viernes, 28 de febrero de 2014

3° Lectura Proverbios 18


1 El que vive aislado sigue sus caprichos y se irrita contra todo sano consejo.
2 El insensato no desea comprender, sino revelar sus propias opiniones.
3 Junto con la maldad, llega la ignominia, y con la pérdida del honor, el desprecio.
4 Aguas profundas son las palabras de un hombre, torrente desbordante es la fuente de la sabiduría.
5 No está bien rehabilitar al malvado, perjudicando al justo en el juicio.
6 Los labios del insensato promueven litigios y su boca incita a golpear.
7 La boca del insensato es su ruina y sus labios, una trampa para su vida.
8 Las palabras del detractor son como golosinas que bajan hasta el fondo de las entrañas.
9 El que se deja estar en su trabajo es hermano del que destruye.
10 El nombre del Señor es una torre fortificada: el justo corre hacia ella y se pone a salvo.
11 La fortuna del rico es su plaza fuerte, se la imagina como un muro inexpugnable.
12 Antes de la ruina el hombre se ensoberbece, pero la humildad precede a la gloria.
13 El que responde antes de escuchar muestra su necedad y se atrae el oprobio.
14 El espíritu de un hombre lo sostiene en su enfermedad, pero ¿quién levantará a un espíritu abatido?
15 Un corazón inteligente adquiere conocimiento, y el oído de los sabios busca la ciencia.
16 Un reglo abre paso al que lo da y lo introduce en la presencia de los grandes.
17 El primero en defender su causa tiene razón, hasta que llega la parte adversa y lo impugna.
18 Las suertes ponen fin a los litigios y deciden entre los poderosos.
19 Un hermano ofendido es más irreductible que una plaza fuerte, y los litigios son como cerrojo de ciudadela.
20 El hombre sacia su estómago con el fruto de sus palabras: cada uno se sacia con lo que sale de sus labios.
21 La muerte y la vida dependen de la lengua, y los que son indulgentes con ella comerán de su fruto.
22 El que encontró una mujer encontró la felicidad y obtuvo el favor del Señor.
23 El pobre habla suplicando, pero el rico responde duramente.
24 Hay compañeros que llevan a la ruina y hay amigos más apegados que un hermano.

2° Lectura Éxodo 39-40


Capítulo 39
La vestidura del Sumo Sacerdote
1 También hicieron las vestiduras litúrgicas para el culto del Santuario y las vestiduras sagradas de Aarón, como el Señor lo había ordenado a Moisés. Para ello emplearon púrpura y violeta y escarlata, carmesí y lino fino.
El efod
2 El efod lo hicieron de oro, de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado.
3 Prepararon láminas de oro trabajado a martillo, que luego cortaron en forma de hebras, para entretejerlas artísticamente con la púrpura violeta y escarlata, con el carmesí y con el lino fino reforzado.
4 Después aplicaron al efod dos hombreras, y este quedó unido por sus dos extremos.
5 El cinturón para ajustarlo formaba una sola pieza con él y estaba hecho de la misma manera: era de oro, de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino reforzado, como el Señor lo había ordenado a Moisés.
6 También trabajaron las piedras de lapislázuli, que fueron engarzadas en oro y grabadas con los nombres de los hijos de Israel, como se graban los sellos.
7 Finalmente colocaron las piedras en las hombreras del efod, para que fueran un memorial en favor de los israelitas, delante del Señor, como él se lo había ordenado a Moisés.
El pectoral
8 También hicieron el pectoral, trabajado artísticamente y confeccionado de la misma manera que el efod. Lo hicieron de oro, de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado.
9 El pectoral era cuadrado y de doble paño, de un palmo de largo y otro de ancho.
10 Lo guarnecieron de piedras preciosas dispuestas en cuatro hileras: en la primera había un jaspe rojo, un topacio y una esmeralda;
11 en la segunda, un rubí, un zafiro y un diamante;
12 en la tercera, un ágata, una cornalina y una amatista;
13 y en la cuarta, un crisólito, un lapislázuli y un jaspe verde. Todas ellas estaban engarzadas en oro.
14 Las piedras eran doce en total, como los nombres de los hijos de Israel, y cada una llevaba grabado el nombre de una de las doce tribus, como se graban los sellos.
15 También hicieron para el pectoral unas cadenas de oro puro trenzadas a manera de cordones,
16 dos engastes de oro y dos argollas de oro, y ajustaron las dos argollas a sus dos extremos.
17 Sujetaron las dos puntas de las cadenas de oro en las dos argollas que estaban en los extremos superiores del pectoral,
18 y unieron las otras dos puntas a los engastes que habían colocado sobre las hombreras del efod, por la parte de adelante.
19 Hicieron, asimismo, otras dos argollas de oro y las ajustaron a los dos extremos inferiores del pectoral, sobre el borde interior, el que da hacia el efod.
20 También forjaron otras dos argollas de oro y las adhirieron a las dos hombreras del efod, por la parte de adelante y bien hacia abajo, o sea, cerca de la costura y encima del cinturón.
21 Así sujetaron el pectoral, haciendo pasar entre sus argollas y las argollas del efod un cordón de púrpura violeta, de manera que el pectoral quedaba fijo sobre el cinturón y no podía desprenderse del efod. Esto es lo que el Señor había ordenado a Moisés.
El manto
22 Además, hicieron el manto del efod, todo tejido de púrpura violeta.
23 En el centro tenía una abertura, semejante al cuello de una cota de guerrero y reforzada con un dobladillo, para que no se rasgara.
24 Su ruedo estaba adornado con unas granadas de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado.
25 También hicieron unas campanillas de oro puro y las colocaron sobre el ruedo del manto, intercalándolas con las granadas.
26 Las campanillas y las granadas estaban dispuestas alternadamente, una al lado de la otra, a lo largo de todo el ruedo. El manto se empleaba para ejercer las funciones sacerdotales, como el Señor se lo había ordenado a Moisés.
Las vestiduras de los sacerdotes
27 Después hicieron las túnicas de lino fino para Aarón y sus hijos;
28 hicieron el turbante de lino fino, los adornos de las mitras de lino fino, y los pantalones de lino fino reforzado;
29 También tejieron las fajas recamadas de lino fino reforzado; de púrpura violeta y escarlata y de carmesí, conforme a la orden que el Señor había dado a Moisés.
La flor para el turbante del Sumo Sacerdote
30 Finalmente, forjaron la flor de oro puro –signo de consagración– y grabaron en ella, como se graban los sellos, la siguiente inscripción: «Consagrado al Señor».
31 Luego le pusieron un cordón de púrpura violeta, para poder sujetarla a la parte superior del turbante, como el Señor se lo había ordenado a Moisés.
La conclusión y la entrega de la obra realizada
32 Así fue concluida la construcción de la Morada, o sea, la Carpa del Encuentro. En la ejecución del trabajo, los israelitas obraron exactamente conforme a todo lo que el Señor había mandado a Moisés.
33 Entonces presentaron a Moisés la Morada, la Carpa y todo su mobiliario: los ganchos, los bastidores, los travesaños, las columnas con sus bases;
34 la cobertura de cueros de carnero teñidos de rojo, la cobertura de pieles finas y el velo protector;
35 el Arca del Testimonio con sus andas y la tapa;
36 la mesa con sus utensilios y el pan de la ofrenda;
37 el candelabro de oro puro con sus lámparas –las lámparas que debían colocarse en él–, todos sus accesorios y el aceite para iluminarlas;
38 el altar de oro, el óleo de la unción, el incienso aromático y la cortina para la entrada de la Carpa;
39 el altar de bronce con su enrejado también de bronce, sus andas y todos sus accesorios; la fuente con su base;
40 los cortinados del atrio, las columnas con sus bases, el cortinado para la entrada del atrio, sus varillas, sus estacas, y todos sus utensilios para el culto de la Morada, o sea, la Carpa del Encuentro;
41 las vestiduras litúrgicas para oficiar en el Santuario, a saber, las vestiduras sagradas para el sacerdote Aarón y las que usarán sus hijos para las funciones sacerdotales.
42 Los israelitas realizaron todo el trabajo de acuerdo con las instrucciones que el Señor había dado a Moisés.


