lunes, 3 de marzo de 2014

Significado simbólico de la Levadura

En la Ley que Dios dio a Israel. Ninguna de las ofrendas de grano que los israelitas presentaban como ofrendas hechas por fuego a Nuestro Señor debía ser “cosa hecha con masa fermentada”. (Le 2:11.) No obstante, se podía utilizar levadura en las ofrendas de comunión por acción de gracias, en las que el que presentaba la ofrenda lo hacía de manera voluntaria y como muestra de su gratitud por las muchas bendiciones de Nuestro Señor. Aquella comida tenía que ser una ocasión de alegría, y el pan leudado normalmente se comía en ocasiones felices. La persona debía presentar tortas anulares de pan leudo junto con la carne (es decir, el animal) para el sacrificio y las tortas ácimas, que no se colocaban sobre el altar, sino que eran para que las comieran el que presentaba la ofrenda y el sacerdote que oficiaba. (Le 7:11-15.)
El día del Pentecostés, cuando se presentaban las primicias de la cosecha del trigo, el sumo sacerdote mecía delante de Nuestro Señor dos panes de harina de trigo con levadura. (Le 23:15-21.) Es digno de mención que el día del Pentecostés del año 33 E.C. se ungió con espíritu santo a los primeros miembros de la congregación cristiana, los discípulos de Jesucristo escogidos de entre los judíos. Jesucristo, en calidad de gran Sumo Sacerdote de Nuestro Señor, pudo presentarlos delante de Dios como los primeros de sus hermanos engendrados por espíritu. A estos se les tomó de entre la humanidad pecaminosa. (Hch 2:1-4, 41.) Unos tres años y cuatro meses después se ungió con espíritu santo a Cornelio y su casa, los primeros gentiles incircuncisos conversos al cristianismo, y así se les presentó delante de Dios. Ellos también procedían de la humanidad pecaminosa. (Hch 10:24, 44-48; Ro 5:12.)
La fiesta de las tortas no fermentadas abarcaba los siete días siguientes al día de la Pascua, es decir, los días 15 al 21 de Abib o Nisán. Durante aquellos días no debía hallarse, ni siquiera “verse”, en las casas israelitas nada leudado ni ninguna masa fermentada. (Éx 12:14-20; 13:6, 7; 23:15.) Esto sirvió para recordarles su apresurada liberación de Egipto por la mano de Nuestro Señor, cuando no tuvieron tiempo de esperar a que su masa leudara, sino que, con las prisas, se la llevaron junto con sus artesas. (Éx 12:34.)
Significado simbólico. La palabra “levadura” se utiliza a menudo en la Biblia para referirse a pecado o corrupción. Jesucristo dijo a sus discípulos: “Guárdense de la levadura de los fariseos y saduceos” y “guárdense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía”. Al principio, los discípulos no entendían que Jesús estaba utilizando un simbolismo, pero finalmente discernieron que les estaba advirtiendo que se guardaran de las doctrinas falsas y de las prácticas hipócritas, “la enseñanza de los fariseos y saduceos”, que tenía un efecto corruptor. (Mt 16:6, 11, 12; Lu 12:1.) En una de sus advertencias, también mencionó a Herodes (incluyendo por lo visto a sus partidarios): “Mantengan los ojos abiertos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes”. (Mr 8:15.) Jesús condenó a los fariseos por su hipocresía y afán de ostentación. (Mt 23:25-28.) Puso al descubierto el punto de vista doctrinal equivocado de los saduceos, su hipocresía y la traición política de los partidarios de Herodes. (Mt 22:15-21; Mr 3:6.)
El apóstol Pablo utilizó el mismo simbolismo cuando mandó a la congregación cristiana de Corinto que expulsase a un hombre inmoral de la congregación. Dijo: “¿No saben que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? Quiten la levadura vieja, para que sean una masa nueva, según estén libres de fermento. Porque, en realidad, Cristo nuestra pascua ha sido sacrificado”. A continuación indicó claramente a qué se refería con la palabra “levadura”: “Por consiguiente, guardemos la fiesta, no con levadura vieja, ni con levadura de maldad e iniquidad, sino con tortas no fermentadas de sinceridad y verdad”. (1Co 5:6-8.) Pablo recurrió en este texto al significado alegórico de la fiesta judía de las tortas no fermentadas, que venía inmediatamente después de la celebración de la Pascua. Así como un poco de levadura hace fermentar pronto toda la masa de pan, toda la congregación llegaría a estar inmunda a los ojos de Nuestro Señor si no eliminaba la influencia corrupta de aquel hombre inmoral. Tal como los israelitas no podían tener levadura en sus casas durante la fiesta, ellos tenían que quitar la “levadura” de en medio de la congregación.
Además de los hebreos, otros pueblos de la antigüedad también relacionaban la levadura con la corrupción. Por ejemplo, Plutarco, un biógrafo griego, dijo que “la levadura también es producto de corrupción y corrompe la masa con la que se mezcla”. (Obras morales y de costumbres [Moralia], “Cuestiones romanas”, 109F.)

