jueves, 27 de febrero de 2014

4° Lectura Tobías 14


1 Así terminó Tobit su canto de acción de gracias
2 Tobit murió en paz a la edad de ciento doce años y fue enterrado honrosamente en Nínive. El tenía sesenta y dos años cuando se quedó ciego; y después de recuperar la vista, vivió en la abundancia, haciendo limosnas, bendiciendo siempre a Dios y celebrando su grandeza.
3 Cuando estaba por morir, llamó a su hijo Tobías y le recomendó» «Hijo mío, llévate a tus hijos
4 y parte en seguida para Media, porque yo creo en la palabra que Dios pronunció contra Nínive por medio de Nahúm: todo eso se realizará y le sobrevendrá a Asiria y a Nínive. Se cumplirá todo lo que han anunciado los profetas enviados por Dios. No se perderá ninguna de sus palabras, y todo sucederá a su tiempo. Habrá más seguridad en Media que en Asiria y en Babilonia. Porque yo sé y creo que todo lo que Dios ha dicho se cumplirá y se realizará: no fallará ni uno solo de sus oráculos. Nuestros hermanos que habitan en la tierra de Israel serán llevados cautivos fuera de su hermoso país. Toda la tierra de Israel quedará desierta. Samaría y Jerusalén quedarán desoladas. La Casa de Dios será incendiada y devastada por algún tiempo.
5 Pero Dios volverá a compadecerse de ellos y los hará volver a al tierra de Israel. Ellos reconstruirán su Casa, aunque no como la primera, hasta que se cumpla el tiempo señalado. Entonces volverán todos del destierro y reconstruirán Jerusalén con toda su magnificencia. La Casa de Dios será reconstruida en ella, como lo anunciaron los profetas de Israel.
6 Todas las naciones de la tierra se convertirán y temerán de verdad a Dios. Todos abandonarán los ídolos que los hicieron extraviar en el error.
7 Y ellos bendecirán al Dios de los siglos, practicando la justicia. Todos los israelitas que se hayan salvado en aquellos días se acordarán sinceramente de Dios e irán a reunirse en Jerusalén; habitarán seguros en la tierra de Abraham y la recibirán para siempre. Se alegrarán los que aman verdaderamente a Dios, y desaparecerán de la tierra los que cometen el pecado y la injusticia.
8 Ahora, hijos mío, yo les recomiendo que sirvan a Dios de verdad y que hagan lo que a él le agrada. Manden a sus hijos que practiquen la justicia y la limosna, que se acuerden de Dios y bendigan de verdad su Nombre, siempre y con todas sus fuerzas.
9 Tú, hijo mío, vete de Nínive; no te quedes aquí.
10 Una vez que hayas enterrado a tu madre junto a mí, parte el mismo día y no te quedes más en este país, donde veo que se cometen desvergonzadamente la iniquidad y el engaño. Mira, hijo mío, todo lo que hizo Nadab con Ajicar, que lo había criado. ¿Acaso no lo sepultó en vida? Pero Dios hizo pagar su infamia al criminal, porque Ajicar salió a la luz, mientras que Nadab entró en las tinieblas eternas, por haber tramado la muerte de Ajicar. A causa de sus limosnas, Ajicar se libró de la trampa mortal que le había tendido Nadab, y este cayó en ella para su perdición.
11 Vean entonces, hijos míos, cuál es el fruto de la limosna y cuál el de la injusticia que lleva a la muerte. Pero ya me falta el aliento». Entonces lo tendieron sobre su lecho, y él murió y fue enterrado honrosamente.
12 Cuando murió su madre, Tobías la enterró al lado de su padre. Después partió con su esposa para Media y se estableció en Ecbátana, junto a su suegro Ragüel.
13 El cuidó respetuosamente a sus suegros durante su vejez, y los enterró en Ecbátana de Media. Tobías heredó el patrimonio de Ragüel y el de su padre Tobit,
14 y vivió rodeado de estima, hasta la edad de ciento diecisiete años.
15 Antes de morir, fue testigo de la ruina de Nínive, y vio como sus habitantes eran llevados cautivos a Media por Ciajares, rey de Media. El bendijo a Dios por todo lo que había hecho a los ninivitas y a los asirios. Antes de su muerte, pudo alegrarse por la suerte de Nínive y bendijo al Señor Dios por los siglos de los siglos. Amén.

