martes, 18 de marzo de 2014

3° Lectura Eclesiastés 5

1 No te apures a abrir la boca y que tu corazón no se apresure a proferir una palabra delante de Dios. Porque Dios está en el cielo, y tú, sobre la tierra: sé parco en tus palabras,
2 ya que los sueños vienen de las muchas ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.
3 Si haces un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque a él no le agradan los necios: el voto que hayas hecho, cúmplelo.
4 Más te vale no hacer un voto que hacerlo y no cumplirlo.
5 No dejes que tu boca te haga pecar, y no digas delante del mensajero de Dios: «Ha sido por inadvertencia». ¿Por qué Dios tendrá que irritarse contra tu palabra y arruinar la obra de tus manos?
6 Porque en los muchos sueños abundan las ilusiones y el palabrerío. Tú, simplemente, teme a Dios.
7 Si ves que en la provincia se oprime al pobre y se violan el derecho y la justicia, no te sorprendas por eso. Porque un grande tiene un superior que lo vigila, y hay otros grandes por encima de ellos.
8 De todas maneras, lo que más aprovecha a un país es un rey con campos bien cultivados.
9 El que ama el dinero no se sacia jamás, y al que ama la opulencia no le bastan sus ganancias. También esto es vanidad.
10 Donde abundan las provisiones son muchos los que las devoran. ¿Y qué beneficio reportan a su dueño, fuera de poder mirarlas con sus propios ojos?
11 Dulce es el sueño del trabajador, sea que coma poco o mucho; al rico, en cambio, el estómago lleno no lo deja dormir.
12 Hay un mal muy penoso que yo he visto bajo el sol: es la riqueza guardada por su dueño para su propia desgracia.
13 Esta riqueza se pierde en un mal negocio, y el hijo que él engendró se queda sin nada.
14 El salió desnudo del vientre de su madre, y así volverá, como había venido; de su esfuerzo no saca nada que pueda llevárselo consigo,
15 Este es ciertamente un mal muy penoso: se fue exactamente como había venido, ¿y de qué le aprovechó esforzarse por nada?
16 Además, todos sus días comió oscuramente, con mucho dolor, malestar e irritación.
17 Yo he comprobado esto: lo más conveniente es comer y beber y encontrar la felicidad en el esfuerzo que uno realiza bajo el sol, durante los contados días de vida que Dios le concede a cada uno: porque esta es la parte reservada a los hombres.
18 Además, si Dios ha dado a un hombre riquezas y posesiones, y le permite disfrutar de ellas, tomar la parte que le toca y alegrarse de su trabajo, ¡eso es un donde Dios!
19 No, él no piensa demasiado en la brevedad de la vida, cuando Dios lo tiene ocupado con pensamientos alegres.

2° Lectura Números 5-6

 Capítulo 5
La expulsión de las personas impuras
1 El Señor dijo a Moisés:
2 Manda a los israelitas que alejen del campamento a todos los leprosos, a todos los que padecen de blenorrea y a todos los que se han vuelto impuros a causa de un cadáver.
3 Alejen tanto a los hombres como a las mujeres, para que no han impuro el campamento de aquellos entre quienes yo habito.
4 Así lo hicieron los israelitas: alejaron del campamento a los impuros, como el Señor le había dicho a Moisés.

Reglas sobre la restitución
5 Luego el Señor dijo a Moisés:
6 Habla en estos términos a los israelitas: Si un hombre o una mujer cometen una falta en perjuicio de otro, mostrándose así infieles al Señor, esa persona es culpable.
7 Ellos confesarán el pecado que han cometido y restituirán la suma total a aquel a quien ocasionaron el perjuicio, añadiendo además una quinta parte de su valor.
8 Si eses hombre no tiene ningún pariente cercano a quien se le pueda restituir, la suma será devuelta al Señor y entregada al sacerdote, además del carnero de la expiación, con el cual se practicará el rito de expiación en favor de esa persona.
9 Y cualquier ofrenda de dones sagrados que los israelitas presenten al sacerdote, será para él.
10 Cada sacerdote podrá disponer de sus propios dones sagrados: cada uno guardará para él lo que reciba.

