miércoles, 2 de abril de 2014

4° Lectura. 1° Macabeos 1

Capítulo 1
Alejandro de Macedonia, Hijo de Filipo, partió del país de Quitím, y después de derrotar a Darío, rey de los persas y los medos, reinó en lugar de él, en primer lugar sobre la Hélade. 2 Libró muchas batallas, conquistó plazas fuertes y dio muerte a reyes de la tierra. 3 Avanzó hasta los confines del mundo y saqueó una multitud de naciones. La tierra enmudeció en su presencia y por eso su corazón se ensoberbeció y se llenó de orgullo. 4 Reunió un ejército poderosísimo, y sometió provincias, naciones y dinastías, que le pagaron tributo. 5 Después cayó enfermo y, comprendiendo que iba a morir, 6 convocó a sus generales, a los nobles que se habían educado con él desde su juventud y, antes de su muerte, repartió entre ellos su reino. 7 Alejandro murió después de reinar doce años, 8 y sus generales se hicieron cargo del gobierno, cada uno en su propia región. 9 Apenas murió, todos se ciñeron la corona, y sus hijos los sucedieron durante muchos años, llenando la tierra de calamidades. 10 De ellos surgió un vástago perverso, Antíoco Epífanes, hijo de Antíoco, que había estado en Roma como rehén y subió al trono el año ciento treinta y siete del Imperio griego. 11 Fue entonces cuando apareció en Israel un grupo de renegados que sedujeron a muchos, diciendo: «Hagamos una alianza con las naciones vecinas, porque desde que nos separamos de ellas, nos han sobrevenido muchos males». 12 Esta propuesta fue bien recibida, 13 y algunos del pueblo fueron en seguida a ver al rey y este les dio autorización para seguir la costumbres de los paganos. 14 Ellos construyeron un gimnasio en Jerusalén al estilo de los paganos, 15 disimularon la marca de la circuncisión y, renegando de la santa alianza, se unieron a los paganos y se entregaron a toda clase de maldades. 16 Cuando Antíoco se sintió seguro de su poder, proyectó apoderarse también de Egipto, para gobernar sobre ambos reinos. 17 Entonces entró en Egipto con un poderoso ejército, con carros, elefantes, caballería y una gran flota. 18 Allí atacó a Tolomeo, rey de Egipto. Este retrocedió ante él y huyó, dejando muchos muertos. 19 Antíoco ocupó las ciudades fortificadas de Egipto y saqueó todo el país.

3° Lectura. Job 2

Capítulo 2
El día en que los hijos de Dios fueron a presentarse delante del Señor, también fue el Adversario en medio de ellos, para presentarse delante del Señor. 2 El Señor le dijo: «¿De dónde vienes?». El Adversario respondió al Señor: «De rondar por la tierra, yendo de aquí para allá». 3 Entonces el Señor le dijo: «¿Te has fijado en mi servidor Job? No hay nadie como él sobre la tierra: es un hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y alejado del mal. El todavía se mantiene firme en su integridad, y en vano me has instigado contra él para perderlo». 4 El Adversario respondió al Señor: «¡Piel por piel! Un hombre da todo lo que tiene a cambio de su vida. 5 Pero extiende tu mano contra él y tócalo en sus huesos y en su carne: ¡seguro que te maldecirá en la cara!». 6 El Señor respondió al Adversario: «Está bien. Ahí lo tienes en tu poder, pero respétale la vida». 7 El Adversario se alejó de la presencia del Señor, e hirió a Job con una úlcera maligna, desde la planta de los pies hasta la cabeza. 8 Job tomó entonces un pedazo de teja para rascarse, y permaneció sentado en medio de la ceniza. 9 Su mujer le dijo: «¿Todavía vas a mantenerte firme en tu integridad? Maldice a Dios y muere de una vez». 

