domingo, 9 de marzo de 2014

2° Lectura Levítico 15-16

Capítulo 15
Las impurezas sexuales en el hombre
1 El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
2 Hablen en estos términos a los israelitas: Si un hombre sufre de blenorrea, su flujo es impuro.
3 Ya sea que su miembro deje salir el flujo, o que se obstruya a causa del mismo, su impureza consistirá en lo siguiente:
4 Cualquier lecho donde ese hombre se acueste y cualquier mueble donde se siente, serán impuros.
5 El que toque su lecho deberá lavar su ropa, se bañará con agua y será impuro hasta la tarde.
6 El que se siente en un mueble donde se haya sentado ese hombre, deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impuro hasta la tarde.
7 El que toque el cuerpo del hombre que tiene el flujo, deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impuro hasta la tarde.
8 Si el enfermo escupe a una persona pura, esta deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impura hasta la tarde.
9 Toda montura sobre la que haya montado el enfermo, será impura.
10 Cualquiera que toque algún objeto que haya estado debajo de él, será impuro hasta la tarde. Y el que transporte ese objeto, deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impuro hasta la tarde.
11 El que haya sido tocado por alguien que padece de ese flujo y no se haya lavado cuidadosamente las manos, deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impuro hasta la tarde.
12 La vasija de barro que toque el enfermo deberá ser rota, y cualquier otro utensilio de madera deberá ser lavado con agua.
13 Si el hombre que tiene el flujo se cura, contará siete días para su purificación. Entonces lavará su ropa, se bañará en el agua de un manantial, y será puro.
14 Al octavo día, se procurará dos torcazas o dos pichones de paloma, irá a presentarse delante del Señor, a la entrada de la Carpa del encuentro, y los entregará al sacerdote.
15 Este los ofrecerá, uno como sacrificio por el pecado y el otro como holocausto. De esta manera, el sacerdote practicará el rito de expiación delante del Señor, en favor de ese hombre, a causa de su flujo.
16 Si un hombre tiene una eyaculación, lavará con agua todo su cuerpo, y será impuro hasta la tarde.
17 La ropa o el cuero sobre los que se haya derramado semen, deberá ser lavado con agua y será impuro hasta la tarde.
18 Y si un hombre tiene relaciones sexuales con su mujer, los dos se bañarán con agua y serán impuros hasta la tarde.
Las impurezas sexuales en la mujer
19 Cuando una mujer tenga su menstruación, será impura durante siete días, y el que la toque será impuro hasta la tarde.
20 Cualquier objeto sobre el que ella se recueste o se siente mientras dure su estado de impureza, será impuro.
21 El que toque su lecho deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impuro hasta la tarde.
22 El que toque algún mueble sobre el que ella se sentado, deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impuro hasta la tarde.
23 Si alguien toca un objeto que está sobre el lecho o sobre el mueble donde ella se sienta, será impuro hasta la tarde.
24 Si un hombre se acuesta con ella, la impureza de la mujer se transmite a él; será impuro durante siete días, y cualquier lecho sobre el que se acueste, será impuro.
25 Cuando una mujer tenga un flujo de sangre durante varios días, fuera del período menstrual, o cuando la menstruación se prolongue más de lo debido, será impura mientras dure el flujo, como lo es durante la menstruación.
26 Todo lecho en el que se acueste y todo mueble sobre el que se siente será impuro, lo mismo que durante el período menstrual.
27 El que los toque será impuro: deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impuro hasta la tarde.
28 Una vez que cese el flujo, la mujer contará siete días, y después será pura.
29 Al octavo día, conseguirá dos torcazas o dos pichones de paloma, y los presentará al sacerdotes, a la entrada de la Carpa del Encuentro.
30 El sacerdote los ofrecerá, uno como sacrificio por el pecado y el otro como holocausto. De esta manera, practicará el rito de expiación delante del Señor, en favor de esa mujer, a causa de la impureza de su flujo.
Conclusión
31 Ustedes deberán prevenir a los israelitas sobre sus impurezas, a fin de que no mueran a causa de ellas, por haber manchado mi Morada, que está en medio de ellos.
32 Este es el ritual concerniente a la persona que padece de flujo: al que tiene una eyaculación y por eso incurre en impureza;
33 a la mujer indispuesta debido a su menstruación; al hombre o a la mujer que padecen de flujo; y al hombre que se acuesta con una mujer impura.