43 Cuando Moisés vio que habían hecho toda la obra, ajustándose exactamente a lo que el Señor había ordenado, los bendijo.

Capítulo 40
La erección y consagración de la Morada
1 El Señor habló a Moisés en estos términos:
2 El día primero del primer mes erigirás la Morada, la Carpa del Encuentro.
3 Allí pondrás el Arca del Testimonio y la protegerás con el velo.
4 Luego llevarás la mesa y dispondrás sobre ella lo que sea necesario. También llevarás el candelabro y le colocarás las lámparas.
5 Delante del Arca del Testimonio pondrás el altar de oro para el incienso, y a la entrada de la Morada colgarás la cortina.
6 Después pondrás el altar de los holocaustos delante de la entrada de la Morada;
7 y entre la Carpa del Encuentro y el altar, colocarás la fuente llena de agua.
8 Levantarás el atrio alrededor, y a su entrada colgarás el cortinado correspondiente.
9 Luego tomarás el óleo de la unción y ungirás la Morada y todo lo que ella contiene. Así la consagrarás con todo su mobiliario y será una cosa sagrada.
10 Ungirás asimismo el altar de los holocaustos con todos sus utensilios. Así consagrarás el altar, y este será una cosa santísima.
11 También ungirás la fuente y su base, para que quedan consagradas.
12 Después harás que Aarón y sus hijos se acerquen a la entrada de la Carpa del Encuentro y los lavarás con agua.
13 Luego revestirás a Aarón con las vestiduras sagradas, lo ungirás y lo consagrarás para que sea mi sacerdote.
14 Posteriormente, harás que también se acerquen sus hijos. Los vestirás con túnicas
15 y los ungirás como ungiste a su padres, a fin de que ejerzan mi sacerdocio. Esto se hará a fin de que la unción les confiera el sacerdocio para siempre, a lo largo de las generaciones.
La ejecución de la orden divina
16 Moisés realizó exactamente todo lo que el Señor le había ordenado.
17 En el segundo año, el primer día del primer mes, se procedió a la erección de la Morada.
18 Para ello, Moisés asentó sus bases, colocó sus bastidores, dispuso sus travesaños y levantó sus columnas.
19 Después extendió la carpa por encima de la Morada, y sobre ella colocó la cobertura de la carpa, como el Señor se lo había ordenado.
20 En seguida tomó las tablas del Testimonio y los puso en el arca; sujetó las andas en el arca, y sobre ella colocó la tapa.
21 Entonces condujo el arca hasta el interior de la Morada, colgó el velo que la protegía y así cubrió el Arca del Testimonio, conforme a la orden que el Señor le había dado.
22 También puso la mesa en la Carpa del Encuentro, sobre el lado norte de la Morada, delante del cortinado,
23 y dispuso convenientemente sobre ella los panes de la ofrenda, delante del Señor, como el mismo Señor se lo había mandado.
24 Luego puso el candelabro frente a la mesa, en el lado sur de la Morada,
25 y le colocó las lámparas delante del Señor, como el Señor se lo había ordenado.
26 Puso asimismo el altar de oro delante del cortinado,
27 y quemó en él incienso aromático, como el Señor lo había ordenado a Moisés
28 A la entrada de la Morada colgó la cortina,
29 y delante de la entrada de la Carpa del Encuentro puso el altar de los holocaustos, sobre el cual ofreció el holocausto y la oblación, conforme a la orden del Señor.
30 Entre la Carpa del Encuentro y el altar ubicó la fuente y le echó agua para las abluciones.
31 Moisés, Aarón y sus hijos se lavaron en ella las manos y los pies,
32 y siempre que entraban en la Carpa del Encuentro y se acercaban al altar, se lavaban, como el Señor se lo había ordenado a Moisés.
33 Finalmente, levantó el atrio alrededor de la Morada y del altar, y colgó el cortinado a la entrada del atrio. De esta manera Moisés dio por terminado el trabajo.
El ingreso de la gloria del Señor
34 Entonces la nube cubrió la Carpa del Encuentro y la gloria del Señor llenó la Morada.
35 Moisés no podía entrar en la Carpa del Encuentro, porque la nube se había instalado sobre ella y la gloria del Señor llenaba la Morada.
La nube, guía de los israelitas
36 En todas las etapas del camino, cuando la nube se alzaba, alejándose de la Morada, los israelitas levantaban el campamento.
37 Pero si la nube no se alzaba, ellos no se movían, hasta que la nube volvía a hacerlo.
38 Porque durante el día, la nube del Señor estaba sobre la morada, y durante la noche, un fuego brillaba en ella, a la vista de todo el pueblo de Israel. Esto sucedía en todas las etapas del camino.