 10 Pero él le respondió: «Hablas como una mujer insensata. Si aceptamos de Dios lo bueno, ¿no aceptaremos también lo malo?». En todo esto, Job no pecó con sus labios. 11 Tres amigos de Job se enteraron de todos los males que le habían sobrevenido, y llegaron cada uno de su país. Eran Elifaz de Temán, Bildad de Súaj y Sofar de Naamá, los cuales se pusieron de acuerdo para ir a expresarles sus condolencias y consolarlo. 12 Al divisarlo de lejos, no lo reconocieron. Entonces se pusieron a llorar a gritos, rasgaron sus mantos y arrojaron polvo sobre sus cabezas. 13 Después permanecieron sentados en el suelo junto a él, siete días y siete noches, sin decir una sola palabra, porque veían que su dolor era muy grande.

2° Lectura. Números 32-34

Capítulo 32
La propuesta de los rubenitas  y los gaditas
Los rubenitas y los gaditas tenían una enorme cantidad de ganado. Al ver que las regiones de Iázer y de Galaad eran un terreno apto para el ganado, 2 fueron a ver a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los jefes de la comunidad, y les dijeron: 3 «Atarot, Dibón, Iázer, Nimrá, Jesbón, Elalé, Sebán, Nebo y Beón 4 –la tierra que el Señor ha conquistado para la comunidad de Israel– es un terreno apto para el ganado, y nosotros, tus servidores, tenemos una gran cantidad. 5 Si estás dispuesto a hacernos un favor, continuaron diciendo, que se nos dé esa tierra en posesión. No nos hagas cruzar el Jordán».

 La respuesta de Moisés 6 Pero Moisés respondió a los gaditas y a los rubenitas: «¿Así que ustedes se quedarán aquí, mientras sus hermanos van a la guerra? 7 ¿Por qué desalientan a los israelitas para no crucen al país que el Señor les ha dado? 8 Esto es lo hicieron sus padres cuando yo los envié desde Cades Barné a reconocer el país. 9 Después que fueron al valle de Escol y vieron al país, ellos desalentaron a los israelitas, a fin de que no invadieran la tierra que el Señor les había dado. 10 Por eso, aquel día el Señor se indignó y pronunció este juramento: 11 «Ninguno de los hombres mayores de veinte años que salieron de Egipto verá la tierra que prometí con el juramente a Abraham, a Isaac y a Jacob, porque ellos me han sido infieles. 12 Ninguno, excepto Caleb, hijo de Iefuné, el quenizita, y Josué, hijo de Nun, que permanecieron fieles al Señor». 13 Así se indignó el Señor contra Israel y los hizo andar errantes por el desierto, hasta que desapareció toda aquella generación que había desagradado al Señor. 14 Y ahora ustedes, raza de pecadores, ocupan el lugar de sus padres para añadir todavía más al enojo del Señor contra Israel. 15 Si se apartan del Señor, él los dejará todavía en el desierto, y así ustedes causarán la ruina de todo este pueblo». 

 Nueva propuesta de los rubenitas y los gaditas 16 Entonces ellos se acercaron a Moisés, y le dijeron: «Quisiéramos hacer aquí corrales para nuestro ganado y poblados para nuestros hijos. 17 Nosotros, en cambio, tomaremos las armas para ir a la vanguardia de los israelitas, hasta que los hayamos introducido en el lugar de su destino. Mientras tanto, nuestros hijos permanecerán en ciudades fortificada, al resguardo de los habitantes del país. 18 No volveremos a nuestros hogares hasta que cada israelita haya tomado posesión de su propiedad hereditaria. 19 Y no nos repartiremos con ellos la herencia al otro lado del Jordán, porque ya nos ha tocado una parte en el lado oriental». 