Debido a la connotación negativa de la levadura, puede ser que Jesús estuviese pensando en su efecto corruptor cuando dijo: “El reino de los cielos es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres grandes medidas de harina, hasta que toda la masa quedó fermentada”. (Mt 13:33; Lu 13:20, 21.) De hecho, las Escrituras muestran que personas que profesarían ser miembros del Reino celestial llegarían a corromper la verdad. (Hch 20:29, 30; 1Ti 4:1-3.)

4° Lectura Judit 2


1 El año decimoctavo, el día veintidós del primer mes, se notificó en el palacio de Nabucodonosor, rey de los asirios, que él se vengaría de toda la tierra, como lo había anunciado.
2 El rey convocó a todos sus oficiales y a todos sus funcionarios, se reunió en consejo secreto con ellos y decretó él mismo el exterminio de toda la tierra.
3 Entonces, de común acuerdo, se decidió aniquilar a todos los que no habían respondido al llamado del rey.
4 Una vez terminado el consejo, Nabucodonosor, rey de los asirios, llamó a Holofernes, general en jefe de su ejército y segundo después de él, y le dijo:
5 «Así habla el gran rey, el señor de toda la tierra: Al; salir de mi presencia, tomarás contigo hombres de reconocido valor –unos ciento veinte mil soldados de infantería y un contingente de doce mil caballos con sus jinetes
6 y atacarás a todos los pueblos de Occidentes, porque se negaron a escuchar mi llamado.
7 Intímalos a que se sometan totalmente, porque en mi indignación voy a marchar contra ellos; cubriré toda la superficie de la tierra con los pies de mis soldados y se la entregaré al saqueo:
8 los heridos colmarán sus valles; los torrentes y los ríos desbordarán, llenos de cadáveres,
9 y deportaré a sus cautivos hasta los confines de la tierra.
10 Parte en seguida y ocupa para mí sus territorios. A los que se te sometan, resérvamelos para el día de su castigo;
11 pero no perdones a los rebeldes: entrégalos a la matanza y al saqueo en todas partes.
12 Porque juro por mi vida y por el poder de mi reino que ejecutaré con mi propia mano lo que acabo de decir.
13 No quebrantes ni una sola de las órdenes de tu señor, sino ejecútalas estrictamente como te lo he mandado. ¡Cúmplelas sin tardanza!».
14 Apenas se alejó de la presencia de su señor, Holofernes convocó a todos los generales, oficiales y capitanes del ejército asirio.
15 Reclutó para la campaña unos ciento veinte mil soldados escogidos y doce mil arqueros de a caballo, como se lo había ordenado su señor,
16 y los dispuso en orden de batalla.
17 Juntó, además, un gran número de camellos, asnos y mulos para el equipaje, a sí como también innumerables ovejas, bueyes y cabras para el abastecimiento;
18 y cada hombre recibió provisiones en abundancia y una gran cantidad de oro y plata del palacio real.
19 Holofernes avanzó con todo su ejército, para preceder al rey Nabucodonosor y cubrir toda la superficie de la tierra, hacia Occidente, con sus carros de guerra, sus jinetes y sus soldados escogidos.
20 Lo seguía una multitud numerosa como las langostas y como los granos de arena de la tierra: su número era incalculable.
21 Desde Nínive, avanzaron durante tres días en dirección a la llanura de Bectilet, y acamparon en sus inmediaciones, al pie de la montaña que está a la izquierda de la Cilicia superior.
22 Desde allí, Holofernes penetró en la región montañosa con todo su ejército de soldados, jinetes y carros de guerra.
23 Luego se abrió camino a través de Fud y de Lud, y arrasó a todos los rasitas e ismaelitas que estaban al borde del desierto, hacia el sur de Jeleón.
24 En seguida vadeó el Eufrates, atravesó la Mesopotamia y destruyó todas las plazas fuertes en las riberas del torrente Abrona, hasta las costas del mar.
25 Después ocupó los territorios de la Cilicia, destrozó a cuantos le opusieron resistencia y avanzó hasta los confines meridionales de Jafet, en las fronteras de Arabia.
26 Sitió a todos los madianitas, incendió sus campamentos y saqueó sus establos.
27 Descendió luego a la llanura de Damasco, en la época de la cosecha del trigo, e incendió todos sus sembrados; exterminó ovejas y vacas, saqueó sus ciudades, arrasó sus campos y pasó a todos sus jóvenes al filo de la espada.
28 El pánico y el terror se apoderaron de todo el litoral: de los habitantes de Sidón y de Tiro, de Sur y de Oquina, y de todos los habitantes de Iamnia. También los de Azoto y Ascalón quedaron despavoridos ante él.