1° Lectura Mateo 8:1-22


1 Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud.
2 Entonces un leproso fue a postrarse ante él y le dijo: «Señor, si quieres, puedes purificarme».
3 Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda purificado». Y al instante quedó purificado de su lepra.
4 Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero ve a presentarse al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio».
5 Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión, rogándole»
6 «Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente».
7 Jesús le dijo: «Yo mismo iré a curarlo».
8 Pero el centurión respondió: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.
9 Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: «Ve», él va, y a otro: «Ven», él viene; y cuando digo a mi sirviente: «Tienes que hacer esto», él lo hace».
10 Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe.
11 Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos;
12 en cambio, los herederos del reino serán arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar los dientes».
13 Y Jesús dijo al centurión: «Ve, y que suceda como has creído». Y el sirviente se curó en ese mismo momento.
14 Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con fiebre.
15 Le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirlo.
16 Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos,
17 para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: "El tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades".
18 Al verse rodeado de tanta gente, Jesús mandó a sus discípulos que cruzaran a la otra orilla.
19 Entonces se aproximó un escriba y le dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas».
20 Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».
21 Otro de sus discípulos le dijo: «Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre».
22 Pero Jesús le respondió: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos».

jueves, 27 de febrero de 2014

4° Lectura Tobías 14


1 Así terminó Tobit su canto de acción de gracias
2 Tobit murió en paz a la edad de ciento doce años y fue enterrado honrosamente en Nínive. El tenía sesenta y dos años cuando se quedó ciego; y después de recuperar la vista, vivió en la abundancia, haciendo limosnas, bendiciendo siempre a Dios y celebrando su grandeza.
3 Cuando estaba por morir, llamó a su hijo Tobías y le recomendó» «Hijo mío, llévate a tus hijos
4 y parte en seguida para Media, porque yo creo en la palabra que Dios pronunció contra Nínive por medio de Nahúm: todo eso se realizará y le sobrevendrá a Asiria y a Nínive. Se cumplirá todo lo que han anunciado los profetas enviados por Dios. No se perderá ninguna de sus palabras, y todo sucederá a su tiempo. Habrá más seguridad en Media que en Asiria y en Babilonia. Porque yo sé y creo que todo lo que Dios ha dicho se cumplirá y se realizará: no fallará ni uno solo de sus oráculos. Nuestros hermanos que habitan en la tierra de Israel serán llevados cautivos fuera de su hermoso país. Toda la tierra de Israel quedará desierta. Samaría y Jerusalén quedarán desoladas. La Casa de Dios será incendiada y devastada por algún tiempo.
5 Pero Dios volverá a compadecerse de ellos y los hará volver a al tierra de Israel. Ellos reconstruirán su Casa, aunque no como la primera, hasta que se cumpla el tiempo señalado. Entonces volverán todos del destierro y reconstruirán Jerusalén con toda su magnificencia. La Casa de Dios será reconstruida en ella, como lo anunciaron los profetas de Israel.
6 Todas las naciones de la tierra se convertirán y temerán de verdad a Dios. Todos abandonarán los ídolos que los hicieron extraviar en el error.
7 Y ellos bendecirán al Dios de los siglos, practicando la justicia. Todos los israelitas que se hayan salvado en aquellos días se acordarán sinceramente de Dios e irán a reunirse en Jerusalén; habitarán seguros en la tierra de Abraham y la recibirán para siempre. Se alegrarán los que aman verdaderamente a Dios, y desaparecerán de la tierra los que cometen el pecado y la injusticia.
8 Ahora, hijos mío, yo les recomiendo que sirvan a Dios de verdad y que hagan lo que a él le agrada. Manden a sus hijos que practiquen la justicia y la limosna, que se acuerden de Dios y bendigan de verdad su Nombre, siempre y con todas sus fuerzas.
9 Tú, hijo mío, vete de Nínive; no te quedes aquí.
10 Una vez que hayas enterrado a tu madre junto a mí, parte el mismo día y no te quedes más en este país, donde veo que se cometen desvergonzadamente la iniquidad y el engaño. Mira, hijo mío, todo lo que hizo Nadab con Ajicar, que lo había criado. ¿Acaso no lo sepultó en vida? Pero Dios hizo pagar su infamia al criminal, porque Ajicar salió a la luz, mientras que Nadab entró en las tinieblas eternas, por haber tramado la muerte de Ajicar. A causa de sus limosnas, Ajicar se libró de la trampa mortal que le había tendido Nadab, y este cayó en ella para su perdición.
11 Vean entonces, hijos míos, cuál es el fruto de la limosna y cuál el de la injusticia que lleva a la muerte. Pero ya me falta el aliento». Entonces lo tendieron sobre su lecho, y él murió y fue enterrado honrosamente.
12 Cuando murió su madre, Tobías la enterró al lado de su padre. Después partió con su esposa para Media y se estableció en Ecbátana, junto a su suegro Ragüel.
13 El cuidó respetuosamente a sus suegros durante su vejez, y los enterró en Ecbátana de Media. Tobías heredó el patrimonio de Ragüel y el de su padre Tobit,
14 y vivió rodeado de estima, hasta la edad de ciento diecisiete años.
15 Antes de morir, fue testigo de la ruina de Nínive, y vio como sus habitantes eran llevados cautivos a Media por Ciajares, rey de Media. El bendijo a Dios por todo lo que había hecho a los ninivitas y a los asirios. Antes de su muerte, pudo alegrarse por la suerte de Nínive y bendijo al Señor Dios por los siglos de los siglos. Amén.