3° Lectura Proverbios 17


1 Mejor un mendrugo seco con tranquilidad que una casa llena de banquetes con discordia.
2 El servidor prudente se impondrá al hijo desvergonzado y compartirá la herencia con los hermanos.
3 Hay un crisol para la plata y un horno para el oro, pero el que prueba los corazones es el Señor.
4 El malhechor hace caso a la maledicencia, el mentiroso presta oído a la lengua maligna.
5 El que se burla del pobre ultraja a su Creador, el que se alegra de una desgracia no quedará impune.
6 Corona de los ancianos son los nietos, y la gloria de los hijos son sus padres.
7 No le queda bien al necio un lenguaje refinado, ¡cuánto menos a los nobles la mentira!
8 Un reglo es un talismán para el que lo da: dondequiera que vaya, todo le sale bien.
9 El que disimula una ofensa cultiva la amistad, volver sobre la cosa separa del amigo.
10 Hace más una reprensión a un hombre inteligente que cien golpes a un necio.
11 El malvado sólo busca la rebelión, pero le será enviado un mensajero cruel.
12 Más vale toparse con una osa privada de sus crías que con un necio en su locura.
13 Si alguien devuelve mal por bien, la desdicha no se apartará de su casa.
14 Iniciar un altercado es abrir una compuerta: retírate antes que estalle la disputa.
15 Absolver al malvado y condenar al justo son dos cosas que abomina el Señor.
16 ¿Para qué sirve el dinero en manos de un necio? ¿Para adquirir sabiduría? ¡Si no tiene inteligencia!
17 El amigo ama en cualquier ocasión, y un hermano nace para compartir la adversidad.
18 Es un insensato el que estrecha la mano para salir fiador de su prójimo.
19 El que ama las querellas ama el pecado, el que alza demasiado su puerta busca la ruina.
20 El corazón perverso no hallará la felicidad, y la lengua tortuosa caerá en la desgracia.
21 El que engendra a un tonto, es para su aflicción, y no hay alegría para el padre de un necio.
22 Un corazón alegre es el mejor remedio, pero el espíritu abatido reseca los huesos.
23 El malvado acepta regalos bajo cuerda para torcer los senderos de la justicia.
24 Delante del hombre inteligente está la sabiduría, pero el necio mira a cualquier parte.
25 Un hijo necio es la tristeza de su padre y la amargura de aquella que lo engendró.
26 Si no está bien multar a un hombre justo, golpear a los nobles supera toda medida.
27 El que mide sus palabras es un hombre que sabe, y el que mantiene su sangre fría es inteligente.
28 Hasta el necio, si calla, puede pasar por sabio, y por inteligente, si cierra los labios.

