viernes, 11 de abril de 2014

3° Lectura. Job 11

Capítulo 11
Sofar de Naamá respondió, diciendo: 2 ¿No habrá una respuesta para tanto palabrerío? ¿Tendrá siempre razón el que habla demasiado? 3 ¿Tu locuacidad hará callar a los demás y te burlarás sin que nadie te confunda? 4 Tú has dicho: «Mi doctrina es pura y estoy limpio ante tus ojos». 5 En cambio, si Dios hablara y abriera sus labios contra ti; 6 si te revelara los secretos de la sabiduría, tan sutiles para el entendimiento, sabrías que Dios olvida una parte de tu culpa. 7 ¿Puedes tú escrutar las profundidades de Dios o vislumbrar la perfección del Todopoderoso? 8 Ella es más alta que el cielo: ¿qué puedes hacer tú? Es mas honda que el Abismo: ¿qué puedes entender? 9 Por su extensión, es más larga que la tierra y más ancha que el mar. 10 Si Dios pasa y aprisiona, y si convoca a juicio, ¿quién se lo impedirá? 11 El conoce a los hombres falsos, ve la maldad ¿y no la sabrá discernir? 12 Pero un necio asentará cabeza cuando se domestique un asno salvaje de la estepa. 13 En cuanto a ti, si enderezas tu corazón y extiendes tus manos hacia Dios, 14 si alejas la maldad que hay en tus manos y no dejas que la injusticia habite en tu carpa, 15 entonces sí erguirás tu frente inmaculada, estarás firme y nada temerás. 16 Así te olvidarás de las penas, las recordarás como una correntada pasajera. 17 La vida se alzará más radiante que el mediodía, la oscuridad será como una alborada. 


 18 Estarás seguro, porque habrá una esperanza; observarás a tu alrededor, y te acostarás tranquilo. 19 Descansarás sin que nadie te perturbe y muchos tratarán de ganarse tu favor. 20 Pero los ojos de los malvados se consumen, les falta todo refugio y el último suspiro será su única esperanza.

2° Lectura. Deuteronomio 15-16

Capítulo 15
El séptimo año: la remisión de las deudas
Al cabo de cada siete años, harás una remisión. 2 La remisión consiste en lo siguiente: Todo acreedor condenará a su prójimo el préstamo que le haya concedido. No hará ninguna demanda a su prójimo –es decir, a su hermano– porque se ha proclamado una remisión en homenaje al Señor. 3 Podrás, eso sí, demandar al extranjero, pero deberás liberar a tu hermano del derecho que tengas sobre él. 4 Por lo demás, no habrá ninguna pobre a tu lado porque el Señor te bendecirá abundantemente en la tierra que él te da como herencia. 5 con esta sola condición: que escuches su voz, practicando cuidadosamente todo este mandamiento que hoy te prescribo. 6 Sí, el Señor, tu Dios, te bendecirá como te lo ha prometido: tú prestarás a muchas naciones, sin tener necesidad de pedirles prestado, y dominarás a muchas naciones sin que ellas te dominen. 7 Si hay algún pobre entre tus hermanos, en alguna de las ciudades del país que el Señor, tu Dios, te da, no endurezcas tu corazón ni le cierres tu mano. 8 Abrele tu mano y préstale lo que necesite para remediar su indigencia. 9 No abrigues en tu corazón estos perversos pensamientos: «Ya está cerca el séptimo año, el año de la remisión», mirando por eso con malos ojos a tu hermano pobre, para no darle nada. Porque él apelaría al Señor y tú te harías culpable de un pecado. 10 Cuando le des algo, lo harás de buena gana. Así el Señor te bendecirá en todas tus obras y en todas las empresas que realices. 11 Es verdad que nunca faltarán pobres en tu país. Por eso yo te ordeno: abre generosamente tu mano el pobre, al hermano indigente que vive en tu tierra.