3° Lectura Proverbios 21


1 El corazón del rey es una corriente de agua en manos del Señor: él lo dirige hacia donde quiere.
2 Al hombre le parece que todo su camino es recto, pero el Señor pesa los corazones.
3 Practicar la justicia y el derecho agrada al Señor más que los sacrificios.
4 Los ojos altaneros, el corazón arrogante, la luz de los malvados: todo eso es pecado.
5 Los proyectos del hombre laborioso son pura ganancia, el que se precipita acaba en la indigencia.
6 Tesoros adquiridos con engaños son ilusión fugaz de los que buscan la muerte.
7 La rapiña de los malvados los arrastra a ellos mismos, porque se niegan a practicar el derecho.
8 Tortuoso es el camino del criminal, pero el que es puro obra con rectitud.
9 Más vale habitar en un rincón del techo que compartir la casa con una mujer pendenciera.
10 El alma del malvado desea el mal, él no se apiada de su prójimo.
11 El simple se hace sabio cuando se castiga al insolente, y asimila la ciencia cuando se instruye al sabio.
12 El justo observa la casa del malvado, y precipita en la desgracia a los malos.
13 El que cierra los oídos al clamor del débil llamará y no se le responderá.
14 Un reglo hecho a escondidas aplaca la ira y un obsequio bajo cuerda, la furia violenta.
15 Practicar la justicia es una alegría para el justo, pero es una calamidad para los malhechores.
16 El que se extravía del camino de la prudencia descansará en la Asamblea de las Sombras.
17 El que ama el placer termina en la indigencia, el que ama el vino y la buena vida no se enriquecerá.
18 El malvado servirá de rescate por el justo y el traidor, por los hombres rectos.
19 Más vale habitar en un país desierto que con una mujer pendenciera y de mal genio.
20 En la morada del sabio hay tesoros preciosos y perfume, pero el necio se los devora.
21 El que va tras la justicia y la fidelidad encontrará vida, justicia y honor.
22 El sabio toma por asalto una ciudad de valientes, y abate la fuerza en que ella confiaba.
23 El que guarda su boca y su lengua guarda su vida de las angustias.
24 Insolente se lama al arrogante y altanero que actúa con excesiva soberbia.
25 El deseo mata al perezoso, porque sus manos se niegan a trabajar.
26 El malvado ambiciona todo el día, pero el justo da sin rehusar jamás.
27 El sacrificio de los malvados es una abominación, ¡cuánto más si se lo ofrece con infamia!
28 El testigo mentiroso perecerá, pero el hombre que escucha, siempre podrá hablar.
29 El malvado se muestra atrevido, pero el que es recto afianza su camino.
30 No hay sabiduría, ni inteligencia, ni consejo delante del Señor.
31 Se equipa el caballo para el día del combate, pero la victoria pertenece al Señor.