3° Lectura Proverbios 17


1 Mejor un mendrugo seco con tranquilidad que una casa llena de banquetes con discordia.
2 El servidor prudente se impondrá al hijo desvergonzado y compartirá la herencia con los hermanos.
3 Hay un crisol para la plata y un horno para el oro, pero el que prueba los corazones es el Señor.
4 El malhechor hace caso a la maledicencia, el mentiroso presta oído a la lengua maligna.
5 El que se burla del pobre ultraja a su Creador, el que se alegra de una desgracia no quedará impune.
6 Corona de los ancianos son los nietos, y la gloria de los hijos son sus padres.
7 No le queda bien al necio un lenguaje refinado, ¡cuánto menos a los nobles la mentira!
8 Un reglo es un talismán para el que lo da: dondequiera que vaya, todo le sale bien.
9 El que disimula una ofensa cultiva la amistad, volver sobre la cosa separa del amigo.
10 Hace más una reprensión a un hombre inteligente que cien golpes a un necio.
11 El malvado sólo busca la rebelión, pero le será enviado un mensajero cruel.
12 Más vale toparse con una osa privada de sus crías que con un necio en su locura.
13 Si alguien devuelve mal por bien, la desdicha no se apartará de su casa.
14 Iniciar un altercado es abrir una compuerta: retírate antes que estalle la disputa.
15 Absolver al malvado y condenar al justo son dos cosas que abomina el Señor.
16 ¿Para qué sirve el dinero en manos de un necio? ¿Para adquirir sabiduría? ¡Si no tiene inteligencia!
17 El amigo ama en cualquier ocasión, y un hermano nace para compartir la adversidad.
18 Es un insensato el que estrecha la mano para salir fiador de su prójimo.
19 El que ama las querellas ama el pecado, el que alza demasiado su puerta busca la ruina.
20 El corazón perverso no hallará la felicidad, y la lengua tortuosa caerá en la desgracia.
21 El que engendra a un tonto, es para su aflicción, y no hay alegría para el padre de un necio.
22 Un corazón alegre es el mejor remedio, pero el espíritu abatido reseca los huesos.
23 El malvado acepta regalos bajo cuerda para torcer los senderos de la justicia.
24 Delante del hombre inteligente está la sabiduría, pero el necio mira a cualquier parte.
25 Un hijo necio es la tristeza de su padre y la amargura de aquella que lo engendró.
26 Si no está bien multar a un hombre justo, golpear a los nobles supera toda medida.
27 El que mide sus palabras es un hombre que sabe, y el que mantiene su sangre fría es inteligente.
28 Hasta el necio, si calla, puede pasar por sabio, y por inteligente, si cierra los labios.

2° Lectura Éxodo 37-38


Capítulo 37
El Arca
1 Besalel hizo el arca de madera de acacia, de ciento veinticinco centímetros de largo por setenta y cinco de ancho y setenta y cinco de alto.
2 La recubrió de oro puro por dentro y por fuera, y colocó alrededor de ella una moldura de oro.
3 Fundió, además, cuatro argollas de oro y las puso en sus cuatro extremos inferiores, dos de un lado y dos del otro.
4 Luego hizo unas andas de madera de acacia, las recubrió de oro
5 y las pasó por las argollas que estaban a los costados del arca, para poder transportarla.
6 Después le hizo una tapa de oro puro, de ciento veinticinco centímetros de largo por setenta y cinco de ancho.
La Tapa del Arca y los querubines
7 También hizo dos querubines de oro macizo, forjado a martillo, en los dos extremos de la tapa.
8 El primero estaba en un extremo y el segundo en el otro, y formaban una sola pieza con la tapa.
9 Los querubines tenían las alas extendidas hacia arriba, y con ellas cubrían la tapa; estaban uno frente al otro, con sus rostros vueltos hacia ella.
La mesa de los panes de la ofrenda
10 También hizo la mesa de madera de acacia, de un metro de largo por cincuenta centímetros de ancho y setenta y cinco de alto.
11 La recubrió de oro puro y le colocó alrededor una moldura de oro.
12 Le puso un borde de un palmo de ancho, y lo adornó con una moldura de oro.
13 Después hizo cuatro argollas de oro y las ajustó a los cuatro ángulos correspondientes a las cuatro patas de la mesa.
14 Junto al borde estaban las cuatro argollas que servían de sostén a las andas para transportar la mesa.
15 Hizo las andas de madera de acacia y las recubrió de oro.
16 Finalmente, hizo los utensilios de oro puro que debían estar sobre la mesa: las fuentes, los vasos, las tazas y los jarros para las libaciones.
El candelabro
17 Hizo, asimismo, el candelabro de oro puro. Tanto la base y el tronco del candelabro como los cálices, los botones y las flores que le servían de adorno estaban forjados a martillo y formaban una sola pieza.
18 De sus lados salían seis brazos: tres de un lado y tres del otro.
19 Cada uno de estos brazos tenía tres adornos en forma de flor de almendro, los tres con un cáliz, un botón y una flor.
20 El tronco del candelabro, en cambio, tenía cuatro adornos de esa misma forma,
21 distribuidos de esta manera: un botón iba debajo de los dos primeros brazos que salían de él, otro estaba debajo de los dos últimos.
22 Los botones y las flores formaban una sola pieza con el candelabro, y todo estaba hecho con un solo bloque de oro puro, forjado a martillo.
23 Después hizo siete lámparas de oro puro, con sus tenazas para arreglar los pabilos y sus platillos.
24 Para construir el candelabro con todos sus accesorios empleó un talento de oro puro.
El altar del incienso y el óleo de la unción
25 También hizo el altar del incienso. Lo hizo de madera de acacia, de cincuenta centímetros de largo por cincuenta de ancho –es decir, cuadrado– y un metro de alto. Sus cuernos formaban una sola pieza con él.
26 Recubrió de oro puro su parte superior, sus costados y sus cuernos, y le puso alrededor una moldura de oro.
27 Luego hizo unas argollas de oro, y los colocó debajo de la moldura, dos de un lado y dos del otro, para pasar por ellas las andas que servían para transportarlo.
28 Estas últimas eran de madera de acacia y estaban recubiertas de oro.
29 También preparó el óleo para la unción sagrada y el incienso aromático puro, como lo hace el fabricante de perfumes.