Capítulo 16
El gran Día de la Expiación
1 El Señor habló a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, que murieron al presentarse delante del Señor.
2 El le dijo: Ordena a tu hermano Aarón que no entre en cualquier momento en la parte del Santuario que está detrás del velo, frente a la tapa que cubre el Arca. De lo contrario morirá, porque yo me aparezco en la nube, sobre la tapa del Arca. De lo contrario morirá, porque yo me aparezco en la nube, sobre la tapa del Arca.
3 El deberá entrar en el Santuario solamente de esta manera: con un novillo para un sacrificio por el pecado y con carnero para un holocausto.
4 Además, tendrá que estar vestido con la túnica sagrada de lino y cubierto con pantalones de lino; se ceñirá con la faja de lino y llevará puesto el turbante de lino. Estas son vestiduras sagradas, que él se pondrá después de haberse bañado con agua.
5 Aarón recibirá de la comunidad de los israelitas dos chivos para un sacrificio por el pecado y un carnero para un holocausto.
6 El ofrecerá su propio novillo como sacrificio por el pecado, y practicará como sacrificio por el pecado, y practicará el rito de expiación por sí mismo y por su familia.
7 Luego tomará los dos chivos y los presentará delante del Señor, a la entrada de la Carpa del Encuentro.
8 En seguida echará las suertes sobre los dos chivos: una suerte para el Señor y la otra para Azazel.
9 Presentará el chivo que la suerte haya destinado al Señor, y lo ofrecerá como sacrificio por el pecado.
10 En cuanto al chivo destinado por la suerte a Azazel, será puesto vivo delante del Señor, a fin de enviarlo al desierto para Azazel.
11 Aarón ofrecerá su propio novillo como sacrificio por el pecado y practicará el rito de expiación por sí mismo y por su familia. Lo inmolará,
12 y después tomará un incensario lleno de brasas extraídas del altar que está delante del Señor, y dos puñados de incienso aromático pulverizado. Llevará todo esto detrás del velo,
13 y pondrá el incienso sobre el fuego delante del Señor, de manera que la nube de incienso envuelva la tapa que está encima del Arca del Testimonio. Así no morirá.
14 Después tomará la sangre del novillo y rociará con el dedo la parte delantera de la tapa, hacia el este; y delante de la tapa, hará con el dedo siete aspersiones de sangre.
15 En seguida inmolará el chivo para el sacrificio por el pecado del pueblo y llevará su sangre detrás del velo. Allí hará con ella lo mismo que hizo con la sangre del novillo: hará las aspersiones sobre la tapa y delante de ella.
16 Así practicará el rito de expiación por el Santuario, para purificarlo de las impurezas y transgresiones de los israelitas, cualesquiera sean sus pecados, Y lo mismo hará con la Carpa del Encuentro, que habita con ellos en medio de sus impurezas.
17 Cuando Aarón entre en el Santuario para realizar allí el rito de expiación, nadie deberá estar en la Carpa del Encuentro, hasta que él salga. Después de practicar el rito de expiación por sí mismo, por su familia y por toda la asamblea de Israel,