2° Lectura Éxodo 37-38


Capítulo 37
El Arca
1 Besalel hizo el arca de madera de acacia, de ciento veinticinco centímetros de largo por setenta y cinco de ancho y setenta y cinco de alto.
2 La recubrió de oro puro por dentro y por fuera, y colocó alrededor de ella una moldura de oro.
3 Fundió, además, cuatro argollas de oro y las puso en sus cuatro extremos inferiores, dos de un lado y dos del otro.
4 Luego hizo unas andas de madera de acacia, las recubrió de oro
5 y las pasó por las argollas que estaban a los costados del arca, para poder transportarla.
6 Después le hizo una tapa de oro puro, de ciento veinticinco centímetros de largo por setenta y cinco de ancho.
La Tapa del Arca y los querubines
7 También hizo dos querubines de oro macizo, forjado a martillo, en los dos extremos de la tapa.
8 El primero estaba en un extremo y el segundo en el otro, y formaban una sola pieza con la tapa.
9 Los querubines tenían las alas extendidas hacia arriba, y con ellas cubrían la tapa; estaban uno frente al otro, con sus rostros vueltos hacia ella.
La mesa de los panes de la ofrenda
10 También hizo la mesa de madera de acacia, de un metro de largo por cincuenta centímetros de ancho y setenta y cinco de alto.
11 La recubrió de oro puro y le colocó alrededor una moldura de oro.
12 Le puso un borde de un palmo de ancho, y lo adornó con una moldura de oro.
13 Después hizo cuatro argollas de oro y las ajustó a los cuatro ángulos correspondientes a las cuatro patas de la mesa.
14 Junto al borde estaban las cuatro argollas que servían de sostén a las andas para transportar la mesa.
15 Hizo las andas de madera de acacia y las recubrió de oro.
16 Finalmente, hizo los utensilios de oro puro que debían estar sobre la mesa: las fuentes, los vasos, las tazas y los jarros para las libaciones.
El candelabro
17 Hizo, asimismo, el candelabro de oro puro. Tanto la base y el tronco del candelabro como los cálices, los botones y las flores que le servían de adorno estaban forjados a martillo y formaban una sola pieza.
18 De sus lados salían seis brazos: tres de un lado y tres del otro.
19 Cada uno de estos brazos tenía tres adornos en forma de flor de almendro, los tres con un cáliz, un botón y una flor.
20 El tronco del candelabro, en cambio, tenía cuatro adornos de esa misma forma,
21 distribuidos de esta manera: un botón iba debajo de los dos primeros brazos que salían de él, otro estaba debajo de los dos últimos.
22 Los botones y las flores formaban una sola pieza con el candelabro, y todo estaba hecho con un solo bloque de oro puro, forjado a martillo.
23 Después hizo siete lámparas de oro puro, con sus tenazas para arreglar los pabilos y sus platillos.
24 Para construir el candelabro con todos sus accesorios empleó un talento de oro puro.
El altar del incienso y el óleo de la unción
25 También hizo el altar del incienso. Lo hizo de madera de acacia, de cincuenta centímetros de largo por cincuenta de ancho –es decir, cuadrado– y un metro de alto. Sus cuernos formaban una sola pieza con él.
26 Recubrió de oro puro su parte superior, sus costados y sus cuernos, y le puso alrededor una moldura de oro.
27 Luego hizo unas argollas de oro, y los colocó debajo de la moldura, dos de un lado y dos del otro, para pasar por ellas las andas que servían para transportarlo.
28 Estas últimas eran de madera de acacia y estaban recubiertas de oro.
29 También preparó el óleo para la unción sagrada y el incienso aromático puro, como lo hace el fabricante de perfumes.