Capítulo 38
El altar de los holocaustos
1 Luego hizo el altar de los holocaustos de madera de acacia; medía dos metros y medio de largo por dos y medio de ancho –es decir, era cuadrado– y tenía un metro y medio de alto.
2 En sus cuatro ángulos, y formando una sola pieza con él, le hizo unos cuernos, y después lo recubrió de bronce.
3 Hizo, además, todos los utensilios del altar: los recipientes para recoger las cenizas, las palas, los aspersorios, los tenedores y los braseros. Todos estos utensilios los hizo de bronce.
4 También fabricó para el altar un enrejado de bronce en forma de red, y lo puso debajo de la parte saliente del altar, de manera que llegaba, desde abajo, hasta la mitad del altar.
5 Puso cuatro argollas en los cuatro extremos del enrejado de bronce para hacer pasar por ellas las andas.
6 Hizo las andas de madera de acacia y las recubrió de bronce,
7 y pasó las andas por las argollas que estaban a ambos lados del altar para poder transportarlo. El altar era hueco por dentro y estaba hecho de tablas.
La fuente de bronce
8 Después hizo la fuente de bronce y su base también de bronce, con los espejos de las mujeres que prestaban servicio a la entrada de la Carpa del Encuentro.
La construcción del atrio
9 Hizo también el atrio. Por el lado sur, en dirección al Négueb, el atrio tenía unas cortinas de lino fino reforzado, dispuestas a lo largo de cincuenta metros.
10 Sus veinte columnas estaban apoyadas sobre veinte bases de bronce, y estaban provistas de ganchos y varillas de plata.
11 Por el lado norte, las cortinas tenían igualmente una longitud de cincuenta metros, y estaban sostenidas por veinte columnas apoyadas en veinte bases de bronce y provistas de ganchos y varillas de plata.
12 Por el lado oeste, había veinticinco metros de cortinas, con diez columnas y sus respectivas bases, que estaban provistas de ganchos y varillas de plata.
13 Sobre el lado este, hacia el oriente, también había veinticinco metros de cortinas.
14 Las cortinas colocadas a un lado de la entrada medían siete metros y medio de largo, y allí había tres columnas y tres bases.
15 Las del otro lado tenían las mismas medidas, también con tres columnas y sus respectivas bases.
16 Todas las cortinas del atrio eran de lino fino reforzado.
17 Las bases para las columnas eran de bronce, y sus ganchos y sus varillas de plata. Los capiteles también estaban revestidos de plata, y todas las columnas del atrio tenían varillas de plata.
El cortinado para la entrada del atrio
18 El cortinado de la puerta del atrio era de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado, y estaba recamado artísticamente. Tenía diez metros de largo, y su altura –lo mismo que la de las cortinas del atrio– era de dos metros y medio.
19 Sus cuatro columnas y sus cuatro bases eran de bronce, y sus ganchos de plata, así como también el revestimiento de sus capiteles y de sus varillas.
20 Todas las estacas de la Morada y del atrio que la rodeaba eran de bronce.
El cómputo de las expensas
21 Este es el cómputo de las expensas para la construcción de la Morada del Testimonio, tal como fue realizado por orden de Moisés y ejecutado por los levitas, bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.
22 Besalel –hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá– hizo todo lo que el Señor había ordenado a Moisés,
23 contando con la ayuda de Oholiab –hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan– que era artífice, bordador y recamador de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino.
24 El total del oro empleado en la ejecución de las obras del Santuario –el oro procedente de las ofrendas– ascendió a veintinueve talentos y setecientos treinta siclos, en siclos del Santuario.
25 La plata recogida entre los miembros de la comunidad que habían sido censados, ascendió a cien talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, en siclos del Santuario,
26 o sea, medio siclo por cada uno de los incluidos en el censo de los seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres de veinte años para arriba.
27 Los cien talentos de plata se usaron para fundir las bases del Santuario y las bases que sostenían el cortinado, a razón de un talento por base;
28 y con los mil setecientos setenta y cinco siclos hicieron ganchos para las columnas, revistieron los capiteles y los unieron por medio de varillas.
29 El bronce procedente de las ofrendas ascendió a setenta talentos y dos mil cuatrocientos siclos.
30 Con ellos se hicieron las bases para la entrada de la Carpa del Encuentro, el altar de bronce con su enrejado y todos los utensilios,
31 las bases para las cortinas que bordeaban el atrio y para la entrada del mismo; y también todas las estacas de la Morada y del atrio que la rodeaba.

1° Lectura Mateo 7


1 No juzguen, para no ser juzgados.
2 Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes.
3 ¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?
4 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Deja que te saque la paja de tu ojo», si hay una viga en el tuyo?
5 Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
6 No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.
7 Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
8 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
9 ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
10 ¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
11 Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
12 Todos los que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
13 Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí.
14 Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.
15 Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?
17 Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos.
18 Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos.
19 Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego.
20 Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.
21 No son los que me dicen: «Señor, Señor», los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
22 Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?».
23 Entonces yo les manifestaré: «Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal».
24 Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.
25 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
26 Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena».
27 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande».
28 Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza,


29 porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.

miércoles, 26 de febrero de 2014

3° Lectura Proverbios 16

1 El hombre hace proyectos en su corazón, pero el Señor pone la respuesta en sus labios.
2 El hombre piensa que todos sus caminos son puros, pero el Señor pesa los corazones.
3 Encomienda tus obras al Señor, y se realizarán tus proyectos.
4 El Señor lo hizo todo con un fin, incluso al malvado, para el día nefasto.
5 El corazón altanero es abominable para el Señor, tarde o temprano no quedará impune.
6 Por la bondad y la fidelidad se expían las faltas, y con el temor del Señor se evita el mal.
7 Cuando el Señor se complace en la conducta de un hombre, lo reconcilia hasta con sus mismos enemigos.
8 Más vale poco con justicia que abundantes ganancias con injusticia.
9 El corazón del hombre se fija un trayecto, pero el Señor asegura sus pasos.
10 Hay un oráculo en los labios del rey: él no se equivoca cuando dicta sentencia.
11 La báscula y las balanzas justas pertenecen al Señor, y son obra suya todas las pesas de la bolsa.
12 El rey aborrece las malas acciones, porque un trono se afianza gracias a la justicia.
13 Los labios justos gozan del favor del rey: él ama al que habla con rectitud.
14 El furor del rey es mensajero de muerte, pero un hombre sabio lo aplaca.
15 Cuando el resto del rey está radiante, hay vida, y su favor es como lluvia de primavera.
16 Adquirir sabiduría vale más que el oro fino, adquirir inteligencia es preferible a la plata.
17 La senda de los hombres rectos es apartarse del mal, el que vigila su camino preserva su vida.
18 Antes de la catástrofe está el orgullo, y antes de la caída, el espíritu altanero.
19 Más vale ser humilde entre los pobres que repartir el botín con los orgullosos.
20 El que está atento a la palabra encontrará la dicha, y ¡feliz el que confía en el Señor!
21 El que sabe discernir tiene fama de inteligente, y las palabras dulces son más persuasivas.
22 El buen juicio es fuente de vida para el que lo posee, pero la necedad es el castigo de los necios.
23 El corazón del sabio da sensatez a su boca y hace más persuasivas sus palabras.
24 Las palabras amables son un panal de miel, dulce al paladar y saludable para el cuerpo.
25 Hay caminos que parecen rectos, pero al final son caminos de muerte.
26 El hambre del trabajador trabaja para él, porque su boca lo estimula.
27 El hombre infame cava la desgracia, y en sus labios hay como un fuego devorador.
28 El hombre perverso siembra discordia, y el calumniador separa a los amigos.
29 El hombre violento seduce a su prójimo para llevarlo por el mal camino.
30 El que cierra los ojos, maquinando cosas perversas, y aprieta los labios, ya ha cometido el mal.
31 Corona de gloria son los cabellos blancos, y se la encuentra en el camino de la justicia.
32 El que tarda en enojarse vale más que un héroe, y el dueño de sí mismo, más que un conquistador.
33 Las suertes se echan en los pliegues del manto, pero la decisión viene del Señor.

2° Lectura Éxodo 35-36


Capítulo 35
Insistencia en el descanso sabático
1 Moisés reunió a toda la comunidad de los israelitas y les dijo: El Señor ha mandado hacer lo siguiente:
2 Durante seis días se trabajará, pero el séptimo día será para ustedes una cosa sagrada, un día de descanso solemne en honor del Señor. El que trabaje ese día será castigado con la muerte.
3 Tampoco encenderán fuego en sus casa el día sábado.
La convocatoria de Moisés para la construcción del Santuario
4 Luego Moisés dijo a toda la comunidad de los israelitas: El Señor ha ordenado lo siguiente:
5 Reserven una parte de sus bienes para presentarlos como ofrenda al Señor. Todo el que se sienta impulsado a hacerlo, ofrecerá al Señor: oro, plata y bronce;
6 púrpura violeta y escarlata, carmesí, lino fino, pelo de cabra,
7 cueros de carnero teñidos de rojo, pieles finas y madera de acacia;
8 aceite para las lámparas, especies aromáticas para el óleo de la unción y para el incienso perfumado,
9 piedras de lapislázuli y piedras de engasta para el efod y el pectoral.
10 Que los artesanos competentes vengan a ejecutar todo lo que el Señor ha ordenado:
11 la Morada, su carpa y su cobertura, sus ganchos, sus bastidores,, sus travesaños, sus columnas y sus bases;
12 el arca con sus andas, al tapa y el velo que los protege;
13 la mesa con sus andas, todos sus utensilios y los panes de la ofrenda;
14 el candelabro con sus accesorios y sus lámparas, y el aceite para las lámparas;
15 el altar de los perfumes con sus andas, el óleo de la unción y el incienso perfumado; la cortina para la entrada de la Morada;
16 el altar de los holocaustos con su enrejado de bronce, sus andas y todos sus enseres; la fuente para las abluciones con su base;
17 las cortinas del atrio con sus columnas y sus bases; el cortinado de la entrada del atrio;
18 las estacas de la Morada y las estacas del atrio con sus respectivas cuerdas;
19 las vestiduras litúrgicas para oficiar en el Santuario, o sea, las vestiduras sagradas para el sacerdote Aarón y las que usarán sus hijos para las funciones sacerdotales.
Los donativos de los israelitas
20 Toda la comunidad de los israelitas se alejó de la presencia de Moisés.
21 Después vinieron los que se sintieron movidos por un impulso generoso, y trajeron al Señor una ofrenda para la construcción de la Carpa del Encuentro, para su servicio cultual y para sus vestiduras sagradas.
22 Así acudieron generosamente hombres y mujeres, trayendo argollas, anillos, pulseras, collares y objetos de oro de toda clase; en una palabra, todos los que ofrecían al Señor un presente de oro.
23 Lo mismo hicieron los que poseían púrpura violeta y escarlata, carmesí, lino fino, pelo de cabra, cueros de carnero teñidos de rojo y pieles finas.
24 Los que podían aportar objetos de plata y bronce, los llevaban al Señor como ofrenda; y los que poseían madera de acacia utilizable para la ejecución del trabajo, también la traían.
25 Todas las mujeres que tenían habilidad para ello, hilaron con sus manos y trajeron hilados de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino;
26 y otras mujeres habilidosas se ofrecieron generosamente para hilar el pelo de cabra.
27 Los principales del pueblo contribuyeron con piedras de lapislázuli, con piedras de engaste para el efod y el pectoral,
28 y con especies aromáticas y aceite para las lámparas, para el óleo de la unción y el incienso perfumado.
29 De esta manera, llevados por un impulso generoso, hombres y mujeres presentaron su ofrenda voluntaria para la ejecución de todos los trabajos que el Señor había prescrito a los israelitas, par intermedio de Moisés.
Los obreros empleados en la construcción del Santuario
30 Entonces Moisés dijo a los israelitas: «El Señor ha designado especialmente a Besalel –hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá–
31 y lo ha llenado del espíritu de Dios, a fin de conferirle habilidad, talento y experiencia en la ejecución de toda clase de trabajos,
32 tanto para idear proyectos, como para trabajar el oro, la plata y el bronce,
33 labrar piedras de engaste, tallar la madera o ejecutar cualquier otra labor de artesanía.
34 Además le ha concedido –lo mismo que a Oholiab, hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan– el arte de comunicar sus conocimientos.
35 El Señor los llenó de habilidad para realizar labores de orfebrería, de tejido, de bordado y recamado de telas de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino. Y no sólo son capaces de ejecutar todas estas tareas, sino que también tienen espíritu de inventiva».

Capítulo 36
1 Besalel, Oholiab y todos los artesanos a quienes el Señor había dotado de habilidad y talento para realizar con inteligencia los trabajos del Santuario, hicieron todo lo que el Señor había ordenado.
La suspensión de los donativos
2 Moisés convocó a Besalel, a Oholiab y a todos los artesanos, a quienes el Señor había dotado de habilidad y que se habían prestado a colaborar en la ejecución de esa tarea.
3 Ellos recibieron de Moisés las ofrendas que los israelitas habían presentado para los diversos trabajos del Santuario. Entretanto, cada mañana los israelitas seguían trayendo a Moisés ofrendas voluntarias.
4 Pero los artesanos que realizaban todo el trabajo del Santuario, abandonando momentáneamente sus respectivas ocupaciones,
5 fueron a decir a Moisés: «El pueblo aporta más de lo que se necesita para ejecutar la tarea que el Señor ha mandado».
6 Entonces Moisés ordenó que se hiciera correr esta consigna a través del campamento: «Que nadie, sea hombre o mujer, siga preparando materiales para presentarlos como ofrenda». Así el pueblo se abstuvo de hacer nuevos donativos,
7 porque los materiales aportados ya eran más que suficientes para realizar todo el trabajo.
La construcción de la Morada
8 Los artesanos más expertos hicieron la Morada con diez cortinados de lino fino reforzado, de púrpura violeta y escarlata y de carmesí, y con figuras de querubines bordadas artísticamente.
9 Cada cortinado medía catorce metros de largo por dos de ancho; todos tenían las mismas dimensiones.
10 unieron entre sí cinco cortinados, y lo mismo hicieron con los otro cinco.
11 Luego pusieron unas presillas de púrpura violeta en los dos últimos cortinados de cada conjunto,
12 cincuenta presillas en uno y cincuenta en el otro, correspondiéndose mutuamente.
13 Después forjaron cincuenta ganchos de oro, y con ellos unieron los cortinados entre sí, de manera que la Morada formó un todo.
14 También confeccionaron once toldos de pelo de cabra, para cubrir la Morada a manera de carpa.
15 Cada toldo medía quince metros de largo por dos de ancho; los once tenían la misma medida.
16 Luego unieron separadamente cinco de un lado y seis del otro;
17 pusieron cincuenta presillas en el borde de los dos últimos toldos de cada conjunto,
18 y forjaron cincuenta ganchos de bronce: así unieron la carpa, de manera que formara un todo.
19 Después hicieron para la carpa una cobertura de cueros de carnero teñidos de rojo, y otra cobertura de pieles finas para ponerla encima.
La armazón de la Morada
20 También hicieron los bastidores para sostener la Morada. Los construyeron con madera de acacia, y los dispusieron verticalmente.
21 Cada bastidor medía cinco metros de largo por setenta y cinco centímetros de ancho,
22 y tenía dos espigones ensamblados uno con el otro. Todos fueron hechos de la misma forma.
23 Hicieron veinte de estos bastidores para el lado sur de la Morada, el que da hacia el Négueb,
24 y debajo de ellos pusieron cuarenta bases de plata, o sea, dos bases debajo de cada bastidor, una para cada espigón.
25 Para el otro costado de la Morada, el lado septentrional, hicieron también veinte bastidores
26 con sus cuarenta bases de plata, dos debajo de cada bastidor.
27 Para el fondo de la Morada, hacia el oeste, hicieron seis bastidores,
28 más otros dos para los ángulos de la parte posterior de la Morada,
29 que estaban unidos de abajo hacia arriba, hasta la altura de la primera argolla. Así lo hicieron con los dos bastidores destinados a los dos ángulos.
30 Había, por lo tanto, ocho bastidores con sus bases de plata, o sea, dieciséis bases, dos para cada bastidor.
31 Luego hicieron cinco travesaños de madera de acacia para mantener alineados los bastidores que estaban a un lado de la Morada,
32 cinco travesaños para los del otro lado, y otros cinco para los del fondo de la Morada, que daba hacia el oeste.
33 Y el travesaño central lo hicieron de tal manera que pudiera pasar a media altura de los bastidores, de un extremo hasta el otro.
34 Finalmente, recubrieron de oro los bastidores, les pusieron unas argollas de oro para pasar por ellas los travesaños, y también a estos últimos los recubrieron de oro.
El velo del Santuario
35 Hicieron, además, el velo de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado, y lo adornaron con figuras de querubines diseñadas artísticamente,
36 Para colgarlo, hicieron cuatro columnas de madera de acacia revestidas de oro y provistas de ganchos de oro, que apoyaron sobre cuatro bases de plata fundida.
La cortina de la entrada
37 Hicieron, asimismo, para la entrada de la carpa, una cortina de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado, todo esto recamado artísticamente,
38 y la sostuvieron con cinco columnas provistas de cinco ganchos. Luego revistieron de oro los capiteles y las varillas de las columnas, y las apoyaron sobre cinco bases de bronce.

