martes, 15 de abril de 2014

2° Lectura. Deuteronomio 23-24

Capítulo 23
Ningún hombre tomará como esposa a una mujer de su padre, ni descubrirá el borde de la manta de su padre. Las personas excluidas de la comunidad de Israel 2 El que tenga los testículos mutilados o el pene cortado no será admitido en la asamblea del Señor. 3 El bastardo no será admitido no la asamblea del Señor, ni siquiera en la décima generación. 4 El amonita y el moabita no serán jamás admitidos en la asamblea del Señor, ni siquiera en la décima generación. 5 Porque ellos no se adelantaron para ofrecerles agua y alimento, cuando ustedes iban por el camino, a la salida de Egipto; y porque Moab contrató a Balaam, hijo de Beor, que era de Petor en Aram Naharaim, a fin de que te maldijera. 6 Pero el Señor, tu Dios, no quiso escuchar a Balaam, sino que cambió la maldición en bendición, sino que cambió la maldición en bendición, porque él te ama. 7 Por eso, mientras vivas, nunca busques su prosperidad y su bienestar. 8 En cambio, no consideres abominable al edomita, porque es tu hermano, ni tampoco al egipcio, porque tú fuiste huésped en su país. 9 A partir de la tercera generación, sus descendientes podrán ser admitidos en la asamblea del Señor. La higiene en los campamentos 10 Cuando emprendas una campaña contra tus enemigos, evita cuidadosamente toda acción indecente. 11 Si alguno de ustedes ha caído en estado de impureza a causa de una polución nocturna, saldrá fuera del campamento y no volverá a entrar en él. 12 Pero al llegar la tarde se levará, y al ponerse el sol entrará de nuevo en el campamento. 13 Tendrás, asimismo, un lugar fuera del campamento para hacer allí tus necesidades. 14 También llevarás una estaca en tu equipaje, y cuando salgas afuera para hacer tus necesidades, cavarás un hoyo con la estaca y luego lo volverás a tapar para cubrir tus excrementos. 15 Porque el Señor, tu Dios, recorrerá el campamento para protegerte y para poner a tus enemigos en tus manos. Por eso tu campamento será un lugar santo, y el Señor no debe ver en él nada indecente. De lo contrario se aparta de ti. 

 La protección del esclavo fugitivo 16 No entregarás al esclavo que acuda a ti huyendo de su dueño. 17 Se quedará contigo, entre los tuyos, en el lugar que él elija, en la ciudad que más le agrade; y no lo molestarás. La prostitución sagrada 18 Ningún hombre o mujer israelita practicará la prostitución sagrada. 19 No llevarás a la Casa del Señor, tu Dios, la paga de una prostituta ni el salario de un perro, cualquiera sea el voto que hayas hecho: porque ambos son una abominación para el Señor, tu Dios. 

El préstamo a interés 20 No obligues a tu hermano a pagar interés, ya se trate de un préstamo de dinero, de víveres, o de cualquier otra cosa que pueda producir interés. 21 Podrás prestar a interés al extranjero, pero no a tu compatriota, para que el Señor, tu Dios, te bendiga en todas tus empresas, en la tierra de la que vas a tomar posesión. El cumplimiento de los votos 22 Si hacer un voto al Señor, tu Dios, no tardes en cumplirlo, porque él no dejará de pedirte cuenta, y si no lo cumples, cometerás un pecado. 23 Si te abstienes de hacer votos, no cometes ningún pecado. 24 Sé un hombre de palabra, y cumple el voto que hagas espontáneamente al Señor, tu Dios, expresándolo con tus propios labios. 

 Concesiones en favor de los pobres 25 Si entras en la viña de tu prójimo, podrás comer todas las uvas que quieras, hasta quedar saciado, pero no guardarás nada en tu bolsa. 26 Si pasas por los sembrados maduros de tu prójimo, podrás arrancar espigas con la mano, pero no aplicarás la hoz.


Capítulo 24
El divorcio
L1 Si un hombre se casa con una mujer, pero después le toma aversión porque descubre en ella algo que le desagrada, y por eso escribe un acta de divorcio, se la entregará y la despedirá de su casa. 2 Una vez que esté fuera de su casa, si la mujer se desposa con otro 3 y este último también la rechaza, escribe un acta de divorcio y la despide, o bien muere. 4 su primer marido no podrá volver a tomarla por esposa, puesto que ella ha sido mancillada. Esto sería abominable a los ojos del Señor, y tú no puedes manchar con un pecado la tierra que el Señor, tu Dios, te da en herencia. Leyes humanitarias 5 Si un hombre acaba de casarse, no saldrá a combatir ni se le impondrá ninguna obra obligación. quedará libre por un año para ocuparse de su casa y contentar a la mujer que tomó por esposa. 6 Nadie tomará en prenda un molino de mano y ni siquiera la piedra movible del molino, porque ello sería tomar en prenda la vida de una persona. 7 Si se descubre que alguien ha raptado a uno de sus hermanos israelitas –sea que lo haya maltratado o que lo haya vendido– el ladrón morirá. Así harás desaparecer el mal de entre ustedes. 8 Cuando se produzcan casos de lepra, cuida muy bien de hacer exactamente lo que les indiquen los sacerdotes levitas. Pongan cuidado en practicar lo que yo les he mandado. 9 Acuérdate de lo que el Señor, tu Dios, hizo con Miriam durante el viaje, después que ustedes salieron de Egipto. 10 Si prestas algo a tu prójimo, no entres en su casa a retirar la prenda. 11 Quédate afuera, mientras el hombre a quien concediste el préstamo te trae la prenda. 12 Y si es una persona de condición humilde, no vayas a dormir con su prenda. 13 Se la entregarás al ponerse el sol, para que pueda acostarse con su ropa. Así él te bendecirá, y tú habrás realizado una obra de justicia a los ojos del Señor, tu Dios. 14 No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas, o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país. 15 Págale su jornal ese mismo día, antes que se ponga el sol, porque él está necesitado, y su vida depende de su jornal. Así no invocará al Señor contra ti, y tú no te harás responsable de un pecado. 16 Los padres no morirán por culpa de los hijos ni los hijos por culpa de los padres. Cada cual morirá por su propio pecado. 17 No conculcarás el derecho del extranjero o del huérfano, ni tomarás en prenda el vestido de la viuda. 18 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que el Señor tu Dios, te rescató de allí. Por eso te ordeno obrar de esta manera. 19 Cuando recojas la cosecha en tu campo, si olvidas en él una gavilla, no vuelvas a buscarla. Será para el extranjero, el huérfano y la viuda, a fin de que el Señor, tu Dios, te bendiga en todas tus empresas. 20 Cuando sacudas tus olivos, no revistes después las ramas. El resto será para el extranjero, el huérfano y la viuda. 21 Cuando recojas los racimos de tu viña, no vuelvas a buscar lo que haya quedado. Eso será para el extranjero, el huérfano y la viuda. 22 Acuérdate siempre que fuiste esclavo en Egipto, Por eso te ordeno obrar de esta manera.

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