Cuando Demetrio se enteró de que Nicanor y su ejército habían sucumbido en el combate, envió por segunda vez al país de Judá a Báquides y Alcimo, con el ala derecha de su ejército.
2 Estos tomaron el camino de Guilgal y sitiaron a Mesalot en el territorio de Arbela; se apoderaron de ella y mataron a mucha gente.
3 El primer mes del año ciento cincuenta y dos acamparon frente a Jerusalén,
4 de donde partieron con veinte mil hombres y dos mil jinetes en dirección a Berzet.
5 Judas tenía puesto su campamento en Elasá y había con él tres mil hombres elegidos.
6 Pero al ver la multitud de los enemigos, se atemorizaron y muchos desertaron del campamento, de manera que no quedaron más que ochocientos hombres.
7 Judas advirtió que su ejército se había desbandado, precisamente cuando la batalla era inminente y quedó descorazonado, porque no había tiempo de volverlos a reunir.
8 A pesar de su desaliento, dijo a los que habían quedado: «Ataquemos lo mismo a nuestros enemigos; tal vez podamos hacerles frente».
9 Pero ellos trataban de disuadirlo, diciéndole: «¡Imposible! Salvemos primero nuestras vidas; después volveremos con nuestros hermanos para continuar luchando, ya que ahora somos muy pocos».
10 Judas les respondió: «¡Eso nunca! No podemos huir ante ellos. Si es que ha llegado nuestra hora, muramos valientemente por nuestros hermanos, sin que nuestra gloria sufra menoscabo».
11 El ejército enemigo salió del campamento y se aprestó para enfrentarlos. La caballería se había dividido en dos escuadrones; en primera línea, avanzaban los más aguerridos, precedidos por los arqueros y los honderos.
12 Báquides estaba en el ala derecha. Las tropas avanzaron por ambos lados, al sonido de las trompetas.
13 Los hombres de Judas también tocaron las trompetas y la tierra tembló por el estruendo de los ejércitos. La lucha se inició al amanecer y duró hasta la tarde.
14 Judas vio que Báquides y el grueso de su ejército estaban a la derecha. Entonces los israelitas más decididos se reunieron a él
15 y derrotaron el ala derecha, persiguiéndola hasta las últimas estribaciones de la montaña.
16 Pero los del ala izquierda, al ver derrotada el ala derecha, se volvieron contra Judas y los suyos, tomándolos por la espalda.
17 La lucha se hizo más encarnizada, y hubo muchas víctimas de uno y otro bando.
18 También cayó Judas y los demás huyeron.
19 Jonatán y Simón tomaron a su hermano Judas y lo sepultaron en el sepulcro de sus padres en Modín.
20 Todo Israel lloró e hizo un gran duelo por él, y muchos días repitieron esta lamentación:
21 «¡Cómo ha caído el héroe que salvaba a Israel!».
22 El resto de las acciones de Judas, de sus guerras, de las proezas que realizó y de sus títulos de gloria no ha sido escrito, porque fueron innumerables.
23 Después de la muerte de Judas, reaparecieron los renegados en todo el territorio de Israel y se envalentonaron los impíos.
24 En aquellos días, el hambre asoló el país y la gente se puso de parte de ellos.
25 Báquides eligió a unos hombres impíos y los hizo dueños del país.
26 Ellos buscaban a los amigos de Judas, siguiéndoles las pistas, y se los llevaban a Báquides, que los castigaba y escarnecía.
27 Esta fue una gran tribulación para Israel, como no se había visto desde que dejaron de manifestarse los profetas.
28 Entonces todos los amigos de Judas se reunieron y dijeron a Jonatán:
29 «Desde la muerte de tu hermano Judas no tenemos un hombre como él, capaz de enfrentar a nuestros enemigos, a Báquides y a los que odian a nuestra nación.
30 Por eso, hoy te elegimos a ti para que ocupes el lugar de tu hermano, y seas nuestro jefe y nuestro guía en la lucha que sostenemos».
