[El Amado]
4 ¡Eres bella, amiga mía, como Tirsá, hermosa como Jerusalén!
5 Aparta de mí tus ojos, porque me fascinan. Tus cabellos son un rebaño de cabras que bajan por las laderas de Galaad.
6 Tus dientes, como un rebaño de ovejas que acaban de bañarse: todas ellas han tenido mellizos y no hay ninguna estéril.
7 Como cortes de granada son tus mejillas, detrás de tu velo.
8 Son sesenta las reinas, ochenta las concubinas, e innumerables las jóvenes.
9 Pero una sola es mi paloma mi preciosa. Ella es la única de su madre, la preferida de la que la engendró: al verla, la felicitan las jóvenes, las reinas y concubinas la elogian.
10 «¿Quién es esa que surge como la aurora, bella como la luna, resplandeciente como el sol, imponente como escuadrones con sus insignias?».
[La Amada]
11 Yo bajé al jardín de los nogales, a ver los retoños del valle, a ver si brotaba la viña, si florecían los granados...
12 Y sin que yo me diera cuenta, me encontré en la carroza con mi príncipe.
Capítulo 7
[Coro]
¡V
uelve, vuelve Sulamita, vuelve, vuelve, para que te veamos!
[El Amado]
¿Por qué miran a la Sulamita, bailando entre dos coros?
2 ¡Qué bellos son tus pies en las sandalias, hija de príncipe! Las curvas de tus caderas son como collares, obra de las manos de un orfebre.
3 Tu ombligo es un cántaro, donde no falta el vino aromático. Tu vientre, un haz de trigo, bordeado de lirios.
4 Tus pechos son como dos ciervos jóvenes, mellizos de una gacela.
5 Tu cuello es como una torre de marfil. Tus ojos, como las piscinas de Jesbón, junto a la puerta Mayor. Tu nariz es como la Torre del Líbano, centinela que mira hacia Damasco.
6 Tu cabeza se yergue como el Carmelo, tu cabellera es como la púrpura: ¡un rey está prendado de esas trenzas!
7 ¡Qué hermosa eres, qué encantadora, mi amor y mi delicia!
8 Tu talle se parece a la palmera, tus pechos a sus racimos.
9 Yo dije: Subiré a la palmera, y recogeré sus frutos. ¡Que tus pechos sean como racimos de uva, tu aliento como aroma de manzanas,
10 y tu paladar como un vino delicioso, que corre suavemente hacia el amado, fluyendo entre los labios y los dientes!
[La Amada]
11 Yo soy para mi amado, y él se siente atraído hacia mí.
12 ¡Ven, amado mío, salgamos al campo! Pasaremos la noche en los poblados;
13 de madrugada iremos a las viñas, veremos si brotan las estepas, si se abren las flores, si florecen las granadas... Allí te entregaré mi amor.
14 Las mandrágoras exhalan su perfume, los mejores frutos están a nuestro alcance: los nuevos y los añejos, amado mío, los he guardado para ti.
Capítulo 8
h, si tú fueras mi hermano, criado en los pechos de mi madre! Al encontrarte por la calle podría besarte, sin que la gente me despreciara.
2 Yo te llevaría a la casa de mi madre, te haría entrar en ella, y tú me enseñarías... Te daría de beber, vino aromatizado y el juego de mis granadas.
3 Su izquierda sostiene mi cabeza y con su derecha me abraza.
[El Amado]
4 Júrenme, hijas de Jerusalén, que no despertarán, ni desvelarán a mi amor, hasta que ella quiera.
|
domingo, 30 de marzo de 2014
3° Lectura. Cantares 6:4-12 - 8:1-4
2° Lectura. Números 25-27
1° Lectura. Mateo 24:1-31
J
esús salió del Templo y, mientras iba caminando, sus discípulos se acercaron a él para hacerle notar las construcciones del mismo.
2 Pero él les dijo: «¿Ven todo esto? Les aseguro que no quedará aquí piedra sobre piedra: todo será destruido».
3 Cuando llegó al monte de los Olivos, Jesús se sentó y sus discípulos le preguntaron en privado: «¿Cuándo sucederá esto y cuál será la señal de tu Venida y del fin del mundo?».
4 El les respondió: «Tengan cuidado de que no los engañen,
5 porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: "Yo soy el Mesías", y engañarán a mucha gente.
6 Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerras; no se alarmen: todo esto debe suceder, pero todavía no será el fin.
7 En efecto, se levantará nación contra nación y reino contra reino. En muchas partes habrá hambre y terremotos.
8 Todo esto no será más que el comienzo de los dolores del parto.
9 Ustedes serán entregados a la tribulación y a la muerte, y serán odiados por todas las naciones a causa de mi Nombre.
10 Entonces muchos sucumbirán; se traicionarán y se odiarán los unos a los otros.
11 Aparecerá una multitud de falsos profetas, que engañarán a mucha gente.
12 Al aumentar la maldad se enfriará el amor de muchos,
13 pero el que persevere hasta el fin, se salvará.
14 Esta Buena Noticia del Reino será proclamada en el mundo entero como testimonio delante de todos los pueblos, y entonces llegará el fin.
15 Cuando vean en el Lugar santo la Abominación de la desolación, de la que habló el profeta Daniel –el que lea esto, entiéndalo bien–
16 los que estén en Judea, que se refugien en las montañas;
17 el que esté en la azotea de su casa, no baje a buscar sus cosas;
18 y el que esté en el campo, que no vuelva a buscar su manto.
19 ¡Ay de las mujeres que estén embarazadas o tengas niños de pecho en aquellos días!
20 Rueguen para que no tengan que huir en invierno o en día sábado.
21 Porque habrá entonces una gran tribulación, como no la hubo desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás.
22 Y si no fuera abreviado ese tiempo, nadie se salvaría; pero será abreviado, a causa de los elegidos.
23 Si alguien les dice entonces: «El Mesías está aquí o está allí», no lo crean.
24 Porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas que harán milagros y prodigios asombrosos, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos.
25 Por eso los prevengo.
26 Si les dicen: "El Mesías está en el desierto", no vayan; o bien: "Está escondido en tal lugar", no lo crean.
27 Como el relámpago que sale del oriente y brilla hasta el occidente, así será la Venida del Hijo del hombre.
28 Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres.
29 Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán.
30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre. Todas las razas de la tierra se golpearán el pecho y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, lleno de poder y de gloria.
31 Y él enviará a sus ángeles para que, al sonido de la trompeta, congreguen a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte.
|
Suscribirse a:
Entradas (Atom)