 La remisión de los esclavos hebreos 12 Si tu hermano hebreo –sea hombre o mujer– se vende a ti. te servirá durante seis años y al séptimo año, lo dejarás en libertad. 13 Cuando le concedas la libertad, no lo envíes con las manos vacías. 14 Llénalo de presentes tomados de tu ganado menor, de tu era y de tu lagar, haciéndolo partícipe de los bienes con que el Señor, tu Dios, te bendiga. 15 Recuerda que tú fuiste esclavo en Egipto y que el Señor, tu Dios, te rescató. Por eso ahora te doy esta orden. 16 Pero si él te dice. «No quiero alejarme de ti» –porque te ama. y ama también a tu familia y se siente feliz a tu lado– 17 entonces tomarás una lezna y le perforarás la oreja contra la puerta de tu casa: así será tu esclavo para siempre. Lo mismo deberás hacer con tu esclava. 18 Que no te resulte penoso dejarlo en libertad, porque el servicio que te presto durante seis años vale el doble del salario de un jornalero. Entonces el Señor te bendecirá en todas sus empresas. 

 Los primogénitos machos del ganado 19 Consagra al Señor, tu Dios, todos los primogénitos machos de tu ganado mayor y menor. Tú no trabajarás con el primogénito de tus vacas ni esquilarás al primogénito de tus ovejas. 20 Los comerás cada año junto con tu familia, en la presencia del Señor, tu Dios, en el lugar que el Señor elija. 21 Pero si es defectuoso –si es rengo, ciego o tiene cualquier otro defecto grave– no lo sacrificarás al Señor, tu Dios. 22 Lo comerás como se come una gacela o un ciervo. Podrán comerlo igualmente el puro y el impuro. 23 Sólo te abstendrás de comer la sangre: la derramarás en la tierra como si fuera agua.


Capítulo 16
Las tres Fiestas de peregrinación: la Pascua y los Ácimos
Solemniza el mes de Abib celebrando en él la Pascua en honor del Señor, tu Dios, porque una noche del mes de Abib él te hizo salir de Egipto. 2 Inmola al Señor, tu Dios, como víctima pascual, un animal del ganado mayor o menor, en el lugar que él elija para constituirlo morada de su Nombre. 3 No comas la víctima con pan fermentado. Durante siete días comerás pan sin levadura, que es un pan de aflicción, porque tú saliste precipitadamente de Egipto: así te acordarás siempre del día en que saliste de Egipto. 4 Estos siete días la levadura no deberá verse en todo tu territorio, y tampoco quedarán para el día siguiente restos de la carne sacrificada al atardecer del primer día. 5 No inmoles la víctima pascual en cualquiera de las ciudades que el Señor, tu Dios, te dará. 6 La inmolarás únicamente en el lugar que el elija para constituirlo morada de su Nombre, y lo harás al atardecer, cuando se ponga el sol, a la misma hora en que saliste de Egipto. 7 Cocerás y comerás la víctima en el lugar que el Señor, tu Dios, elija, y a la mañana siguiente emprenderás el camino de regreso a tu casa. 8 Durante seis días comerás pan sin levadura, y el séptimo día harás una asamblea litúrgica en honor del Señor, tu Dios. Ese día no realizarás ningún trabajo. La 

Fiesta de las Semanas 9 Cuenta siete semanas a partir del momento en que empieces a cosechar, 10 y al término de ellas celebrarás la fiesta de las Semanas en honor del Señor, tu Dios, llevando tus ofrendas voluntarias, en la medida en que el Señor, tu Dios, llevando tus ofrendas voluntarias, en la medida en que el Señor, tu Dios, te bendiga. 11 Te alegrarás en la presencia del Señor, tu Dios –en el lugar que él elija para construirlo morada de su Nombre– junto con tu hijo y tu hija, con tu esclavo y tu esclava, con el levita que viva en tu ciudad, y con el extranjero, el huérfano y la viuda que estén contigo. 12 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y observa fielmente estas prescripciones.

 La Fiesta de las Chozas 13 Celebra durante siete días la fiesta de las Chozas, apenas termines de recoger los frutos de tu era y de tu lagar. 14 Te alegrarás durante la fiesta, junto con tu hijo y tu hija, con tu esclavo y tu esclava, y con el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que vivan en tu ciudad. 15 Siete días estarás de fiesta en honor del Señor, tu Dios, en el lugar que él elija. Porque el Señor, tu Dios, te bendecirá en todas tus cosechas y en todas tus obras, para que seas plenamente feliz. 

 Resumen sobre las Fiestas 16 Tres veces al año, todos los varones se presentarán delante del Señor, tu Dios, en el lugar elegido por él: en la fiesta de los Acimos, en la fiesta de las Semanas y en la fiesta de las Chozas. Nadie se presentará delante del Señor con las manos vacías. 17 Cada uno dará lo que pueda, conforme a la bendición que el Señor, tu Dios, te haya otorgado. 

