jueves, 1 de mayo de 2014

3° Lectura. Job 31

Capítulo 31
Yo establecí un pacto con mis ojos para no fijar la mirada en ninguna joven. 2 Porque ¿cuál es la porción que Dios asigna desde lo alto y la herencia que el Todopoderoso distribuye desde el cielo? 3 ¿No es la ruina para el injusto y el desastre para los que hacen el mal? 4 ¿Acaso él no ve mis caminos y cuenta todos mis pasos? 5 Si caminé al lado de la mentira y mis pies corrieron hacia el engaño, 6 ¡que Dios me pese en una balanza justa y reconocerá mi integridad! 7 Si mi paso se desvió del camino y mi corazón fue detrás de lo que veían mis ojos; si alguna mancha se adhirió a mis manos, 8 ¡que otro coma lo que yo siembro y mis retoños sean arrancados de raíz! 9 Si me dejé seducir por alguna mujer o aceché a la puerta de mi vecino, 10 ¡que mi mujer muela el grano para otro y que otros abusen de ella! 11 Porque eso sí que es una infamia, un delito reprobado por los jueces; 12 es un fuego que devora hasta la Perdición y exterminará de raíz todas mis cosechas. 13 Si desestimé el derecho de mi esclavo o el de mi servidora, cuando litigaban conmigo, 14 ¿qué haré cuando Dios se levante, qué le replicaré cuando me pida cuenta? 15 El que me hizo a mí, ¿no lo hizo también a él? ¿No es uno mismo el que nos formó en el seno materno? 16 Si rehusé a los pobres lo que ellos deseaban y dejé desfallecer los ojos de la viuda; 17 si comí yo solo mi pedazo de pan, sin que el huérfano lo compartiera 18 –yo, que desde mi juventud lo crié como un padre y lo guié desde el vientre de mi madre– 19 si vi a un miserable sin ropa o a un indigente sin nada para cubrirse, 20 y no me bendijeron en lo íntimo de su ser por haberse calentado con el vellón de mis corderos; 21 si alcé mi mano contra un huérfano, porque yo contaba con una ayuda en la Puerta, 22 ¡que mi espada se desprenda del cuello y mi brazo sea arrancado de su juntura! 23 Porque el terror de Dios me acarrearía la ruina y no podría resistir ante su majestad. 24 Si deposité mi confianza en el oro y dije al oro fino: «Tú eres mi seguridad»; 25 si me alegré de tener muchas riquezas y de haber adquirido una enorme fortuna; 26 si a la vista del sol resplandeciente y de la luna que pasaba radiante, 27 mi corazón se dejó seducir en secreto y le envié besos con la mano: 28 ¡también eso sería un delito reprobado por los jueces, porque yo habría renegado del Dios de lo alto! 29 ¿Acaso me alegré del infortunio de mi enemigo y me regocijé cuando le tocó una desgracia? 30 No, no dejé que mi boca pecara, pidiendo su muerte con una imprecación. 31 ¿No decían los hombres de mi carpa: «¿Hay alguien que no se sació con su carne?». 32 Ningún extranjero pasaba la noche afuera, y yo abría mi puerta al caminante. 33 Si oculté mis transgresiones como un hombre cualquiera, escondiendo mi culpa en mi pecho, 34 porque temía el murmullo de la gente o me asustaba el desprecio de mis parientes, y me quedaba en silencio, sin salir a la puerta... 38 Si mi tierra gritó venganza contra mí y también sus surcos derramaron lágrimas; 39 si comí sus frutos sin pagar y extorsioné a sus propietarios, 40 ¡que en lugar de trigo salgan espinas, y en vez de cebada, ortigas punzantes! 35 ¡Ah, si alguien quisiera escucharme! Aquí está mi firma: ¡que el Todopoderosos me responda! En cuanto al documento que escriba mi oponente, 36 yo lo llevaré sobre mis espaldas, y me lo ceñiré como una corona. 37 Sí, le manifestaré cada uno de mis pasos; como un príncipe, me acercaré hasta él. 40c Aquí terminan las palabras de Job.

2° Lectura. Josué 22

Capítulo 22
La despedida de las tribus de la Transjordania
Entonces Josué convocó a los rubenitas, a los gaditas y a la mitad de la tribu de Manasés, 2 y les dijo: «Ustedes han observado íntegramente las órdenes que les dio Moisés, el servidor del Señor, y me han obedecido en todo lo que yo les mandé. 3 No han abandonado a sus hermanos durante el largo tiempo transcurrido hasta el día de hoy, y han permanecido en la observancia del mandamiento del Señor, su Dios. 4 Ahora sus hermanos han obtenido el descanso que les concedió el Señor, su Dios, conforme a la promesa que él les había hecho. Por lo tanto, regresen a sus campamentos, al territorio que les pertenece, a esa tierra que Moisés, el servidor del Señor, les dio al otro lado del Jordán. 5 Pero pongan mucho cuidado en practicar los mandamientos y la Ley que les prescribió Moisés, el servidor del Señor, a saber: amar al Señor, su Dios, y seguir todos sus caminos; observar sus mandamientos, mantenerse fieles a él, y servirlo con todo el corazón y con toda el alma». 6 Después los bendijo y los despidió, y ellos regresaron a sus campamentos. 7 Moisés había dado a la mitad de la tribu de Manasés un territorio en Basán, mientras que a la otra mitad, Josué le había asignado una parte junto a sus hermanos, en el lado occidental del Jordán. Además, cuando Josué los envió a sus campamentos, los bendijo, 8 diciéndoles: «Vuelvan a sus campamentos con grandes riquezas, con muchísimo ganado, con plata, oro, bronce, hierro, y con una gran cantidad de ropa. Pero compartan con sus hermanos los despojos de sus enemigos». El altar levantado a orillas del Jordán 9 Así los rubenitas, los gaditas y la mitad de la tribu de Manasés dejaron a los israelitas en Silo, en territorio de Canaán, para regresar a Galaad. Esta era la tierra de su propiedad, donde se habían establecido conforme a la orden que el Señor había dado por intermedio de Moisés. 10 Pero al llegar a los distritos del Jordán, que están en territorio de Canaán, los rubenitas, los gaditas y la mitad de la tribu de Manasés levantaron a orillas del Jordán un altar de aspecto imponente. 11 Cuando los israelitas se enteraron de lo sucedido, dijeron: «Los rubenitas, los gaditas y la mitad de la tribu de Manasés han erigido este altar frente al territorio de Canaán, en los distritos del Jordán, más allá del territorio de los israelitas». 12 Y una vez informados del hecho, toda la comunidad de los israelitas se reunió en Silo para ir a combatir contra ellos. 13 Pero antes enviaron al sacerdote Pinjás, hijo del sacerdote Eleazar, 14 y a otros diez jefes, uno por cada tribu, para que se entrevistaran con los rubenitas, los gaditas y la mitad de la tribu de Manasés, en el territorio de Galaad. Todos ellos eran jefes de familia en los clanes de Israel. 15 Cuando llegaron a Galaad, donde estaban los rubenitas, los gaditas y la mitad de la tribu de Manasés, les hablaron en estos términos: 16 «Toda la comunidad del Señor dice lo siguiente: "¿Cómo se explica esta infidelidad que ustedes han cometido contra el Dios de Israel, al erigir un altar?" Así ustedes hoy se han apartado del Señor y se han rebelado contra él. 17 ¿No teníamos bastante con el delito de Peor, del que todavía no estamos purificados y por el cual se desencadenó aquella masacre contra la comunidad del Señor? 18 ¡Hoy ustedes se han apartado del Señor! Y si hoy se rebelan contra él mañana él se irritará contra toda la comunidad de Israel. 