lunes, 9 de junio de 2014

4° Lectura. 2° Macabeos 4:1-22

Capítulo 4
El susodicho Simón, delator del Tesoro del Templo y traidor de la patria, calumniaba a Onías, como si fuera este el que había maltratado a Heliodoro y el causante de sus desgracias. 2 Al bienhechor de la ciudad, al defensor de sus compatriotas, al ferviente cumplidor de las leyes, se atrevía a calificarlo de conspirador contra el Estado. 3 La hostilidad llegó a tal punto que uno de los partidarios de Simón cometió varios asesinatos. 4 Entonces Onías, considerando que aquella rivalidad era peligrosa y que Apolonio, hijo de Menesteo, gobernador de Celesiria y de Fenicia, fomentaba la maldad de Simón, 5 se hizo presentar delante del rey, no para acusar a sus conciudadanos, sino por el bien general de todo su pueblo y de cada uno en particular. 6 El veía, efectivamente, que sin una intervención real, era imposible lograr la pacificación y contener los desatinos de Simón. 7 Después que murió Seleuco y le sucedió en el trono Antíoco, llamado Epífanes, Jasón, hermano de Onías, usurpó fraudulentamente el sumo sacerdocio, 8 prometiendo al rey en una entrevista trescientos sesenta talentos de plata, y ochenta de otras rentas. 9 Se comprometió, además, por escrito a pagar otros ciento cincuenta talentos, si se le concedía la facultad de instalar por su propia cuenta un gimnasio y un ateneo juvenil y de inscribir en un registro a los antioquenos residentes en Jerusalén. 10 Con el asentimiento del rey y teniendo los poderes en su mano, comenzó rápidamente a introducir entre sus compatriotas el estilo de vida de los griegos. 11 Suprimió los humanitarios privilegios que los reyes habían concedido a los judíos, por intermedio de Juan, padre de Eupólemo, el mismo Eupólemo que fue enviado como embajador para hacer una alianza de amistad con los romanos; derogó las instituciones legales e introdujo nuevas costumbres contrarias a la Ley; 12 así se dio el gusto de fundar un gimnasio al pie mismo de la Acrópolis e indujo a lo mejor de la juventud a los ejercicios atléticos. 13 Era tal el auge del helenismo y el avance de la moda extranjera, debido a la enorme perversidad de Jasón –el cual tenía más de impío que de Sumo Sacerdote – 14 que ya los sacerdotes no tenían ningún celo por el servicio del altar, sino que despreciaban el Templo. Apenas se daba la señal de lanzar el disco, dejaban de lado los sacrificios y se apresuraban a participar en los ejercicios de la palestra, que eran contrarios a la Ley. 15 Sin mostrar ningún aprecio por los valores nacionales, juzgaban las glorias de los griegos como las mejores. 16 Pero esto mismo los puso en grave aprieto, porque después tuvieron como enemigos y opresores a aquellos mismos cuya conducta emulaban y a los cuales querían imitar en todo. 17 Porque no se violan en vano las leyes divinas: así lo va a demostrar la etapa siguiente. 18 Cuando se celebraron en Tiro los juegos quinquenales con la asistencia del rey, 19 el infame Jasón envió como representantes de Jerusalén a algunos antioquenos, en calidad de observadores, con un presente de trescientas dracmas de oro para el sacrificio de Hércules. Pero ellos consideraron que era un inconveniente emplearlas para el sacrificio y que debían aplicarlas a otra clase de gastos. 20 De esta manera, el dinero asignado por el donante al sacrificio de Hércules fue destinado, por voluntad de los portadores, a la construcción de trirremes. 21 Apolonio, hijo de Menesteo, fue enviado a Egipto con motivo de la entronización del rey Filométor. Cuando Antíoco supo que aquel se había convertido en su adversario político, se preocupó por su propia seguridad. Por eso, al pasar por Jope, se desvió hacia Jerusalén. 22 Allí fue solemnemente recibido por Jasón y por la ciudad, e hizo su entrada en medio de antorchas y aclamaciones. Después de esto, fue a acampar con sus tropas a Fenicia.

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