Sofar de Naamá respondió, diciendo:
2 ¿No habrá una respuesta para tanto palabrerío? ¿Tendrá siempre razón el que habla demasiado?
3 ¿Tu locuacidad hará callar a los demás y te burlarás sin que nadie te confunda?
4 Tú has dicho: «Mi doctrina es pura y estoy limpio ante tus ojos».
5 En cambio, si Dios hablara y abriera sus labios contra ti;
6 si te revelara los secretos de la sabiduría, tan sutiles para el entendimiento, sabrías que Dios olvida una parte de tu culpa.
7 ¿Puedes tú escrutar las profundidades de Dios o vislumbrar la perfección del Todopoderoso?
8 Ella es más alta que el cielo: ¿qué puedes hacer tú? Es mas honda que el Abismo: ¿qué puedes entender?
9 Por su extensión, es más larga que la tierra y más ancha que el mar.
10 Si Dios pasa y aprisiona, y si convoca a juicio, ¿quién se lo impedirá?
11 El conoce a los hombres falsos, ve la maldad ¿y no la sabrá discernir?
12 Pero un necio asentará cabeza cuando se domestique un asno salvaje de la estepa.
13 En cuanto a ti, si enderezas tu corazón y extiendes tus manos hacia Dios,
14 si alejas la maldad que hay en tus manos y no dejas que la injusticia habite en tu carpa,
15 entonces sí erguirás tu frente inmaculada, estarás firme y nada temerás.
16 Así te olvidarás de las penas, las recordarás como una correntada pasajera.
17 La vida se alzará más radiante que el mediodía, la oscuridad será como una alborada.
18 Estarás seguro, porque habrá una esperanza; observarás a tu alrededor, y te acostarás tranquilo.
19 Descansarás sin que nadie te perturbe y muchos tratarán de ganarse tu favor.
20 Pero los ojos de los malvados se consumen, les falta todo refugio y el último suspiro será su única esperanza.
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