31 En ese momento Jonatán tomó el mando como sucesor de su hermano Judas.
32 Cuando Báquides lo supo, trató de matarlo.
33 Pero Jonatán, su hermano Simón y todos sus partidarios, al enterarse de esto, huyeron al desierto de Técoa y acamparon junto a las aguas de la cisterna de Asfar.
34 Báquides se enteró el día sábado, y atravesó el Jordán con todo su ejército.
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viernes, 2 de mayo de 2014
4° Lectura. 1° Macabeos 9:1-34
3° Lectura. Job 32
2° Lectura. Josué 23-24
Capítulo 23
Las últimas recomendaciones de Josué al pueblo
Capítulo 24
La asamblea de Siquém
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1°Lectura. Hechos 15:1-21
L1 Algunas personas venidas de Judea enseñaban a los hermanos que si no se hacían circuncidar según el rito establecido por Moisés, no podían salvarse.
2 A raíz de esto, se produjo una agitación: Pablo y Bernabé discutieron vivamente con ellos, y por fin, se decidió que ambos, junto con algunos otros, subieran a Jerusalén para tratar esta cuestión con los Apóstoles y los presbíteros.
3 Los que habían sido enviados por la Iglesia partieron y atravesaron Fenicia y Samaría, contando detalladamente la conversión de los paganos. Esto causó una gran alegría a todos los hermanos.
4 Cuando llegaron a Jerusalén, fueron bien recibidos por la Iglesia, por los Apóstoles y los presbíteros, y relataron todo lo que Dios había hecho con ellos.
5 Pero se levantaron algunos miembros de la secta de los fariseos que habían abrazado la fe, y dijeron que era necesario circuncidar a los paganos convertidos y obligarlos a observar la Ley de Moisés.
6 Los Apóstoles y los presbíteros se reunieron para deliberar sobre este asunto.
7 Al cabo de una prolongada discusión, Pedro se levantó y dijo: «Hermanos, ustedes saben que Dios, desde los primeros días, me eligió entre todos ustedes para anunciar a los paganos la Palabra del Evangelio, a fin de que ellos abracen la fe.
8 Y Dios, que conoce los corazones, dio testimonio en favor de ellos, enviándoles el Espíritu Santo, lo mismo que a nosotros.
9 El no hizo ninguna distinción entre ellos y nosotros, y los purificó por medio de la fe.
10 ¿Por qué ahora ustedes tientan a Dios, pretendiendo imponer a los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos soportar?
11 Por el contrario, creemos que tanto ellos como nosotros somos salvados por la gracia del Señor Jesús».
12 Después, toda la asamblea hizo silencio para oír a Bernabé y a Pablo, que comenzaron a relatar los signos y prodigios que Dios había realizado entre los paganos por intermedio de ellos.
13 Cuando dejaron de hablar, Santiago tomó la palabra, diciendo: «Hermano, les ruego que me escuchen:
14 Simón les ha expuesto cómo Dios dispuso desde el principio elegir entre las naciones paganas, un Pueblo consagrado a su Nombre.
15 Con esto concuerdan las palabras de los profetas que dicen:
16 "Después de esto, yo volveré y levantaré la choza derruida de David; restauraré sus ruinas y la reconstruiré,
17 para que el resto de los hombres busque al Señor, lo mismo que todas las naciones que llevan mi Nombre. Así dice el Señor, que da
18 a conocer estas cosas desde la eternidad".
19 Por eso considero que no se debe inquietar a los paganos que se convierten a Dios,
20 sino que solamente se les debe escribir, pidiéndoles que se abstengan de lo que está contaminado por los ídolos, de las uniones ilegales, de la carne de animales muertos sin desangrar y de la sangre.
21 Desde hace muchísimo tiempo, en efecto, Moisés tiene en cada ciudad sus predicadores que leen la Ley en la sinagoga todos los sábados».
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