jueves, 13 de febrero de 2014

1° Lectura HEBREOS 9:23-28 - 10: 1-18


23 Ahora bien, si las figuras de las realidades celestiales debieron ser purificadas de esa manera, era necesario que esas mismas realidades también lo fueran, pero con sacrificios muy superiores.
24 Cristo, en efecto, no entró en un Santuario erigido por manos humanas –simple figura del auténtico Santuario– sino en el cielo, para presentarse delante de Dios en favor nuestro.
25 Y no entró para ofrecerse así mismo muchas veces, como lo hace el Sumo Sacerdote que penetra cada año en el Santuario con una sangre que no es la suya.
26 Porque en ese caso, hubiera tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. En cambio, ahora él se ha manifestado una sola vez, en la consumación de los tiempos, para abolir el pecado por medio de su Sacrificio.
27 Y así como el destino de los hombres es morir una sola vez, después de lo cual viene el Juicio,
28 así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud, aparecerá por segunda vez, ya no en relación con el pecado, sino para salvar a los que lo esperan.

Capítulo 10
1 La Ley, en efecto –al no tener más que la sombra de los bienes futuros y no la misma realidad de las cosas– con los sacrificios repetidos año tras año en forma ininterrumpida, es incapaz de perfeccionar a aquellos que se acercan a Dios.
2 De lo contrario, no se hubieran ofrecido más esos sacrificios, porque los que participan de ellos, al quedar purificados una vez para siempre, ya no tendrían conciencia de ningún pecado.
3 En cambio, estos sacrificios renuevan cada año el recuerdo del pecado,
4 porque es imposible que la sangre de toros y chivos quite los pecados.
5 Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: "Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo.
6 No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios.
7 Entonces dije: Aquí estoy, yo vengo –como está escrito de mí en el libro de la Ley– para hacer, Dios, tu voluntad".
8 El comienza diciendo: "Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios", a pesar de que están prescritos por la Ley.
9 Y luego añade: "Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad". Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo.
10 Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados pro la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.
11 Cada sacerdote se presenta diariamente para cumplir su ministerio y ofrecer muchas veces los mismos sacrificios, que son totalmente ineficaces para quitar el pecado.
12 Cristo, en cambio, después de haber ofrecido por los pecados un único Sacrificio, se sentó para siempre a la derecha de Dios,
13 donde espera que sus enemigos sean puestos debajo de sus pies.
14 Y así, mediante una sola oblación, él ha perfeccionado para siempre a los que santifica.
15 El Espíritu Santo atestigua todo esto, porque después de haber anunciado:
16 "Esta es la Alianza que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Yo pondré mis leyes en su corazón y las grabaré en su conciencia,
17 y no me acordaré más de sus pecados ni de sus iniquidades".
18 Y si los pecados están perdonados, ya no hay necesidad de ofrecer por ellos ninguna oblación.


No hay comentarios:

Publicar un comentario