domingo, 6 de julio de 2014

1° Lectura. Marcos 13:14-37

Cuando vean la Abominación de la desolación usurpando el lugar que no le corresponde –el que lea esto, entiéndalo bien– los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; 15 el que esté en la azotea de su casa, no baje a buscar sus cosas; 16 y el que esté en el campo, que no vuelva atrás a buscar su manto. 17 ¡Ay de las mujeres que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! 18 Rueguen para que no suceda en invierno. 19 Porque habrá entonces una gran tribulación, como no la hubo desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás. 20 Y si el Señor no abreviara ese tiempo, nadie se salvaría; pero lo abreviará a causa de los elegidos. 21 Si alguien les dice entonces: "El Mesías está aquí o está allí", no lo crean. 22 Porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas que harán milagros y prodigios capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. 23 Pero ustedes tengan cuidado: yo los he prevenido de todo. 24 En ese tiempo, después de esta tribulación, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, 25 las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. 26 Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. 27 Y él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte. 28 Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. 29 Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. 30 Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 32 En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre.» 33 «Tengan cuidado y estén prevenidos porque no saben cuándo llegará el momento. 34 Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela. 35 Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. 36 No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos. 37 Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: "¡Estén prevenidos!"».

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