En la Ley que Dios dio a Israel. Ninguna de las ofrendas de grano que los israelitas presentaban como ofrendas hechas por fuego a Nuestro Señor debía ser “cosa hecha con masa fermentada”. (Le 2:11.) No obstante, se podía utilizar levadura en las ofrendas de comunión por acción de gracias, en las que el que presentaba la ofrenda lo hacía de manera voluntaria y como muestra de su gratitud por las muchas bendiciones de Nuestro Señor. Aquella comida tenía que ser una ocasión de alegría, y el pan leudado normalmente se comía en ocasiones felices. La persona debía presentar tortas anulares de pan leudo junto con la carne (es decir, el animal) para el sacrificio y las tortas ácimas, que no se colocaban sobre el altar, sino que eran para que las comieran el que presentaba la ofrenda y el sacerdote que oficiaba. (Le 7:11-15.)
El día del Pentecostés, cuando se presentaban las primicias de la cosecha del trigo, el sumo sacerdote mecía delante de Nuestro Señor dos panes de harina de trigo con levadura. (Le 23:15-21.) Es digno de mención que el día del Pentecostés del año 33 E.C. se ungió con espíritu santo a los primeros miembros de la congregación cristiana, los discípulos de Jesucristo escogidos de entre los judíos. Jesucristo, en calidad de gran Sumo Sacerdote de Nuestro Señor, pudo presentarlos delante de Dios como los primeros de sus hermanos engendrados por espíritu. A estos se les tomó de entre la humanidad pecaminosa. (Hch 2:1-4, 41.) Unos tres años y cuatro meses después se ungió con espíritu santo a Cornelio y su casa, los primeros gentiles incircuncisos conversos al cristianismo, y así se les presentó delante de Dios. Ellos también procedían de la humanidad pecaminosa. (Hch 10:24, 44-48; Ro 5:12.)
La fiesta de las tortas no fermentadas abarcaba los siete días siguientes al día de la Pascua, es decir, los días 15 al 21 de Abib o Nisán. Durante aquellos días no debía hallarse, ni siquiera “verse”, en las casas israelitas nada leudado ni ninguna masa fermentada. (Éx 12:14-20; 13:6, 7; 23:15.) Esto sirvió para recordarles su apresurada liberación de Egipto por la mano de Nuestro Señor, cuando no tuvieron tiempo de esperar a que su masa leudara, sino que, con las prisas, se la llevaron junto con sus artesas. (Éx 12:34.)
Significado simbólico. La palabra “levadura” se utiliza a menudo en la Biblia para referirse a pecado o corrupción. Jesucristo dijo a sus discípulos: “Guárdense de la levadura de los fariseos y saduceos” y “guárdense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía”. Al principio, los discípulos no entendían que Jesús estaba utilizando un simbolismo, pero finalmente discernieron que les estaba advirtiendo que se guardaran de las doctrinas falsas y de las prácticas hipócritas, “la enseñanza de los fariseos y saduceos”, que tenía un efecto corruptor. (Mt 16:6, 11, 12; Lu 12:1.) En una de sus advertencias, también mencionó a Herodes (incluyendo por lo visto a sus partidarios): “Mantengan los ojos abiertos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes”. (Mr 8:15.) Jesús condenó a los fariseos por su hipocresía y afán de ostentación. (Mt 23:25-28.) Puso al descubierto el punto de vista doctrinal equivocado de los saduceos, su hipocresía y la traición política de los partidarios de Herodes. (Mt 22:15-21; Mr 3:6.)
El apóstol Pablo utilizó el mismo simbolismo cuando mandó a la congregación cristiana de Corinto que expulsase a un hombre inmoral de la congregación. Dijo: “¿No saben que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? Quiten la levadura vieja, para que sean una masa nueva, según estén libres de fermento. Porque, en realidad, Cristo nuestra pascua ha sido sacrificado”. A continuación indicó claramente a qué se refería con la palabra “levadura”: “Por consiguiente, guardemos la fiesta, no con levadura vieja, ni con levadura de maldad e iniquidad, sino con tortas no fermentadas de sinceridad y verdad”. (1Co 5:6-8.) Pablo recurrió en este texto al significado alegórico de la fiesta judía de las tortas no fermentadas, que venía inmediatamente después de la celebración de la Pascua. Así como un poco de levadura hace fermentar pronto toda la masa de pan, toda la congregación llegaría a estar inmunda a los ojos de Nuestro Señor si no eliminaba la influencia corrupta de aquel hombre inmoral. Tal como los israelitas no podían tener levadura en sus casas durante la fiesta, ellos tenían que quitar la “levadura” de en medio de la congregación.
Además de los hebreos, otros pueblos de la antigüedad también relacionaban la levadura con la corrupción. Por ejemplo, Plutarco, un biógrafo griego, dijo que “la levadura también es producto de corrupción y corrompe la masa con la que se mezcla”. (Obras morales y de costumbres [Moralia], “Cuestiones romanas”, 109F.)
Debido a la connotación negativa de la levadura, puede ser que Jesús estuviese pensando en su efecto corruptor cuando dijo: “El reino de los cielos es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres grandes medidas de harina, hasta que toda la masa quedó fermentada”. (Mt 13:33; Lu 13:20, 21.) De hecho, las Escrituras muestran que personas que profesarían ser miembros del Reino celestial llegarían a corromper la verdad. (Hch 20:29, 30; 1Ti 4:1-3.)
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