El rito de probar la infidelidad de la mujer
11 Luego el Señor dijo a Moisés:
12 Habla en estos términos a los israelitas: Cuando una mujer se aparta del camino y es infiel a su esposo,
13 teniendo relaciones con otro hombre, y su marido no llega a enterarse, porque ella se deshonró ocultamente, y no hay testigos ni fue sorprendida en el acto;
14 si el hombre tiene un arrebato de celos y siente celos de su mujer, que realmente se ha deshonrado; o bien, si un hombre siente celos de mujer, a pesar de que ella es inocente:
15 en esos casos, el hombre presentará su mujer al sacerdote y entregará como ofrenda por ella la décima parte de una medida de harina de cebada. Pero no derramará aceite sobre esa ofrenda ni le añadirá incienso, porque se trata de una oblación motivada por los celos, de una oblación conmemorativa, que debe recordar un delito.
16 El sacerdote hará acercar a la mujer y la hará comparecer delante del Señor.
17 Luego recogerá con agua consagrada en un recipiente de barro, y echará sobre el agua un poco de polvo, tomado el suelo de la Morada.
18 Una vez que haya puesto a la mujer delante del Señor, le descubrirá la cabeza y colocará en sus manos la oblación conmemorativa, es decir, la oblación motivada por los celos. El sacerdote, por su parte, tendrá en sus manos las aguas amargas, portadoras de maldición.
19 Luego el sacerdote deberá conjurar a la mujer, diciéndole: «Si desde que estás bajo la potestad de tu marido ningún hombre se ha acostado contigo, si no te has apartado del buen camino ni te has deshonrado, que estas aguas amargas, portadores de maldición, no te hagan ningún daño.
20 Pero si te has apartado del buen camino mientras estabas bajo la potestad de tu marido, si te has deshonrado, y si un hombre que no es tu esposo ha tenido relaciones contigo
21 –aquí el sacerdote deberá conjurar a la mujer con el juramente imprecatorio– que el Señor haga de ti un ejemplo de maldición e imprecación en medio de tu pueblo, volviéndote estéril e hinchando tu vientre.
22 Que estas aguas portadores de maldición penetren en tus entrañas, para que se hinche tu vientre y te vuelvas estéril». Y la mujer responderá: «Amén, amén».
23 Entonces el sacerdote consignará por escrito estas maldiciones y las disolverá en las aguas amargas.
24 El se las hará beber a la mujer, para que las aguas portadores de maldición entren en ella y le provoquen amargura.
25 En seguida el sacerdote tomará de manos de la mujer la oblación motivada por los celos, hará el gesto de presentación delante del Señor, y la llevará hasta el altar.
26 Luego tomará de la ofrenda un puñado, como memorial, y lo hará arder sobre el altar. Finalmente, hará que la mujer beba esas aguas.
27 Después de darle a beber el agua, si la mujer se ha deshonrado siendo infiel a su marido, las aguas que entren en ella le provocarán amargura; su vientre se hinchará y ella se volverá estéril. Así la mujer quedará como ejemplo de maldición en medio de su pueblo.
28 Pero si no se ha deshonrado y es pura, quedará inmune y podrá tener hijos.
29 Este es el ritual para los casos de celos, cuando una mujer se ha desviado y deshonrado mientras está bajo la potestad de su marido,
30 o cuando un hombre ha tenido un arrebato de celos y siete celos de su esposa. En estos casos, el marido la hará comparecer delante del Señor, y el sacerdote le aplicará íntegramente este ritual.
31 El marido quedará libre de culpa, y la mujer cargará con la suya.

Capítulo 6
Los nazireos
1 El Señor dijo a Moisés:
2 Habla en estos términos a los israelitas: Si alguien, sea hombre o mujer, hace un voto especial –el voto de nazireo– con el fin de consagrarse al Señor,
3 deberá abstenerse del vino y de cualquier otra bebida embriagante. Tampoco beberá vinagre de vino o de bebida embriagante, ni beberá jugo de uvas, ni comerá uvas maduras o secas.
4 Durante todo el tiempo de su nazireato, no comerá ningún producto de la cepa de la vid, ni siquiera las semillas o la cáscara.
5 Mientras esté consagrado por el voto, ninguna navaja tocará su cabeza. Hasta que se cumpla el plazo de su voto al Señor, estará consagrado y se dejará crecer el cabello.
6 Durante todo el tiempo de su consagración al Señor, no se acercará a ningún muerto.
7 Aunque mueran su padre, su madre, su hermano o su hermana, no incurrirá en impureza a causa de ellos, porque él lleva sobre su cabeza la consagración de su Dios.