1° Lectura Mateo 6: 19-34

19 No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban.
20 Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben.
21 Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón.
22 La lámpara del cuerpo es el ojo. Si el ojo está sano, todo el cuerpo estará iluminado.
23 Pero si el ojo está enfermo, todo el cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!
24 Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
25 Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?
26 Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?
27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
28 ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer.
29 Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.
30 Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
31 No se inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?».
32 Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
33 Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura.
34 No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.

martes, 25 de febrero de 2014

4° Lectura Tobías 13


Capítulo 13
1 Y Tobit dijo: «¡Bendito sea Dios, que vive eternamente, y bendito sea su reino!
2 Porque él castiga y tiene compasión, hace bajar hasta el Abismo y hace subir de la gran Perdición, sin que nadie escape de su mano.
3 ¡Celébrenlo ustedes, israelitas, delante de todas las naciones! Porque él los ha dispersado en medio de ellas,
4 pero allí les ha mostrado su grandeza. Exáltenlo ante todos los vivientes porque él es nuestro Señor, nuestro Dios y nuestro Padre, él es Dios por todos los siglos.
5 El los castiga por sus iniquidades, pero tendrá compasión de todos ustedes. y los congregará de entre todas las naciones por donde han sido dispersados.
6 Si vuelven a él de todo corazón y con toda el alma, practicando la verdad en su presencia, él se volverá a ustedes y no les ocultará más su rostro.
7 Miren lo que ha hecho con ustedes y celébrenlo en alta voz. Bendigan al Señor de la justicia y glorifiquen al Rey de los siglos.
8 Yo lo celebro en el país del destierro, y manifiesto su fuerza y su grandeza a un pueblo pecador. ¡Conviértanse, pecadores, y practiquen la justicia en su presencia! ¡Quién sabe si él no les será favorable y tendrá misericordia de ustedes!
9 Yo glorifico a mi Dios, el Rey del cielo, y mi alma proclama gozosamente su grandeza.
10 Que todos lo celebren en Jerusalén: Jerusalén, Ciudad santa, Dios te castigó por las obras de tus hijos, pero volverá a compadecerse de los hijos de los justos.
11 Alaba dignamente al Señor y bendice el Rey de los siglos, para que su Templo sea reconstruido con alegría,
12 para que Dios alegre en ti a todos los desterrados y muestre su amor a todos los desdichados, por los siglos de los siglos.
13 Brillará una luz resplandeciente hasta los confines de al tierra; pueblos numerosos llegarán a ti desde lejos, y los habitantes de todos los extremos de la tierra vendrán hacia tu santo Nombre, con las manos llenas de ofrendas para el Rey del Cielo. Todas las generaciones manifestarán en ti su alegría, y el nombre de la ciudad elegida permanecerá para siempre.
14 ¡Malditos sean los que te insulten, malditos los que te destruyan, los que derriben tus murallas, los que echen por tierra tus torres y los que incendien tus casas! Pero ¡benditos para siempre los que te edifiquen!
15 Entonces tú te alegrarás y te regocijarás por los hijos de los justos, porque todos ellos serán congregados y bendecirán al Señor de los siglos. ¡Felices los que te aman, felices los que se alegran por tu paz!
16 ¡Felices los que se afligieron por tus desgracias, porque se alegrarán en ti y verán para siempre toda tu felicidad! ¡Bendice, alma mía, al Señor, el gran Rey,
17 porque Jerusalén será reconstruida, y también su Templo por todos los siglos! ¡Feliz de mí, si queda alguien de mi descendencia para ver tu gloria y celebrar al Rey del cielo! Las puertas de Jerusalén serán hechas de zafiro y esmeralda, y todos sus muros, de piedras preciosas; las torres de Jerusalén serán construidas de oro, y sus baluartes, de oro puro. Las calles de Jerusalén serán pavimentadas de rubíes y de piedras de Ofir;
18 las puertas de Jerusalén resonarán con cantos de alegría; y todas sus casas dirán: ¡Aleluya! ¡Bendito sea el Dios de Israel! Y los elegidos bendecirán el Nombre santo, por los siglos de los siglos».

3° Lectura Proverbios 15


1 Una respuesta suave aplaca la ira, una palabra hiriente exacerba el furor.
2 La lengua de los sabios hace amable la ciencia, pero la boca de los necios rebosa necedad.
3 Los ojos del Señor están en todas partes, vigilando a los malos y a los buenos.
4 La lengua afable es un árbol de vida, la lengua perversa hiere en lo más vivo.
5 El necio desprecia la instrucción de su padre, el que acepta la reprensión se muestra prudente.
6 En casa del justo hay mucha riqueza, en las ganancias del malo hay turbación.
7 Los labios de los sabios siembran la ciencia, no así el corazón de los necios.
8 El sacrificio de los malvados es abominable para el Señor, la plegaria de los hombres rectos obtiene su favor.
9 El Señor abomina la conducta del malvado, pero ama al que va tras la justicia.
10 El que abandona la senda recibirá su escarmiento, el que detesta la reprensión morirá.
11 El Abismo y la Perdición están delante del Señor: ¡cuánto más los corazones de los hombres!
12 Al insolente no le gusta que lo reprendan, ni va adonde están los sabios.
13 Un corazón contento alegra el semblante, un corazón afligido abate el espíritu.
14 Un corazón inteligente busca la ciencia, la boca de los necios se alimenta de necedad.
15 Para el desdichado, todos los días son malos, pero el corazón feliz siempre está de fiesta.
16 Más vale poco con temor del Señor, que un gran tesoro con inquietud.
17 Más vale un plato de legumbres con amor que un buey cebado, pero con odio.
18 El hombre iracundo provoca altercados, el que tarda en enojarse aplaca las disputas.
19 El camino del perezoso es como un cerco de espinas, pero la senda de los laboriosos está despejada.
20 Un hijo sabio es la alegría de su padre, un hijo necio desprecia a su madre.
21 La necedad es la alegría del insensato, pero el inteligente va derecho por su camino.
22 Por falta de deliberación, fracasan los planes, con muchos consejeros, se llevan a cabo.
23 Es un placer para el hombre dar una buena respuesta, ¡y qué buena es una palabra oportuna!
24 El prudente sube por un sendero de vida, y así se aparta del Abismo profundo.
25 El Señor derriba la casa de los soberbios, pero mantiene en pie los linderos de la viuda.
26 Las malas intenciones son abominables para el Señor, pero le agradan las palabras puras.
27 El que obtiene ganancias deshonestas perturba su casa, el que detesta el soborno vivirá.
28 El justo medita antes de responder, pero la boca de los malos rebosa maldad.
29 El Señor está lejos de los malvados, pero escucha la plegaria de los justos.
30 Una mirada luminosa alegra el corazón, una buena noticia vigoriza los huesos.
31 El oído atento a una advertencia saludable se hospedará en medio de los sabios.
32 El que rechaza la corrección se desprecia a sí mismo, el que escucha una reprensión adquiere sensatez.
33 El temor del Señor es escuela de sabiduría, y la humildad precede a la gloria.