domingo, 2 de marzo de 2014

Guía de Lectura Bíblica Marzo 2014



3° Lectura Proverbios 20

1 El vino es excitante y la bebida turbulenta: el que se embriaga no se hará sabio.

2 Como rugido de león es la furia del rey: el que lo pone fuera de si se juega la vida.
3 Es un honor para el hombre evitar las disputas, pero el necio provoca su estallido.
4 El perezoso no ara en otoño, en la cosecha busca, y no hay nada.
5 Aguas profundas son los designios del corazón humano: el hombre inteligente sabe extraerlas.
6 Muchos se precian de su fidelidad, pero ¿quién encontrará a un hombre sincero?
7 El justo camina con integridad, ¡felices sus hijos después de él!
8 Un rey sentado en el tribunal discierne con su mirada toda maldad.
9 ¿Quién puede decir: «Purifiqué mi corazón, estoy limpio de mi pecado»?
10 Usar dos pesas y dos medidas, ambas cosas las hizo el Señor.
11 Por su manera de obrar, el niño ya da a conocer si su conducta será pura y recta.
12 El oído que oye y el ojo que ve: ambas cosas las hizo el Señor.
13 No ames el sueño, para no empobrecerte, abre bien los ojos y te saciarás de pan.
14 ¡»Malo, malo!», dice el comprador, pero apenas sale, se felicita.
15 Hay oro y muchas perlas, pero nada más precioso que una boca sabia.
16 Toma su ropa, porque salió fiador de otro, tómalo a él como prenda, porque dio su aval a gente extraña.
17 Es agradable al hombre el pan de la mentira, pero después la boca se le llena de guijarros.
18 Los proyectos se afianzan con el consejo y la guerra se hace con estrategia.
19 El calumniador descubre los secretos, no tengas nada que ver con un charlatán.
20 Al que maldice a su padre y a su madre se le apagará la lámpara en plena oscuridad.
21 Fortuna adquirida rápidamente al comienzo no será bendecida al final.
22 No digas: «Voy a pagar mal con mal», espera en el Señor y él te salvará.
23 El Señor abomina el uso de dos pesas, las balanzas falseadas no son nada bueno.
24 Del Señor dependen los pasos del hombre: ¿cómo puede el hombre comprender su camino?
25 Es una trampa para el hombre consagrar algo a la ligera y recapacitar después de hacer un voto.
26 Un rey sabio discierne a los malvados y hace girar la rueda sobre ellos.
27 El espíritu del hombre es una lámpara del Señor, que sondea hasta el fondo de sus entrañas.
28 La bondad y la fidelidad custodian al rey, y él sostiene su trono por la justicia.
29 La gloria de los jóvenes es su vigor, y el esplendor de los ancianos, los cabellos blancos.
30 Las llagas de una herida son un remedio para el mal y los golpes curan hasta el fondo de las entrañas.

2° Lectura Levítico 3-4

Capítulo 3
El sacrificio de comunión
1 Si una persona ofrece un sacrificio de comunión y su ofrenda pertenece al ganado mayor –sea macho o hembra– deberá presentar delante del Señor un animal sin defecto.
2 Impondrá su mano sobre la cabeza de la víctima, la inmolará a la entrada de la Carpa del Encuentro, y luego los hijos de Aarón, los sacerdotes, rociarán con su sangre todos los costados del altar.
3 El oferente presentará –como ofrenda que se quema para el Señor– las siguientes partes de la víctima: la grasa que recubre las entrañas y la que está adherida a ellas;
4 los dos riñones y la grasa que está sobre ellos –o sea, en los lomos– y la protuberancia del hígado, que extraerá junto con los riñones.
5 Los hijos de Aarón harán arder todo eso sobre el altar, junto con el holocausto colocado sobre la leña encendida, como una ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor.
6 Si su ofrenda para el sacrificio de comunión pertenece al ganado menor –sea macho o hembra– deberá ofrecer al Señor un animal sin defecto.
7 Si lo que ofrece es un cordero, lo presentará ante el Señor,
8 impondrá su mano sobre la cabeza del animal ofrecido, y lo inmolará delante de la Carpa del Encuentro. Luego los hijos de Aarón rociarán con su sangre todos los costados del altar.
9 El oferente presentará –como ofrenda que se quema para el Señor– la grasa de la víctima para el sacrificio de comunión, a saber: toda la cola, que deberá ser cortada cerca del espinazo, la grasa que recubre las entrañas y la que está adherida a ellas;
10 los dos riñones, y la grasa que está sobre ellos –o sea, en los lomos– y la protuberancia del hígado, que extraerá junto con los riñones.
11 Finalmente, el sacerdote hará arder todo eso sobre el altar: es un alimento que se quema para el Señor.
12 Y si su ofrenda es una cabra, la llevará ante el Señor,
13 impondrá su mano sobre la cabeza de la víctima y la inmolará delante de la Carpa del Encuentro. Los hijos de Aarón rociarán con su sangre todos los costados del altar.
14 El presentará –como ofrenda que se quema para el Señor– las siguientes parte de la víctima: la grasa que recubre las entrañas y la que está adherida a ellas;
15 los dos riñones y la grasa que está sobre ellos –o sea, en los lomos– y la protuberancia del hígado, que extraerá junto con los riñones.
16 Finalmente, el sacerdote hará arder todo eso sobre el altar: es un alimento que se quema con aroma agradable. Toda la grasa pertenece al Señor.
17 Este es un decreto irrevocable a lo largo de las generaciones, en cualquier parte donde ustedes vivan: no deberán comer grasa ni sangre.