Capítulo 38
El altar de los holocaustos
1 Luego hizo el altar de los holocaustos de madera de acacia; medía dos metros y medio de largo por dos y medio de ancho –es decir, era cuadrado– y tenía un metro y medio de alto.
2 En sus cuatro ángulos, y formando una sola pieza con él, le hizo unos cuernos, y después lo recubrió de bronce.
3 Hizo, además, todos los utensilios del altar: los recipientes para recoger las cenizas, las palas, los aspersorios, los tenedores y los braseros. Todos estos utensilios los hizo de bronce.
4 También fabricó para el altar un enrejado de bronce en forma de red, y lo puso debajo de la parte saliente del altar, de manera que llegaba, desde abajo, hasta la mitad del altar.
5 Puso cuatro argollas en los cuatro extremos del enrejado de bronce para hacer pasar por ellas las andas.
6 Hizo las andas de madera de acacia y las recubrió de bronce,
7 y pasó las andas por las argollas que estaban a ambos lados del altar para poder transportarlo. El altar era hueco por dentro y estaba hecho de tablas.
La fuente de bronce
8 Después hizo la fuente de bronce y su base también de bronce, con los espejos de las mujeres que prestaban servicio a la entrada de la Carpa del Encuentro.
La construcción del atrio
9 Hizo también el atrio. Por el lado sur, en dirección al Négueb, el atrio tenía unas cortinas de lino fino reforzado, dispuestas a lo largo de cincuenta metros.
10 Sus veinte columnas estaban apoyadas sobre veinte bases de bronce, y estaban provistas de ganchos y varillas de plata.
11 Por el lado norte, las cortinas tenían igualmente una longitud de cincuenta metros, y estaban sostenidas por veinte columnas apoyadas en veinte bases de bronce y provistas de ganchos y varillas de plata.
12 Por el lado oeste, había veinticinco metros de cortinas, con diez columnas y sus respectivas bases, que estaban provistas de ganchos y varillas de plata.
13 Sobre el lado este, hacia el oriente, también había veinticinco metros de cortinas.
14 Las cortinas colocadas a un lado de la entrada medían siete metros y medio de largo, y allí había tres columnas y tres bases.
15 Las del otro lado tenían las mismas medidas, también con tres columnas y sus respectivas bases.
16 Todas las cortinas del atrio eran de lino fino reforzado.
17 Las bases para las columnas eran de bronce, y sus ganchos y sus varillas de plata. Los capiteles también estaban revestidos de plata, y todas las columnas del atrio tenían varillas de plata.
El cortinado para la entrada del atrio
18 El cortinado de la puerta del atrio era de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado, y estaba recamado artísticamente. Tenía diez metros de largo, y su altura –lo mismo que la de las cortinas del atrio– era de dos metros y medio.
19 Sus cuatro columnas y sus cuatro bases eran de bronce, y sus ganchos de plata, así como también el revestimiento de sus capiteles y de sus varillas.
20 Todas las estacas de la Morada y del atrio que la rodeaba eran de bronce.
El cómputo de las expensas
21 Este es el cómputo de las expensas para la construcción de la Morada del Testimonio, tal como fue realizado por orden de Moisés y ejecutado por los levitas, bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.
22 Besalel –hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá– hizo todo lo que el Señor había ordenado a Moisés,
23 contando con la ayuda de Oholiab –hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan– que era artífice, bordador y recamador de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino.
24 El total del oro empleado en la ejecución de las obras del Santuario –el oro procedente de las ofrendas– ascendió a veintinueve talentos y setecientos treinta siclos, en siclos del Santuario.
25 La plata recogida entre los miembros de la comunidad que habían sido censados, ascendió a cien talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, en siclos del Santuario,
26 o sea, medio siclo por cada uno de los incluidos en el censo de los seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres de veinte años para arriba.
27 Los cien talentos de plata se usaron para fundir las bases del Santuario y las bases que sostenían el cortinado, a razón de un talento por base;
28 y con los mil setecientos setenta y cinco siclos hicieron ganchos para las columnas, revistieron los capiteles y los unieron por medio de varillas.
29 El bronce procedente de las ofrendas ascendió a setenta talentos y dos mil cuatrocientos siclos.
30 Con ellos se hicieron las bases para la entrada de la Carpa del Encuentro, el altar de bronce con su enrejado y todos los utensilios,
31 las bases para las cortinas que bordeaban el atrio y para la entrada del mismo; y también todas las estacas de la Morada y del atrio que la rodeaba.

1° Lectura Mateo 7


1 No juzguen, para no ser juzgados.
2 Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes.
3 ¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?
4 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Deja que te saque la paja de tu ojo», si hay una viga en el tuyo?
5 Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
6 No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.
7 Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
8 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
9 ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
10 ¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
11 Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
12 Todos los que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
13 Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí.
14 Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.
15 Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?
17 Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos.
18 Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos.
19 Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego.
20 Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.
21 No son los que me dicen: «Señor, Señor», los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
22 Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?».
23 Entonces yo les manifestaré: «Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal».
24 Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.
25 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
26 Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena».
27 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande».
28 Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza,


29 porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.