lunes, 10 de marzo de 2014

3° Lectura Proverbios 28


1 El malvado huye sin que nadie lo persiga. pero el justo está seguro como un cachorro de león.
2 Cuando hay rebelión en un país, son muchos sus jefes; con un hombre inteligente y experto, reina la estabilidad.
3 Hombre pobre que explota a los débiles es como lluvia torrencial que deja sin pan.
4 Los que abandonan la Ley elogian al malvado, los que la observan se indignan contra él.
5 Los malvados no entienden lo que es recto, los que buscan al Señor lo entienden todo.
6 Más vale un pobre que camina con integridad que un rico de caminos tortuosos.
7 El que observa la Ley es un hombre inteligente, el que frecuenta a los libertinos deshonra a su padre.
8 El que acrecienta su fortuna con usura e interés la acumula para el que se compadece de los pobres.
9 Si uno aparta su oído para no oír la Ley, hasta su plegaria es una abominación.
10 El que extravía a los rectos por el mal camino caerá él mismo en su propia fosa, pero los hombres íntegros heredarán la felicidad.
11 El hombre rico se tiene por sabio, pero el pobre inteligente lo conoce a fondo.
12 Cuando triunfan los justos, hay gran fiesta; cuando se imponen los malvados, todos se esconden.
13 El que encubre sus delitos no prosperará, pero el que los confiesa y abandona, obtendrá misericordia.
14 Feliz el hombre que siempre teme al Señor, pero el obstinado caerá en la desgracia.
15 León rugiente y oso hambriento es el malvado que domina a un pueblo débil.
16 Un príncipe sin inteligencia multiplica las extorsiones, pero el que detesta el lucro prolongará sus días.
17 El hombre cargado con la sangre de otro huirá hasta el sepulcro: ¡que nadie lo detenga!
18 El que camina con integridad se salvará, el que va tortuosamente por dos caminos, cae en uno de ellos.
19 El que cultiva su suelo se saciará de pan, el que persigue quimeras se hartará de pobreza.
20 El hombre sincero será colmado de bendiciones, el que quiere hacerse rico de golpe no quedará impune.
21 No está bien hacer acepción de personas, pero un hombre se vuelve venal por un bocado de pan.
22 El malicioso corre detrás de la fortuna, sin saber que le sobrevendrá la indigencia.
23 El que reprende a otro será al fin más estimado que el hombre de lengua aduladora.
24 El que despoja a su padre y a su madre y dice: «Esto no es una falta», es compañero del que destruye.
25 El hombre ambicioso siembra discordias, el que confía en el Señor tendrá prosperidad.
26 El que se fía de sí mismo es un insensato, el que procede sabiamente se salvará.
27 El que da al pobre no conocerá la indigencia, pero al que cierra los ojos lo llenarán de maldiciones.
28 Cuando triunfan los malvados, todos se esconden; cuando desaparecen, se multiplican los justos.

2° Lectura Levítico 17-18


Capítulo 17
Reglas para la inmolación de animales
1 El Señor dijo a Moisés:
2 Habla a Aarón, a sus hijos y a todos los israelitas, y diles: El Señor ha dado esta orden:
3 Si un hombre de la casa de Israel inmola un buey, una oveja o una cabra dentro del campamento o fuera de él,
4 y no lo lleva a la entrada de la Carpa del Encuentro para presentarlo como ofrenda al Señor, delante de su Morada, será considerado reo de sangre: él ha derramado sangre, y por eso será excluido de su pueblo.
5 Así está mandado, a fin de que los israelitas traigan las víctimas que ellos suelen sacrificar en campo abierto, y las presenten al Señor, a la entrada de la Carpa del Encuentro, entregándolas al sacerdote para que sean ofrecidas al Señor como sacrificio de comunión.
6 Entonces el sacerdote rociará con esa sangre el altar del Señor, a la entrada de la Carpa del Encuentro, y hará arder las partes grasosas como aroma agradable al Señor.
7 De esta manera, los israelitas dejarán de ofrecer sacrificios a los sátiros, detrás de los cuales se están prostituyendo. Este será para ellos un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones.
8 Diles además: Si un hombre de la casa de Israel o alguno de los extranjeros que residen en medio de ustedes, ofrece un holocausto o un sacrificio,
9 y no lo lleva a la entrada de la Carpa del Encuentro para ofrecerlo al Señor, será excluido de su pueblo.
10 Si un hombre de la casa de Israel o alguno de los extranjeros que residen en medio de ustedes, como cualquier clase de sangre, yo volveré mi rostro contra esa persona y la excluiré de su pueblo.
11 Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo mismo les he puesto la sangre sobre el altar, para que les sirva de expiación, ya que la sangre es la que realiza la expiación, en virtud de la vida que hay en ella.
12 Por eso dije a los israelitas: «Ninguno de ustedes comerá sangre, no tampoco lo hará el extranjero que resida en medio de ustedes».
13 Y cualquier israelita o cualquiera de los extranjeros que residen en medio de ustedes, caza un animal o un pájaro de esos que está permitido comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra.
14 Porque la vida de toda carne es su sangre. Por eso dije a los israelitas: «No coman la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre. El que la coma, será extirpado».
15 Cualquiera, sea nativo o extranjero, que coma un animal muerto o despedazado por las fieras, deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impuro hasta la tarde. Después será puro.
16 Y si no lava su ropa ni se baña, cargará con su iniquidad,