Capítulo 4
El sacrificio por el pecado del Sumo Sacerdote
1 El Señor dijo a Moisés:
2 Habla en estos términos a los israelitas: Cuando una persona cometa inadvertidamente un pecado contra cualquiera de los mandamientos del Señor, haciendo lo que no está permitido:
3 Si el que peca es el sacerdote consagrado por la unción –de manera que la culpa recae también sobre el pueblo– él ofrecerá al Señor, por el pecado que ha cometido, un novillo sin defecto, en calidad de sacrificio por el pecado.
4 Llevará el novillo a la entrada de la Carpa del Encuentro, impondrá su mano sobre la cabeza del mismo, y lo inmolará delante del Señor.
5 Entonces el sacerdote consagrado por la unción tomará la sangre del novillo y la llevará a la Carpa del Encuentro.
6 Luego mojará su dedo en la sangre y con ella hará siete aspersiones delante del Señor, frente al velo del Santuario.
7 Después pondrá un poco de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso, que está delante del Señor, en la Carpa del Encuentro, y derramará toda la sangre sobre la base del altar de los holocaustos, que se encuentra a la entrada de la Carpa.
8 Además extraerá toda la grasa del novillo ofrecido en sacrificio por el pecado: la grasa que recubre las entrañas y la que está adherida a ellas;
9 los dos riñones y la grasa que está sobre ellos –o sea, en los lomos– y la protuberancia del hígado, que deberá extraer junto con los riñones.
10 En una palabra, extraerá lo mismo que se saca del toro en los sacrificios de comunión. Finalmente, el sacerdote hará arder todo esto sobre el altar de los holocaustos.
11 Pero el cuerdo del novillo y toda su carne, lo mismo que su cabeza y sus patas, sus entrañas y excrementos
12 –es decir, todo el resto del novillo– los llevará a un lugar puro situado fuera del campamento, al sitio donde se echan las cenizas, y allí los quemará con leña.
El sacrificio por el pecado de toda la comunidad
13 Si la que obra inadvertidamente es toda la comunidad de Israel –que sin darse cuenta se hace culpable, cometiendo una falta contra alguna de las prohibiciones contenidas en los mandamientos de Señor–
14 apenas se conozca el pecado cometido, la asamblea ofrecerá un novillo sin defecto en calidad de sacrificio por el pecado. Lo llevarán ante la Carpa del Encuentro,
15 y los ancianos de la comunidad impondrán sus manos sobre la cabeza del novillo, delante del Señor. El novillo será inmolado en la presencia del Señor,
16 y el sacerdote consagrado por la unción llevará la sangre a la Carpa del Encuentro.
17 Luego mojará su dedo en la sangre y con ella hará siete aspersiones delante del Señor, frente al velo del Santuario.
18 Después pondrá un poco de esa sangre sobre los cuernos del altar que está delante del Señor, en la Carpa del Encuentro, y derramará toda la sangre sobre la base del altar de los holocaustos, que está a la entrada de la Carpa.
19 Luego extraerá toda la grasa del novillo y la hará arder sobre el altar,
20 haciendo con él lo mismo que hizo con el novillo del sacrificio por el pecado. De esta manera, el sacerdote practicará el rito de expiación en favor de la comunidad, y esta será perdonada.
21 Finalmente, llevará el novillo fuera del campamento y lo quemará como en el caso anterior: es un sacrificio por el pecado de la asamblea.
El sacrificio por el pecado de un jefe de la comunidad
22 Si es un jefe de la comunidad el que peca y se hace culpable, cometiendo inadvertidamente una falta contra alguna de las prohibiciones contenidas en los mandamientos del Señor, su Dios,
23 una vez que se le haga conocer el pecado que ha cometido, presentará como ofrenda un chivo sin ningún defecto.
24 Impondrá su mano sobre la cabeza del animal y lo inmolará en el lugar donde se inmolan las víctimas para el holocausto, delante del Señor: es un sacrificio por el pecado.
25 Luego el sacerdote mojará su dedo en la sangre de la víctima, la pondrá sobre los cuernos del altar de los holocaustos y derramará toda la sangre sobre la base del altar de los holocaustos.
26 Finalmente, hará arder toda su grasa, como la grasa del sacrificio de comunión. De esta manera, el sacerdote practicará el rito de expiación en favor del culpable, y éste será perdonado.
El sacrificio por el pecado de un hombre del pueblo
27 Si es una persona del pueblo la que peca inadvertidamente y se ha hecho culpable, cometiendo una falta contra alguna de las prohibiciones contenidas en los mandamientos del Señor,
28 una vez que se le haga conocer el pecado que ha cometido, presentará como ofrenda por la falta cometida, una cabra hembra y sin defecto.
29 Impondrá su mano sobre la cabeza de la víctima y la inmolará en el lugar del holocausto.
30 Después el sacerdote mojará su dedo en la sangre, la pondrá sobre los cuernos del altar de los holocaustos y derramará el resto de la sangre sobre la base del altar.
31 Luego quitará toda la grasa de la víctima, como se hace en los sacrificios de comunión, y la hará arder sobre el altar, como aroma agradable al Señor. De esta manera, el sacerdote practicará el rito de expiación en favor de esa persona, y así será perdonada.
32 Si lo que trae como ofrenda por el pecado es un cordero, deberá ser hembra y sin defecto.
33 Impondrá su mano sobre la cabeza de la víctima y la inmolará en el lugar donde se inmolan los holocaustos.
34 Luego el sacerdote mojará su dedo en la sangre de la víctima, la pondrá sobre los cuernos del altar de los holocaustos, y derramará toda la sangre sobre la base del altar.
35 Después quitará toda la grasa del animal, como se quita la grasa del cordero en los sacrificios de comunión, y la hará arder sobre el altar, junto con las ofrendas que se queman para el Señor. De esta manera, el sacerdote practicará el rito de expiación en favor de esa persona, por el pecado que cometió, y así será perdonada.

1° Lectura Mateo 9:1-17

1 Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad.
2 Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados».
3 Algunos escribas pensaron: «Este hombre blasfema:.
4 Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué piensan mal?
5 ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate y camina"?
6 Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados –dijo al paralítico– levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».
7 El se levantó y se fue a su casa.
8 Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.
9 Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: «Sígueme». El se levantó y lo siguió.
10 Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.
11 Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: «¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?».
12 Jesús, que había oído, respondió: «No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
13 Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».
14 Entonces se acercaron los discípulos de Juan y le dijeron: «¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?».
15 Jesús les respondió: «¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
16 Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.
17 Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!».