2° Lectura Levítico 5-6


Capítulo 5
Otros casos de sacrificio por el pecado
1 Si una persona peca por cualquiera de estos motivos: Cuando oye la fórmula imprecatoria del juez, se niega a prestar declaración –pudiendo atestiguar, porque ha presenciado el hecho o tiene algún conocimiento de él– y por eso carga sobre sí una culpa;
2 o bien, toca alguna cosa impura –ya sea el cadáver de una bestia salvaje impura, de un animal doméstico impuro, o de un reptil impuro– volviéndose, sin darse cuenta, impuro o culpable;
3 o bien, sin darse cuenta, toca a una persona impura –cualquiera sea el motivo de su estado de impureza– y al tener conocimiento de ello, se vuelve culpable;
4 o bien, sin darse cuenta, pronuncia un juramento desfavorable o favorable –en cualquiera de esas circunstancias en que los hombres suelen jurar irreflexivamente– y al tener conocimiento de ello, se reconoce culpable;
5 si alguien se hace culpable por alguno de estos motivos, deberá confesar aquello en que ha pecado.
6 Además presentará al Señor, en reparación por el pecado que cometió, una hembra del ganado menor –cordera o cabra– como sacrificio por el pecado; y el sacerdote practicará en favor de esa persona el rito de expiación por su pecado.
7 Pero si no dispone de medios suficientes para procurarse una oveja, presentará al Señor, en reparación por el pecado cometido, dos torcazas o dos pichones de paloma, uno para un sacrificio por el pecado y otro para un holocausto.
8 Los llevará al sacerdote, que ofrecerá en primer lugar la víctima destinada al sacrificio por el pecado. Apretará con las uñas el cuello del animal, pero no le arrancará la cabeza;
9 luego rociará la pared del altar con un poco de sangre, y el resto lo escurrirá sobre la base del altar; es un sacrificio por el pecado.
10 Después hará con la segunda paloma un holocausto conforme al ritual. De esta manera, el sacerdote practicará en favor de esa persona el rito de expiación por el pecado que cometió, y así será perdonada.
11 Y si tampoco dispone de medios suficientes para procurarse las dos torcazas o los dos pichones de paloma, llevará como ofrenda por su pecado la décima parte de una medida de harina de la mejor calidad, pero sin añadir aceite ni poner incienso sobre ella, porque es un sacrificio por el pecado.
12 La llevará al sacerdote, el cual tomará un puñado como memorial, y lo hará arder el altar junto con las ofrendas que se queman para el Señor: es un sacrificio por el pecado.
13 De esta manera, el sacerdote practicará el rito de expiación en favor de ese hombre, por el pecado que cometió en cualquiera de aquellos casos, y así será perdonado. El sacerdote recibirá lo mismo que recibe cuando se hace una oblación.
El sacrificio de reparación
14 El Señor dijo a Moisés:
15 Si una persona defrauda al Señor, pecando inadvertidamente contra sus derechos sagrados, le presentará como ofrenda de reparación un carnero del rebaño, que no tenga defecto, o su equivalente en siclos de plata, según la tasa del Santuario.
16 Así reparará el derecho sagrado contra el que pecó, añadiendo un quinto más, que entregará al sacerdote. Este practicará el rito de expiación en favor de esa persona, con el carnero del sacrificio de reparación, y así será perdonada.
17 Si una persona peca, cometiendo sin darse cuenta alguna falta contra las prohibiciones contenidas en los mandamientos del Señor, y se reconoce culpable, deberá cargar con su culpa.
18 Presentará al sacerdote un carnero del rebaño, que no tenga ningún defecto, o su equivalente en dinero, como ofrenda de reparación. Entonces el sacerdote practicará el rito de expiación en favor de esa persona, por la falta que cometió inadvertidamente, y así será perdonada:
19 es un sacrificio de reparación, porque era realmente culpable delante del Señor.
La reparación de los delitos contra el prójimo
20 El Señor dijo a Moisés:
21 Si una persona peca y defrauda al Señor, por haber engañado a su prójimo respecto de un objeto que el fue confiado en depósito o puesto bajo su cuidado, o bien por haber estafado a su prójimo o haberlo violentado;
22 o si encuentra un objeto perdido, y lo niega, o si jura en falso respecto de una de esas cosas por las que un hombre puede incurrir en pecado;
23 si alguien peca y se hace culpable por cualquiera de estos motivos, deberá restituir lo que haya adquirido por medio de la estafa o la extorsión, así como también el depósito que se le confió, el objeto perdido que encontró,
24 o todo aquello sobre lo cual juró en falso. Los restituirá íntegramente, añadiendo un quinto más, que entregará al verdadero propietario en el momento de reparar su falta.
25 Además, presentará al sacerdote, a título de reparación, un carnero sin ningún defecto, o su equivalente en dinero, para ofrecerlo al Señor como sacrificio de reparación.
26 De esta manera, el sacerdote practicará el rito de expiación delante del Señor en favor de esa persona, y así será perdonada, cualquiera sea la falta de la que se haya hecho culpable.

