lunes, 19 de mayo de 2014

2° Lectura. Rut 3-4

Capítulo 3
Entonces Noemí, su suegra, le dijo: «Hija mía, yo quisiera conseguirte un lugar seguro, donde puedas ser feliz. 2 Por otra parte, Booz, el hombre con cuyas servidoras estuviste, es pariente cercano nuestro. Esta noche él estará aventando la cebada en la era. 3 Lávate, perfúmate, cúbrete con tu manto y baja a la era. No dejes que te reconozca antes que termine de comer y beber. 4 Cuando se acueste, fíjate en el lugar donde él esté acostado; entonces ve, destápale los pies y acuéstate allí, Después él mismo te indicará lo que debes hacer». 5 Ella le respondió: «Haré todo lo que me has dicho». 6 Rut bajó a la era e hizo todo lo que su suegra le había mandado. 7 Booz comió y bebió, y se puso alegre. Luego fue a acostarse junto a la parva de cebada. Ella fue sigilosamente, le destapó los pies y se acostó. 8 A eso de la media noche, el hombre se despertó sobresaltado, y al incorporarse, vio que había una mujer acostada a sus pies. 9 «Y tú, ¿quién eres?», le preguntó. «Soy Rut, tu servidora, respondió ella; extiende tu manta sobre tu servidora, porque a ti te toca responder por mí». 10 El exclamó: «¡Que el Señor te bendiga, hija mía! Tú has realizado un segundo acto de piedad filial, mejor que el primero, al no pretender a ningún joven, ni pobre ni rico. 11 Y ahora, no temas, hija mía. Haré por ti todo lo que me digas, porque toda la gente de mi pueblo sabe muy bien que eres una mujer virtuosa. 12 Es verdad que a mí me toca responder por ti, pero hay otro pariente más cercano que yo. 13 Pasa aquí la noche; y mañana, si él quiere ejercer contigo su derecho, que lo haga; de lo contrario, lo haré yo. Te lo juro. Acuéstate hasta que amanezca». 14 Rut quedó acostada a sus pies hasta la madrugada, y se levantó a la hora en que un hombre todavía no puede reconocer a otro, porque Booz no quería que se supiera que la mujer había venido a la era. 15 Entonces le dijo: «Trae el manto que tienes puesto y sujétalo bien». Mientras ella lo sujetó, él midió media bolsa de cebada y puso la carga sobre sus hombros. Después, ella entró en la ciudad. 16 Cuando llegó adonde estaba su suegra, esta le dijo: «¿Cómo te ha ido, hija mía?». Rut le contó todo lo que el hombre había hecho por ella, 17 y añadió: «Me entregó esta media bolsa de cebada, diciéndome que no debía volver con las manos vacías a la casa de mi suegra». 18 Noemí respondió: «Quédate tranquila, hija mía, hasta que veas cómo se resuelve todo esto. Seguramente este hombre no descansará hasta arreglar hoy mismo este asunto».

Capítulo 4

Booz subió hasta la puerta de la ciudad y se sentó allí. Cuando pasó por ese lugar el pariente del que había hablado antes, le dijo: «Amigo, acércate y siéntate aquí». El hombre se acercó y se sentó. 2 Luego Booz llamó a diez ancianos de la ciudad, diciéndoles: «Siéntense aquí». Ellos se sentaron, 3 y él dijo a su pariente: «Noemí ha vuelto de los campos de Moab y ha puesto en venta la parcela de nuestro hermano Elimélec. 4 Me ha parecido bien informarte de esto y sugerirte que la compres en presencia de los que están aquí sentados y de los ancianos de mi pueblo. Si tú quieres ejercer tu derecho de rescate, puede hacerlo; de lo contrario, dímelo para que yo lo sepa. Tú eres el primero que puede ejercer ese derecho, y después vengo yo». El hombre le respondió: «Está bien, lo haré». 5 Pero Booz añadió: «Si le compras a Noemí la parcela de campo, también tendrás que casarte con Rut, la moabita, esposa del difunto, a fin de perpetuar el nombre de este sobre el patrimonio». 6 El respondió: «En esas condiciones yo no puedo comprar, porque perjudicaría a mis herederos. Ejerce tú mi derecho, porque yo no puedo hacerlo». 7 En Israel existía antiguamente la costumbre de quitarse la sandalia y dársela al otro para convalidar los convenios de rescate o de intercambio. Esta era la manera de testificar en Israel. 8 Por eso el pariente dijo a Booz: «Adquiérela para ti», y se quitó la sandalia. 9 Entonces Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: «Ustedes son hoy testigos de que yo compro a Noemí todas las posesiones de Elimélec, de Quilión y de Majlón. 10 También son testigos de que tomo por esposa a Rut, la moabita, que fue mujer de Majlón, para perpetuar el nombre del difunto sobre su patrimonio y para que ese nombre no desaparezca de entre sus hermanos ni en la puerta de su ciudad». 11 Toda la gente que estaba en la puerta de la ciudad y los ancianos respondieron: «Somos testigos. ¡Que el Señor haga a esta mujer semejante a Raquel y a Lía, las dos que edificaron la casa de Israel! ¡Que llegues a ser poderoso en Efratá y adquieras renombre en Belén! 12 Que el Señor te dé una descendencia por medio de esta joven, para que tu casa sea como la de Peres, el hijo que Tamar dio a Judá». 13 Booz se casó con Rut y se unió a ella. El Señor hizo que ella concibiera y diera a luz un hijo. 14 Entonces las mujeres dijeron a Noemí: «¡Bendito sea el Señor, que hoy no te deja faltar quien responda por ti! Su nombre será proclamado en Israel. 15 El te reconfortará y será tu apoyo en la vejez, porque te lo ha engendrado tu nuera que te quiere tanto y que vale para ti más que siete hijos». 16 Noemí tomó al niño, lo puso sobre su regazo y se encargó de criarlo. 17 Las vecinas le dieron su nombre, diciendo: «Le ha nacido un hijo a Noemí», y lo llamaron Obed. Este fue el padre de Jesé, el padre de David. 18 Esta es la descendencia de Peres: Peres fue padre de Jesrón; 19 Jesrón fue padre de Ram; Ram fue padre de Aminadab; 20 Aminadab fue padre de Najsón; Najsón fue padre de Salmá; 21 Salmá fue padre de Booz; Booz fue padre de Obed; 22 Obed fue padre de Jesé y Jesé fue padre de David.

No hay comentarios:

Publicar un comentario