19 Si la tierra que les pertenece es impura, pásense a la tierra que pertenece al Señor, donde reside su Morada, y establézcanse entre nosotros. Peor no se rebelen contra él ni nos hagan cómplices de la rebeldía de ustedes, erigiendo un altar del Señor, nuestro Dios. 20 Cuando Acán, hijo de Zéraj, cometió una infidelidad respecto del anatema, ¿Acaso la ira del Señor no alcanzó a toda la comunidad de Israel? No fue él solo el que murió por su delito». La respuesta de las tribus de la Transjordania 21 Los rubenitas, los gaditas y la mitad de la tribu de Manasés respondieron a los jefes de los clanes de Israel: 22 «¡El Dios de los dioses, el Señor, lo sabe perfectamente, y que también lo sepa Israel! Si ha habido de nuestra parte rebelión contra el Señor o infidelidad hacia él, que él no nos salve en este día. 23 Si nos construimos un altar para alejarnos del Señor o para ofrecer en él holocaustos, oblaciones y sacrificios de comunión, que el mismo Señor nos pida cuenta. 24 En realidad, lo hicimos por temor, pensando que el día de mañana los hijos de ustedes podrían decir a los nuestros: "¿Qué tienen que ver ustedes con el Señor, el Dios de Israel? 25 ¡Rubenitas y gaditas! El señor ha puesto un límite entre nosotros y ustedes: el Jordán. Por lo tanto, ustedes no tienen parte con el Señor". Y de esa manera, sus hijos apartarían a los nuestros del temor del Señor. 26 Entonces resolvimos construir este altar, no para ofrecer holocaustos y sacrificios, 27 sino para que esté como testigo entre nosotros y ustedes, y también entre nuestros descendientes, de que rendimos culto al Señor en su presencia, con nuestros holocaustos, nuestras víctimas y nuestros sacrificios de comunión. Así, el día de mañana, los hijos de ustedes no podrán decir a los nuestros: "Ustedes no tienen parte con el Señor". 28 Por eso pensamos que si algún día nos llegan a hacer ese reproche, a nosotros o a nuestros descendientes, les podremos responder: "Miren la figura del altar del Señor que hicieron nuestros padres, no para ofrecer holocaustos y sacrificios, sino para que esté como testigo entre nosotros y ustedes". 29 Lejos de nosotros, entonces, el deseo de rebelarnos contra el Señor o de querer apartarnos de él, erigiendo un altar para ofrecer holocaustos, oblaciones o sacrificios, fuera del altar del Señor, nuestro Dios, que está delante de su Morada». El restablecimiento de la paz entre las tribus 30 Cuando el sacerdote Pinjás, los jefes de la comunidad y los jefes de los clanes de Israel escucharon las palabras que les dijeron los rubenitas, los gaditas y la mitad de la tribu de Manasés, quedaron conformes. 31 Pinjás, el hijo del sacerdote Eleazar, les respondió: «Ahora reconocemos que el Señor está en medio de nosotros, porque ustedes no han cometido esa infidelidad contra él; de esa manera, ustedes han librado a los israelitas de la mano del Señor». 32 Entonces el sacerdote Pinjás, hijo de Eleazar, y los jefes, dejando a los rubenitas y a los gaditas, partieron de Galaad y regresaron a Canaán, donde estaban los israelitas. Cuando les transmitieron la noticia, 33 los israelitas quedaron conformes, bendijeron al Señor, y ya no pensaron más en hacerles la guerra ni en asolar el país donde habitaban los rubenitas y los gaditas. 34 Estos últimos, por su parte, dieron al altar el nombre de «Testigo», porque dijeron: «Este será un testigo, entre nosotros, de que el Señor es Dios».