Capítulo 6
Prescripciones sobre los holocaustos
1 El Señor dijo a Moisés:
2 Transmite esta orden a Aarón y a sus hijos: Este es el ritual del holocausto que arde toda la noche sobre el altar, hasta la mañana siguiente, y por el cual el fuego del altar se mantiene encendido:
3 El sacerdote se vestirá con su túnica de lino y se cubrirá con pantalones de lino. Luego recogerá las cenizas a que habrá quedado reducido el holocausto por la acción del fuego, y las depositará a un costado del altar.
4 Entones se cambiará las vestiduras y llevará las cenizas fuera del campamento, a un lugar puro.
5 El fuego permanecerá siempre encendido sobre el altar y no deberá extinguirse. Todas las mañanas el sacerdote lo avivará con leña, dispondrá el holocausto sobre él, y hará arder las partes grasosas de los sacrificios de comunión.
6 Un fuego perpetuo, que nunca deberá extinguirse, permanecerá encendido sobre el altar.
Prescripciones sobre la oblación
7 Este es el ritual de la oblación, que los hijos de Aarón ofrecerán delante del Señor, frente al altar:
8 El sacerdote tomará de la oblación un puñado de harina de la mejor calidad, con su aceite y con todo el incienso añadido a ella, y lo hará arder sobre el altar como un memorial para el Señor, como una ofrenda de aroma agradable.
9 Aarón y sus hijos comerán el resto. Lo comerán sin levadura, en el recinto sagrado, o sea, en el atrio de la Carpa del Encuentro.
10 Ese resto no deberá ser cocido con levadura. Yo les doy esa parte de las ofrendas que se queman en mi honor: es una cosa santísima, lo mismo que la ofrenda por el pecado y la ofrenda de reparación.
11 Podrán comerla todos los varones descendientes de Aarón, como un derecho que tendrán siempre a lo largo de las generaciones, sobre las ofrendas que se queman para el Señor. Todo lo que toque esas ofrendas quedará santificado.
La ofrenda de los sacerdotes
12 El Señor dijo a Moisés:
13 Esta es la ofrenda que Aarón y sus hijos harán al Señor, el día en que aquel reciba la unción: Presentarán la décima parte de una medida de harina de la mejor calidad –la mitad por la mañana y la mitad por la tarde– como oblación perpetua.
14 Deberá estar preparada con aceite, en una sartén; la presentarás bien embebida en aceite, la cortarás en pedazos y la ofrecerás como una oblación de aroma agradable al Señor.
15 Así deberá prepararla también el sacerdote que sea consagrado por la unción entre los hijos de Aarón, para ser su sucesor: este es un decreto del Señor, válido para siempre. La oblación deberá arder enteramente,
16 y toda oblación de una sacerdote será quemada en su totalidad: nadie la podrá comer.
Prescripciones sobre le sacrificio por el pecado
17 El Señor dijo a Moisés:
18 Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Este es el ritual del sacrificio por el pecado: La víctima del sacrificio por el pecado deberá será inmolada en el mismo lugar en que se inmola el holocausto, delante del Señor: es una cosa santísima.
19 El sacerdote que la ofrezca como sacrificio por el pecado, comerá de ella. Tendrá que ser comida en el recinto sagrado, o sea, en el atrio de la Carpa del Encuentro.
20 Todo cuanto toque la carne de la víctima quedará santificado; y si la sangre salpica alguna vestidura, tendrás que lavar en el recinto sagrado la parte salpicada.
21 La vasija de barro en que haya sido cocida se deberá romper; y si fue cocida en un recipiente de bronce, este será fregado y limpiado con agua.
22 Sólo podrán comer de ella los varones de la familia sacerdotal: es una cosa santísima.
23 En cambio, no se podrá comer ninguna víctima cuya sangre haya sido introducida en la Carpa del Encuentro para practicar el rito de expiación en el Santuario, sino que deberá ser consumida por el fuego.

1° Lectura Mateo 9: 18-38


18 Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: «Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá».
19 Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
20 Entonces de le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto,
21 pensando: «Con sólo tocar su manto, quedaré curada».
22 Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: «Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado». Y desde ese instante la mujer quedó curada.
23 Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo:
24 «Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme». Y se reían de él.
25 Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó.
26 Y esta noticia se divulgó por aquella región.
27 Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: «Ten piedad de nosotros, Hijo de David».
28 Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: «¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?». Ellos le respondieron: «Sí, Señor».
29 Jesús les tocó los ojos, diciendo: «Que suceda como ustedes han creído».
30 Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: «¡Cuidado! Que nadie lo sepa».
31 Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.
32 En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado.
33 El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: «Jamás se vio nada igual en Israel».
34 Pero los fariseos decían: «El expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios».
35 Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
36 Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.
37 Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
38 Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.