 El acuerdo de Moisés con los rubenitas y los gaditas 20 Moisés les respondió: «Si ustedes proceden así, si toman las armas para combatir a las órdenes del Señor, 21 y si cada guerrero cruza el Jordán, bajo las órdenes del Señor, hasta que expulse a sus enemigos delante de él, 22 y el país le quede sometido, ustedes podrán volver. Así quedarán libres de toda obligación respecto del Señor y respecto de Israel, y esa tierra será posesión de ustedes delante del Señor. 23 Pero si no proceden de esa manera, habrán pecado contra el Señor, y pueden estar seguros de que su pecado los condenará. 24 Construyan poblados para sus hijos y corrales para su ganado, pero cumplan los que han prometido». 25 Los gaditas y los rubenitas respondieron a Moisés: «Tus servidores, señor, harán lo que tú les mandas. 26 Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros rebaños y todo nuestro ganado quedarán atrás, en las ciudades de Galaad, 27 mientras nosotros, todos los que estamos equipados para la guerra, cruzaremos para combatir a las órdenes del Señor, como él lo ha mandado». 28 Luego Moisés dio instrucciones al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun, y a los jefes de familia de las tribus israelitas, 29 diciéndoles: «Si los gaditas y los rubenitas atraviesan con ustedes el Jordán para combatir como guerreros a las órdenes del Señor, hasta que el país les esté sometido, ustedes les darán como posesión la tierra de Galaad. 30 Pero si no lo hacen, recibirán una posesión en medio de ustedes, en el país de Canaán». 31 Los rubenitas y los gaditas respondieron: «Nosotros haremos todo lo que el Señor ha dicho respecto de tus servidores. 32 Pasaremos como guerreros a la tierra de Canaán, a las órdenes del Señor, pero conservaremos nuestra propiedad hereditaria al otro lado del Jordán». 

 El reparto de la Transjordania 33 Así Moisés asignó a los gaditas, a los rubenitas y a la mitad de la tribu de Manasés, hijo de José, el reino de Sijón, rey de los amorreos, y el reino de Og, rey de Basán: el territorio con sus diversas ciudades y el territorio de los poblados vecinos. 34 Los gaditas reedificaron las ciudades fortificadas de Dibón, Atarot, Aroer, 35 Atarot Sofán, Iázer, Iogboa, 36 Bet Nimrá y Bet Jarán, e hicieron corrales para el ganado. 37 Los rubenitas reedificaron Jesbón, Elalé, Quiriataim, 38 Nebo, Baal Meón –algunos nombres fueron cambiados– y Sibmá: ellos pusieron sus propios nombres a las ciudades reedificadas. 39 Los descendientes de Maquir, hijo de Manasés, partieron para Galaad y lo conquistaron, despojando a los amorreos que se encontraban allí. 40 Moisés dio el territorio de Galaad a Maquir, hijo de Manasés, quien se estableció allí. 41 Iaír, hijo de Manasés, fue a conquistar sus poblados y los llamó Campamento de Iaír. 42 Nobá fue a conquistar Quenat y sus ciudades dependientes, y les puso su propio nombre: Nobá.

Capítulo 33
Las etapas del Éxodo: la salida de Egipto
Estas son las etapas que recorrieron los israelitas cuando salieron de Egipto, agrupados por regimientos, bajo la conducción de Moisés y Aarón. 2 Moisés consignó por escrito el punto inicial de cada etapa, por orden del Señor. Los puntos iniciales de cada etapa fueron los siguientes: 3 El día quince del primer mes –el día siguiente a la Pascua– los israelitas partieron de Ramsés. Salieron triunfalmente, a la vista de todo Egipto, 4 mientras los egipcios enterraban a sus primogénitos, que el Señor había herido de muerte, dando así un justo escarmiento a sus dioses. 

 De Ramsés al desierto del Sinaí 5 Después que partieron de Ramsés, los israelitas acamparon en Sucot. 6 Luego partieron de Sucot y acamparon en Etam, al borde del desierto. 7 De allí, se volvieron hacia Piajirot, que está frente a Baal Safón, y acamparon delante de Migdol. 8 Partiendo de Piajirot, llegaron al desierto, pasando a través del mar, y después de tres días de marcha por el desierto de Etam, acamparon en Mará. 9 Partieron de Mará y llegaron a Elím, donde hay doce fuentes y setenta palmeras, y allí acamparon. 10 Partieron de Elím y acamparon a orillas del Mar Rojo. 11 Partieron del Mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin. 12 Partieron del desierto de Sin y acamparon en Dofcá. 13 Partieron de Dofcá y acamparon en Alús. 14 Partieron de Alús y acamparon en Refidím, conde el pueblo no tuvo agua para beber. 15 Partieron de Refidím y acamparon en el desierto del Sinaí. 