18 Aarón saldrá hasta el altar que está delante del Señor para realizar el rito de expiación por ese altar: tomará sangre del novillo y del chivo, y la pondrá sobre cada uno de los cuernos del altar;
19 luego hará con el dedo siete aspersiones de sangre sobre el altar, y así lo purificará de las impurezas de los israelitas, y lo santificará
20 Cuando haya terminado de practicar el rito de expiación por el Santuario, por la Carpa del Encuentro y por el altar, presentará el chivo que todavía está vivo,
21 Aarón impondrá sus dos manos sobre la cabeza del animal y confesará sobre él todas las iniquidades y transgresiones de los israelitas, cualesquiera sean los pecados que hayan cometido, cargándolas sobre la cabeza del chivo. Entonces lo enviará al desierto por medio de un hombre designado para ello.
22 El chivo llevará sobre sí, hacia una región inaccesible, todas las iniquidades que ellos hayan cometido; y el animal será soltado en el desierto.
23 Aarón entrará en la Carpa del Encuentro, se despojará de las vestiduras de lino que se había puesto cuando entró en el Santuario, y las dejará allí.
24 Luego se lavará con agua en el recinto sagrado y se volverá a poner sus vestiduras. En seguida saldrá para ofrecer su holocausto y el holocausto del pueblo, y para practicar el rito de expiación por sí mismo y por el pueblo.
25 Las partes grasosas de la víctima del sacrificio por el pecado, las hará sobre el altar.
26 El hombre encargado de soltar el chivo para Azazel deberá lavar su ropa y bañarse con agua; después podrá entrar de nuevo en el campamento.
27 El novillo del sacrificio por el pecado y el chivo del sacrificio por el pecado –cuya sangre fue introducida en el Santuario para el rito de expiación– serán sacados fuera del campamento, y su cuero, su carne y sus excrementos serán consumidos por el fuego.
28 La persona que los queme deberá lavar su ropa y bañarse con agua; después podrá entrar de nuevo en el campamento.
29 Este será para ustedes un decreto válido para siempre: El décimo día del séptimo mes ustedes ayunarán y se abstendrán de hacer cualquier clase de trabajo, tanto el nativo como el extranjero que resida entre ustedes.
30 Porque ese día se practicará el rito de expiación en favor de ustedes, a fin de purificarlos de todos sus pecados. Así quedarán puros delante del Señor.
31 Ese será para ustedes un día de reposo absoluto, en el que deberán ayunar. Se trata de un decreto válido para siempre.
32 El sacerdote que haya sido consagrado por la unción e investido para ejercer el sacerdocio como sucesor de su padre, realizará el rito de expiación; se pondrá las vestiduras de lino –las vestiduras sagradas–
33 y realizará el rito de expiación por la parte más santa del Santuario, por la Carpa del Encuentro y por el altar, Lo mismo hará por los sacerdotes y por todos los miembros de la asamblea.
34 Este será para ustedes un decreto válido para siempre: una vez al año se realizará el rito de expiación en favor de los israelitas, por todos sus pecados. Y Moisés hizo lo que el Señor le había ordenado.