1° Lectura. Hechos 14

Capítulo 14
L1 En Iconio, Pablo y Bernabé entraron en la sinagoga de los judíos, como lo hacían habitualmente, y predicaron de tal manera que un gran número de judíos y paganos abrazaron la fe. 2 Pero los judíos que no creyeron, incitaron a los paganos y los indispusieron en contra de los hermanos. 3 A pesar de todo, Pablo y Bernabé prolongaron su estadía y hablaban con toda libertad, confiados en el Señor que confirmaba el mensaje de su gracia, dándoles el poder de realizar signos y prodigios. 4 Los habitantes de la ciudad se dividieron en dos bandos, uno en favor de los judíos y otro en favor de los Apóstoles. 5 Pero como los paganos y los judíos, dirigidos por sus jefes, intentaron maltratar y apedrear a los Apóstoles, 6 estos, al enterarse, huyeron a Listra y a Derbe, ciudades de Licaonia, y a sus alrededores; 7 y allí anunciaron la Buena Noticia. 8 Había en Listra un hombre que tenía las piernas paralizadas. Como era tullido de nacimiento, nunca había podido caminar, 9 y sentado, escuchaba hablar a Pablo. Este mirándolo fijamente, vio que tenía la fe necesaria para ser curado, 10 y le dijo en voz alta: «Levántate, y permanece erguido sobre tus pies». El se levantó de un salto y comenzó a caminar. 11 Al ver lo que Pablo acababa de hacer, la multitud comenzó a gritar en dialecto licaonio: «Los dioses han descendido hasta nosotros en forma humana, 12 y daban a Bernabé el nombre de Júpiter, y a Pablo el de Mercurio porque era el que llevaba la palabra. 13 El sacerdote del templo de Júpiter que estaba a la entrada de la ciudad, trajo al atrio unos toros adornados de guirnaldas y, junto con la multitud, se disponía a sacrificarlos. 14 Cuando Pablo y Bernabé se enteraron de esto, rasgaron sus vestiduras y se precipitaron en medio de la muchedumbre, gritando: 15 «Amigos, ¿qué están haciendo? Nosotros somos seres humanos como ustedes, y hemos venido a anunciarles que deben abandonar esos ídolos para convertirse al Dios viviente que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. 16 En los tiempos pasados, él permitió que las naciones siguieran sus propios caminos. 17 Sin embargo, nunca dejó de dar testimonio de sí mismo, prodigando sus beneficios, enviando desde el cielo lluvias y estaciones fecundas, dando el alimento y llenando de alegría los corazones». 18 Pero a pesar de todo lo que dijeron, les costó mucho impedir que la multitud les ofreciera un sacrificio 19 Vinieron de Antioquía y de Iconio algunos judíos que lograron convencer a la multitud. Entonces apedrearon a Pablo y, creyéndolo muerto, lo arrastraron fuera de la ciudad. 20 Pero él se levantó y, rodeado de sus discípulos, regresó a la ciudad. Al día siguiente, partió con Bernabé rumbo a Derbe. 21 Después de haber evangelizado esta ciudad y haber hechos numerosos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía de Pisidia. 22 Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. 23 En cada comunidad establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en el que habían creído. 24 Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. 25 Luego anunciaron la Palabra en Perge y descendieron a Atalía. 26 Allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para realizar la misión que acababa de cumplir. 27 A su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos. 28 Después permanecieron largo tiempo con los discípulos.

Lecturas Mayo


MAYO 2014




HECHOS
JOSUÉ
JOB
1° MACABEOS
1
14
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22
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31
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2
15:1-21
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23-24
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32
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9:1-34
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HECHOS
JUECES
JOB
1° MACABEOS
3
15:22-41
¨
1
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33
¨


4
16:1-15
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2-3
¨
34
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9:35-73
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5
16:16-40
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4-5
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35
¨


6
17:1-15
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6
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36
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10:1-48
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7
17:16-34
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7-8
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37
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8
18
¨
9
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38
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10:49-89
¨
9
19:1-20
¨
10 – 11:1-33
¨
39
¨


10
19:21-41
¨
11:34-40 – 12
¨
40
¨
11:1-51
¨
11
20:1-16
¨
13
¨
41
¨


12
20:17-38
¨
14-15
¨
42
¨
11:52-74
¨

HECHOS
JUECES
SALMOS
1° MACABEOS
13
21:1-36
¨
16
¨
42
¨


14
21:37-40 – 22
¨
17-18
¨
43
¨
12:1-23
¨
15
23:1-22
¨
19
¨
44
¨


16
23:23-35 – 24:1-9
¨
20
¨
45
¨
12:24-53
¨
17
24:10-27
¨
21
¨
46
¨



HECHOS
RUT
SALMOS
1° MACABEOS
18
25
¨
1-2
¨
47
¨
13:1-30
¨
19
26:1-18
¨
3-4
¨
48
¨



HECHOS
1° SAMUEL
SALMOS
1° MACABEOS
20
26:19-32
¨
1 – 2:1-11
¨
49
¨
13:31-53
¨
21
27:1-12
¨
2:12-36
¨
50
¨


22
27:13-44
¨
3
¨
51
¨
14:1-24
¨
23
28:1-15
¨
4-5
¨
52
¨


24
28:16-31
¨
6-7
¨
53
¨
14:25-49
¨

ROMANOS
1° SAMUEL
SALMOS
1° MACABEOS
25
1:1-15
¨
8
¨
54
¨


26
1:16-32
¨
9 – 10: 1-16
¨
55
¨
15:1-24
¨
27
2 – 3:1-8
¨
10:17-27 – 11
¨
56
¨


28
3:9-31
¨
12
¨
57
¨
15:25-41
¨
29
4
¨
13
¨
58
¨


30
5
¨
14
¨
59
¨
16
¨
31
6
¨
15
¨
60
¨