 Del desierto del Sinaí a Cades 16 Luego partieron del desierto del Sinaí y acamparon en Quibrot Ha Taavá. 17 Partieron de Quibrot Ha Taavá y acamparon en Jaserot. 18 Partieron de Jaserot y acamparon en Ritmá. 19 Partieron de Ritmá y acamparon en Rimón Péres. 20 Partieron de Rimón Péres y acamparon en Libná. 21 Partieron de Libná y acamparon en Risá. 22 Partieron de Risá y acamparon en Quehelatá. 23 Partieron de Quehelatá y acamparon en el monte Séfer. 24 Partieron del monte Séfer y acamparon en Jaradá. 25 Partieron de Jaradá y acamparon en Maquelot. 26 Partieron de Maquelot y acamparon en Tájat. 27 Partieron de Tájat y acamparon en Téraj. 28 Partieron de Téraj y acamparon en Mitcá. 29 Partieron de Mitcá y camparon en Jasmoná. 30 Partieron de Jasmoná y acamparon en Moserot. 31 Partieron de Moserot y acamparon en Bené Iaacán. 32 Partieron de Bené Iaacán y acamparon en Hor Guidgad. 33 Partieron de Hor Guidgad y acamparon en Iotbatá. 34 Partieron de Iotbatá y acamparon en Abroná. 35 Partieron de Abroná y acamparon en Esión Guéber. 36 Partieron de Esión Guéber y acamparon en el desierto de Sin, o sea, en Cades. 

 De Cades a Moab 37 Partieron de Cades y acamparon el monte Hor, en los límites de Edom. 38 El sacerdote Aarón, por orden del Señor, subió al monte Hor y allí murió, el primer día del quinto mes, cuarenta años después que los israelitas salieron de Egipto. 39 Cuando murió en el monte Hor, Aarón tenía ciento veintitrés años. 40 El cananeo, rey de Arad, que habitaba en el Négueb, en el país de Canaán, recibió entonces la noticia de la llegada de los israelitas. 41 Luego partieron del monte Hor y acamparon en Salmoná. 42 Partieron de Salmoná y acamparon en Punón. 43 Partieron de Punón y acamparon en Obot.44 Partieron de Obot y acamparon sobre el territorio de Moab, en Iyé Ha Abarím. 45 Partieron de Iyím y acamparon en Dibón Gad. 46 Partieron de Dibón Gad y acamparon en Almón Diblataim. 47 Partieron de Almón Diblataim y acamparon en las montañas de Abarím, frente al Nebo. 48 Partieron de las montañas de Abarím y acamparon en las estepas de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó. 49 Acamparon junto al Jordán, desde Bet Ha Iesimot hasta Abel Sitím, en las estepas de Moab.

 Instrucciones acerca del reparto de Canaán 50 El Señor dijo a Moisés en las estepas de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó: 51 Habla en estos términos a los israelitas: Cuando crucen el Jordán en dirección al país de Canaán 52 y hayan desposeído de sus dominios a todos los habitantes del país, ustedes harán desaparecer todas sus imágenes esculpidas y todas sus estatuas de metal fundido, y demolerán todos sus lugares altos. 53 Tomarán posesión del país y habitarán en él, porque yo les di esa tierra para que la posean. 54 Además, se repartirán el país entre sus clanes por medio de un sorteo, asignando una herencia mayor al grupo más numeroso, y una herencia más pequeña al grupo más reducido: cada uno tendrá lo que le toque en suerte, y se repartirán la tierra entre las tribus patriarcales. 55 Pero si no despojan de sus dominios a los habitantes del país, los que ustedes hayan dejado serán como espinas en sus ojos y como aguijones en su costado, que los asediarán en la tierra donde habiten. 56 Y Yo los trataré a ustedes como había decidido tratarlos a ellos.