 Los jueces 18 En cada una de las ciudades que el Señor, tu Dios, te dé para tus tribus, pondrás jueces y escribas que dicten sentencias justas en favor del pueblo. 19 No tergiversarás el derecho; no harás acepción de personas ni te dejarás sobornar. Porque el soborno ciega los ojos de los sabios y pervierte las palabras de los justos. 20 Tu deber es buscar la justicia, sólo la justicia, para que tengas vida y poseas la tierra que el Señor, tu Dios, te da. Advertencias contra las desviaciones cultuales 21 No plantarás ninguna clase de árbol, para tenerlo como poste sagrado, junto al altar que dediques al Señor, tu Dios. 22 Tampoco erigirás piedras conmemorativas, porque el Señor, tu Dios, las detesta.

1° Lectura. Hechos 2: 14-47

E Entonces, Pedro poniéndose de pie con los Once, levantó la voz y dijo: «Hombres de Judea y todos los que habitan en Jerusalén, presten atención, porque voy a explicarles lo que ha sucedido. 15 Estos hombres no están ebrios, como ustedes suponen, ya que no son más que las nueve de la mañana, 16 sino que se está cumpliendo lo que dijo el profeta Joel: 17 "En los últimos días, dice el Señor, derramaré mi Espíritu sobre todos los hombres y profetizarán sus hijos y sus hijas; los jóvenes verán visiones y los ancianos tendrán sueños proféticos. 18 Más aún, derramaré mi Espíritu sobre mis servidores y servidoras, y ellos profetizarán. 19 Haré prodigios arriba, en el cielo, y signos abajo, en la tierra: verán sangre, fuego y columnas de humo. 20 El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que llegue el Día del Señor, día grande y glorioso. 21 Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará". 22 Israelitas, escuchen: A Jesús de Nazaret, el hombre que Dios acreditó ante ustedes realizando por su intermedio los milagros, prodigios y signos que todos conocen, 23 a ese hombre que había sido entregado conforme al plan y a la previsión de Dios, ustedes lo hicieron morir, clavándolo en la cruz por medio de los infieles. 24 Pero Dios lo resucitó, librándolo de las angustias de la muerte, porque no era posible que ella tuviera dominio sobre él. 25 En efecto, refiriéndose a él, dijo David: "Veía sin cesar al Señor delante de mí, porque él está a mi derecha para que yo no vacile. 26 Por eso se alegra mi corazón y mi lengua canta llena de gozo. También mi cuerpo descansará en la esperanza, 27 porque tú no entregarás mi alma al Abismo, ni dejarás que tu servidor sufra la corrupción. 

 28 Tú me has hecho conocer los caminos de la vida y me llenarás de gozo en tu presencia". 29 Hermanos, permítanme decirles con toda franqueza que el patriarca David murió y fue sepultado, y su tumba se conserva entre nosotros hasta el día de hoy. 30 Pero como él era profeta, sabía que Dios le había jurado que un descendiente suyo se sentaría en su trono. 31 Por eso previó y anunció la resurrección del Mesías, cuando dijo que no fue entregado al Abismo ni su cuerpo sufrió la corrupción. 32 A este Jesús, Dios lo resucitó, y todos nosotros somos testigos. 33 Exaltado por el poder de Dios, él recibió del Padre el Espíritu Santo prometido, y lo ha comunicado como ustedes ven y oyen. 34 Porque no es David el que subió a los cielos; al contrario, él mismo afirma: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, 35 hasta que ponga a todos tus enemigos debajo de tus pies". 36 Por eso, todo el pueblo de Israel debe reconocer que a ese Jesús que ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías». 37 Al oír estas cosas, todos se conmovieron profundamente, y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles: «Hermanos, ¿qué debemos hacer?». 38 Pedro les respondió: «Conviértanse y háganse bautizar en el nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo. 39 Porque la promesa ha sido hecha a ustedes y a sus hijos, y a todos aquellos que están lejos: a cuantos el Señor, nuestro Dios, quiera llamar». 40 Y con muchos otros argumentos les daba testimonio y los exhortaba a que se pusieran a salvo de esta generación perversa. 41 Los que recibieron su palabra se hicieron bautizar; y ese día se unieron a ellos alrededor de tres mil. 42 Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. 43 Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los Apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. 44 Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: 45 vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno. 46 Intimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; 47 ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse.