miércoles, 26 de febrero de 2014

3° Lectura Proverbios 16

1 El hombre hace proyectos en su corazón, pero el Señor pone la respuesta en sus labios.
2 El hombre piensa que todos sus caminos son puros, pero el Señor pesa los corazones.
3 Encomienda tus obras al Señor, y se realizarán tus proyectos.
4 El Señor lo hizo todo con un fin, incluso al malvado, para el día nefasto.
5 El corazón altanero es abominable para el Señor, tarde o temprano no quedará impune.
6 Por la bondad y la fidelidad se expían las faltas, y con el temor del Señor se evita el mal.
7 Cuando el Señor se complace en la conducta de un hombre, lo reconcilia hasta con sus mismos enemigos.
8 Más vale poco con justicia que abundantes ganancias con injusticia.
9 El corazón del hombre se fija un trayecto, pero el Señor asegura sus pasos.
10 Hay un oráculo en los labios del rey: él no se equivoca cuando dicta sentencia.
11 La báscula y las balanzas justas pertenecen al Señor, y son obra suya todas las pesas de la bolsa.
12 El rey aborrece las malas acciones, porque un trono se afianza gracias a la justicia.
13 Los labios justos gozan del favor del rey: él ama al que habla con rectitud.
14 El furor del rey es mensajero de muerte, pero un hombre sabio lo aplaca.
15 Cuando el resto del rey está radiante, hay vida, y su favor es como lluvia de primavera.
16 Adquirir sabiduría vale más que el oro fino, adquirir inteligencia es preferible a la plata.
17 La senda de los hombres rectos es apartarse del mal, el que vigila su camino preserva su vida.
18 Antes de la catástrofe está el orgullo, y antes de la caída, el espíritu altanero.
19 Más vale ser humilde entre los pobres que repartir el botín con los orgullosos.
20 El que está atento a la palabra encontrará la dicha, y ¡feliz el que confía en el Señor!
21 El que sabe discernir tiene fama de inteligente, y las palabras dulces son más persuasivas.
22 El buen juicio es fuente de vida para el que lo posee, pero la necedad es el castigo de los necios.
23 El corazón del sabio da sensatez a su boca y hace más persuasivas sus palabras.
24 Las palabras amables son un panal de miel, dulce al paladar y saludable para el cuerpo.
25 Hay caminos que parecen rectos, pero al final son caminos de muerte.
26 El hambre del trabajador trabaja para él, porque su boca lo estimula.
27 El hombre infame cava la desgracia, y en sus labios hay como un fuego devorador.
28 El hombre perverso siembra discordia, y el calumniador separa a los amigos.
29 El hombre violento seduce a su prójimo para llevarlo por el mal camino.
30 El que cierra los ojos, maquinando cosas perversas, y aprieta los labios, ya ha cometido el mal.
31 Corona de gloria son los cabellos blancos, y se la encuentra en el camino de la justicia.
32 El que tarda en enojarse vale más que un héroe, y el dueño de sí mismo, más que un conquistador.
33 Las suertes se echan en los pliegues del manto, pero la decisión viene del Señor.

2° Lectura Éxodo 35-36


Capítulo 35
Insistencia en el descanso sabático
1 Moisés reunió a toda la comunidad de los israelitas y les dijo: El Señor ha mandado hacer lo siguiente:
2 Durante seis días se trabajará, pero el séptimo día será para ustedes una cosa sagrada, un día de descanso solemne en honor del Señor. El que trabaje ese día será castigado con la muerte.
3 Tampoco encenderán fuego en sus casa el día sábado.
La convocatoria de Moisés para la construcción del Santuario
4 Luego Moisés dijo a toda la comunidad de los israelitas: El Señor ha ordenado lo siguiente:
5 Reserven una parte de sus bienes para presentarlos como ofrenda al Señor. Todo el que se sienta impulsado a hacerlo, ofrecerá al Señor: oro, plata y bronce;
6 púrpura violeta y escarlata, carmesí, lino fino, pelo de cabra,
7 cueros de carnero teñidos de rojo, pieles finas y madera de acacia;
8 aceite para las lámparas, especies aromáticas para el óleo de la unción y para el incienso perfumado,
9 piedras de lapislázuli y piedras de engasta para el efod y el pectoral.
10 Que los artesanos competentes vengan a ejecutar todo lo que el Señor ha ordenado:
11 la Morada, su carpa y su cobertura, sus ganchos, sus bastidores,, sus travesaños, sus columnas y sus bases;
12 el arca con sus andas, al tapa y el velo que los protege;
13 la mesa con sus andas, todos sus utensilios y los panes de la ofrenda;
14 el candelabro con sus accesorios y sus lámparas, y el aceite para las lámparas;
15 el altar de los perfumes con sus andas, el óleo de la unción y el incienso perfumado; la cortina para la entrada de la Morada;
16 el altar de los holocaustos con su enrejado de bronce, sus andas y todos sus enseres; la fuente para las abluciones con su base;
17 las cortinas del atrio con sus columnas y sus bases; el cortinado de la entrada del atrio;
18 las estacas de la Morada y las estacas del atrio con sus respectivas cuerdas;
19 las vestiduras litúrgicas para oficiar en el Santuario, o sea, las vestiduras sagradas para el sacerdote Aarón y las que usarán sus hijos para las funciones sacerdotales.
Los donativos de los israelitas
20 Toda la comunidad de los israelitas se alejó de la presencia de Moisés.
21 Después vinieron los que se sintieron movidos por un impulso generoso, y trajeron al Señor una ofrenda para la construcción de la Carpa del Encuentro, para su servicio cultual y para sus vestiduras sagradas.
22 Así acudieron generosamente hombres y mujeres, trayendo argollas, anillos, pulseras, collares y objetos de oro de toda clase; en una palabra, todos los que ofrecían al Señor un presente de oro.
23 Lo mismo hicieron los que poseían púrpura violeta y escarlata, carmesí, lino fino, pelo de cabra, cueros de carnero teñidos de rojo y pieles finas.
24 Los que podían aportar objetos de plata y bronce, los llevaban al Señor como ofrenda; y los que poseían madera de acacia utilizable para la ejecución del trabajo, también la traían.
25 Todas las mujeres que tenían habilidad para ello, hilaron con sus manos y trajeron hilados de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino;
26 y otras mujeres habilidosas se ofrecieron generosamente para hilar el pelo de cabra.
27 Los principales del pueblo contribuyeron con piedras de lapislázuli, con piedras de engaste para el efod y el pectoral,
28 y con especies aromáticas y aceite para las lámparas, para el óleo de la unción y el incienso perfumado.
29 De esta manera, llevados por un impulso generoso, hombres y mujeres presentaron su ofrenda voluntaria para la ejecución de todos los trabajos que el Señor había prescrito a los israelitas, par intermedio de Moisés.
Los obreros empleados en la construcción del Santuario
30 Entonces Moisés dijo a los israelitas: «El Señor ha designado especialmente a Besalel –hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá–
31 y lo ha llenado del espíritu de Dios, a fin de conferirle habilidad, talento y experiencia en la ejecución de toda clase de trabajos,
32 tanto para idear proyectos, como para trabajar el oro, la plata y el bronce,
33 labrar piedras de engaste, tallar la madera o ejecutar cualquier otra labor de artesanía.
34 Además le ha concedido –lo mismo que a Oholiab, hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan– el arte de comunicar sus conocimientos.
35 El Señor los llenó de habilidad para realizar labores de orfebrería, de tejido, de bordado y recamado de telas de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino. Y no sólo son capaces de ejecutar todas estas tareas, sino que también tienen espíritu de inventiva».

