sábado, 22 de marzo de 2014

1° Lectura. Mateo 20:1-16

P
orque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. 2 Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña. 3 Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, 4 les dijo: "Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo". 5 Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. 6 Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: "¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?". 7 Ellos les respondieron: "Nadie nos ha contratado". Entonces les dijo: "Vayan también ustedes a mi viña". 8 Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: "Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros". 9 Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. 10 Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. 11 Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, 12 diciendo: "Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada". 13 El propietario respondió a uno de ellos: "Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? 14 Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. 15 ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?". 16 Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».


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