Capítulo 18
Prohibición del incesto
1 El Señor dijo a Moisés:
2 Habla a los israelitas en estos términos: Yo soy el Señor, su Dios.
3 Ustedes no imitarán las costumbre de Egipto –ese país donde ustedes habitaron– ni tampoco las de Canaán –esa tierra adonde yo los haré entrar–. No seguirán sus preceptos,
4 sino que cumplirán mis leyes y observarán mis preceptos, obrando en conformidad con ellos. Yo soy el Señor, su Dios.
5 Ustedes cumplirán mis preceptos y mis leyes, porque el hombre que los cumple vivirá gracias a ellos. Yo soy el Señor.
6 Ninguno de ustedes se acercará a una mujer de su propia sangre para tener relaciones con ella. Yo soy el Señor.
7 No tendrás relaciones con tu madre, la esposa de tu padre: ella es tu madre, y tú no debes tener relaciones con ella.
8 No tendrás relaciones con la mujer de tu padre: ella es la misma carne de tu padre.
9 No tendrás relaciones con tu hermana, sea hija de tu padre o de tu madre, sea que haya nacido en la casa o fuera de ella.
10 No tendrás relaciones con tu nieta, sea por parte de tu hijo o de tu hija, porque es tu misma carne.
11 No tendrás relaciones con la hija de una mujer de tu padre: ella es descendiente de tu padre, hermana tuya, y tú no debes tener relaciones con ella.
12 No tendrás relaciones con la hermana de tu padre: ella es la misma carne que tu padre.
13 No tendrás relaciones con la hermana de tu madre, porque ella es la misma carne que tu madre.
14 No tendrás relaciones con la mujer del hermano de tu padre: no te acercarás a ella, que es tu tía.
15 No tendrás relaciones con tu nuera: ella es la esposa de tu hijo, y por eso, debes no debes tener relaciones con ella.
16 No tendrás relaciones con la esposa de tu hermano: es la misma carne que tu hermano.
17 No tendrás relaciones a un mismo tiempo con una mujer y con su hija, ni te casarás con su nieta, sea por parte de su hijo o de su hija: son de la misma carne que esa mujer, y tener relaciones con ellas es una depravación.
18 No te casarás con la hermana de tu esposa ni tendrás relaciones con ella mientras viva tu esposa, provocando su rivalidad.
19 No te acercarás a una mujer, para tener relaciones con ella, durante el período de su impureza menstrual.
20 No tendrás relaciones con la mujer de tu prójimo, haciéndote impuro con ella.
21 No entregarás a ninguno de tus descendientes para inmolarlo a Moloc, y no profanarás el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor.
22 No te acostarás con un varón como si fuera un mujer: es una abominación.
23 No tendrás trato sexual con una bestia, haciéndote impuro con ella; y ninguna mujer se ofrecerá a un animal para unirse con él: es una perversión.
24 No se harán impuros de ninguna de esas maneras, porque así lo hicieron las naciones que yo voy a expulsar delante de ustedes,
25 y por eso el país quedó profanado. Yo les he pedido cuenta de su iniquidad, y el país ha vomitado a sus habitantes.
26 Pero ustedes observarán mis preceptos y mis leyes, y no cometerán ninguna de esas abominaciones, tanto el nativo como el extranjero que resida en medio de ustedes.
27 Porque todas esas abominaciones fueron cometidas por los hombres que habitaron el país antes que ustedes, y por eso el país ha sido profanado.
28 Que la tierra no los tenga que vomitar también a ustedes, a causa de sus impurezas, como vomitó a la nación que estaba antes que ustedes.
29 Porque todo el que cometa una de esas abominaciones será excluido de su pueblo.

30 Cumplan, entonces, mis prescripciones, y no hagan ninguna de esas cosas abominables que se hicieron antes, y así no se harán impuros a causa de ellas. Yo soy el Señor, su Dios.

1° Lectura Mateo 13:1-23


1 Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar.
2 Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa.
3 Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: «El sembrador salió a sembrar.
4 Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron.
5 Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda;
6 pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.
7 Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron.
8 Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
9 ¡El que tenga oídos, que oiga!».
10 Los discípulos se acercaron y le dijeron: «¿Por qué les hablas por medio de parábolas?».
11 El les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no.
12 Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
13 Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden.
14 Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: "Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán,
15 Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure".
16 Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen.
17 Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.
18 Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador.
19 Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino.
20 El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría,
21 pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe.
22 El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto.
23 Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno».