viernes, 18 de abril de 2014

4° Lectura. 1° Macabeos 5:1-36

Capítulo 5
Cuando las naciones vecinas supieron que había sido reconstruido el altar y restaurado como antes el Santuario, se irritaron profundamente 2 y decidieron acabar con los descendientes de Jacob que vivían entre ellos. Por eso comenzaron a matar y exterminar a mucha gente del pueblo. 3 Judas hizo la guerra contra los descendientes de Esaú que habitaban en Idumea, en la región de Acrabatena, porque tenían asediados a los israelitas. Les infligió una gran derrota, cometiéndolos y apoderándose de sus despojos. 4 Luego se acordó de la maldad de los descendientes de Beán; que eran una trampa y un obstáculo para el pueblo por las emboscadas que le tendían en los caminos. 5 Los obligó a encerrarse en sus torres, los asedió y los consagró al exterminio total, prendiendo fuego a esas torres con todos los que estaban dentro. 6 Luego atacó a los amonitas, y allí encontró un fuerte ejército y una población numerosa cuyo jefe era Timoteo. 7 Después de muchos combates, los desbarató y los deshizo. 8 También ocupó Iazer y sus poblados, y regresó a Judea. 9 Los pueblos de Galaad se coaligaron contra los israelitas que vivían en su territorio, para exterminarlos. Pero ellos se refugiaron en la fortaleza de Datemá, 10 desde donde enviaron una carta a Judas y a sus hermanos, diciéndoles: «Los pueblos que nos rodean se coaligaron para exterminarnos; 11 ahora se preparan para venir a tomar la fortaleza donde nos hemos refugiado, y Timoteo está al frente de su ejército. 12 Ven en seguida a librarnos de sus manos, porque muchos de entre nosotros ya han caído; 13 todos nuestros hermanos que vivían en el país de Tobías han sido matados, sus mujeres y sus hijos fueron llevados cautivos y sus bienes han sido robados. Allí han muerto unos mil hombres». 14 Cuando todavía estaban leyendo la carta, llegaron otros mensajeros de Galilea, con las vestiduras rasgadas, trayendo esta noticia: 15 «Los habitantes de Tolemaida, de Tiro, de Sidón y de toda la Galilea de los extranjeros se han coaligado para acabar con nosotros». 16 Apenas Judas y el pueblo oyeron estas noticias, reunieron una gran asamblea para deliberar sobre lo que debían hacer en favor de sus hermanos que se encontraban en un aprieto, amenazados por sus enemigos. 17 Judas dijo a su hermano Simón: «Elige algunos hombres y ve a librar a tus hermanos de Galilea; mi hermano Jonatán y yo iremos a la región de Galaad». 18 Dejó para defender a Judea a José, hijo de Zacarías, y a Azarías, jefe del pueblo, con el resto del ejército, 19 dándoles esta orden: «Tomen el mando de estas tropas, pero no entren en batalla con los paganos hasta que nosotros volvamos». 20 Se le asignaron tres mil hombres a Simón para la campaña de Galilea y ocho mil a Judas para la de Galaad. 21 Simón partió para Galilea y luego de librar muchos combates con los paganos, los derrotó, los obligó a huir 22 y los persiguió hasta las puertas de Tolemaida. Allí sucumbieron unos tres mil hombres y Judas se apoderó del botín. 23 Luego tomó consigo a los judíos de Galilea y de Arbatá, con sus mujeres, sus hijos y todos sus bienes, y en medio de una gran alegría los llevó a Judea. 24 Judas Macabeo y su hermano Jonatán, por su parte, atravesaron el Jordán y caminaron tres días por el desierto. 25 Allí se encontraron con los nabateos, que los recibieron amistosamente y los pusieron al tanto de lo que les ocurría a sus hermanos de la región de Galaad; 26 muchos de ellos se encontraban prisioneros en Bosorá y Bosor, en Alemá, Casfó, Maqued y Carnain, que eran ciudades fuertes e importantes; 27 también había prisioneros en las demás ciudades de Galaad, y sus enemigos tomaban posiciones para atacar las fortalezas al día siguiente, a fin de apoderarse de ellos y exterminarlos a todos de una sola vez. 28 Inmediatamente, Judas dio vuelta con su ejército y se dirigió por el desierto hacia Bosorá, ocupó la ciudad y después de pasar al filo de la espada a todos los varones, la saqueó por completo y la incendió. 29 Partió de allí por la noche y avanzó hasta la fortaleza. 30 Al llegar el día, los judíos divisaron una muchedumbre innumerable que levantaba escaleras y empalizadas para tomar la fortaleza y había pasado a la ofensiva. 31 Al ver que el ataque ya había comenzado y que el griterío de la ciudad y el sonido de las trompetas subía hasta el cielo, 32 Judas dijo a sus hombres: «¡Luchen hoy por nuestros hermanos!». 33 Luego los ordenó en tres columnas y los hizo avanzar por detrás del enemigo, tocando las trompetas y orando a gritos. 34 Las tropas de Timoteo, apenas se enteraron que era el Macabeo, huyeron ante él. Judas les infligió una gran derrota, y ese día dejaron tendidos unos ocho mil hombres. 35 Luego se volvió contra Alemá; la atacó, la ocupó y, después de matar a todos los varones, la saqueó y la incendió. 36 Partiendo de allí, se apoderó de Casfó, Maqued, Bosor y de las demás ciudades de Galaad.

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