Capítulo 34
Las fronteras de Canaán
El Señor dijo a Moisés: 2 Comunica esta orden a los israelitas: Cuando entren en la tierra de Canaán, recibirán como herencia toda la extensión del territorio de Canaán, a saber: 3 La región meridional se extenderá desde el desierto de Sin, a lo largo de Edom. Por el este, la frontera meridional comenzará en el extremo del mar de la Sal. 4 Luego dará una vuelta por el sur hasta el Paso de los Escorpiones, y pasará por Sin, para ir a terminar al sur de Cades Barné. Después continuará hasta Jasar Adar y pasará por Asmón. 5 Partiendo de Asmón, dará una vuelta hasta el Torrente de Egipto y terminará en el Mar. 6 Al oeste tendrán como límite la costa del Mar Grande: esta será para ustedes la frontera occidental. 7 La frontera norte la siguiente: trazarán una línea desde el Mar hasta el monte Hor; 8 desde el monte Hor trazarán una línea hasta la Entrada de Jamat, y la frontera terminará en Sedad. 9 Luego continuará hasta Sifrón, para ir a terminar en Jasar Enán. Esta será la frontera septentrional. 10 Para fijar el límite oriental, trazarán una línea desde Jasar Enán hasta Sefam. 11 Desde Sefam, la frontera bajará hasta Riblá, al este de Ain, y desde allí seguirá bajando hasta tocar la costa oriental del mar de Genesaret. 12 Después bajará a lo largo del Jordán y terminará en el mar de la Sal. Este será el territorio de ustedes, con las fronteras que lo circunscriben. 13 Además, Moisés dio esta orden a los israelitas: Esta es la tierra que ustedes se repartirán como herencia por medio de un sorteo, la que el Señor manó fuera entregada a las nueve tribus y media. 14 Porque las familias patriarcales de la tribu de los rubenitas, las familias de la tribu de los gaditas y la mitad de la tribu de Manasés ya recibieron su herencia: 15 esas dos tribus y media recibieron su propiedad hereditaria al otro lado del Jordán, al este de Jericó, en la parte oriental. 

 Los jefes encargados de repartir la tierra 16 Luego el Señor dijo a Moisés: 17 Las personas que les repartirán el territorio serán el sacerdote Eleazar y Josué, hijo de Nun. 18 Además, ustedes tomarán un jefe de cada tribu para la repartición del país. 19 Los nombres de esas personas son los siguientes: Por la tribu de Judá, Caleb, hijo de Iefuné; 20 por la tribu de Simeón, Semuel, hijo de Amihud; 21 por la tribu de Benjamín, Elidad, hijo de Quislón; 22 por la tribu de Dan, el jefe Buquí, hijo de Ioglí; 23 por las tribus de los hijos de José: el jefe Janiel, hijo de Efod, por la tribu de Manasés; 24 y el jefe Quemuel, hijo de Siftán, por la tribu de Efraím; 25 por la tribu de Zabulón, el jefe Elisafán, hijo de Parnac; 26 por la tribu de Isacar, el jefe Paltiel, hijo de Azán; 27 por la tribu de Aser, el jefe Ajihud, hijo de Selomí; 28 por la tribu de Neftalí, el jefe Padael, hijo de Amihud. 29 Estas son las personas que designó el Señor para repartir el territorio de Canaán como herencia entre los israelitas.

1° Lectura. Mateo 25:31-46

LCuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. 32 Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, 33 y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, 35 porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; 36 desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver". 37 Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?". 

 40 Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo". 41 Luego dirá a los de su izquierda: "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, 42 porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; 43 estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron". 44 Estos, a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuando te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?". 45 Y él les responderá: "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo". 46 Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna».