domingo, 4 de mayo de 2014

4° Lectura. 1° Macabeos 9:35-73

Jonatán envió a su hermano Juan, el encargado de conducir la caravana, a pedir autorización a los nabateos, sus amigos, para dejarles en depósito su equipaje, que era muy grande. 36 Pero los jambritas, que habitaban en Madabá, capturaron a Juan con todo lo que llevaba, y se fueron con el botín. 37 Poco tiempo después, Jonatán y su hermano Simón se enteraron de que los jambritas celebraban una gran boda y traían de Nabatá, con mucha pompa, a la novia, hija de uno de los grandes magnates de Canaán. 38 Entonces se acordaron del sangriento fin de su hermano Juan y fueron a esconderse en un repliegue de la montaña. 39 Al alzar los ojos, divisaron una numerosa caravana que avanzaba en medio de un gran tumulto, y vieron que el novio iba a su encuentro, acompañado de sus amigos y hermanos, al son de tambores e instrumentos musicales y con mucha gente armada. 40 Inmediatamente, salieron de su escondite, se precipitaron sobre ellos y los masacraron, dejando muchas víctimas. Mientras los sobrevivientes huían a la montaña, ello se apoderaron de todo el botín. 41 Así la boda terminó en duelo y la música en lamentaciones. 42 De esta manera vengaron la sangre de su hermano y volvieron a las regiones pantanosas del Jordán. 43 Cuando Báquides se enteró, fue un día sábado a las riberas del Jordán con un ejército numeroso. 44 Entonces Jonatán arengó a sus hombres, diciendo: «¡Animo! Luchemos por defender nuestras vidas, porque ahora no estamos como antes. 45 El enemigo nos asedia por delante y por detrás, de un lado están las aguas del Jordán y del otro, los pantanos y las malezas; no hay escapatoria posible. 46 Clamen al Cielo, para que nos salve de nuestros enemigos». 47 Una vez iniciado el combate, Jonatán extendió su brazo para descargar un golpe sobre Báquides, pero este lo esquivó, echándose atrás. 48 Entonces Jonatán y los suyos se tiraron al Jordán y lo atravesaron a nado, pero sus enemigos no nos persiguieron. 49 Aquel día murieron unos mil hombres del ejército de Báquides. 50 Al volver a Jerusalén, Báquides comenzó a fortificar algunas ciudades en Judea: las fortalezas de Jericó, Emaús, Betjorón, Betel, Tamnatá, Faratón y Tefón, protegiéndolas con altas murallas, puertas y cerrojos. 51 En cada una de ellas puso una guarnición para hostigar a Israel. 52 También fortificó la ciudad de Betsur, Guéser y la Ciudadela, dejando en ellas tropas y depósitos de víveres. 53 Después tomó como rehenes a los hijos de las principales familias del país y los puso bajo custodia en la Ciudadela de Jerusalén. 54 En el segundo mes del año ciento cincuenta y tres, Alcimo mandó derribar las murallas de la parte interior del Santuario, destruyendo así la obra de los profetas. Pero al comenzar la demolición, 55 sufrió un ataque y la obra se detuvo. El perdió el habla y la boca le quedó paralizada, de manera que no pudo hablar más ni dar ninguna orden en lo referente a su casa. 56 Alcimo murió en esa época en medio de grandes tormentos. 57 Al ver que Alcimo había muerto, Báquides regresó adonde estaba el rey, y así Judá quedó en paz durante dos años. 58 Todos los renegados se confabularon diciendo: «Jonatán y los suyos viven tranquilos y confiados. Hagamos volver a Báquides, para que los arreste a todos en una sola noche». 59 Ellos fueron a comunicarle su plan, 60 y Báquides partió con un gran ejército. Mientras tanto, envió instrucciones secretas a todos sus aliados de Judea para que se apoderaran de Jonatán y de sus amigos, pero aquellos no pudieron hacerlo porque sus planes fueron descubiertos. 61 En represalia, Jonatán y sus amigos apresaron a unos cincuenta hombres entre los cabecillas de la conspiración, y los mataron. 62 Jonatán y Simón se retiraron con sus compañeros a Betbasí, en el desierto, y la fortificaron, restaurando sus ruinas. 63 Al saber esto, Báquides reunió a toda su gente y convocó a sus partidarios de Judea. 64 Luego acampó frente a Betbasí y la atacó durante varios días, emplazando máquinas de guerra. 65 Pero Jonatán, dejando en la ciudad a su hermano Simón, hizo una incursión por el país con algunos hombres. 66 Derrotó a Odomerá y a sus hermanos, y también a los hijos de Fasirón en sus propios campamentos. Una vez asestados estos primeros golpes, volvieron con más fuerzas. 67 Simón y los suyos salieron de la ciudad e incendiaron las máquinas de guerra. 68 Lucharon contra Báquides y lo derrotaron, dejándolo muy abatido porque sus planes y su campaña habían fracasado. 69 Por eso se enfureció contra los renegados que le habían aconsejado regresar al país y mandó ejecutar a muchos de ellos. Después decidió volver a su país. 70 Al enterarse de esto, Jonatán envió mensajeros a Báquides para concertar con él la paz y para que les devolviera los prisioneros. 71 Báquides aceptó la propuesta y le juró no hacerle ningún daño durante toda su vida; 72 le devolvió los prisioneros capturados anteriormente en Judá y regresó a su país. Y nunca más volvió al territorio de Judea. 73 Hubo así paz en Israel y Jonatán se estableció en Micmás, donde comenzó a gobernar al pueblo y a exterminar a los impíos de en medio de Israel.

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