8 Durante todo el tiempo de su nazireato, es un consagrado al Señor.
9 Si una persona muere repentinamente cerca de él, haciendo impuro su cabello consagrado, se cortará el cabello el día de su purificación, es decir, el séptimo día.
10 Al octavo día, presentará al sacerdote, la entrada de la Carpa del Encuentro, dos torcazas o dos pichones de paloma.
11 Entonces el sacerdote los ofrecerá, uno como sacrificio por el pecado y el otro como holocausto, y practicará el rito de expiación en favor de ese hombre, por la falta en que incurrió a causa del cadáver. Ese mismo día volverá a consagrar su cabeza:
12 se consagrará al Señor por el tiempo de su nazireato y presentará un cordero de un año como sacrificio de reparación. El tiempo anterior no se tomará en cuenta, porque su cabello consagrado se había vuelto impuro.
13 Este es el ritual para el nazireo: una vez cumplido el tiempo de nazireato, será conducido a la entrada de la Carpa del Encuentro,
14 y allí presentará, como ofrenda al Señor, dos corderos –uno macho y una hembra– de un año y sin defecto, el primero para un holocausto y el segundo para un sacrificio por el pecado; un carnero sin defecto para un sacrifico de comunión;
15 una cesta con tortas de harina de la mejor calidad, sin levadura y amasadas con aceite, y galletas sin levadura untadas con aceite, con las oblaciones y libaciones correspondientes.
16 El sacerdote presentará todo esto delante del Señor, y ofrecerá el sacrificio por el pecado y el holocausto.
17 Luego ofrecerá el carnero al Señor como sacrificio de comunión, junto con la cesta de los ácimos, y también ofrecerá las oblaciones y las libaciones.
18 Entonces el nazireo se cortará el cabello consagrado, a la entregada de la Carpa del Encuentro, y lo echará en el fuego que arde debajo del sacrificio de comunión.
19 El sacerdote tomará la espalda ya cocida del carnero, una torta sin levadura de la cesta y una galleta sin levadura, y las pondrá en las manos del nazireo, después que este se haya cortado el cabello.
20 Luego hará el gesto de presentación delante del Señor, y todo esto será una cosa sagrada, destinada al sacerdote, además del pecho y la pata. Después, el nazireo podrá vino.
21 Esta es la ley concerniente al nazireo. Si además de su nazireato, promete con voto al Señor una ofrenda personal –según se lo permitan sus medios– cumplirá el voto que hizo, además de lo que establece la ley sobre nazireato.
la bendición de los sacerdotes
22 El Señor dijo a Moisés:
23 Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán:
24 Que el Señor te bendiga y te proteja.
25 Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y muestre su gracia.
26 Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz.

27 Que ellos invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.

1° Lectura Mateo 18:1-17

El mayor en el reino de los cielos
1 En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?».
2 Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos
3 y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.
4 Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos.

El escándalo
5 El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.
6 Pero si alguien escandaliza a uno de estos pequeños que creen en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo hundieran en el fondo del mar.
7 ¡Ay del mundo a causa de los escándalos! Es inevitable que existan pero ¡ay de aquel que los causa!
8 Si tu mano o tu pie son para ti ocasión de pecado, córtalos y arrójalos lejos de ti, porque más te vale entrar en la Vida manco o lisiado, que ser arrojado con tus dos manos o tus pies en el fuego eterno.
9 Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo y tíralo lejos, porque más te vale entrar con un solo ojo en la Vida, que ser arrojado con tus dos ojos en la Gehena del fuego.
10 Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.
11 [Porque el Hijo del Hombre ha venido a salvar lo que estaba perdido].

La oveja perdida
12 ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió?
13 Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron.
14 De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.

Corrección fraterna
15 Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.
16 Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos.
17 Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o republicano.