Capítulo 36
1 Besalel, Oholiab y todos los artesanos a quienes el Señor había dotado de habilidad y talento para realizar con inteligencia los trabajos del Santuario, hicieron todo lo que el Señor había ordenado.
La suspensión de los donativos
2 Moisés convocó a Besalel, a Oholiab y a todos los artesanos, a quienes el Señor había dotado de habilidad y que se habían prestado a colaborar en la ejecución de esa tarea.
3 Ellos recibieron de Moisés las ofrendas que los israelitas habían presentado para los diversos trabajos del Santuario. Entretanto, cada mañana los israelitas seguían trayendo a Moisés ofrendas voluntarias.
4 Pero los artesanos que realizaban todo el trabajo del Santuario, abandonando momentáneamente sus respectivas ocupaciones,
5 fueron a decir a Moisés: «El pueblo aporta más de lo que se necesita para ejecutar la tarea que el Señor ha mandado».
6 Entonces Moisés ordenó que se hiciera correr esta consigna a través del campamento: «Que nadie, sea hombre o mujer, siga preparando materiales para presentarlos como ofrenda». Así el pueblo se abstuvo de hacer nuevos donativos,
7 porque los materiales aportados ya eran más que suficientes para realizar todo el trabajo.
La construcción de la Morada
8 Los artesanos más expertos hicieron la Morada con diez cortinados de lino fino reforzado, de púrpura violeta y escarlata y de carmesí, y con figuras de querubines bordadas artísticamente.
9 Cada cortinado medía catorce metros de largo por dos de ancho; todos tenían las mismas dimensiones.
10 unieron entre sí cinco cortinados, y lo mismo hicieron con los otro cinco.
11 Luego pusieron unas presillas de púrpura violeta en los dos últimos cortinados de cada conjunto,
12 cincuenta presillas en uno y cincuenta en el otro, correspondiéndose mutuamente.
13 Después forjaron cincuenta ganchos de oro, y con ellos unieron los cortinados entre sí, de manera que la Morada formó un todo.
14 También confeccionaron once toldos de pelo de cabra, para cubrir la Morada a manera de carpa.
15 Cada toldo medía quince metros de largo por dos de ancho; los once tenían la misma medida.
16 Luego unieron separadamente cinco de un lado y seis del otro;
17 pusieron cincuenta presillas en el borde de los dos últimos toldos de cada conjunto,
18 y forjaron cincuenta ganchos de bronce: así unieron la carpa, de manera que formara un todo.
19 Después hicieron para la carpa una cobertura de cueros de carnero teñidos de rojo, y otra cobertura de pieles finas para ponerla encima.
La armazón de la Morada
20 También hicieron los bastidores para sostener la Morada. Los construyeron con madera de acacia, y los dispusieron verticalmente.
21 Cada bastidor medía cinco metros de largo por setenta y cinco centímetros de ancho,
22 y tenía dos espigones ensamblados uno con el otro. Todos fueron hechos de la misma forma.
23 Hicieron veinte de estos bastidores para el lado sur de la Morada, el que da hacia el Négueb,
24 y debajo de ellos pusieron cuarenta bases de plata, o sea, dos bases debajo de cada bastidor, una para cada espigón.
25 Para el otro costado de la Morada, el lado septentrional, hicieron también veinte bastidores
26 con sus cuarenta bases de plata, dos debajo de cada bastidor.
27 Para el fondo de la Morada, hacia el oeste, hicieron seis bastidores,
28 más otros dos para los ángulos de la parte posterior de la Morada,
29 que estaban unidos de abajo hacia arriba, hasta la altura de la primera argolla. Así lo hicieron con los dos bastidores destinados a los dos ángulos.
30 Había, por lo tanto, ocho bastidores con sus bases de plata, o sea, dieciséis bases, dos para cada bastidor.
31 Luego hicieron cinco travesaños de madera de acacia para mantener alineados los bastidores que estaban a un lado de la Morada,
32 cinco travesaños para los del otro lado, y otros cinco para los del fondo de la Morada, que daba hacia el oeste.
33 Y el travesaño central lo hicieron de tal manera que pudiera pasar a media altura de los bastidores, de un extremo hasta el otro.
34 Finalmente, recubrieron de oro los bastidores, les pusieron unas argollas de oro para pasar por ellas los travesaños, y también a estos últimos los recubrieron de oro.
El velo del Santuario
35 Hicieron, además, el velo de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado, y lo adornaron con figuras de querubines diseñadas artísticamente,
36 Para colgarlo, hicieron cuatro columnas de madera de acacia revestidas de oro y provistas de ganchos de oro, que apoyaron sobre cuatro bases de plata fundida.
La cortina de la entrada
37 Hicieron, asimismo, para la entrada de la carpa, una cortina de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado, todo esto recamado artísticamente,
38 y la sostuvieron con cinco columnas provistas de cinco ganchos. Luego revistieron de oro los capiteles y las varillas de las columnas, y las apoyaron sobre cinco bases de bronce.

1° Lectura Mateo 6: 19-34

19 No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban.
20 Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben.
21 Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón.
22 La lámpara del cuerpo es el ojo. Si el ojo está sano, todo el cuerpo estará iluminado.
23 Pero si el ojo está enfermo, todo el cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!
24 Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
25 Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?
26 Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?
27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
28 ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer.
29 Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.
30 Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
31 No se inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?».
32 Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
33 Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura.
34 No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.