4° Lectura Judit 5

1 Cuando informaron a Holofernes, general en jefe del ejército de Asiria, que los israelitas se habían preparado para la guerra, y habían bloqueado los desfiladeros de la montaña, fortificando todas las cimas de las altas montañas y levantando parapetos en las llanuras,
2 se enfureció y convocó a todos los príncipes de Moab, a los jefes de Amón y a todos los sátrapas del litoral.
3 El les preguntó: «Díganme, cananeos, ¿Qué pueblo es ese que vive en la montaña? ¿Cuáles son las ciudades que habita y los efectivos de su ejército? ¿De dónde proceden su vigor y su fuerza, y quién es el rey que los gobierna y dirige sus ejércitos?
4 ¿Por qué ellos solos, a diferencia de todos los habitantes de Occidente, se han negado a venir a mi encuentro?».
5 Ajior, jefe de todos los amonitas le respondió: «Si me escuchas un momento, te haré conocer la verdad acerca de este pueblo que habita en las montañas contiguas a las que tú ocupas; y nada de lo que yo te diga será falso.
6 La gente de este pueblo desciende de los caldeos.
7 Primero emigraron a Mesopotamia, porque no quisieron seguir a los dioses de sus padres, establecidos en la tierra de los caldeos.
8 Ellos abandonaron el camino de sus padres y adoraron al Dios del cielo, al que habían reconocido como Dios. Entonces fueron expulsados de la presencia de sus dioses y se refugiaron en Mesopotamia, donde habitaron mucho tiempo.
9 Pero luego su Dios les ordenó salir de ese lugar y dirigirse al país de Canaán. Allí se instalaron y se enriquecieron con oro, plata y numerosos rebaños.
10 Después bajaron a Egipto, porque el hambre azotaba el país de Canaán, y permanecieron allí mientras tuvieron qué comer. En Egipto se multiplicaron de tal manera, que su descendencia se hizo innumerable.
11 El rey de Egipto se levantó contra ellos y los oprimió astutamente obligándolos a fabricar ladrillos: así los humillaron y los redujeron a esclavitud.
12 Ellos, por su parte, clamaron a su Dios, y él castigó al país de Egipto con plagas irremediables; por eso los egipcios los expulsaron.
13 Dios secó el Mar Rojo delante de ellos
14 y los condujo por el camino del Sinaí y de Cades Barné. Ellos desalojaron a todos los habitantes del desierto
15 y se establecieron luego en le país de los amorreos, exterminando por la fuerza a los jesbonitas. Después cruzaron el Jordán y tomaron posesión de toda la región montañosa,
16 desalojando a su paso a los Cananeos, a los Perizitas, a los Jebuseos, a los Siquemitas y a todos los Guirgasitas. Allí permanecieron mucho tiempo.
17 Mientras no pecaron delante de su Dios, gozaron de prosperidad, porque un Dios que odia la injusticia está con ellos.
18 Pero, cuando se desviaron del camino que les había señalado, fueron completamente exterminados en numerosos combates y deportados a una tierra extranjera: el Templo de su Dios fue arrasado hasta su cimientos, y sus ciudades cayeron en poder de sus adversarios.
19 Pero ahora que se convirtieron a su Dios, volvieron de las regiones donde estaban dispersos, ocuparon Jerusalén, donde se encuentra su Santuario, y repoblaron las montañas que habían quedado desiertas.
20 Y ahora, soberano señor, si hay una falta en este pueblo, si pecan contra su Dios y comprobamos en ellos algún motivo de ruina, entonces sí, subamos y hagámosle la guerra.
21 Pero si no hay ninguna transgresión en esta gente, que mi señor pase de largo, no sea que su Señor y su Dios los proteja y seamos la burla de toda la tierra.
22 Apenas Ajior terminó de pronunciar estas palabras, toda la multitud que estaba alrededor de la tienda de campaña hizo oír un murmullo de protesta. Los oficiales de Holofernes, y todos los habitantes del litoral y de Moab, querían hacerlo pedazos.
23 «No nos dejaremos amedrentar por los israelitas, exclamaban, porque son gente sin fortaleza ni vigor, incapaz de oponer una tenaz resistencia.
24 ¡Subamos, y ellos serán un bocado para todo tu ejército, Holofernes, señor nuestro!

3° Lectura Proverbios 27


Capítulo 27
1 No te gloríes del día de mañana, porque no sabes lo que depara cada día.
2 Que te alabe otro, no tu boca, que sea un extraño, no tus propios labios.
3 Pesada es la piedra y también la arena, pero más pesado aún es el despecho de un necio.
4 Cruel es el furor, agua desbordada la ira, pero ¿quién resistirá a los celos?
5 Más vale una reprensión abierta que un cariño disimulado.
6 Leal es la herida que inflige el amigo, engañosa los besos del enemigo.
7 El hombre satisfecho pisotea un panal de miel, para el hambriento, hasta lo amargo es dulce.
8 Como pájaro que anda lejos de su nido, así es el hombre que anda lejos de su hogar.
9 El aceite perfumado alegra el corazón, y la dulzura de un amigo, más que el propio consejo.
10 No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre, ni acudas a tu hermano en el día del infortunio: más vale vecino cerca que hermano lejos.
11 Sé sabio, hijo mío, alegra mi corazón, y podré replicar al que me denigra.
12 El hombre precavido ve el mal y se esconde, los incautos siguen adelante y la pagan.
13 Toma su ropa, porque salió fiador de otro, tómalo a él como prenda, porque dio su aval a gente extraña.
14 Saludar al prójimo en alta voz, de madrugada, es tenido en cuenta como una maldición.
15 Gotera incesante en día de lluvia y mujer pendenciera, se asemejan:
16 querer frenarla es como frenar el viento o recoger aceite con la mano.
17 El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el prójimo.
18 El que cuida una higuera comerá de su fruto y el que respeta a su patrón recibirá honores.
19 Como el rostro se refleja en el agua, así el hombre se mira a sí mismo en los demás.
20 El Abismo y la Perdición son insaciables, e insaciables son también los ojos del hombre.
21 Hay un crisol para la plata y un horno para el oro, pero el hombre es apreciado por su reputación.
22 Aunque machaques al necio en un mortero, entre los granos, con un pisón, su necedad no se apartará de él.
23 Conoce bien el estado de tus ovejas, presta mucha atención a tus rebaños,
24 porque la riqueza no dura para siempre ni una diadema indefinidamente.
25 Una vez cortada la hierba, aparecido el renuevo y apilado el heno de las montañas,
26 ten corderos para vestirte, chivos para pagar el precio de un campo,
27 y bastante leche de cabra para alimentarte, para mantener a tu familia y para que vivan tus servidoras.

1° Lectura 9/03/2014 Mateo 12:22-50

22 Entonces, le llevaron a un endemoniado ciego y mudo, y Jesús lo curó, devolviéndole el habla y la vista.
23 La multitud, asombrada, decía: «¿No será este el Hijo de David?».
24 Los fariseos, oyendo esto, dijeron: «Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios».
25 Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Un reino donde hay luchas internas va a la ruina; y una ciudad o una familia dividida no puede subsistir.
26 Ahora bien, si Satanás expulsa a Satanás, lucha contra sí mismo; entonces, ¿cómo podrá subsistir su reino?
27 Y si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.
28 Pero si expulso a los demonios con el poder del Espíritu de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
29 ¿Acaso alguien puede entrar en la casa de un hombre fuerte y robar sus cosas, si primero no lo ata? Sólo así podrá saquear la casa.
30 El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
31 Por eso les digo que todo pecado o blasfemia se les perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.
32 Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el futuro.
33 Supongan que el árbol es bueno: el fruto también será bueno. Supongan que el árbol es malo: el fruto también será malo. Porque el árbol se conoce por su fruto.
34 Raza de víboras, ¿cómo pueden ustedes decir cosas buenas, siendo malos? Porque la boca habla de la abundancia del corazón.
35 El hombre bueno saca cosas buenas de su tesoro de bondad; y el hombre malo saca cosas malas de su tesoro de maldad.
36 Pero les aseguro que en el día del Juicio, los hombres rendirán cuenta de toda palabra vana que hayan pronunciado.
37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado».
38 Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: «Maestro, queremos que nos hagas ver un signo».
39 El les respondió: «Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás.
40 Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches.
41 El día de Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás.
42 El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón.
43 Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo,
44 piensa: «Volveré a mi casa, de donde salí». Cuando llega, la encuentra vacía, barrida y ordenada.
45 Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; vienen y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio. Así sucederá con esta generación malvada».
46 Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él.
47 Alguien le dijo: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte».
48 Jesús le respondió: «¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?».
49 Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: «Estos son mi madre y mis hermanos.
50 Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».