viernes, 28 de marzo de 2014

3° Lectura. Cantares 3:6-10 - 5:1

[Coro]
6 ¿Qué es eso que sube del desierto, como una columna de humo, perfumada de mirra y de incienso y de todos los perfumes exóticos?

[La Amada]
7 ¡Es la litera de Salomón! La rodean setenta guerreros, de los más valientes de Israel:
8 todos ellos provistos de espada, adiestrados para el combate, cada uno con su espada a la cintura por temor a los peligros de la noche.
9 El rey Salomón se hizo una litera con maderas del Líbano.
10 Sus columnas las hizo de plata, su respaldo de oro, su asiento de púrpura, con el interior revestido de ébano. Hijas de Jerusalén,
11 salgan a contemplar al rey Salomón, con la corona que le ciñó su madre, el día de su boda, el día de su alegría.

Capítulo 4
[El Amado]

¡Q
ué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! Tus ojos son palomas, detrás de tu velo. Tus cabellos, como un rebaño de cabras que baja por las laderas de Galaad. 2 Tus dientes, como un rebaño de ovejas esquiladas que acaban de bañarse: todas ellas han tenido mellizos y no hay ninguna estéril. 3 Como una cinta escarlata son tus labios y tu boca es hermosa. Como cortes de granada son tus mejillas, detrás de tu velo. 4 Tu cuello es como la torre de David, construida con piedras talladas: de ella cuelgan mil escudos, toda clase de armaduras de guerreros. 5 Tus pechos son como dos ciervos jóvenes, mellizos de una gacela, que pastan entre los lirios. 6 Antes que sople la brisa y huyan las sombras, iré a la montaña de la mirra, a la colina del incienso. 
 7 Eres toda hermosa, amada mía, y no tienes ningún defecto. 8 ¡Ven conmigo del Líbano, novia mía, ven desde el Líbano! Desciende desde la cumbre del Amaná, desde las cimas del Sanir y del Hermón, desde la guarida de los leones, desde los montes de los leopardos. 9 ¡Me has robado el corazón hermana mía, novia mía! ¡Me has robado el corazón con una sola de tus miradas, con una sola vuelta de tus collares! 10 ¡Qué hermosos son tus amores, hermana mía, novia mía! Tus amores son más deliciosos que el vino, y el aroma de tus perfumes, mejor que todos los ungüentos. 11 ¡Tus labios destilan miel pura, novia mía! Hay miel y leche bajo tu lengua, y la fragancia de tus vestidos es como el aroma del Líbano. 12 Eres un jardín cerrado hermana mía, novia mía; eres un jardín cerrado, una fuente sellada. 13 Tus brotes son un vergel de granadas, con frutos exquisitos: alheña con nardos, 14 nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso, mirra y áloe, con los mejores perfumes. 15 ¡Fuente que riega los jardines, manantial de agua viva, que fluye desde el Líbano!

[La Amada]
16 ¡Despierta, viento del norte, ven, viento del sur! ¡Soplen sobre mi jardín para que exhale su perfume! ¡Que mi amado entre en su jardín y saboree sus frutos deliciosos!

Capítulo 5
[El Amado]

Y
o entré en mi jardín, hermana mía, novia mía: recogí mi mirra y mi bálsamo. comí mi miel y mi panal, bebí mi vino y mi leche. ¡Coman, amigos míos, beban, y embriáguense de amor!




2° Lectura. Números 23:1-26

Capítulo 23
El primer oráculo de Balaam
B
alaam dijo de Balac: «Constrúyeme aquí siete altares y prepárame siete novillos y siete carneros». 2 Balac hizo lo que Balaam le había indicado, y entre los dos ofrecieron un novillo y un carnero en cada altar. 3 Luego Balaam dijo a Balac: «Quédate junto a tus ofrendas, mientras voy a ver si el Señor me hace una revelación. Yo te comunicaré lo que él me manifieste». Y se fue a una colina desierta. 4 El Señor se reveló a Balaam, y este le dijo: «Yo erigí los siete altares, y ofrecí un novillo y un carnero en cada altar». 5 Entonces el Señor puso una palabra en la boca de Balaam y le dijo: «Regresa adonde está Balac y háblale de esta manera». 6 Balaam regresó y lo encontró de pie junto a su holocausto, acompañado de todos los jefes de Moab. 7 Entonces pronunció su poema, diciendo: «Desde Aram me hizo venir Balac, el rey de Moab desde las montañas del este: "¡Ven, maldíceme a Jacob, ven, pronuncia una execración contra Israel!". 8 ¿Cómo maldeciré a quien Dios no ha maldecido? ¿Cómo execraré a quien Dios no ha execrado? 9 Cuando lo miro desde la cima de las montañas y lo contemplo desde las colinas, veo un pueblo que vive aparte y no se cuenta entre las naciones. 10 ¿Quién puede contar el polvo de Jacob, o numerar la polvareda de Israel? ¡Que yo muera la muerte de los justos, y que mi fin sea como el suyo!». 11 Balac dijo a Balaam: «¿Qué me has hecho? Yo te traje para que maldijeras a mis enemigos, y tú los has bendecido». 12 «Yo sólo puedo repetir fielmente lo que el Señor pone en mi boca», respondió Balaam. 13 Entonces Balac le dijo: «Ven conmigo a otro lugar desde donde podrás verlos, si no a todos, por los menos a una parte de ellos, y maldícemelos desde allí». 14 En seguida lo llevó al campo de Sufím, en la cima del Pisgá. Allí construyó siete altares, y ofreció un novillo y un carnero en cada altar. 15 Entonces Balaam dijo a Balac: «Quédate aquí, junto a tu holocausto, mientras yo voy más allá en busca de una revelación». El segundo oráculo de Balaam 16 El Señor se reveló a Balaam y se puso una palabra en su boca. Luego le dijo: «Regresa adonde está Balac y háblale de esta manera». 17 Al llegar, lo encontró de pie junto a su holocausto, acompañado de los jefes de Moab. Balac le preguntó: «¿Qué ha dicho el Señor?». 18 Entonces Balaam pronunció su poema, diciendo: «¡Levántate, Balac, y escucha, préstame atención, hijo de Sipor!
 19 Dios no es un hombre, para mentir; ni es un mortal, para desdecirse: ¿Acaso él dice y no hace, promete una cosa y no cumple? 20 Yo recibí la misión de bendecir: él ha bendecido y no lo puedo contradecir. 21 No se ve ningún mal en Jacob ni se percibe ninguna desgracia en Israel. El Señor, su Dios, está con él, y entre ellos se oye proclamar a un rey. 22 Dios, que lo hace salir de Egipto, es para él como los cuernos de un búfalo. 23 No hay magia en Jacob ni adivinación en Israel: a su debido tiempo se le dirá a Jacob y a Israel lo que hace Dios. 24 Un pueblo se alza como una leona, se yergue como un león: no se recuesta hasta devorar la presa y beber la sangre de sus víctimas». 25 Balac dijo entonces a Balaam: «Si no lo maldices, ¡por lo menos no lo bendigas!». 26 Pero Balaam respondió a Balac: «Ya te advertí que haría todo lo que el Señor me dijera».

1° Lectura. Mateo 23: 1-12

E
ntonces Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: 2 «Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; 3 ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. 4 Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. 5 Todo lo hacen para que los vean: agradan las filacterias y alargas los flecos de sus mantos; 6 les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, 7 ser saludamos en las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la gente. 8 En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. 9 a Nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen sino uno, el Padre celestial. 10 No se dejen llamar tampoco "doctores", porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. 11 Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, 12 porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado».