de oro puro, sus cabellos son ramas de palmera, negros como un cuervo.
12 Sus ojos son dos palomas junto a una corriente de agua, que se bañan en leche y se posan sobre un estanque.
13 Sus mejillas son canteros perfumados, almácigos de hierbas aromáticas. Sus labios son lirios que destilan mirra pura.
14 Sus manos, brazaletes de oro, adornados con piedras de Tarsis. Su vientre, un bloque de marfil, todo incrustado de zafiros.
15 Sus piernas, columnas de alabastro, asentadas sobre bases de oro puro. Su aspecto es como el Líbano, esbelto como los cedros.
16 Su paladar rebosa dulzura y todo en él es una delicia. Así es mi amado, así es mi amigo, hijas de Jerusalén.

Capítulo 6

[Coro]
¿A
dónde se ha ido tu amado, tú, la más hermosa de las mujeres? ¿Adónde se dirigió tu amado, para que lo busquemos contigo?



[La Amada]
2 Mi amado ha bajado a su jardín, a los canteros perfumados, para apacentar su rebaño en los jardines, para recoger lirios.
3 ¡Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado, que apacienta su rebaño entre los lirios!

2° Lectura. Números 23:27-30 - 24


L
uego Balac dijo a Balaam: «Ven, te llevaré a otro lugar. Tal vez Dios vea con buenos ojos que me los maldigas desde allí». 28 En seguida lo llevó a la cima del Peor, que domina la región desértica, 29 y Balaam dijo a Balac: «Constrúyeme aquí siete altares y prepárame siete novillos y siete carneros». 30 Balac hizo lo que Balaam le había indicado, y ofreció un novillo y un carnero en cada altar.



Capítulo 24
El tercer oráculo de Balaam
P
ero Balaam al ver que el Señor se complacía en bendecir a Israel, no fue, como las otras veces, en busca de presagios, sino que volvió su rostro hacia el desierto. 2 Cuando alzó los ojos y vio a Israel acampado por tribus, el espíritu de Dios vino sobre él 3 y pronunció su poema, diciendo: «Oráculo de Balaam hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante; 4 oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del que recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis, pero con los ojos abiertos. 5 ¡Qué hermosas son tus carpas, Jacob, y tus moradas, Israel! 6 Son como quebradas que se extienden, como jardines junto a un río, como áloes que plantó el Señor, como cedros junto a las aguas. 7 El agua desborda de sus cántaros, su simiente tiene agua en abundancia. Su rey se eleva por encima de Agag y su reino es exaltado. 8 Dios, que lo hace salir de Egipto, es para él como los cuernos de un búfalo. El devora a las naciones enemigas, les tritura los huesos y las hiere con sus flechas. 9 Se agazapa, se recuesta, como un león, como una leona. ¿Quién lo hará levantar? ¡Bendito sea el que te bendiga, y maldito el que te maldiga!». El cuarto oráculo de Balaam 10 Entonces Balac, enfurecido contra Balaam golpeó las manos y le dijo: «Yo te llamé para que maldijeras a mis enemigos, y tú ya los has bendecido tres veces. 11 Huye a tu patria cuanto antes. Estaba dispuesto a colmarte de honores, pero el Señor te ha privado de ellos». 12 Balaam le respondió: «Ya le había anticipado a los mensajeros que me enviaste: 13 «Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría transgredir una orden del Señor, haciendo algo por mi cuenta, ni bueno ni malo. Yo debo decir únicamente lo que dice el Señor». 14 Y ahora que regreso a mi cada, déjame anunciarte lo que este pueblo hará con el tuyo en los días que vendrán». 15 Entonces pronunció su poema, diciendo: «Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante; 16 oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis pero con los ojos abiertos. 17 Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no de cerca: una estrella se alza desde Jacob, un cetro surge de Israel: golpea las sienes de Moab y el cráneo de todos los hijos de Set. 18 Edom será un país conquistado. Seír será conquistado por sus enemigos, mientras que Israel hará proezas: 19 un vencedor sale de Jacob y elimina a los fugitivos de Ar». 20 Al ver a Amalec, Balaam pronunció su poema, diciendo: «Amalec es la primicia de las naciones, pero su destino es desaparecer para siempre». 21 Al ver a los quenitas, Balaam pronunció su poema, diciendo: «Firme es tu morada, Caín, y tu nido está asentado en la roca, 22 sin embargo, va ser consumido, cuando Asur te lleve prisionero». 23 Finalmente pronunció su poema, diciendo: «¿Quién subsistirá cuando Dios haga esto? 24 Vendrán barcos del lado de Quitím, oprimirán a Asur, oprimirán a Eber; y ellos, a su vez, desaparecerán para siempre». 25 Entonces Balaam emprendió el camino de regreso a su patria, y también Balac siguió su camino.


1° Lectura. Mateo 23:13-39

"¡A
y de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran. 14 [¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones! Por eso serán juzgados con más severidad.] 15 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes! 16 ¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: "Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale"! 17 ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro? 18 Ustedes dicen también: "Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar". 
 19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda? 20 Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él. 21 Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita. 22 Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él. 23 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley; la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. 24 ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello! 25 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno! 26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera. 27 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre! 28 Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad. 29 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, 30 diciendo: "Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas"! 31 De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas. 32 ¡Colmen entonces la medida de sus padres! 33 ¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo podrán escapar a la condenación de la Gehena? 34 Por eso, yo voy a enviarles profetas, sabios y escribas; ustedes matarán y crucificarán a unos, azotarán a otros en las sinagogas, y los perseguirán de ciudad en ciudad. 35 Así caerá sobre ustedes toda la sangre del justo Abel, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que ustedes asesinaron entre el santuario y el altar. 36 Les aseguro que todo esto sobrevendrá a la presente generación. 37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste! 38 Por eso, a ustedes la casa les quedará desierta. 39 Les aseguro que ya no me verán más, hasta que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».


viernes, 28 de marzo de 2014

3° Lectura. Cantares 3:6-10 - 5:1

[Coro]
6 ¿Qué es eso que sube del desierto, como una columna de humo, perfumada de mirra y de incienso y de todos los perfumes exóticos?

[La Amada]
7 ¡Es la litera de Salomón! La rodean setenta guerreros, de los más valientes de Israel:
8 todos ellos provistos de espada, adiestrados para el combate, cada uno con su espada a la cintura por temor a los peligros de la noche.
9 El rey Salomón se hizo una litera con maderas del Líbano.
10 Sus columnas las hizo de plata, su respaldo de oro, su asiento de púrpura, con el interior revestido de ébano. Hijas de Jerusalén,
11 salgan a contemplar al rey Salomón, con la corona que le ciñó su madre, el día de su boda, el día de su alegría.

Capítulo 4
[El Amado]

¡Q
ué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! Tus ojos son palomas, detrás de tu velo. Tus cabellos, como un rebaño de cabras que baja por las laderas de Galaad. 2 Tus dientes, como un rebaño de ovejas esquiladas que acaban de bañarse: todas ellas han tenido mellizos y no hay ninguna estéril. 3 Como una cinta escarlata son tus labios y tu boca es hermosa. Como cortes de granada son tus mejillas, detrás de tu velo. 4 Tu cuello es como la torre de David, construida con piedras talladas: de ella cuelgan mil escudos, toda clase de armaduras de guerreros. 5 Tus pechos son como dos ciervos jóvenes, mellizos de una gacela, que pastan entre los lirios. 6 Antes que sople la brisa y huyan las sombras, iré a la montaña de la mirra, a la colina del incienso. 
 7 Eres toda hermosa, amada mía, y no tienes ningún defecto. 8 ¡Ven conmigo del Líbano, novia mía, ven desde el Líbano! Desciende desde la cumbre del Amaná, desde las cimas del Sanir y del Hermón, desde la guarida de los leones, desde los montes de los leopardos. 9 ¡Me has robado el corazón hermana mía, novia mía! ¡Me has robado el corazón con una sola de tus miradas, con una sola vuelta de tus collares! 10 ¡Qué hermosos son tus amores, hermana mía, novia mía! Tus amores son más deliciosos que el vino, y el aroma de tus perfumes, mejor que todos los ungüentos. 11 ¡Tus labios destilan miel pura, novia mía! Hay miel y leche bajo tu lengua, y la fragancia de tus vestidos es como el aroma del Líbano. 12 Eres un jardín cerrado hermana mía, novia mía; eres un jardín cerrado, una fuente sellada. 13 Tus brotes son un vergel de granadas, con frutos exquisitos: alheña con nardos, 14 nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso, mirra y áloe, con los mejores perfumes. 15 ¡Fuente que riega los jardines, manantial de agua viva, que fluye desde el Líbano!

[La Amada]
16 ¡Despierta, viento del norte, ven, viento del sur! ¡Soplen sobre mi jardín para que exhale su perfume! ¡Que mi amado entre en su jardín y saboree sus frutos deliciosos!

Capítulo 5
[El Amado]

Y
o entré en mi jardín, hermana mía, novia mía: recogí mi mirra y mi bálsamo. comí mi miel y mi panal, bebí mi vino y mi leche. ¡Coman, amigos míos, beban, y embriáguense de amor!




2° Lectura. Números 23:1-26

Capítulo 23
El primer oráculo de Balaam
B
alaam dijo de Balac: «Constrúyeme aquí siete altares y prepárame siete novillos y siete carneros». 2 Balac hizo lo que Balaam le había indicado, y entre los dos ofrecieron un novillo y un carnero en cada altar. 3 Luego Balaam dijo a Balac: «Quédate junto a tus ofrendas, mientras voy a ver si el Señor me hace una revelación. Yo te comunicaré lo que él me manifieste». Y se fue a una colina desierta. 4 El Señor se reveló a Balaam, y este le dijo: «Yo erigí los siete altares, y ofrecí un novillo y un carnero en cada altar». 5 Entonces el Señor puso una palabra en la boca de Balaam y le dijo: «Regresa adonde está Balac y háblale de esta manera». 6 Balaam regresó y lo encontró de pie junto a su holocausto, acompañado de todos los jefes de Moab. 7 Entonces pronunció su poema, diciendo: «Desde Aram me hizo venir Balac, el rey de Moab desde las montañas del este: "¡Ven, maldíceme a Jacob, ven, pronuncia una execración contra Israel!". 8 ¿Cómo maldeciré a quien Dios no ha maldecido? ¿Cómo execraré a quien Dios no ha execrado? 9 Cuando lo miro desde la cima de las montañas y lo contemplo desde las colinas, veo un pueblo que vive aparte y no se cuenta entre las naciones. 10 ¿Quién puede contar el polvo de Jacob, o numerar la polvareda de Israel? ¡Que yo muera la muerte de los justos, y que mi fin sea como el suyo!». 11 Balac dijo a Balaam: «¿Qué me has hecho? Yo te traje para que maldijeras a mis enemigos, y tú los has bendecido». 12 «Yo sólo puedo repetir fielmente lo que el Señor pone en mi boca», respondió Balaam. 13 Entonces Balac le dijo: «Ven conmigo a otro lugar desde donde podrás verlos, si no a todos, por los menos a una parte de ellos, y maldícemelos desde allí». 14 En seguida lo llevó al campo de Sufím, en la cima del Pisgá. Allí construyó siete altares, y ofreció un novillo y un carnero en cada altar. 15 Entonces Balaam dijo a Balac: «Quédate aquí, junto a tu holocausto, mientras yo voy más allá en busca de una revelación». El segundo oráculo de Balaam 16 El Señor se reveló a Balaam y se puso una palabra en su boca. Luego le dijo: «Regresa adonde está Balac y háblale de esta manera». 17 Al llegar, lo encontró de pie junto a su holocausto, acompañado de los jefes de Moab. Balac le preguntó: «¿Qué ha dicho el Señor?». 18 Entonces Balaam pronunció su poema, diciendo: «¡Levántate, Balac, y escucha, préstame atención, hijo de Sipor!
 19 Dios no es un hombre, para mentir; ni es un mortal, para desdecirse: ¿Acaso él dice y no hace, promete una cosa y no cumple? 20 Yo recibí la misión de bendecir: él ha bendecido y no lo puedo contradecir. 21 No se ve ningún mal en Jacob ni se percibe ninguna desgracia en Israel. El Señor, su Dios, está con él, y entre ellos se oye proclamar a un rey. 22 Dios, que lo hace salir de Egipto, es para él como los cuernos de un búfalo. 23 No hay magia en Jacob ni adivinación en Israel: a su debido tiempo se le dirá a Jacob y a Israel lo que hace Dios. 24 Un pueblo se alza como una leona, se yergue como un león: no se recuesta hasta devorar la presa y beber la sangre de sus víctimas». 25 Balac dijo entonces a Balaam: «Si no lo maldices, ¡por lo menos no lo bendigas!». 26 Pero Balaam respondió a Balac: «Ya te advertí que haría todo lo que el Señor me dijera».

1° Lectura. Mateo 23: 1-12

E
ntonces Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: 2 «Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; 3 ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. 4 Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. 5 Todo lo hacen para que los vean: agradan las filacterias y alargas los flecos de sus mantos; 6 les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, 7 ser saludamos en las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la gente. 8 En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. 9 a Nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen sino uno, el Padre celestial. 10 No se dejen llamar tampoco "doctores", porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. 11 Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, 12 porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado».


jueves, 27 de marzo de 2014

4° Lectura. Judit 14

J
udit les dijo: «Escúchenme, hermanos; tomen esta cabeza y cuélguenla sobre las almenas de la muralla, 2 Después, cuando despunte el alba y se levante el sol sobre la tierra, cada uno de ustedes tomará sus armas de combate, y todos los que puedan hacerlo saldrán de la ciudad. Pónganles al frente un jefe como si fuera a descender a la llanura, hasta los puestos de avanzada de los asirios, pero no bajen. 
 3 Ellos tomarán sus armas e irán al campamento a despertar a los jefes de su ejército. Estos, a su vez, se precipitarán hacia la carpa de Holofernes y, al no encontrarlo, quedarán aterrorizados y huirán delante de ustedes. 4 Ustedes y todos los habitantes del territorio de Israel los perseguirán, exterminándolos en su retirada. 5 Pero antes de ejecutar todo esto, tráiganme a Ajior, el amonita, para que él vea y reconozca al que había despreciado al pueblo de Israel, y lo envió para que muriera entre nosotros». 6 Llamaron entonces a Ajior, que estaba en la casa de Ozías. Cuando este llegó y vio la cabeza de Holofernes en la mano de uno de los hombres de la asamblea del pueblo, cayó desvanecido. 7 Apenas lo reanimaron, se arrojó a los pies de Judit y, postrándose ante ella, exclamó: «Bendita seas en todos los campamentos de Judá y en todas las naciones, las que al escuchar tu nombre, quedarán asombradas. 8 Pero ahora cuéntame lo que has hecho durante todos estos días». Judit, en medio del pueblo, le contó todo lo que había hecho desde el día de su partida hasta ese momento. 9 Cuando terminó de hablar, el pueblo la aclamó dando grandes vítores, y los gritos de júbilo se extendieron por toda la ciudad. 10 Ajior, por su parte, al ver todo lo que había realizado el Dios de Israel, creyó firmemente en él, se hizo circuncidar y fue incorporado al pueblo de Israel hasta el día de hoy. 11 Al despuntar el alba, colgaron de las murallas la cabeza de Holofernes, y todos los israelitas empuñaron sus armas y avanzaron en escuadrones por las laderas de la montaña. 12 Los asirios, al divisarlos, enviaron mensajeros a sus jefes; estos, a su vez, se dirigieron a los generales y capitanes y a todos sus oficiales. 13 Ellos llegaron a la carpa de Holofernes y dijeron a su mayordomo: «Despierta a nuestro señor, porque esos esclavos han tenido la audacia de bajar a combatir contra nosotros, para ser totalmente exterminados». 14 Bagoas entró y golpeó las manos ante la cortina de la carpa, suponiendo que Holofernes estaba acostado con Judit. 15 Como nadie respondía, descorrió la cortina, penetró en el dormitorio y lo encontró muerto, tendido sobre el umbral y decapitado. 16 El lanzó un alarido, llorando y sollozando; y dando grandes gritos, desgarró sus vestiduras. 17 Luego entró en la carpa donde se alojaba Judit, y al no encontrarla, se precipitó hacia la tropa, vociferando: 18 «¡Esos esclavos nos han traicionado! ¡Una mujer hebrea ha cubierto de vergüenza la casa de Nabucodonosor! ¡Miren cómo yace Holofernes, tendido en el suelo y sin cabeza!». 19 Al oír estas palabras, los jefes del ejército asirio rasgaron sus túnicas, completamente desconcertados, y lanzaron grandes gritos y alaridos por todo el campamento.


3° Lectura. Cantares 2:8-17 - 3:1-5

[La Amada]
8 ¡La voz de mi amado! Ahí viene, saltando por las montañas, brincando por las colinas.
9 Mi amado es como una gacela, como un ciervo joven. Ahí está: se detiene detrás de nuestro muro; mira por la ventana, espía por el enrejado.
10 Habla mi amado, y me dice: «¡Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía!
11 Porque ya pasó el invierno, cesaron y se fueron las lluvias.
12 Aparecieron las flores sobre la tierra, llegó el tiempo de las canciones, y se oye en nuestra tierra el arrullo de la tórtola.
13 La higuera dio sus primeros frutos y las viñas en flor exhalan su perfume. ¡Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía!
14 Paloma mía, que anidas en las grietas de las rocas, en lugares escarpados, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz; porque tu voz es suave y es hermoso tu semblante».

[Coro]
15 Cacen a los zorros, a esos zorros pequeños que arrasan las viñas, ¡y nuestras viñas están en flor!

[La Amada]
16 ¡Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado, que apacienta su regaño entre los lirios!
17 Antes que sople la brisa y huyan las sombras ¡vuelve, amado mío, como una gacela, o como un ciervo joven, por las montañas de Beter!

Capítulo 3

E
n mi lecho, durante la noche, busqué al amado de mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré!
2 Me levantaré y recorreré la ciudad; por las calles y las plazas, buscaré al amado de mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré!
3 Me encontraron los centinelas que hacen la ronda por la ciudad: «¿Han visto al amado de mi alma?».
4 Apenas los había pasado, encontré al amado de mi alma. Lo agarré, y no lo soltaré hasta que lo haya hecho entrar en la casa de mi madre, en la habitación de la que me engendró.

[El Amado]
5 ¡Júrenme, hijas de Jerusalén, por las gacelas y las ciervas del campo, que no despertarán ni desvelarán a mi amor, hasta que ella quiera.