domingo, 15 de junio de 2014

2° Lectura. 2° Samuel 4-5

Capítulo 4
Asesinato de Isbaal y castigo de los homicidas
Cuando el hijo de Saúl se enteró de que Abner había muerto en Hebrón, quedó muy desalentado, y todo Israel fue presa del pánico. 2 Ahora bien, el hijo de Saúl tenía dos jefes de bandas armadas; uno se llamaba Baaná y el otro Recab, hijos de Rimón de Beerot, y eran benjaminitas, porque a Beerot también se la consideraba parte de Benjamín. 3 Los de Beerot habían huido a Guitaim, y allí han residido como forasteros hasta el día de hoy. 4 Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado de ambos pies. Este era un niño de cinco años cuando llegó a Izreel la noticia de la muerte de Saúl y Jonatán. Su niñera lo tomó consigo y huyó; pero lo hizo con tanta precipitación, que el niño se cayó y quedó rengo. Su nombre era Meribaal. 5 Recab y Baaná, los hijos de Rimón de Beerot, se pusieron en camino, y a la hora de más calor llegaron a la casa de Isbaal, que estaba durmiendo la siesta. 6 Se introdujeron en el interior de la casa, como si estuvieran llevando trigo, e hirieron a Isbaal en el bajo vientre. Luego se pusieron a salvo. 7 Al entrar en la casa, mientras Isbaal estaba acostado en el lecho de su dormitorio, Recab y su hermano Baaná lo habían herido mortalmente y le habían cortado la cabeza. Después se llevaron la cabeza y marcharon toda la noche por el camino de la Arabá. 8 Así presentaron a David, en Hebrón, la cabeza de Isbaal y dijeron al rey: «Aquí está la cabeza de Isbaal, hijo de Saúl, tu enemigo, el que intentó matarte. El Señor ha permitido hoy que mi señor, el rey, se vengara de Saúl y de su descendencia». 9 Pero David respondió a Recab y a su hermano Baaná, los hijos de Rimón de Beerot: «¡Por la vida del Señor, que me libró de todo peligro! 10 Al que me anunció que había muerto Saúl, creyendo ser portador de una buena noticia, lo tomé y lo ajusticié en Siquelag, pagándole así esa buena noticia. 11 Con mucha más razón, ahora que unos hombres malvados han matado a un inocente en su propia casa y sobre su lecho, ¿no tendré que pedirles cuenta de su sangre y borrarlos de la tierra?». 12 Entonces David dio una orden a los jóvenes, y ellos los mataron. Luego les cortaron las manos y los pies, y los colgaron junto a la cisterna de Hebrón. En cuanto a la cabeza de Isbaal, la recogieron y la enterraron en la tumba de Abner, en Hebrón.

David, rey de Judá y de Israel

Capítulo 5
David ungido rey de Israel

Todas las tribus de Israel se presentaron a David en Hebrón y le dijeron: «¡Nosotros somos de tu misma sangre! 2 Hace ya mucho tiempo, cuando aún teníamos como rey a Saúl, eras tú el que conducía a Israel. Y el Señor te ha dicho: «Tú apacentarás a mi pueblo Israel y tú serás el jefe de Israel». 3 Todos los ancianos de Israel se presentaron ante el rey en Hebrón. El rey estableció con ellos un pacto en Hebrón, delante del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel. 4 David tenía treinta años cuando comenzó a reinar y reinó cuarenta años. 5 En Hebrón reinó siete años y seis meses sobre Judá, y en Jerusalén, treinta y tres años sobre todo Israel y Judá. La conquista de Jerusalén 6 El rey avanzó con sus hombres sobre Jerusalén, contra los jebuseos que habitaban en el país. Pero estos dijeron a David: «Tú no entrarás aquí. Los ciegos y los inválidos bastarán para impedírtelo». Con esto querían decir: «David nunca podrá entrar aquí». 7 Sin embargo, David conquistó la fortaleza de Sión, es decir, la Ciudad de David. 8 Aquel día, él había dicho: «El que quiera derrotar a los jebuseos, que se meta por el canal. En cuanto a los ciegos y a los inválidos, David siente aversión por ellos». Por eso se dice: «El ciego y el lisiado no entrarán en la Casa». 9 David se instaló en la fortaleza, y la llamó Ciudad de David. Luego construyó la ciudad en derredor, desde el Terraplén hacia el interior. 10 Así David se iba engrandeciendo cada vez más, y el Señor, el Dios de los ejércitos, estaba con él. La casa y la familia de David en Jerusalén 11 Jiram, rey de Tiro, envió una embajada a David, con madera de cedro, carpinteros y talladores de piedra, para que le edificaran una casa. 12 David reconoció entonces que el Señor lo había confirmado como rey de Israel y que había enaltecido su realeza por amor a su pueblo Israel. 13 David tomó otras concubinas y esposas después que llegó a Hebrón, y le nacieron más hijos e hijas. 14 Estos son los nombres de los hijos que tuvo en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 15 Ibjar, Elisúa, Néfeg, Iafía, 16 Elisamá, Eliadá y Elifélet. Dos victorias de David sobre los filisteos 17 Cuando los filisteos oyeron que habían ungido a David rey de Israel, subieron todos para atacarlo. David se enteró y bajó al refugio. 18 Los filisteos llegaron y se desplegaron en el valle de Refaím. 19 Entonces David consultó al Señor, diciendo: «¿Debo subir contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?». El Señor respondió a David: «Sube, porque ciertamente pondré a los filisteos en tus manos». 20 En seguida David se dirigió hacia Baal Perasím, y allí los derrotó, David dijo: «El Señor ha abierto ante mí una brecha entre mis enemigos, como una brecha abierta por las aguas». 21 Como los filisteos habían abandonado allí sus ídolos, David y sus hombres se los llevaron. 22 Luego los filisteos subieron una vez más, y se desplegaron por el valle de Refaím. 23 David consultó al Señor, y él respondió: «No subas de frente; da una vuelta por detrás de ellos, y atácalos por el lado de las moreras. 24 Cuando oigas un ruido como de pasos por las copas de las moreras, irrumpe decididamente, porque entonces el Señor saldrá delante de ti para derrotar el campamento de los filisteos». 25 David lo hizo tal como se lo había ordenado el Señor, y derrotó a los filisteos desde Gabaón hasta la entrada de Guezer.

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